Alicia había crecido en un hogar en donde lo único que veía constantemente era el maltrato de su padre hacia su madre, el supuesto accidente que había tenido su padre la había dejado muy marcada, no podía olvidar aquella escena en donde Rosy lo empujaba por las escaleras para que cayera al vacío. Aún no tenía claro si había sido realmente un accidente o había sido una decisión de su madre para acabar con él definitivamente.
Por su parte Rosi siempre trataba de defenderse e imponer su versión de los hechos afirmando que ella no lo había hecho adrede y que todo había sido un accidente producto del forcejeo y de tratar de defenderse de los golpes que le propinaba Antonio. Según los diagnósticos que habían determinado los médicos a través de los años, no iba a volver a caminar y era muy difícil que recuperara de nuevo el habla, por lo que tal vez estaría condenado a pasar el resto de su vida postrado en una silla de ruedas y dependiendo de los cuidados de una enfermera, que en este caso sería Diana, la que había sido su amante por mucho tiempo y que estaba dispuesta a todo para ayudarlo a su recuperación a escondidas de Rosi. Rosi le guardaba mucho rencor y aprovechaba los momentos que estaba con Antonio a solas para tratarlo muy mal, aprovechando su condición de que no podía hablar ni moverse, para vengarse de todo el daño que le había hecho durante años. (…) Rosy no paraba de pensar en la conversación que había tenido con Galeano, se estaba dando cuenta de que a pesar de que ella misma se prohibía enamorarse de él por la diferencia de edad que existía entre ambos, estaba muy dolida al saber que él estaba teniendo otra relación con una chica mucho más joven con la que pensaba contraer matrimonio. No podía lograr quedarse tranquila y aprovechando la ausencia de Alicia que había salido de casa, pensó en llamar a Galeano e invitarlo a salir. Ella nunca acostumbraba a tomar la iniciativa sino que siempre esperaba a que él la llamara, pero estaba tan celosa de esa otra chica que quería sentir que aun provocaba interés en él. Comenzó a llamarlo a su celular pero para su sorpresa Galeano no le contestó la llamada ya que en ese preciso momento se encontraba con su prometida en casa de sus padres planificando la fecha de la boda. Para Rosi resultó ser algo muy extraño ya que Galeano siempre contestaba a todas sus llamadas, Pero esta vez algo estaba ocurriendo y eso provocó en ella mucho enojo e incertidumbre lo que hizo que se pusiera muy ansiosa y llena de coraje imaginando que tal vez él se encontraba con aquella joven a la que ya había declarado como su rival. (…) Mientras Rosi caminaba de un lado a otro de su habitación tomando una copa de licor para poder controlar su ansiedad, en casa de Galeano estaba sucediendo lo que definiría su vida a partir de ese momento: Alicia estaba emocionada porque sentía que por fin su sueño de ser una mujer independiente y casarse con el hombre que tanto le gustaba estaba a punto de suceder. — Estoy muy feliz cariño de fijar la fecha de la boda, no sabes cuánto deseo que llegue ese día de entregarme a ti. Estoy ansiosa de que conozcas a mis padres y les pidas mi mano. Galeano con mucho nerviosismo le contestó mientras trataba de fingir una sonrisa ya que sus pensamientos estaban concentrados en Rosi: —Por supuesto que sí,claro que me gustaría conocer a tus padres y más aún porque no hablas mucho de ellos. — Sí tienes razón cariño, Lo que sucede es que no tengo una buena relación con mi madre y a pesar de que vivimos bajo el mismo techo estamos muy alejadas. Y mi padre desafortunadamente sufre de paraplejia después de haber sufrido un accidente aparatoso que lo ha condenado a estar por el resto de su vida en una silla de ruedas. — Lo siento muchísimo La verdad es que no me imaginaba que estabas viviendo una situación así, si te sientes incómoda hablando de tu familia no voy a ser yo quien te presione hacerlo, de todas formas debo ir a conocerlos para pedir tu mano formalmente. Galeano no estaba muy interesado en casarse y mucho menos le importaba conocer a la familia de su prometida, sin embargo, había accedido a casarse con ella, forzado por su padre que no estaba muy bien de salud y quería antes de morir, que Galeano tuviera un hogar y le diera un heredero, era su único hijo y esa fue la condición que le impuso para poder recibir toda su herencia Esa era la única razón por la que Galeano había aceptado casarse con Alicia, a él en el fondo lo único que le importaba era cumplir con la última voluntad de su padre y de esta forma poder recibir la tan anhelada herencia. De lo único que estaba seguro era del amor que sentía por Rosi. Pero lo que no se imaginaba era que la madre de su futura esposa era Rosi, su amante. (…) Días después… A pesar de que entre Rosi y Galeano habían dejado muy en claro que no iban a volver a verse, el deseo que sentían ambos por estar juntos había sido mucho más fuerte que su decisión. Así que apesar de que él ya había fijado la fecha de su boda, había continuado con sus salidas clandestinas con ella. Las cosas se habían invertido para Rosi ya que el solo hecho de saber que Galeano estaba a punto de casarse, aumentó su interés en él, ya que al saberlo prohibido ahora que estaba comprometido, despertó aún más su deseo de seguirlo viendo. (…) Aquella tarde Rosy había decidido no salir de casa y tomarse un merecido descanso para así poder relajarse y despejar su mente con respecto a su situación con Galeano. Antonio se encontraba como siempre en su habitación Al cuidado de Diana la enfermera, y Alicia había salido de casa desde muy temprano y como siempre acostumbraba no decía a dónde iba a ir. Rosi solo se imaginaba que tal vez estaría con ese supuesto amigo misterioso que tenía y del cual no quería contarle nada. Dentro de todo estaba muy relajada, se había puesto una pijama bastante sexy y con una abertura en la zona de los senos que le sentaba demasiado bien, colocó una música suave mientras disfrutaba de una copa de vino. Se sentó en el enorme sofá y solo pensaba en todos los momentos excitantes que había vivido en los últimos meses con Galeano. Pero su tranquilidad duró muy poco ya que escuchó abrirse la puerta de la entrada y enseguida exclamó: — ¿Eres tú Alicia? ¿Ya llegaste? — Hola madre. ¡Qué bueno que estés en casa! Alicia entró con una sonrisa a la enorme sala, la verdad se veía muy contenta. Se acercó a ella dándole un beso en la mejilla mientras le decía: — Vengo acompañada de alguien que está muy interesado en conocerte, lo dejé afuera mientras venía a avisarte. — ¿Pero por qué no me avisaste antes? Mira las fachas que tengo, no puedo recibir visitas en pijama. — No tienes que preocuparte de nada, además te ves divina como siempre. Aquí lo importante es que se conozcan porque muy pronto formará parte de nuestra familia. — ¿De qué estás hablando? No quiero decir lo que estoy pensando y espero que no se trate de eso. — Pues si lo que estás pensando es que se trata de mi prometido, pues déjame decirte que atinaste porque dentro de muy poco él y yo nos vamos a casar. — ¿Se puedes saber por qué no me habías hablado de esto antes? ¿Y ese joven se encuentra aquí en casa? No entiendo por qué te empeñas en hacer las cosas a escondidas, soy tu madre has debido decírmelo con anticipación. — Ya no soy una niña mamá, y no te había dicho nada antes, porque sabía que te ibas a oponer. Y por eso decidí traerlo de sorpresa. — No entiendo por qué me tienes que tratar como si no fuera tu madre, no me parece justo que yo sea la última persona en conocer a tu futuro esposo. ¿Acaso estás embarazada que piensas casarte tan apresuradamente. — ¡Claro que no! No se trata de eso, en realidad no quería que hicieras el drama que estas haciendo en este momento, pero si te vas a poner así, mejor le digo que se vaya y que venga el día que nos vayamos a casar, así no tendrás tiempo de impedir que me case con él. — ¡Alicia ¡ ¿A dónde vas? — Ya te dije, le diré que se vaya, creo que fue una mala idea traerlo de sorpresa. — Ya déjate de majaderías y dile a ese chico que pase de una buena vez, es mejor salir de esto y no darle más largas. — Está bien, pero por favor no me hagas pasar vergüenza delante de él. Porque te guste o no, ya tomé una decisión, me voy a casar con él. — Muy bien, dile que pase, pero después tú y yo tendremos una conversación bastante larga. Rosi estaba que echaba chispas del coraje que tenía, jamás se esperaba que su única hija se casara tan pronto con un total desconocido para ella. Se tomó de un solo trago la copa de vino, se miró al espejo de la sala y trató de acomodarse el cabello, no le dio tiempo para poder cambiarse y ponerse algo más acorde a la ocasión. Pero estaba tan molesta con su hija, que al final no le importó quedarse en pijama. Se quedó mirando a través del enorme ventanal, mientras esperaba al misterioso joven, hasta que escuchó la voz de Alicia que le decía: — Madre, te presento a tu futuro yerno Galeano Mendizábal. Rosi y Galeano se quedaron mirando fijamente a los ojos, estaban muy impactados sin entender absolutamente nada, mientras que Alicia solo sonreía de felicidad totalmente ajena a lo que estaba pasando entre su madre y su futuro esposo. (…)Rosi temblaba, la copa de cristal se le resbaló de las manos haciéndose completamente añicos. Alicia estaba sorprendida de la actitud de su madre al conocer a Galeano, pensó que algo muy malo había visto en él que la hizo ponerse así tan nerviosa, así que se acercó a ella tratando de recoger los vidrios esparcidos en el suelo, mientras le decía con angustia:— ¡Por Dios madre! Cuidado con los vidrios, no vaya a ser que te cortes. ¿Pero qué te ha pasado? Te has puesto pálida. ¿Te encuentras bien?Rosi no le quitaba la mirada a Galeano, estaba temblando de los nervios, luego trató de reponerse y enseguida le respondió tratando de controlarse para no caer desmayada al piso:— Por supuesto que estoy bien, deja que la sirvienta se encargue de recoger este desastre.Alicia obedeció y se levantó del piso acercándose a Galeano, lo tomó por el brazo diciendo:— Bueno no ha pasado nada que no se pueda solucionar, como te venía diciendo madre quiero que conozcas a Galeano mi futuro esposo. Ga
Rosi no podía creer lo que estaba escuchando. Con lágrimas en los ojos, lo apartó con fuerza y le espetó:— ¡Eres un miserable! No quiero volver a verte jamás.Salió del bar a toda prisa, pero Galeano no se quedó de brazos cruzados. Necesitaba explicarle la verdad.— ¡Rosi! Por favor, espera. No te vayas así.Ella caminaba rápidamente hacia su auto, pero Galeano la alcanzó y la sujetó del brazo, deteniéndola.— No puedo dejarte sin explicarte por qué no puedo romper mi compromiso con Alicia.— No hay nada que explicar. Me queda claro que te has burlado de ambas, pero que lo hayas hecho conmigo no me importa. Sin embargo, con mi hija, eso no tiene perdón.— No puedes juzgarme sin al menos darme el beneficio de la duda. Mi corazón solo late por ti.Rosi, sintiendo que él seguía jugando con sus sentimientos, le propinó una bofetada con todas sus fuerzas y le gritó:— ¡Pero yo no te amo! Quiero que me dejes en paz o solicitaré una orden de restricción en tu contra.La apretó con fuerza co
Al día siguiente…Rosi descendió de su habitación, lista como siempre para dar clases en la universidad. Sin embargo, antes de salir, se detuvo en el comedor para desayunar y allí encontró a su hija, Alicia, tomando una taza de café.—Buenos días, Alicia. ¿No tienes hambre? —preguntó Rosi.—No tengo apetito, solo tomaré café —respondió Alicia con un tono de molestia.—Hija, creo que tenemos una conversación pendiente sobre lo que ocurrió anoche.—No creo que haya mucho de qué hablar. Mi decisión está tomada: me casaré con Galeano, te guste o no.Alicia se marchó, dejando a Rosi con las palabras en la boca. Conocía a su hija lo suficiente como para saber que nada la haría cambiar de opinión. Rosi terminó su desayuno, consciente de que enfrentaría otra prueba de fuego si Galeano decidía seguir asistiendo a sus clases. Había estacionado su auto y se dirigía a entrar, quería llegar unos minutos antes de comenzar su clase, ya que no le había dado tiempo de preparar el tema del que iba
La tensión entre Rosi y Alicia se palpaba en el aire. Rosi, nerviosa, no esperaba encontrarse con su hija en ese lugar. Alicia, en cambio, parecía desafiar las costumbres y aparecer sin previo aviso. ¿Qué secreto ocultaba Rosi? ¿Por qué la sorpresa de Alicia? Las palabras fluyeron entre ellas, y la verdad comenzó a emerger. A veces, los encuentros inesperados revelan más de lo que imaginamos. — ¿Alicia por qué estás aquí? Nunca te apareces en mi trabajo, no comprendo por qué hoy decidiste venir. — Tú cara está pálida como si hubieras visto un espanto ¿Qué hay de malo que haya venido hasta aquí sin avisarte? ¿ Es que ibas a hacer algo en secreto que no quieres que yo sepa?— Es que… lo que pasa es que yo… bueno en realidad no te esperaba, y no tengo nada que ocultar así que deja de decir cosas que no son verdad. ¿Le pasó algo a tu padre y por eso estás aquí?— ¡Ya cálmate! De haber sabido que te ibas a poner así, te hubiera pedido una cita para que me anotaras en tu agenda. Todo está
Ambos estaban nerviosos, sin saber qué hacer. El tiempo se les había escapado mientras estaban en el baño, y ahora se apresuraban a arreglarse, tratando de no hacer ruido. Rosi tapó la boca de Galeano para evitar que dijera algo, mientras le hacía señas de que respondería a Alicia.— Sí, Alicia, aquí estoy —respondió Rosi, tratando de mantener la calma. — Abre la puerta, déjame entrar. Quiero asegurarme de que estés bien.Rosi se apresuró a arreglarse, sintiendo el corazón latir con fuerza. ¿Cómo explicarle a Alicia que no podía abrir la puerta?— ¡No! —dijo, buscando una excusa—. Lo que pasa es que… todavía no termino. Me sentí un poco mal del estómago, pero tranquila, ya se me pasará.Alicia insistió:— Madre, por favor date prisa. Y para colmo, no encuentro a Galeano por ningún lado.Rosi pensó enseguida qué responderle con tal se alejara de allí: — Tal vez está en su habitación —sugirió—. La verdad es que solo me trajo hasta el baño, pero pensé que estaba contigo en la sala.— Bu
El doctor no dejaba de mirar a Rosi; la conocía desde hace muchos años. Con una sonrisa, le dijo:— Rosi, no se trata de la menopausia. Creo que aún te falta mucho para que eso llegue. A partir de ahora, tendrás que hacer otros planes en tu vida.— ¿Cómo? Si todos estos malestares no son de menopausia, ¿entonces me estás diciendo que tengo algo malo? No me digas que estoy enferma; eso es lo que me faltaba ahora para complementar todos mis males.— Cálmate, Rosi. No se trata ni de una cosa ni de la otra. Lo que pasa es que estás embarazada.Rosi palideció y quedó mirando al doctor con una expresión de asombro e incredulidad ante lo que estaba escuchando. — Cálmate Rosi, no tienes por qué ponerte así, ahora es muy normal que una mujer de tu edad pueda salir embarazada, sin embargo, me imagino que en vista de la condición de tu esposo, ese hijo que esperas es imposible que sea de él. Y eso es lo que te preocupa, ¿No es así? Ella bajó la mirada, a pesar de la confianza que le tenía a su
Rosi se encontraba en un dilema angustiante. El secreto de su embarazo pesaba sobre ella como una losa, y la boda de su hija, Alicia, estaba a punto de comenzar. Temía que revelar la verdad a Galeano y que se pudiera desencadenar una tormenta de emociones y arruinar el día especial de su hija.— Madre, aún no te has vestido —dijo Alicia con urgencia—. Falta muy poco para la boda, y mi suegra nos espera en su casa. Además, necesito tu ayuda para ponerme el vestido. ¿Qué te sucede? Estás en otro mundo.Rosi miró a su hija con ojos llenos de preocupación. ¿Cómo podría explicarle que el hombre al que amaba se trataba de Galeano? ¿Cómo contarle que estaba esperando un hijo de él? El miedo la paralizaba, no podía decirle la verdad. — Alicia, cariño —dijo Rosi con voz temblorosa—, hay algo que necesito decirte antes de que la boda comience. — Sí, ya te escuché Alicia, pero no me siento bien, tengo una fuerte jaqueca y tengo muchas náuseas, — Sí no fueras una vieja, pensaría que estás emb
Rosi se preparaba para la boda de su hija, irradiando belleza y elegancia. A pesar del dolor por su separación de Galeano y la necesidad de ocultar su embarazo, su figura seguía siendo enigmática. El traje que llevaba resaltaba sus curvas, y al mirarse al espejo, notó el ligero abultamiento de su vientre, un secreto que aún no estaba listo para revelar.Ella últimamente había notado algunos cambios en su cuerpo, pero todo lo atribuyó al desorden que tenía en su alimentación y a la posible menopausia. Y fue por esa razón que al principio había creído que se trataba solo de unos kilos de más, sin embargo el médico se encargó de corroborarle lo de su embarazo, cosa que aún no podía terminar de asimilar.Rosi se miraba en el espejo mientras acariciaba su vientre, a pesar de no estar segura de querer tener a ese hijo en vista de las condiciones en las que había sido concebido, pensaba en el amor que sentía hacia Galeano, sin darse cuenta por fin admitía que estaba completamente enamorada d