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Capítulo 2— ¿Dejar a Seth?

Capítulo 2— ¿Dejar a Seth?

Narrador

Sintiendo el vestido cada vez más asfixiante, Nebra empezó a sentir la necesidad de salir de allí, huir del lugar. Federico, durante toda la fiesta, no le había quitado la mirada de encima, lo cual la incomodaba en sobremanera. Pidiendo disculpas a los presentes, se colocó de pie de la mesa familiar para colarse al baño de damas por algo de aire, y caminando hasta este, dio un respingo, cuando su hermana, Dalia, la siguió en silencio, tomándola por sorpresa

— Casi me matas del susto, Dalia

Soltando un sollozo llevando las manos a su pecho al verla entrar en el sanitario, Nebra recargó ambas manos en el lavado intentando procesar todo lo que estaba pasando, y llegando a su lado la jovencita de solo diecisiete años, preguntó conociéndola muy bien

— ¿Acaso esperabas a alguien más, Nebra?

Enarcando una ceja, Dalia cruzó los brazos a la altura de su pecho mientras esperaba una respuesta, y liberando el aire retenido, Nebra negó

— Por supuesto que no... Es solo que esperaba estar a solas.

Negando, Dalia supo enseguida que Nebra mentía de manera descarada, y apoyando una mano en su hombro, preguntó

— ¿Él es Federico, cierto? ¿El mismo hombre del que esperabas un hijo?

Llevando ambas manos a su rostro, Nebra reprimió las lágrimas al recordar al pequeño que no logró ver nacer por culpa de este hombre, y soltando un sollozo, admitió, sabiendo que su secreto estaba a salvo

— Así es Dalia. Es él... Ahora resulta que él es el padre de Seth...

Pensando que tenía la peor suerte del mundo al ser el padre de Seth el mismo hombre con quien tuvo un romance en el pasado. Nebra respiró un par de veces, intentando contenerse antes de regresar a la mesa, y fingir amar a su salvador, y abrazándola de pronto, Dalia murmuró

— Sé lo que significó, Federico para ti, pero no puedes olvidar todo lo que ese tipo te hizo, Nebra.

Asintiendo un par de veces con sus ojos cristalizados, Nebra se separó de Dalia, quien era su única razón para vivir, y sonriendo débilmente, soltó tomando su mano.

— Lo sé, Dalia. Eso no puedo olvidarlo. Ahora, debemos regresar. Seth espera a su esposa, y el show debe continuar

Apretando sus labios, sabiendo que lo que su hermana estaba haciendo no era nada fácil, Dalia bajo su rostro antes de caminar a la puerta, y tomando esta antes de salir, murmuró

— Nebra, eres una mujer fuerte, mi ejemplo a seguir. No olvides lo mucho que te quiero, y admiro.

Observándola con sus ojos cristalizados, Dalia salió a la fiesta en donde los presentes celebraban la unión de Nebra, y Seth, sin saber que todo era un arreglo para el obtener la dirección de la empresa familiar, y escuchando como la puerta del baño era abierta de nuevo, Nebra dijo sin mirar de quien se trataba, pensando que era su hermana quien se había regresado.

— No me digas que has vuelto por un abrazo, porque sabes que odio lo sentimental que eres.

Dignándose a elevar su vista después de unos segundos en silencio mientras lavaba sus manos, Nebra vio a través del espejo a Federico, quien solo la observaba con el mentón elevado.

— No sé a quién esperabas, pero no estaría tan mal si abrazas a tu nuevo suegro.

Frunciendo el entrecejo de su frente, Nebra se colocó erguida al ver ante ella al responsable de su sufrimiento, y girándose para verlo a la cara, dijo con repulsión

— Federico Arias...

Dando un par de pasos para acercarse a ella, el antes mencionado recorrió a Nebra, con su mirada de arriba a abajo, e introduciendo las manos en su bolsillo, respondió

— Así es... Ese soy yo, el padre del hombre con el que te acabas de casar

Tragando grueso ante esa realidad, Nebra elevó su mentón, deseando parecer que su presencia no removió nada en ella cuando sí lo hizo, y abriendo su boca, preguntó

— ¿Qué mierdas quieres, Federico? ¿Qué haces aquí corriendo el riesgo de que todos nos vean?

Sonriendo de lado con ciertos aires de superioridad, este negó al ver que Nebra no había cambiado desde la última vez que la vio. Seguía siendo desafiante, y obstinada como él la recordaba, lo que ocasionó su separación en el pasado.

—Solo vine aquí, por qué quiero saber ¿Qué crees que haces? ¿Casarte con Seth? ¿Acaso, al ver que no lograste atarme a ti, engatusaste a mi hijo?

Formando sus manos un puño, Nebra se contuvo para no mandarlo a la m****a en ese preciso instante, y empezando a reír, respondió

— Pues lamento decepcionarte, pero las cosas no son como tú piensas. Me casé con Seth por amor, porque es un hombre realmente maravilloso, y no por interés... Y por si lo olvidas, lo nuestro terminó, por tu culpa, después de obligarme a perder a nuestro hijo

Observándola verdaderamente molesto al recordarle esto, Federico se mantuvo firme en el mismo punto, y manteniéndose en silencio unos segundos, dijo

— Sabes muy bien que ese niño no tenía que nacer, que era un verdadero error... De haber nacido, se habría echado a perder todo.

Sintiendo cómo la herida que creía cerrada se abría, los ojos de Nebra se cristalizaron al recordar al pequeño que esperaba, y empezando a reír por lo ingenua que había sido al creer que él en verdad la amaba, soltó

— Cierto que si él nacía tu matrimonio ideal, el que no sabía que existía, se acabaría... Perdón, don Federico, por creer todas tus mentiras, por creer que me amabas de verdad.

Deseando salir de allí, Nebra pasó por su lado, y elevando su mano, Federico la sostuvo de su brazo antes de escapar.

— ¡Deja a Seth! Divorciate de él, y regresa conmigo...

Desviando la mirada a la mano que reposaba en su brazo, Nebra se mantuvo estática, por lo que acababa de escuchar ¿Dejar a Seth?, y tragando grueso, Federico siguió

— Permitiré que te embaraces de nuevo si es lo que quieres, que cumplas tu sueño de ser madre, pero debes dejarlo primero.

Observándolo a la cara, Nebra abrió su boca buscando las palabras necesarias para responder a tal propuesta, y sabiendo que ella aún lo amaba, siguió

— Solo sal de aquí, y acaba con este teatro de una buena vez. Tú, y yo sabemos que no lo amas.

Llegando a su mente los recuerdos de lo sucedido, Nebra tiró de su brazo sin pensarlo dos veces, y zafándose de su agarre, sonrió llena de incredulidad.

— Eres increíble, Federico. Durante el año que fui tu amante, inocente de la existencia de tu esposa, jamás te escuché tan desesperado. ¿Dejarme tener un hijo? Un niño que acabaría con la imagen de esposo perfecto que quieres transmitir. Esto es asombroso. La ambición te ha hecho caer muy bajo

Apretando sus labios al ver que la mujer ante él, no era la misma Nebra que creía todo lo que el decía, Federico supo que estaba en graves problemas

—No me da la gana. Amo a Seth, y así intentes matarme, no lo dejaré.

Con un par de lágrimas rodando por sus mejillas, Nebra le dio una última mirada a Federico, antes de salir del sanitario con algo de prisa, y chocando con una persona que no vio un par de pasos después, escuchó

—¿Estás bien?

Su tono característico hizo que la piel de Nebra se erizara al ver de quién se trataba, y limpiando las lágrimas al ser escaneada por sus enigmáticos ojos azules, solo asintió.

—Discúlpame, Seth, salí de prisa, y no te vi.

Centrando la mirada en el baño del que recién salía Nebra. Seth regresó la mirada a ella algo inquieto, y llevando la mano a su cintura, preguntó

— ¿Lista para seguir con este teatro?

Nebra, un poco nerviosa, apretó sus labios antes de seguir, y siendo guiada por su ahora esposo, regresaron a la fiesta en donde fueron el centro de atención como la nueva pareja.

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