−2−

El silencio otorga, la sonrisa confirma y la mirada habla

Neyra estaba siendo abrazada por sus padres, con una sensación de plenitud, de tranquilidad, de paz; sin duda ese momento era invaluable y lo iba a atesorar y a  recordar por siempre. El estar al lado de ellos era lo único importante en ese momento. Iba a dejar que pasaran unos días para abordar el tema del trabajo y de la casa. Con suerte y con la ayuda de sus hermanos, quizás juntos lograran convencerlos para que comenzaran a disfrutar un poco más de vida; de sus hijos y de los nietos. Después se preocuparía de eso, ahora su única prioridad era enfocarse en disfrutar al máximo, estar ahí con ellos.

A pesar de que Manuel estaba feliz de volver a ver y de tener en casa a su hija menor, él tenía que cumplir con sus obligaciones y labores; quizás otro día hubiera podido pasar más tiempo con ella o enviar a su mano derecha a supervisar por él. Pero por desgracia, ese día ya tenía un compromiso de trabajo y no lo podía cancelar o posponer. Lo único que pudo hacer fue extender la hora de su almuerzo para pasar un poco más tiempo con su adorada hija.

Neyra era consciente de que su papá tenía que regresar al trabajo, por ello aprovecho el tiempo a su lado para abrazarlo y besarlo a su antojo. En la primera oportunidad que tuvo Linda, les informó a sus hermanos, quienes no dudaron en ir a saludar. El primero en llegar fue Arturo, su hermano mayor; quien ya no vivía en la casa cuando ella se fue porque estaba casado. El segundo en llegar fue Luis, su hermano con el que tenía una relación más estrecha. No sabía si lo quería más, pero sabía que tenían más cosas en común, o porque sólo se llevaban dos años y fue con él con quien jugo más; o simplemente por todas las travesuras que hicieron juntos, o fechorías, como solía llamarle su mamá. La última en llegar fue su hermana Silvia, quien llego con sus tres niños.

A pesar de que todos estaban felices por volver a estar reunidos en casa como en los viejos tiempos; había una ligera tensión entre los hermanos. Neyra lo percibió, pero no entendía por qué si ya se había reunido con ellos antes y cuando iban de vacaciones o para pasar juntos algún día festivo. Los únicos que parecían no darse cuenta de las miradas entre los hermanos eran Linda y Manuel. Era de entender, pues ambos estaban más que felices de tener a su hija menor ahí. Justamente eso era lo que preocupaba a los hermanos de Neyra, al ver a su padre tan feliz, como hacía años que no lo veían, tenían miedo de que fuera a tener una recaída cuando ella volviera a irse.

En el fondo de su corazón y muy a su pesar sabían que Neyra por ser la menor fue la consentida de su papá. Ya lo habían visto sufrir en silencio cuando ella fue sin despedirse de nadie, a pesar de que fue él mismo quien la llevo a la casa de sus compadres, nunca supero el haber perdido a su niña hermosa, de la noche a la mañana.

La hora de la comida termino y tanto su papá como sus hermanos debían de regresar a sus obligaciones. Linda le informo a Neyra que había quedado de ir a la casa de su tía para ayudarle con algunos arreglos para la boda de su prima. Neyra no quiso estropear sus planes y mejor se fue con ella para ayudar en algo y saludar a la familia. Tenía pensado manejar la camioneta que rento, pero su mamá la convenció de que dejaran que uno de sus hermanos las llevara antes de regresar al trabajo. El primero en irse fue Manuel, después Arturo y fue Luis quien las llevo a la casa de su tía. Ahí se encontró con dos de sus primas y después de terminar con los arreglos que estaban haciendo una de ellas la invito a su casa.

 Neyra cordialmente declinó la invitación porque no quería dejar a su mamá sola. Sin embargo, ante la insistencia de Linda porque sabía que le haría bien pasar un rato con sus primas, terminó yéndose con ellas al saber que su tía regresaría a su mama a casa.  

A pesar de que se la estaban pasando bien, los hijos de las primas se lucieron en portarse mal al tener visita, por eso, después de bañarlos y acostarlos, las primas la invitaron al restaurante que solían ir cuando estaban solteras. Estaba a punto de decirle que no, pero sus primas comenzaron a hacer comentarios tontos dejando entre dicho que ahora que era una famosa modelo le daba pena salir con ellas. Lo que ellas no sabían, era que Neyra quería que sólo su familia se enterara de su presencia en el pueblo. Lo que menos deseaba era encontrarse con Alexander y pasar un mal rato. Sabía que al estar viviendo en la misma propiedad que los padres de él, era más probable encontrárselo en el rancho que un lugar público. Al darse cuenta de que las probabilidades de toparse con él en el restaurante eran casi nulas, acepto ir; siempre y cuando alguna de sus primas la regresara a casa de sus padres.

Veinte minutos después, las tres llegaron al restaurante. En el momento en que Neyra y sus primas entraron al lugar, casi de inmediato conocidos y desconocidos se acercaban a ellas para saludarla o para tomarse fotos con ella. Al poco rato conocidos y excompañeros de escuela de Neyra se incorporaban a su mesa. Entre la plática comentaron sobre una compañera de la escuela, ahora era la barmaid del lugar; Neyra no lo dudo y se levantó para ir a saludarla. Después de la emoción de volver a verse, se quedó un rato en la barra para ponerse al corriente de lo que había pasado en sus vidas y para hacer planes para volver a verse.

De pronto Neyra sintió ser observada por alguien, pero se imaginó que sería algún otro conocido y prefirió no voltear para continuar la plática con su amiga, aprovechando que no tenía bebidas que preparar en ese momento. Neyra no se equivocó y un par de conocidos se acercaron a saludarla y a tomarse fotos con ella. Cuando se dio la vuelta para la foto fue hasta ese momento que pudo ver quien no le quitaba la mirada de encima. Su sonrisa se borró al ver que era Alexander quien la miraba detenidamente, ella se quedó sin saber qué hacer y sin poder evitar ponerse nerviosa al verlo justamente en el primer día que estaba en el pueblo. "Lo bueno fue que las probabilidades de encontrarlo ahí eran casi nulas" pensó en silencio molesta. Ambos se quedaron mirándose fijamente, los dos tenían sentimientos encontrados; era más que obvio que a ambos les cambio el semblante y no les dio gusto volver a verse.

Continue lendo no Buenovela
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Digitalize o código para ler no App