Rosi temblaba, la copa de cristal se le resbaló de las manos haciéndose completamente añicos. Alicia estaba sorprendida de la actitud de su madre al conocer a Galeano, pensó que algo muy malo había visto en él que la hizo ponerse así tan nerviosa, así que se acercó a ella tratando de recoger los vidrios esparcidos en el suelo, mientras le decía con angustia:
— ¡Por Dios madre! Cuidado con los vidrios, no vaya a ser que te cortes. ¿Pero qué te ha pasado? Te has puesto pálida. ¿Te encuentras bien? Rosi no le quitaba la mirada a Galeano, estaba temblando de los nervios, luego trató de reponerse y enseguida le respondió tratando de controlarse para no caer desmayada al piso: — Por supuesto que estoy bien, deja que la sirvienta se encargue de recoger este desastre. Alicia obedeció y se levantó del piso acercándose a Galeano, lo tomó por el brazo diciendo: — Bueno no ha pasado nada que no se pueda solucionar, como te venía diciendo madre quiero que conozcas a Galeano mi futuro esposo. Galeano al igual que Rosi se encontraba muy nervioso y además incrédulo con lo que estaba pasando, a él se le hizo muy difícil fingir que no se conocían, así que sin pensarlo le dijo a Alicia para sorpresa de Rosi: — Ya tu madre y yo nos conocemos. — ¿Cómo es eso que ya se conocen? ¿Pero de dónde? ¿Cómo es eso posible? Rosi se puso aun más nerviosa, ya que sabía lo impulsivo que era Galeano, él no medía las consecuencias de sus actos ya que le faltaba todavía mucha maduréz, así que antes de que cometiera alguna imprudencia que terminara en una gran tragedia, se apresuró diciendo: — Sí, es cierto nos conocemos de la universidad, él es mi alumno en la clase de inglés. — ¿Eso es verdad cariño? ¿Pero por qué no me habías dicho que tomabas clases de inglés? Eso si que es una verdadera sorpresa para mi. — Es que nuestro compromiso fue tan rápido que no me ha dado tiempo de contarte algunas cosas sobre mi vida. Rosi sentía que no podía controlar su estado de nervios, era como si en su rostro se pudiera ver la verdad de lo que estaba pasando entre Galeano y ella. Bajaba la mirada, evitaba mirar a Galeano a los ojos, solo buscó una excusa para poder salir de allí, necesitaba estar a solas para poder digerir lo que estaba ocurriendo. — Es mejor que pasemos al sofá, pero antes voy a subir a mi habitación a ponerme algo más apropiado.—dijo Rosi, tratando de buscar una excusa para poder salir de allí y tomar un poco de aire. Como si fuera poco lo que estaba pasando, Galeano de forma atrevida comentó para sorpresa de Rosi . — Por mi no se preocupe profesora Rosi, la verdad es que usted siempre se ha visto bien con cualquier ropa que lleve puesta. Rosi se cerró la pijama de su pecho e inmediatamente se marchó a su habitación a cambiarse de ropa. Pero en realidad necesitaba estar a solas, no podía asimilar lo que estaba pasando, tenía la necesidad de pensar mejor las cosas para saber cómo iba a enfrentar esta jugarreta del destino. Galeano se quedó en shock, se encontraba callado, aun no salía de su asombro, mientras Alicia ignorando todo lo que estaba pasando, se veía feliz, el haberse enterado de que él era alumno de su madre, fue para ella una señal de que Galeano era el hombre indicado. — Estoy sorprendida de que tú y mi madre se conozcan, eso es maravilloso, eso facilita mucho mejor las cosas. ¿No te parece cariño? Galeano estaba con la mirada perdida, recordando que hasta hace solo unos días había hecho el amor con Rosi; y ahora se encontraba en su casa pidiendo la mano de su hija. — Cariño te estoy hablando ¿Qué te pasa? ¿Por qué te has quedado tan callado? No me digas que te sientes incómodo porque acabas de descubrir que tu profesora de inglés se va a convertir muy pronto en tu suegra? Jejejeje — No, no me pasa nada pero tienes razón, todo esto ha sido muy inesperado. Creo que es mejor que me vaya y regrese en otra ocasión, siento que tu madre no está muy a gusto al saber que yo soy tu prometido. — Tranquilo cariño, estoy completamente segura de que eso se le va a pasar, lo que pasa es que ha sido una noticia inesperada para ella y como soy su única hija le preocupa mucho que la vaya a dejar sola con la carga que tiene con la enfermedad de papá. (…) Mientras tanto Rosi había entrado a su habitación y al cerrar la puerta se tumbó en la cama llorando amargamente. — ¡Dios mío! No puede ser, esto no puede estar pasando. Esto es más de lo que mis fuerzas pueden aguantar. Soy la amante del futuro esposo de mi hija, esto es aberrante, tengo que hablar con Galeano , mi hija no puede enterarse de esto nunca. Debo hacer cualquier cosa que esté a mi alcance para acabar con esa relación para siempre. (…) Momentos después…. Rosi bajaba las escaleras para enfrentarse de nuevo a su dura verdad, se había cambiado de ropa, Galeano la miraba detalladamente cosa que la puso muy incómoda, sin embargo disimuló y se dirigió a su hija, necesitaba saber más sobre esa relación de ambos: — Bien, hay algo que me gustaría saber, ¿Desde cuándo son novios? — Hace un par de meses madre, ¿Pero a qué viene eso en estos momentos? Galeano vino a pedir mi mano, ya hemos fijado la fecha de la boda y al final eso es lo que importa. — Creo que es muy pronto para casarse, me parece que se están apresurando demasiado. Al menos que exista una razón de fuerza mayor que los esté obligando a casarse tan pronto. ¿Acaso estás embarazada Alicia? — Por supuesto que no mamá, esa no es la razón por la que quiero casarme con Galeano. Solo quiero que sepas que es una decisión tomada, Galeano y yo estamos muy enamorados. ¿Verdad cariño? Galeano miraba a Rosi con nerviosismo, se sentía entre la espada y la pared, pero al mismo tiempo el casarse con Alicia era su única oportunidad para poder recibir su tan anhelada herencia. Así que respondió: — Sí, claro, Alicia y yo nos queremos y ya hemos fijado la fecha de la boda. Rosi trataba de controlarse, respiraba profundo mientras contenía las lágrimas, hasta que no pudo aguantar más y les dijo a ambos: — Creo que no me siento bien, me voy a mi habitación, tendremos esta conversación en otra ocasión. Si me disculpan… Ambos se quedaron callados solo mirando como se retiraba de la sala, mientras Galeano le decía a Alicia: — Ahora si me voy, creo que no fue una buena idea venir a tu casa. Te llamo mañana. — ¡Galeano no te vayas! ¡Galeano por favor espera! Alicia se quedó muy frustrada al ver que ni siquiera pudo pedir su mano como lo tenían planificado, estaba furiosa con su madre. Subió a toda prisa a la habitación de Rosi, entró sin tocar, estaba realmente furiosa: — Ya puedes estar contenta con lo que acabas de provocar, Galeano se acaba de ir sin pedir mi mano. ¿Por qué todo lo tienes que dañar? No tenías por qué tratarlo de esa forma. — Por favor Alicia trata de calmarte, las cosas no son como las estás viendo. Yo conozco más que tú a Galeano , y se perfectamente que no es el hombre que te conviene. — ¿Y se puede saber por que según tú no me conviene? ¿Acaso por el hecho de ser tu alumno? Porque eso no sería una razón suficiente para impedir que me case con él. — Precisamente porque es mi alumno, lo conozco mucho más que tú, y se que no es el hombre para ti. — Pues no me interesa lo que tú pienses, no voy a permitir que me destruyas la vida igual como destruiste la de mi padre. Rosi no soportó la presión y le dio una bofetada a Alicia mientras le gritaba histérica: — ¡Cállate Alicia! No te permito que vuelvas a decir algo así. Eso fue un accidente, y yo solo trataba de defenderme de los maltratos de tu padre. Alicia la miraba mientras se tocaba la mejilla, en ese preciso momento sonó el celular de Rosi, cuando esta miró la llamada, se dio cuenta de que se trataba de Galeano . Alicia llena de coraje hacia su madre le dijo molesta: — Anda atiende el celular, de seguro debe ser ese amante con el que te ves a escondidas aprovechándote de que papá está condenado a vivir en una silla de ruedas. — ¡Cállate Alicia! No entiendo de donde sacaste eso. — No soy tonta mamá, esas risitas que tienes cuando hablas por teléfono y tus salidas misteriosas algunas noches, no necesito ser muy inteligente para saber que debes tener un amante. Así que te dejo a solas para que puedas hablar a tus anchas, gracias a Dios que pronto me casaré con Galeano para largarme lejos de esta casa. Alicia salió de la habitación cerrando la puerta con fuerza, mientras que Rosi corrió a encerrarse en el baño para poder atender la llamada de Galeano. — ¿Cómo te atreves a llamarme después de lo que acaba de pasar? ¡Eres un cínico! — Rosi tenemos que vernos para hablar, las cosas no son como te las estas imaginando . Te juro por Dios que yo no sabía que Alicia es tu hija. — ¿Y me crees tan estúpida como para creer semejante barbaridad? Te has burlado de mi en todo este tiempo. Pero lo que más me duele es que también estás engañando a mi hija. — Las cosas no son así, por favor te lo suplico, vamos a vernos para hablar, yo necesito explicarte como pasaron en realidad las cosas. — ¡No! No quiero volverte a ver y te advierto que no quiero que te acerques nunca más a mi hija, porque te juro que no respondo de lo que pueda hacerte. — Rosi voy a esperarte en media hora en el bar que frecuentamos, o de lo contrario iré a buscarte a tu casa personalmente y no me importa que Alicia se entere de toda la verdad. A Rosi le temblaba la mano en la que sostenía su celular, se sintió entre la espada y la pared, en todo el tiempo que tenía conociendo a Galeano, sabía perfectamente que sería capaz de hacer cualquier locura con tal de lograr que ella accediera a verlo. — Rosi estoy hablando muy en serio. ¿Rosi estas ahí? ¡Rosi respóndeme! — Está bien Galeano , en media hora estaré allí, pero por favor no hagas nada que pueda lastimar a mi hija. Colgó la llamada, tomó su bolso y bajó las escaleras a toda prisa. Miró a su alrededor pero Alicia al parecer se había encerrado en su habitación; salió de la casa y se subió a su auto, estaba decidida a encontrarse con Galeano y poner un punto final a esa relación que se había convertido en una verdadera pesadilla. (…) Media hora después… Rosi había llegado al bar donde había conocido a Galeano por primera vez. Al entrar comenzó a buscarlo a su alrededor, hasta que este le hizo una seña con su mano, se encontraba sentado en la barra, ya se había bebido dos tragos mientras la esperaba. — Gracias por venir. — Solo lo hice por mi hija, ella no se merece enterarse de la verdad, no me perdonaría jamás que sufra por mi culpa. Rosi se sentó a su lado, mientras él posó su mano encima de la suya. — No te atrevas a tocarme, solo vine aquí para aclararte que lo nuestro se terminó y que no quiero que te cases con Alicia. — No puedes pedirme eso, no te das cuenta que yo también estoy tan impresionado como tú, no tenía la menor idea de que tú eres la madre de Alicia. Además, no te engañé , porque hace poco te dije que estaba saliendo con una chica. — Ya no importa como hayan sido las cosas, lo único que se, es que esto se tiene que terminar. Rosi se levantó de la silla y cuando estaba a punto de marcharse, Galeano la tomó por el brazo mientras la acercó con fuerza hacia él, ambos quedaron mirándose fijamente a los ojos mientras Galeano le dijo susurrando muy cerca de su boca: — Yo no puedo dejarte, pero tampoco puedo romper mi compromiso con Alicia. (…)Rosi no podía creer lo que estaba escuchando. Con lágrimas en los ojos, lo apartó con fuerza y le espetó:— ¡Eres un miserable! No quiero volver a verte jamás.Salió del bar a toda prisa, pero Galeano no se quedó de brazos cruzados. Necesitaba explicarle la verdad.— ¡Rosi! Por favor, espera. No te vayas así.Ella caminaba rápidamente hacia su auto, pero Galeano la alcanzó y la sujetó del brazo, deteniéndola.— No puedo dejarte sin explicarte por qué no puedo romper mi compromiso con Alicia.— No hay nada que explicar. Me queda claro que te has burlado de ambas, pero que lo hayas hecho conmigo no me importa. Sin embargo, con mi hija, eso no tiene perdón.— No puedes juzgarme sin al menos darme el beneficio de la duda. Mi corazón solo late por ti.Rosi, sintiendo que él seguía jugando con sus sentimientos, le propinó una bofetada con todas sus fuerzas y le gritó:— ¡Pero yo no te amo! Quiero que me dejes en paz o solicitaré una orden de restricción en tu contra.La apretó con fuerza co
Al día siguiente…Rosi descendió de su habitación, lista como siempre para dar clases en la universidad. Sin embargo, antes de salir, se detuvo en el comedor para desayunar y allí encontró a su hija, Alicia, tomando una taza de café.—Buenos días, Alicia. ¿No tienes hambre? —preguntó Rosi.—No tengo apetito, solo tomaré café —respondió Alicia con un tono de molestia.—Hija, creo que tenemos una conversación pendiente sobre lo que ocurrió anoche.—No creo que haya mucho de qué hablar. Mi decisión está tomada: me casaré con Galeano, te guste o no.Alicia se marchó, dejando a Rosi con las palabras en la boca. Conocía a su hija lo suficiente como para saber que nada la haría cambiar de opinión. Rosi terminó su desayuno, consciente de que enfrentaría otra prueba de fuego si Galeano decidía seguir asistiendo a sus clases. Había estacionado su auto y se dirigía a entrar, quería llegar unos minutos antes de comenzar su clase, ya que no le había dado tiempo de preparar el tema del que iba
La tensión entre Rosi y Alicia se palpaba en el aire. Rosi, nerviosa, no esperaba encontrarse con su hija en ese lugar. Alicia, en cambio, parecía desafiar las costumbres y aparecer sin previo aviso. ¿Qué secreto ocultaba Rosi? ¿Por qué la sorpresa de Alicia? Las palabras fluyeron entre ellas, y la verdad comenzó a emerger. A veces, los encuentros inesperados revelan más de lo que imaginamos. — ¿Alicia por qué estás aquí? Nunca te apareces en mi trabajo, no comprendo por qué hoy decidiste venir. — Tú cara está pálida como si hubieras visto un espanto ¿Qué hay de malo que haya venido hasta aquí sin avisarte? ¿ Es que ibas a hacer algo en secreto que no quieres que yo sepa?— Es que… lo que pasa es que yo… bueno en realidad no te esperaba, y no tengo nada que ocultar así que deja de decir cosas que no son verdad. ¿Le pasó algo a tu padre y por eso estás aquí?— ¡Ya cálmate! De haber sabido que te ibas a poner así, te hubiera pedido una cita para que me anotaras en tu agenda. Todo está
Ambos estaban nerviosos, sin saber qué hacer. El tiempo se les había escapado mientras estaban en el baño, y ahora se apresuraban a arreglarse, tratando de no hacer ruido. Rosi tapó la boca de Galeano para evitar que dijera algo, mientras le hacía señas de que respondería a Alicia.— Sí, Alicia, aquí estoy —respondió Rosi, tratando de mantener la calma. — Abre la puerta, déjame entrar. Quiero asegurarme de que estés bien.Rosi se apresuró a arreglarse, sintiendo el corazón latir con fuerza. ¿Cómo explicarle a Alicia que no podía abrir la puerta?— ¡No! —dijo, buscando una excusa—. Lo que pasa es que… todavía no termino. Me sentí un poco mal del estómago, pero tranquila, ya se me pasará.Alicia insistió:— Madre, por favor date prisa. Y para colmo, no encuentro a Galeano por ningún lado.Rosi pensó enseguida qué responderle con tal se alejara de allí: — Tal vez está en su habitación —sugirió—. La verdad es que solo me trajo hasta el baño, pero pensé que estaba contigo en la sala.— Bu
El doctor no dejaba de mirar a Rosi; la conocía desde hace muchos años. Con una sonrisa, le dijo:— Rosi, no se trata de la menopausia. Creo que aún te falta mucho para que eso llegue. A partir de ahora, tendrás que hacer otros planes en tu vida.— ¿Cómo? Si todos estos malestares no son de menopausia, ¿entonces me estás diciendo que tengo algo malo? No me digas que estoy enferma; eso es lo que me faltaba ahora para complementar todos mis males.— Cálmate, Rosi. No se trata ni de una cosa ni de la otra. Lo que pasa es que estás embarazada.Rosi palideció y quedó mirando al doctor con una expresión de asombro e incredulidad ante lo que estaba escuchando. — Cálmate Rosi, no tienes por qué ponerte así, ahora es muy normal que una mujer de tu edad pueda salir embarazada, sin embargo, me imagino que en vista de la condición de tu esposo, ese hijo que esperas es imposible que sea de él. Y eso es lo que te preocupa, ¿No es así? Ella bajó la mirada, a pesar de la confianza que le tenía a su
Rosi se encontraba en un dilema angustiante. El secreto de su embarazo pesaba sobre ella como una losa, y la boda de su hija, Alicia, estaba a punto de comenzar. Temía que revelar la verdad a Galeano y que se pudiera desencadenar una tormenta de emociones y arruinar el día especial de su hija.— Madre, aún no te has vestido —dijo Alicia con urgencia—. Falta muy poco para la boda, y mi suegra nos espera en su casa. Además, necesito tu ayuda para ponerme el vestido. ¿Qué te sucede? Estás en otro mundo.Rosi miró a su hija con ojos llenos de preocupación. ¿Cómo podría explicarle que el hombre al que amaba se trataba de Galeano? ¿Cómo contarle que estaba esperando un hijo de él? El miedo la paralizaba, no podía decirle la verdad. — Alicia, cariño —dijo Rosi con voz temblorosa—, hay algo que necesito decirte antes de que la boda comience. — Sí, ya te escuché Alicia, pero no me siento bien, tengo una fuerte jaqueca y tengo muchas náuseas, — Sí no fueras una vieja, pensaría que estás emb
Rosi se preparaba para la boda de su hija, irradiando belleza y elegancia. A pesar del dolor por su separación de Galeano y la necesidad de ocultar su embarazo, su figura seguía siendo enigmática. El traje que llevaba resaltaba sus curvas, y al mirarse al espejo, notó el ligero abultamiento de su vientre, un secreto que aún no estaba listo para revelar.Ella últimamente había notado algunos cambios en su cuerpo, pero todo lo atribuyó al desorden que tenía en su alimentación y a la posible menopausia. Y fue por esa razón que al principio había creído que se trataba solo de unos kilos de más, sin embargo el médico se encargó de corroborarle lo de su embarazo, cosa que aún no podía terminar de asimilar.Rosi se miraba en el espejo mientras acariciaba su vientre, a pesar de no estar segura de querer tener a ese hijo en vista de las condiciones en las que había sido concebido, pensaba en el amor que sentía hacia Galeano, sin darse cuenta por fin admitía que estaba completamente enamorada d
Alicia se había ido con el chofer acompañada de su padre y de la enfermera, mientras que Rosi decidió ir sola en su auto, estaba demasiado nerviosa y necesitaba poder estar a solas y así tratar de controlarse cuando llegara a casa de los padres de Galeano en donde se iba a celebrar la ceremonia civil.Iba conduciendo el auto y era inevitable el temblor de sus manos, las cosas se habían salido de control ya que no esperaba volver a tener la debilidad de caer de nuevo en los brazos de Galeano después de haberle dejado en claro que no quería continuar con esa relación.Pero lo que la tenía aún más preocupada era el hecho de que Diana se había dado cuenta de la presencia de Galeano en su habitación, a pesar de haberle inventado lo del supuesto regalo sorpresa que él le tenía a su hija, no dejaba de perturbarle la forma como ella le había hablado, sentía que había algo en Diana que no terminaba de gustarle y que aún no sabía qué era.(..)Alicia había entrado en la casa de Galeano recibida