Alicia se había ido con el chofer acompañada de su padre y de la enfermera, mientras que Rosi decidió ir sola en su auto, estaba demasiado nerviosa y necesitaba poder estar a solas y así tratar de controlarse cuando llegara a casa de los padres de Galeano en donde se iba a celebrar la ceremonia civil.Iba conduciendo el auto y era inevitable el temblor de sus manos, las cosas se habían salido de control ya que no esperaba volver a tener la debilidad de caer de nuevo en los brazos de Galeano después de haberle dejado en claro que no quería continuar con esa relación.Pero lo que la tenía aún más preocupada era el hecho de que Diana se había dado cuenta de la presencia de Galeano en su habitación, a pesar de haberle inventado lo del supuesto regalo sorpresa que él le tenía a su hija, no dejaba de perturbarle la forma como ella le había hablado, sentía que había algo en Diana que no terminaba de gustarle y que aún no sabía qué era.(..)Alicia había entrado en la casa de Galeano recibida
El funcionario civil había concluido la ceremonia nupcial con las tradicionales palabras: ‘Con el poder que me otorga la ley, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.’ En el fondo, se escuchó el aplauso y la algarabía de todos los presentes, felicitando a los recién casados. Sin embargo, para Rosi, lo que debió haber sido el día más feliz se convirtió en una verdadera pesadilla. Ver a su hija, el ser que más amaba en el mundo, casarse con el hombre del cual estaba profundamente enamorada y, además, esperando un hijo, le causó un dolor inmenso. Galeano miró a su alrededor y cruzó su mirada con la de Rosi. Estaba realmente contrariado y confundido por todo lo que estaba sucediendo. A pesar de la presión de sus padres y de la gente que esperaba que besara a su ahora esposa, se sentía incómodo con la presencia de Rosi. Nunca antes había besado a Alicia frente a ella, y hacerlo en ese momento, sabiendo el dolor que ella estaba experimentando, fue para él una verdadera prueb
La tensión en la habitación era palpable. Rosi se sentía atrapada en un torbellino de emociones, mientras Galeano luchaba por encontrar una solución. El padre de Galeano, el señor Raúl, había dejado claro que no toleraría la inmoralidad que había descubierto. La situación era aún más complicada debido a la enfermedad avanzada del padre y su deseo de asegurar la herencia para su hijo.Rosi, desesperada, intentó apaciguar la situación. —Por favor, señor, no me ofenda. Las cosas no son como usted las piensa. No tenía idea de que Galeano era el prometido de mi hija, y cuando me enteré, ya era demasiado tardePero el señor Raúl no estaba dispuesto a escuchar. — ¿No te has dado cuenta de que Galeano podría ser tu hijo? Eres una cínica, una sinvergüenza. No permitiré que nadie me vea como un imbécil. Bajaré a la fiesta y les mostraré a todos la verdadera naturaleza de esta mujer.Galeano suplicó a su padre que reconsiderara, estaba desesperado tratando de evitar que la verdad saliera a la
Ante los desgarradores gritos de Diana, Rosi y Galeano, no tuvieron más opción que abandonar la habitación y enfrentar la cruda realidad. Al llegar a las escaleras, se encontraron con una escena aún más angustiante: el padre de Galeano yacía inconsciente en el suelo, mientras Diana lloraba y gritaba desesperada. —¡Galeano ayuda a tu padre! Llama una ambulancia, se ha puesto muy mal, no sé que le pasó.Cuando ambos escucharon a Diana decir que no sabía qué le había pasado, inmediatamente se dieron cuenta de que Raúl, no habia alcanzado a decirle la verdad. Fue en ese momento que Rosi se atrevió a acercarse, estaba muy nerviosa y los gritos de Diana provocaron la atención de los invitados que también corrieron a ver qué estaba sucediendo. Diana no paraba de llorar mientras decía desesperada: —¡Se murió! ¡Se murió! —¡No madre! No está muerto, aun respira, ya la ambulancia viene en camino. Diana se quedó con la mirada fija en Raúl mientras acariciaba su pelo, pero Galeano estaba
Diana lloraba desesperada, visiblemente afectada, mientras Rosi la observaba. En su interior, sentía remordimiento por todo lo que estaba ocurriendo. Si Raúl no la hubiera visto haciendo el amor con Galeano en la habitación de huéspedes, nada de esto habría sucedido. Aunque aún no se conocían las causas exactas del infarto, no cabía duda de que el descubrimiento de la relación entre ella y Galeano había tenido un impacto significativo en la salud de Raúl. Rosi se sentía entre la espada y la pared, no sabía qué hacer, quería consolar a Diana pero al mismo tiempo sentía que era un cinismo de su parte hacerlo, pero por otro lado si no lo hacía, eso podría provocar que pensaran que ella era indolente, así que sin pensarlo mucho se acercó a ella y colocando la mano en su hombro le dijo con voz suave: —Lo siento mucho Diana, la verdad es que ha sido muy doloroso que haya sucedido esto en un día tan importante.—Sí, siempre tuve miedo a que llegara este momento, porque sé que Antonio es
Rosi se había levantado temprano para salir antes de que Galeano y Alicia salieran de la habitación. Había pasado una noche inquieta y no había logrado conciliar el sueño. La atenta sirvienta, al notar que Rosi estaba a punto de marcharse, se acercó con amabilidad y le preguntó: — Buenos días, señora Rosi, ¿se va sin desayunar?— Sí, en realidad quiero llegar a casa para descansar en mi cama, ya que no he dormido nada durante toda la noche.— ¿Le gustaría tomar un café o un té antes de irse?— No, gracias. Prefiero tomarlo en casa.Justo cuando estaba a punto de salir por la puerta, escuchó la voz de su hija bajando las escaleras con una sonrisa en el rostro:— ¿Madre, a dónde vas?— Voy a casa."— Pensé que ibas a desayunar con nosotros y después acompañarnos al hospital para ver a mi suegro.— La verdad es que no he descansado nada y prefiero llegar a casa.— ¿No me digas que Galeano y yo no te dejamos dormir con tanto ruido? Es que me hizo pasar una noche estupenda, estoy más feliz
Rosi estaba tan asombrada como Diana, con la diferencia de que la supuesta enfermera de Antonio sabía perfectamente cuál era su condición física y mental. En cambio, para Rosi había sido realmente una sorpresa que después de tantos años, Antonio pudiera hablar a pesar de todos los diagnósticos que los médicos habían dado, en los cuales no daban esperanzas de que pudiera volver a tener una vida normal.— Quiero saber qué está pasando, Diana. ¿Cómo es posible que Antonio haya podido hablar? ¡Explícamelo! O mejor aún, explícamelo tú Antonio, ya que has tenido la osadía de levantarte de esa silla de ruedas después de tantos años.— Señora Rosi, estoy tan sorprendida como usted. La verdad es que no sabía que Antonio pudiera hablar, y mucho menos que pudiera levantarse de su silla. Pero tranquila, inmediatamente lo regreso a su habitación.— ¡Espera! No he terminado de hablar. Quiero que alguien me explique lo que está sucediendo aquí.Antonio contestó de inmediato, ya que no estaba dispues
—Está bien, te lo diré. Tarde o temprano, descubrirás que el amante de Rosi es Galeano, el esposo de tu hija.Antonio abrió los ojos, completamente impactado. No podía asimilar lo que Diana acababa de revelarle. Comenzó a temblar, lo que alarmó a Diana. Ella se acercó rápidamente a él y le preguntó preocupada:— ¿Te sientes bien? ¿Qué te pasa, Antonio? Por favor háblame, dime algo. Antonio se puso pálido, enseguida se agarró el pecho como si hubiera sentido dolor, cosa que alarmó aun más a Diana, ya que imaginó que tal vez podía darle un infarto. Sin embargo, él trató de controlarse, quería poder estar bien, así que respiró profundo y con algo de dificultad le dijo: — Esto no puede ser verdad. Me estás diciendo todo esto solo por el odio que le tienes a Rosi. Has llegado demasiado lejos, Diana. Jamás creería semejante barbaridad. Llena de coraje e impotencia al ver la negación de Antonio, Diana se acercó a él con los ojos llenos de lágrimas y con una mirada de dolor le dijo: — N