Ambos estaban nerviosos, sin saber qué hacer. El tiempo se les había escapado mientras estaban en el baño, y ahora se apresuraban a arreglarse, tratando de no hacer ruido. Rosi tapó la boca de Galeano para evitar que dijera algo, mientras le hacía señas de que respondería a Alicia.— Sí, Alicia, aquí estoy —respondió Rosi, tratando de mantener la calma. — Abre la puerta, déjame entrar. Quiero asegurarme de que estés bien.Rosi se apresuró a arreglarse, sintiendo el corazón latir con fuerza. ¿Cómo explicarle a Alicia que no podía abrir la puerta?— ¡No! —dijo, buscando una excusa—. Lo que pasa es que… todavía no termino. Me sentí un poco mal del estómago, pero tranquila, ya se me pasará.Alicia insistió:— Madre, por favor date prisa. Y para colmo, no encuentro a Galeano por ningún lado.Rosi pensó enseguida qué responderle con tal se alejara de allí: — Tal vez está en su habitación —sugirió—. La verdad es que solo me trajo hasta el baño, pero pensé que estaba contigo en la sala.— Bu
El doctor no dejaba de mirar a Rosi; la conocía desde hace muchos años. Con una sonrisa, le dijo:— Rosi, no se trata de la menopausia. Creo que aún te falta mucho para que eso llegue. A partir de ahora, tendrás que hacer otros planes en tu vida.— ¿Cómo? Si todos estos malestares no son de menopausia, ¿entonces me estás diciendo que tengo algo malo? No me digas que estoy enferma; eso es lo que me faltaba ahora para complementar todos mis males.— Cálmate, Rosi. No se trata ni de una cosa ni de la otra. Lo que pasa es que estás embarazada.Rosi palideció y quedó mirando al doctor con una expresión de asombro e incredulidad ante lo que estaba escuchando. — Cálmate Rosi, no tienes por qué ponerte así, ahora es muy normal que una mujer de tu edad pueda salir embarazada, sin embargo, me imagino que en vista de la condición de tu esposo, ese hijo que esperas es imposible que sea de él. Y eso es lo que te preocupa, ¿No es así? Ella bajó la mirada, a pesar de la confianza que le tenía a su
Rosi se encontraba en un dilema angustiante. El secreto de su embarazo pesaba sobre ella como una losa, y la boda de su hija, Alicia, estaba a punto de comenzar. Temía que revelar la verdad a Galeano y que se pudiera desencadenar una tormenta de emociones y arruinar el día especial de su hija.— Madre, aún no te has vestido —dijo Alicia con urgencia—. Falta muy poco para la boda, y mi suegra nos espera en su casa. Además, necesito tu ayuda para ponerme el vestido. ¿Qué te sucede? Estás en otro mundo.Rosi miró a su hija con ojos llenos de preocupación. ¿Cómo podría explicarle que el hombre al que amaba se trataba de Galeano? ¿Cómo contarle que estaba esperando un hijo de él? El miedo la paralizaba, no podía decirle la verdad. — Alicia, cariño —dijo Rosi con voz temblorosa—, hay algo que necesito decirte antes de que la boda comience. — Sí, ya te escuché Alicia, pero no me siento bien, tengo una fuerte jaqueca y tengo muchas náuseas, — Sí no fueras una vieja, pensaría que estás emb
Rosi se preparaba para la boda de su hija, irradiando belleza y elegancia. A pesar del dolor por su separación de Galeano y la necesidad de ocultar su embarazo, su figura seguía siendo enigmática. El traje que llevaba resaltaba sus curvas, y al mirarse al espejo, notó el ligero abultamiento de su vientre, un secreto que aún no estaba listo para revelar.Ella últimamente había notado algunos cambios en su cuerpo, pero todo lo atribuyó al desorden que tenía en su alimentación y a la posible menopausia. Y fue por esa razón que al principio había creído que se trataba solo de unos kilos de más, sin embargo el médico se encargó de corroborarle lo de su embarazo, cosa que aún no podía terminar de asimilar.Rosi se miraba en el espejo mientras acariciaba su vientre, a pesar de no estar segura de querer tener a ese hijo en vista de las condiciones en las que había sido concebido, pensaba en el amor que sentía hacia Galeano, sin darse cuenta por fin admitía que estaba completamente enamorada d
Alicia se había ido con el chofer acompañada de su padre y de la enfermera, mientras que Rosi decidió ir sola en su auto, estaba demasiado nerviosa y necesitaba poder estar a solas y así tratar de controlarse cuando llegara a casa de los padres de Galeano en donde se iba a celebrar la ceremonia civil.Iba conduciendo el auto y era inevitable el temblor de sus manos, las cosas se habían salido de control ya que no esperaba volver a tener la debilidad de caer de nuevo en los brazos de Galeano después de haberle dejado en claro que no quería continuar con esa relación.Pero lo que la tenía aún más preocupada era el hecho de que Diana se había dado cuenta de la presencia de Galeano en su habitación, a pesar de haberle inventado lo del supuesto regalo sorpresa que él le tenía a su hija, no dejaba de perturbarle la forma como ella le había hablado, sentía que había algo en Diana que no terminaba de gustarle y que aún no sabía qué era.(..)Alicia había entrado en la casa de Galeano recibida
El funcionario civil había concluido la ceremonia nupcial con las tradicionales palabras: ‘Con el poder que me otorga la ley, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.’ En el fondo, se escuchó el aplauso y la algarabía de todos los presentes, felicitando a los recién casados. Sin embargo, para Rosi, lo que debió haber sido el día más feliz se convirtió en una verdadera pesadilla. Ver a su hija, el ser que más amaba en el mundo, casarse con el hombre del cual estaba profundamente enamorada y, además, esperando un hijo, le causó un dolor inmenso. Galeano miró a su alrededor y cruzó su mirada con la de Rosi. Estaba realmente contrariado y confundido por todo lo que estaba sucediendo. A pesar de la presión de sus padres y de la gente que esperaba que besara a su ahora esposa, se sentía incómodo con la presencia de Rosi. Nunca antes había besado a Alicia frente a ella, y hacerlo en ese momento, sabiendo el dolor que ella estaba experimentando, fue para él una verdadera prueb
La tensión en la habitación era palpable. Rosi se sentía atrapada en un torbellino de emociones, mientras Galeano luchaba por encontrar una solución. El padre de Galeano, el señor Raúl, había dejado claro que no toleraría la inmoralidad que había descubierto. La situación era aún más complicada debido a la enfermedad avanzada del padre y su deseo de asegurar la herencia para su hijo.Rosi, desesperada, intentó apaciguar la situación. —Por favor, señor, no me ofenda. Las cosas no son como usted las piensa. No tenía idea de que Galeano era el prometido de mi hija, y cuando me enteré, ya era demasiado tardePero el señor Raúl no estaba dispuesto a escuchar. — ¿No te has dado cuenta de que Galeano podría ser tu hijo? Eres una cínica, una sinvergüenza. No permitiré que nadie me vea como un imbécil. Bajaré a la fiesta y les mostraré a todos la verdadera naturaleza de esta mujer.Galeano suplicó a su padre que reconsiderara, estaba desesperado tratando de evitar que la verdad saliera a la
Ante los desgarradores gritos de Diana, Rosi y Galeano, no tuvieron más opción que abandonar la habitación y enfrentar la cruda realidad. Al llegar a las escaleras, se encontraron con una escena aún más angustiante: el padre de Galeano yacía inconsciente en el suelo, mientras Diana lloraba y gritaba desesperada. —¡Galeano ayuda a tu padre! Llama una ambulancia, se ha puesto muy mal, no sé que le pasó.Cuando ambos escucharon a Diana decir que no sabía qué le había pasado, inmediatamente se dieron cuenta de que Raúl, no habia alcanzado a decirle la verdad. Fue en ese momento que Rosi se atrevió a acercarse, estaba muy nerviosa y los gritos de Diana provocaron la atención de los invitados que también corrieron a ver qué estaba sucediendo. Diana no paraba de llorar mientras decía desesperada: —¡Se murió! ¡Se murió! —¡No madre! No está muerto, aun respira, ya la ambulancia viene en camino. Diana se quedó con la mirada fija en Raúl mientras acariciaba su pelo, pero Galeano estaba