El trayecto hacia el Púb fue tranquilo, cuando por fin llegaron, las mujeres notaron que fuera de este se hallaba estacionado un vehículo importado, de vidrios negros y con patente extranjera, lo que las lleno de preguntas.
Estaban asombradas, no entendían que como era posible que alguien que maneja ese vehículo, se encontrase fuera del púb y más aun, en aquel sector que en su mayoría era transitado por los trabajadores del puerto.
Después de unos minutos entraron. El púb no era gran cosa, constaba de un mesón central que hacía de barra, con nueve bancas en su entorno, detrás de esta se ubicaba un espejo que cubría gran parte de la pared, el cual quedaba semi-cubierto, por una serie de botellas, de diversos contenidos en su interior.
En el salón, se hallaban distribuidas desordenadamente, un total de siete mesas.
-Lo primero es lo primero-dice Claudia y mirando al mozo ordenó-tráenos tres cervezas, que esta noche estamos de celebración.
-Yo pago la segunda ronda-comento Mariela mirando suspicazmente a Mara.
Esta, desde que había entrado al lugar no podía describir lo que empezó a experimentar, era una mezcla de escalofríos y una sensación de que la observaban constantemente.
-Esta bien... yo pago la tercera entonces-agrega resignadamente, atribuyendo a sus escalofríos aun posible resfriado, comienza a quitarse al abrigo y mecánicamente toma asiento junto a sus compañeras.
No podía dejar de sentirse inquieta y ello le preocupaba sin saber porque.
Con el barullo que hicieron al entrar ya era tarde par irse, pensaba divertida Mara, es solo una noche, se repetía, quizás sea esto lo que me inquieta y me provoca estos escalofríos.
Luego de la primera ronda, en donde se trataron historias de las demás empleadas de la planta y ya habiendo acabado con todos los demás temas, Mariela pregunto desinhibidamente a Mara:
-¿Mara, porque es que nunca has ido a tu casa?, ni en los días libres que hemos tenido, tampoco hablas de ellos ¿tienes problemas con ellos acaso?
-¡Calla mujer!, no seas chismosa, eso a ti no te interesa para nada-repuso rápidamente Claudia.
-No… esta bien..... Lo que sucede-dijo Mara sorprendiendo a sus dos compañeras y acaparando para sí la atención-es que no me gusta mucho hablar de ello, porque es una historia muy triste y me desagrada.
-Bueno, a ti por lo que e visto no te gusta hablar de nada y todo té deprime-Comentó Mariela.
-Vas a seguir-reprendió Claudia un tanto molesta con su compañera.
-No discutan por mi culpa, solo les pido que escuchen.
-Pues cuenta nomás.... somos todas oídos-dijo Mariela, agregando-me muero por conocer cual es tu historia. Después de esto hace una seña a la barra para que les trajera otra ronda de cervezas.
-Les voy a contar, pero primero me voy al baño, la cerveza me esta haciendo su efecto diurético-se incorpora y toma rumbo hacia el baño.
-Espera, yo té acompaño-decía Claudia yendo detrás de ella.
Mientras atravesaban el salón; cabe decir, que las tres mujeres se ubicaron en la mesa que se hallaba en un extremo del salón, estando el baño en el otro extremo del mismo.
Mariela recibía la nueva ronda y pedía algo para acompañar. Durante el trayecto Mara no dejo de sentirse observada, siendo cada vez más fuertes los escalofríos que sentía en su cuerpo.
En el salón solo había tres mesas ocupadas, una por una pareja de enamorados, la de ellas y una tercera ocupada por dos hombres que vestían elegantemente, por causa de la escasa iluminación no se podía distinguir sus rostros, esta mesa estaba enfrente de la entrada del baño.
Cuando las mujeres pasan por enfrente a esta mesa, notaron la presencia de los hombres, que no pasaban indiferentes, ya que sus figuras resaltaban en el lugar. Solo se podía distinguir entre la oscuridad, su sombría mirada, la cual no se desprendía de ellas, desde que ellas habían arribado al púb.
Mara notó que las miradas eran directas hacia ellas, totalmente desinhibidas. Ambas entraron al baño, sin más inconvenientes y al salir Claudia los mira y descubre que las miradas eran solo para Mara. Esta en cambio estaba preocupada por los escalofríos y aquella sensación, de pronto era como si caminaba en cámara lenta.
Cuando llegan a la mesa, Claudia comenta con Mariela que el vehículo importado, era ó debía ser, de los hombres en cuestión, aumentando así la curiosidad de estas por el tema, pero como la historia que estaban por contarles era mejor y luego del brindis de rigor, provocando que sonaran las copas y con ello la risa de las tres resonaron nuevamente en todo el lugar. Mara ahora había comenzado a experimentar un calor que le recorría todo el cuerpo, por lo que al recibir la cerveza toma un gran sorbo de esta.
El ambiente del lugar era por demás de sombrío, entre el humo de los cigarrillos, la escasa iluminación y una vieja canción que sonaba por tercera vez, solo la alegría de las tres mujeres y la presencia de los hombres, en el otro extremo, daban un ambiente especial en aquel lugar.
-Bueno mujer... como dice esta, cuenta de una buena vez que “estoy que corto las huinchas” por saber-decía Mariela acercándose más hacia Mara, quien la miraba sonriendo.
-Como que “esta”, esta tiene nombre y tomate un minuto para decirlo-reprendía Claudia a su compañera.
-Esta bien, “esta Claudia”-y sin aguantar mas se puso a reír.
Nuevamente las tres compartieron sus sonrisas y absorbieron las miradas de los extraños personajes, que estaban él aquel recinto.
-Además “la curiosidad mató al gato” Mariela y de ser así, ya tú ni las nueve vidas te salvaran, es mas quedaras debiendo-agregaba Claudia sin dejar de reír, tanto que empezó a toser.
-No me importa, estoy más que segura que vale la pena-respondió esta con seguridad.
-Eres incorregible, definitivamente mujer-decía Claudia con cierto dejo de reproche.
-Bueno, primero que nada les pido que no me interrumpan mientras les cuento, por lo menos hasta que haya terminado y sobre todo les suplico que me escuchen, creo que si les cuento esto es solo por el efecto diurético de la cerveza y nada más.
Toma una bocanada de aire y luego un buen sorbo de cerveza, aunque era imposible, Mara sentía como si la estuvieran escuchando, pero no sus compañeras sino....... es una locura pensó finalmente.-Si la cerveza te hace hablar por su efecto “diabético” bueno... halla tu, pero sigue “echándole”-comentó Mariela no pudiendo mas de curiosidad, la espera la estaba volviendo loca y junto con la expresión en su rostro hacia de ella una imagen divertida, tanto que sus compañeras no podían dejar pasar la ocasión para burlarse de esta, la cual y debido a su temperamento les seguía la corriente.-Bueno-dijo Mara con su rostro sombrío-creo que todo comenzó cuando yo estaba estudiando en la universidad, como hace tres años aproximadamente, cursaba el quinto año de biología marina cuando lo conocí, su nombre es Julio y él estaba en la misma carrera que yo, solo que había egresado y estaba haciendo su tesis.El comienzo de nuestra relación fue como en los cuentos de hadas-en ese instante a Mara se le
-Verdad solo pase rápido, no me gusta mirar a nadie tan fijamente como tu-le decía Mara mientras se reía por su comentario.-Pero tu mujer no miras a nadie, estoy segura que las miradas fueron para ti, fueron demasiado evidentes y no es que sea yo una mirona, no-riendo Claudia, continuaba con las ironías hacia Mara quien también reía por el tema.-¿Serán solteros? sino no importaría mucho ¿saben?-decía Mariela mientras los miraba y con su vaso de cerveza en bebía lentamente.-¡Que loca!-reprendía Mara-como puedes decir eso Mariela y si es que son pareja o psicópatas, lo has pensado acaso o talvez sean unos degenerados buscando una nueva victima, solo Dios sabe por que estarán por estos lados, es obvio que no pertenecen al ambiente.-Igual no me importa, total con el auto que tiene me sacrificaría con gusto, de paso ”probaría otro corte de carne” de más calidad-comentó seriamente Mariela agregando-y saldría en el diario en la televisión.-Déjala Mara si esta no tiene remedio, creo que
Claudia provenía de una familia de pescadores artesanales, estaba casada con uno, por ende, se veían de vez en cuando, tenían tres hijos y aún vivían con los padres de ella, ya que estaban ahorrando para poder lograr tener su casa propia. Sus hijos estaban en el internado de la escuela del sector, su vida siempre había sido difícil, especialmente por venir de un nivel social bajo, tal vez halla sido por ello, que cuando vio llegar a Mara, esa tarde a la planta pensó que no aguantaría mucho, tal vez sea por ello que cuando escuchaba a las demás intrigar en contra de Mara, ella salía en su defensa, alegando que cuando quisiera hablar, hablaría, tal vez sea por ello que cada vez que la veía sentarse por horas frente al ventanal de la pensión, nada le preguntaba, solo la dejaba tranquila y sola, si tan solo ella hubiese sabido algo sobre el calvario de Mara hubiese tratado de acercársele y ayudado a hacerle mas llevadera la vida que llevaba. Claudia llevaba trabajando tres años en la empr
De manera instantánea Mara despierta, encontrándose frente a los dos hombres los cuales estaban mirándola fijamente, por su cuerpo un escalofrió la dominaba haciendo que se tambaleara ya que sus piernas estaban temblando y sin pensarlo se aferró a la mesa instintivamente. En ese instante cruza miradas con uno de ellos, era un hombre joven de aspecto extremadamente pulcro, con una mirada penetrante, la cual no se despegaba de ella y al cual no podía dejar de ver, en ese instante pensó:-Para sé un degenerado, estas bastante bueno, si hasta te pareces un bombón-de pronto una sonrisa le adorno su pálido rostro, la cual se esfumo cuando nota que el bombón también le sonreía y extendió su mano, tratando de tocar la de ella que aún ser hallaba aferrada a la mesa, tal vez fue la sonrisa o la acción del bombón, de tocarla, que Mara se asustó y despertó frente a los hombres y un terror la invadió tanto que retrocedió y se marcho rápidamente a la mesa junto a sus compañeras, las cuales ya estab
La nueva ronda llega y algo había cambiado en Mara, ya no sentía tanto miedo y el hecho de haber contado su triste historia la colocaba de buen humor. Durante lo que restaba de la nueva ronda, las risas continuaron en especial por las miradas que Mara había recibido y por el comentario del bombón. Alrededor de las 2:45 Claudia ordena tajantemente:-Ahora si que nos vamos o mañana pasamos de largo.-Yo apoyo el comentario-decía Mara tomándose él ultimo sorbo y solicitando la cuenta, tanto la sensación de ser observada como los escalofríos no cesaban solo que ahora experimentaba algo diferente y no podía describirlo con claridad. La melodía no había cesado en toda la velada, solo en su cabeza.-¡La cuenta!-gritó Mariela siendo sostenida y callada por Claudia quien le recrimina:-Cállate y tu Mara me ayudas a sacarla hasta afuera, el aire fresco la calmara.-Esta bien, a las tres nos calmara.Una vez que pagaron, Mara se levanta de su asiento, para colocarse su abrigo, pudiendo notar, qu
Fue así como las mujeres con paso lento, pero decidido llegaron a cada vez más cerca de la pensión, descubriendo que el que se hallaba hablando por teléfono, corta su comunicación y se queda frente a ellas mirándolas. Su mirada no solo era penetrante sino que también intimidante, lo que a Mara le recordó su anterior incidente con los bombones. Tanto Mara como Claudia y sin saber porque intentaron ser cordiales. -Buenas noches-dijo Mara, mientras veía a Mariela que estaba a punto de irse encima de ellos, por lo que la sujeto con mas fuerza aun. -Buenas noches-dijo mas alto y con voz mas firme Claudia a los hombres, que no solo se mantenían firmes sino también callados, mirándolas fijamente de tal forma que daba miedo. En ese momento Mara se da vuelta y nota que desde la esquina, en donde se encontraba el púb, salían hombres con abrigos largos, reuniéndose con los de la barra y permaneciendo juntos por unos minutos cerca de los autos, para luego girar sus cabezas en la dirección que
La pensión era una casa grande, constaba de 15 habitaciones, con un baño en cada piso. Por lo general eran todas trabajadoras de la planta, salvo una que otra supervisora. El comedor era grande y tenía unos ventanales que daban a la calle. La habitación de Mara era la número 7, de 4 de frente por 3 de fondo, tenía una ventana que daba a un pasillo que rodeaba la casa. En la habitación había una litera y una pequeña cama, en la cual dormía Claudia, en la parte de abajo de la litera era ocupada por Mariela y Mara dormía arriba de esta.Solo tenían un closet que estaba dividido en tres partes iguales, aunque Mariela ocupaba además una parte de Mara, ya que esta no tenía mucho que guardar. Aparte de esto, había un reloj y una pequeña radio a pilas, que era de Claudia.Una vez dentro de la habitación comenzaron a hablar de lo ocurrido.-¿Quiénes serian esos tipos?... ¿Y tú, porque te ibas para el auto ese, los conoces acaso?-preguntaba Claudia un tanto preocupada por la cara de esta.-No s
Durante la madrugada, el movimiento del puerto de incremente de manera significativa, el sol comienza asomarse lentamente, pero a paso firme por las laderas que bordean al puerto. Es así como comienza el desfile de trabajadores, a cumplir con sus turnos, cruzándose con los que vienen de regreso de los mismos.Es día lunes y a medida que el sol sigue avanzando va agitando a las gaviotas, las cuales en su trinar dan la bienvenida al nuevo día, comenzando a buscar su alimento.Los diferentes vehículos comienzan a circular con más fluidez, ya sean los que van para las diferentes plantas, como así también los de uso personal, con todo aquel bullicio el puerto, va despertando a quienes se han quedado rezagados. El aroma del puerto, es una mezcla del humo de las chimeneas, de los diferentes vehículos, el de las diferentes empresas del sector, junto con el aroma del mar.En la pensión, ya se habían ido todas aquellas que les tocaba trabajar de mañana, la pensión a pesar del gran número de muj