Capítulo 1— El acuerdo de sus vidasNarradorSeth estaba de pie frente al altar, sus manos entrelazadas detrás de la espalda para contener el leve temblor que traía la ansiedad. No había amor en este matrimonio, solo un acuerdo frío y estratégico. Para Seth, esto era un trámite, un paso más en el tablero de ajedrez de su vida. O eso había pensado hasta ese momento.El murmullo entre los presentes se apagó cuando un rayo de luz bañó la silueta de su futura esposa.Seth se obligó a respirar, pero el aire le quedó atrapado en el pecho al verla caminar hacia él. El vestido blanco parecía flotar a su alrededor. Su cabello caía en suaves ondas, y un velo delicado enmarcaba un rostro que parecía diseñado para tentar a los hombres. No era solo su belleza lo que lo descolocaba, era algo más profundo, algo que no había anticipado.Su garganta se secó, y un calor extraño subió desde su pecho hasta su cuello y un hormigueo lo recorrió por completo.La lógica y la frialdad que lo habían llevado ha
Capítulo 2— ¿Dejar a Seth?NarradorSintiendo el vestido cada vez más asfixiante, Nebra empezó a sentir la necesidad de salir de allí, huir del lugar. Federico, durante toda la fiesta, no le había quitado la mirada de encima, lo cual la incomodaba en sobremanera. Pidiendo disculpas a los presentes, se colocó de pie de la mesa familiar para colarse al baño de damas por algo de aire, y caminando hasta este, dio un respingo, cuando su hermana, Dalia, la siguió en silencio, tomándola por sorpresa— Casi me matas del susto, DaliaSoltando un sollozo llevando las manos a su pecho al verla entrar en el sanitario, Nebra recargó ambas manos en el lavado intentando procesar todo lo que estaba pasando, y llegando a su lado la jovencita de solo diecisiete años, preguntó conociéndola muy bien— ¿Acaso esperabas a alguien más, Nebra?Enarcando una ceja, Dalia cruzó los brazos a la altura de su pecho mientras esperaba una respuesta, y liberando el aire retenido, Nebra negó— Por supuesto que no... E
Capítulo 3— AbrumadaNarradorContinuando con la fiesta, en un par de ocasiones a Seth, y a Nebra les tocó mantenerse en el papel de esposos, en donde no solo tuvieron que tomarse de las manos para un par de fotografías, sino que también tendrían su primer baile juntos, lo cual los tenía muy nerviosos.—No olvides sonreír, los ojos de todos están puestos en nosotros.Llevando una mano a la cintura de Nebra, este sintió cómo una descarga eléctrica recorría su espina dorsal, y tirando de ella con delicadeza, la atrajo a su cuerpo mientras tomaba su otra mano para empezar a moverse al ritmo del vals que empezaba a sonar.—Pareces una novia real, Nebra.Centrando su mirada en ella, Seth murmuró sin dejar de moverse al ritmo de la melodía, y abriendo su boca en busca de aire, ella se mantuvo en silencio unos segundos sin saber qué decir. Por más que él le había salvado la vida aquel día, y le había dado asilo en su casa, tras Federico dejarla en la calle, no era que ellos eran grandes amig
Capítulo 4— Error NarradorManteniéndose en silencio mientras se dirigían al destino previsto para la luna de miel, Nebra se encontraba sumergida en sus pensamientos, lo sucedido durante la fiesta la tenía trastocada, no solo el hecho de descubrir que Federico era el padre de Seth, sino también el beso compartido, ese beso en donde sintió algo más que un simple contacto físico. Con su mirada fija en la ventana del avión, como si hubiese algo muy interesante afuera, las imágenes no dejaban de llegar a su cabeza sin dejar de repetirse, y exhalando algo de aire, supo que tenía que detenerse o enloquecería.Por otra parte, Seth por más sereno que parecía, en su interior una guerra tenía lugar. Los pensamientos no dejaban de perturbarlo. La decisión tomada de casarse, justo en este instante, empezaba a pesar, haciéndolo cuestionarse si había hecho lo correcto. Remojando sus labios, este pasó las manos por su rostro en un intento por mantener la calma, y mirando de reojo a su ahora esposa,
Capítulo 5— La guerra se avecina NarradorDescendiendo del vehículo justo al pie del enorme edificio Green, Seth observó este en completo silencio; apenas regresaba de su luna de miel justo como lo planeó, por lo que venía dispuesto a tomar lo que por derecho le pertenecía—Tu abuelo te está esperando, la junta ha iniciado.Colocándose de pie a su lado, Martín agregó, sabiendo que esto era difícil para su amigo, quien solo cerró la puerta a sus espaldas sin decir nada; y empezó a caminar al interior de la empresa familiar.—Al finalizar la reunión con los accionistas, tu madre te espera en casa para una cena de bienvenida. ¿Asistirás? Por supuesto, no olvides que Nebra debe acompañarteIniciando con el itinerario del día, su asistente lo seguía muy de cerca mientras le indicaba los pendientes, y deteniendo sus pasos. Al llegar a la puerta del elevador en el enorme lobby del edificio, él le pidió guardar silencio antes de seguir.—¡Martín, por favor! No sigas. Sabes muy bien que al sa
Capítulo 6— Un simple beso Narrador:Seth cerró la puerta tras de sí, dejando caer las llaves sobre la mesa del recibidor. Mientras se quitaba el saco y lo colgaba en el respaldo de una silla, vio a Nebra en el sofá, con su laptop sobre las piernas. La luz de la pantalla iluminaba suavemente su rostro, pero al notar su presencia, ella la cerró y lo miró con curiosidad.—¿Todo bien? —preguntó Nebra, notando su expresión pensativa.Seth se frotó la nuca y soltó un leve suspiro antes de acercarse.—Acabo de enterarme de que esta noche tenemos una cena en casa de mis padres —dijo, directo al punto.—¿De tus padres? —preguntó Nebra, sorprendida. —¿Por qué no me dijiste nada?—Porque yo mismo me acabo de enterar —admitió. —Martín me lo comentó al final de la reunión. Parece que mi madre decidió organizar algo y, según él, es importante que vayamos.Nebra asintió, mientras sintió cómo el estómago se le encogía. Una cena en casa de sus suegros no solo significaba conocerlos un poco más, sino
Capítulo 7— Cena "Familiar"Narrador:El salón estaba iluminado de forma tenue, con una elegancia sobria que contrastaba con la tensión que Nebra sentía en el pecho. Federico estaba sentado en uno de los sillones de cuero oscuro, con una copa de vino en la mano. Al escuchar los pasos, levantó la vista, y una sonrisa fría se formó en su rostro.—Seth, Nebra. Qué bueno que están aquí —dijo con esa voz suave que lograba incomodar a cualquiera que lo conociera bien.Seth lo saludó con un asentimiento breve, sin molestarse en devolver la sonrisa.—Padre.Federico no insistió en prolongar el intercambio con su hijo y se levantó para acercarse a Nebra. La forma en que sus ojos se fijaron en ella hizo que su piel se erizara, pero mantuvo la compostura.—Nebra, qué gusto tenerte en casa. —Su tono era cortés, pero el matiz subyacente era inconfundible para ella. Se inclinó para besarle la mejilla, dejando su mano en la parte baja de su espalda un segundo más de lo necesario.El contacto la hizo