♥ El Encuentro ♥
~No hay lugar como el hogar~
A Neyra Castillo le llevo unos segundos apagar el motor y bajar de la camioneta Ford Runner gris que rentó en el aeropuerto para llegar al rancho de los Kohl. Con incertidumbre camino a la puerta de la casa prefabricada que ocupaba el capataz del rancho. Todo parecía igual al día que ella salió de ahí, hacía siete años. Lo único que vio diferente fueron las jardineras a la entrada de la casa y a un costado. Ahora tenían más plantas y los rosales estaban tupidos, algunas rosas apenas en botón, mientras que la mayoría estaban parcial o totalmente abiertas. Al ver lo hermoso que se veían, pensó en lo orgullosa que estaría su madre de sus plantas; se notaba que le gustaban las flores y la jardinera.
En ese momento cruzó por su mente la duda de si su papá también estaría orgulloso de ella, de lo que había logrado en los años que había estado fuera. Siempre le gusto el estudio y cumplió lo que le prometió a su papá cuando se fue: ser la primera de su familia en graduarse de la universidad. Pero en realidad fue su gusto por el deporte lo que la hizo ser reconocida, en parte por el patrocinio de una famosa marca de deportes y después porque gracias a que corría todos los días, fue que conoció al famoso cantante de música country con quien grabo un video musical.
Cuando Neyra se fue, sus papás no estaban contentos con ella, en particular su papá; a quien no había vuelto a ver desde el día que la dejo en la casa de sus tíos– padrinos. Ella podría ser ahora el rostro oficial de una marca internacional de maquillajes y perfumes; y estar a punto de lanzar su la nueva línea de temporada de productos para el hogar. Tener lo nunca soñó tener, pero en el fondo, era la misma jovencita que anhelaba la aprobación de sus papás. Sobre todo, deseaba de corazón que su papá la perdonara por haberse ido, en la forma en la que lo hizo, y por no haber regresado antes.
Cuando Neyra decidió a ir a visitar a sus padres, no le informo a nadie de la familia. Quería darles una sorpresa, pero la sorprendida fue ella; al llegar y no encontrar a nadie en la casa. Al no tener la llave, esperó por unos minutos y cuando vio que nadie le abrió; dejo la maleta cerca de la puerta principal y fue a buscar a su papá. Al no verlo por ningún lugar, se acercó a unos trabajadores para preguntarles donde podía encontrar al capataz y les pidió de favor que no le dijeran que ella estaba ahí. Bajo la atenta mirada de los trabajadores, se dirigió hacia las caballerizas. En el camino se detenía a saludar con gusto a quienes conocía, mientras que al resto los saludaba cordialmente.
El momento cuando Neyra volvió a escuchar la voz de su papá y pudo abrazarlo después de tanto tiempo, fue más emotivo de lo que ella se imaginó. No quería apartarse de él, ni podía dejar de llorar; lo había extrañado tanto y tantas veces había añorado un abrazo de él; sobre todo cuando se graduó o cuando gano medalla de oro. Sobre todo, lo había necesitado en los momentos difíciles; cuando sentía que no podía más; fue en esos momentos cuando más anhelo escucharlo, decirle que todo iba a estar bien, mientras la abrazaba fuertemente. Estaba emocionada y feliz de estar ahí, pero no pasó desapercibido que su papá no era el mismo hombre que ella recordaba. Ahora parecía un hombre mayor, con el cabello casi blanco, había perdido masa muscular, incluso podría decir que se veía cansado y un poco frágil. Lo cual le dio pesar, ya que tenía la sospecha de que ella era la causante de la vejez prematura de su padre; por haberse ido de su lado, en la manera en que lo hizo. En ese momento lamento no haberle hecho caso a Linda, su mamá, y dejar a un lado el trabajo o rechazar algún nuevo proyecto para poder ir a pasar unos días con su papá.
Después de que Manuel dejo instrucciones de que hacer, él y Neyra se dirigieron a la casa. Al abrir la puerta los recibió el olor a comida, y la mesa puesta para dos. Manuel entró buscando y llamando a Linda, mientras Neyra se quedó a la entrada observando con detenimiento la casa. Vio que casi todo seguía igual que como ella lo recordaba, al hacerlo fue imposible no comparar y ver que el gran contraste de esa casa a la suya. Para comenzar estaba el tamaño y el estilo, además de la decoración, el tipo y calidad de los muebles. No entendía como ellos preferían seguir ahí, en vez de estar viviendo en la propiedad que ella les regalo. Se sentía mal al verlos aun viviendo ahí, no era cuestión de orgullo porque estaba orgullosa de sus raíces, y del papá tan trabajador que tenía. Por lo mismo, ahora que ella tenía los medios para ayudarlos, deseaba que ellos, en especial su papá, no tuvieran que trabajar tanto. Sus papás merecían lo mejor, razón por la cual antes de comprarse una casa para ella, había comprado una propiedad de buen tamaño y mando construir para ellos una casa rancho, estilo colonial. Tal como le gustaban a su papá, como las que veía en las películas cuando era niño; en una ocasión lo vio hacer un croquis de la casa de sus sueños, y fue así como la mando hacer. Blanca con teja roja, con una puerta grande de madera con hermosos diseños tallados, un pasillo ancho de adoquín rojo que daba al pie de los arcos que se encontraban alrededor del patio cuadrado, en donde había una fuente de cantera en el centro. Había comprado dos docenas de macetas hermosas, con sus bases para que su mamá las pusiera en donde quisiera y pusiera las plantas que ella quisiera. Compro algunos muebles que recordaba que le gustaban a su papá; y le dio tarjeta sin límite para que ellos compraran lo que quisieran y la terminaran de amueblar al gusto de ellos.
La voz de Linda hizo reaccionar a Neyra, ya que no esperaba ver a su hija en la sala de su casa.
–Mira a quien tenemos en casa. –mencionó Manuel sonriendo mientras abrazaba a Linda y la dejaba sin palabras por unos segundos.
–Neyra… Hija viniste. – dijo aun si poder creer que en realidad ella estaba ahí, mientras volteaba a ver a un Manuel feliz y trataba de acallar los sollozos de alegría y emoción. Neyra se acercó a ella para darle una gran abrazo, como reiterándole cuanto la quería ella también; mientras evita llorar nuevamente.
–Pareciera que no se han visto en años, si apenas se acaban de ver hace un mes y medio. –comentó Manuel.
–Ven para acá, no te pongas celoso. A los dos los quiero igual, pero acá entre nos –dijo susurrando–, eres mi papá favorito. –dijo Neyra en broma para hacerlos reír.
–Si soy el único que tienes, muchacha caraja. –contestó Manuel tratando de ponerse serio por un momento.
Neyra se rio y extendió su brazo para también abrazarlo a él. Quería llenarse ellos, de su amor, de su cariño, y de ser posible, de su esencia; por todos los años que nos los tuvo a su lado. Había estado con sus padrinos, quienes la querían como una hija, pero aun así le había hecho falta el cariño y la presencia de sus padres.
A pesar de que estaba en la pequeña casa prefabricada en la que creció, y no en la que a ella les mando construir; aun así, está más que feliz de estar ahí abrazada de su papá y su mamá. En esa casa vivió los años más felices de su vida y de pronto fue como si el tiempo no hubiera pasado. En tan solo minutos se sintió en su hogar, algo que añoraba tanto y que ni todos los lujos o comodidades que ella tenía lograban dárselo. Sintió que estaba en casa, que pertenecía ahí, no sabía si era el lugar, o las personas, o todos los momentos felices vividos, o la combinación de todo. Quizás, simplemente el hecho de que, el hogar es en donde están las personas a las que amas.
“El silencio otorga, la sonrisa confirma y la mirada habla”Neyra estaba siendo abrazada por sus padres, con una sensación de plenitud, de tranquilidad, de paz; sin duda ese momento era invaluable y lo iba a atesorar y a recordar por siempre. El estar al lado de ellos era lo único importante en ese momento. Iba a dejar que pasaran unos días para abordar el tema del trabajo y de la casa. Con suerte y con la ayuda de sus hermanos, quizás juntos lograran convencerlos para que comenzaran a disfrutar un poco más de vida; de sus hijos y de los nietos. Después se preocuparía de eso, ahora su única prioridad era enfocarse en disfrutar al máximo, estar ahí con ellos.A pesar de que Manuel estaba feliz de volver a ver y de tener en casa a su hija menor, él tenía que cumplir con sus obligaciones y labores; quizás otro día hubiera podido pasar más tiempo con ella o enviar a su mano derecha a supervisar por él. Pero por desgracia, ese día ya tenía un compromiso de trabajo y no lo podía cancelar o
~El corazón nunca olvida el lugar donde dejo sus mejores latidos~Después de que Neyra se despidió de aquellos conocidos, volvió a hablar con su amiga mientras no podía dejar de pensar en que Alexander estaba más apuesto de lo que ella lo recordaba. Ahora tenía quince kilos de más, pero al parecer eran de puro músculo, las venas de su antebrazo sobresalían entre cada músculo, fue difícil no notarlo en el momento en que tomo el jarro de cerveza que tenía enfrente de él. Sus brazos, sus hombros y pectorales estaban perfectamente detallados.Por lo general Alexander esperaba hasta estar en su casa para beber algo, pero esa tarde en el trayecto a su casa por alguna razón decidió ir a comer algo y aprovechó que estaba ahí para tomarse unas cervezas. Sin saber por qué volteo hacia la puerta y vio a Neyra entrar. No le dio importancia,
“Hay caricias del pasado que interrumpen el presente”Minutos después, Neyra regresó a su lugar en la mesa y vio a Alexander en la barra. Sabía que algún día tendría que volver a verlo y hasta ese día había creído que ya no le importaba, más no fue así. No podía dejar de pensar en la última vez que lo vio, la dureza con la que la trato y las palabras tan hirientes que le dijo.Veinte minutos después, Alexander y un amigo de Neyra se incorporaron a la mesa. Ella evitaba verlo, pero le era imposible; parecía que fueran dos imanes y entre más cerca estaban el uno del otro era mayor la atracción que había entre ellos. Sin darse cuenta volteaba a observándolo mientras alguien cerca de él hablaba. Cuando Neyra lo llegaba a ver observándola y sus miradas se encontraban, veía coraje sus ojos. Se preguntab
~Soy adicto al sabor de tus besos~Sin comprender que era lo que le pasaba, o por qué su cuerpo reaccionaba de esa manera al toque de él. Molesta volteo para encararlo, pero al hacerlo vio la intensa mirada de él y como humedeció sus labios mientras miraba los de ella. Ninguno de los dos dijo nada, ya que en eso salieron sus primas.−Creímos que ya te habías ido, Alex. –comentó una de las primas al verlo ahí.−Como Neyra y yo vamos al mismo lugar, pensé en esperarme para que ustedes no se desvíen.−Gracias, Alex, tú siempre tan amable. −respondió una de las primas muy sonriente.−Es una buena idea, ¿no crees Neyra? –preguntó una de las primas.−Es una broma ¿verdad? –respondió Neyra dudosa y casi riéndose.−Claro que no, ustedes van para el mismo lug
♥ La Desilusión ♥"Hay heridas que, en vez de abrirnos la piel, nos abren los ojos"~Pablo Neruda~Siete años atrás...Para Neyra, una boda era una celebración muy especial y en particular esa porque era la boda de Scott Kohl, el hermano mayor de Alexander. Únicamente porque la ocasión lo ameritaba, y porque iba a estar sentada al lado de Alexander, Neyra aceptó que su hermana mayor la peinara y maquillara. Nadie mejor que ella, era muy buena, ya que por lo menos pasaba una hora por la mañana arreglándose frente al espejo. Contrario a Neyra, Silvia no toleraba traer el mismo peinado dos días consecutivos, siempre estaba buscando nuevas formas de arreglar su pelo. Tampoco salía de casa sin antes ponerse un kilo de maquillaje y al menos una docena de productos. No importaba que tuviera que levant
~El error no fue conocerte, fue pensar que eras diferente~Dos horas después de la misa y decidida a exigirle una explicación a Alexander, Neyra llego con su prima a la recepción; la cual se llevó a cabo en los jardines de la parte trasera de la casa, a un costado de la alberca. Neyra traía puesto un vestido negro con un hombro descubierto y un escote moderado en la espalda, el torso era ajustado y la falda con un poco de vuelo le llegaba, a media pantorrilla. A pesar de que el vestido de Neyra no era de un diseñador famoso y que probablemente pagó por el vestido solo una fracción de lo que el resto de las invitadas pagaron por sus vestidos, aun así, ella era una de las mujeres más hermosas de la fiesta.Alexander observaba como discreta o indiscretamente varios invitados volteaban a ver a Neyra cuando ella se encontraba de pie, o cuando caminaba buscando a alguien. Él la vio varias v
~Mas vale una verdad que duele, que una mentira que ilusione~Dos horas después de la misa y decidida a exigirle una explicación a Alexander, Neyra llego con su prima a la recepción; la cual se llevó a cabo en los jardines de la parte trasera de la casa, a un costado de la alberca. Neyra traía puesto un vestido negro con un hombro descubierto y un escote moderado en la espalda, el torso era ajustado y la falda con un poco de vuelo le llegaba, a media pantorrilla. A pesar de que el vestido de Neyra no era de un diseñador famoso y que probablemente pagó por el vestido solo una fracción de lo que el resto de las invitadas pagaron por sus vestidos, aun así, ella era una de las mujeres más hermosas de la fiesta.Alexander observaba como discreta o indiscretamente varios invitados volteaban a ver a Neyra cuando ella se encontraba de pie, o cuando caminaba buscando a alguien. Él la vio varia
♥ El Adiós ♥~Amarte fue fácil, olvidarte será imposible~Ese día también era la primera vez que alguien le daba una cachetada a Alexander y le dolió tanto como la única vez que dieron una trompada. En otras circunstancias la hubiera felicitado, sin embargo, ese día al sentir la fuerza de su mano, agradeció en silencio que no le haya dado con el puño. Quizás se lo merecía, aun así, ese momento le hervía la sangre del coraje porque terminó llevando su mano a la mejilla que le ardía como los mil diablos.La joven rubia de vestido azul se acercó a ellos, interrumpiendo el momento en que ambos se fulminaban con la mirada.−Te estaba buscando ¿Está todo bien cariño? −preguntó desconcertada al ver la cara que tenían ellos y al ver a Alexander sobar su mejilla de