Fue así como las mujeres con paso lento, pero decidido llegaron a cada vez más cerca de la pensión, descubriendo que el que se hallaba hablando por teléfono, corta su comunicación y se queda frente a ellas mirándolas. Su mirada no solo era penetrante sino que también intimidante, lo que a Mara le recordó su anterior incidente con los bombones.
Tanto Mara como Claudia y sin saber porque intentaron ser cordiales.
-Buenas noches-dijo Mara, mientras veía a Mariela que estaba a punto de irse encima de ellos, por lo que la sujeto con mas fuerza aun.
-Buenas noches-dijo mas alto y con voz mas firme Claudia a los hombres, que no solo se mantenían firmes sino también callados, mirándolas fijamente de tal forma que daba miedo.
En ese momento Mara se da vuelta y nota que desde la esquina, en donde se encontraba el púb, salían hombres con abrigos largos, reuniéndose con los de la barra y permaneciendo juntos por unos minutos cerca de los autos, para luego girar sus cabezas en la dirección que se encontraban las mujeres y Mara volvió a oír:
-Sueña conmigo cariño...-esta era la voz juguetona, la primera que había oído.
Nuevamente la voz en su cabeza, enloqueciéndola y dejándola mas perturbada aún de lo que ya estaba.
-¿Que te pasa Mara?-preguntaba Claudia notando cierto pánico en la mirada de esta.
-Nada... solo es que me ponen nerviosa estos tipos, son tan raros. ¿Se dieron cuenta que todos los que estaban en el púb también salieron?, están todos afuera, salieron justo después de nosotras-comentaba nerviosa, pudiendo oír aun el eco de aquellas palabras en su cabeza.
-Quizás, es que anden todos juntos o el púb esta cerrando y los sacaron a todos-comentaba Claudia incrementando sus temores. Mara cada vez estaba más preocupada ya que estar oyendo voces en la cabeza, por así decirlo, no era nada normal. Mucho menos, acompañadas de Bach.
-No creo que estuvieran por cerrar, siempre cierran tarde, además, siempre el dueño espera que el cliente ser vaya y no lo hecha, eso non, non, non, sin importar que hora sea, el siempre espera, yo creo que estos se querían ir no mas-intervenía Mariela haciéndole cada vez mas difícil quedarse quieta
-¿Quienes serán estos de acá?-pregunto señalando con el dedo a los de la camioneta y haciendo un pequeño movimiento se suelta de los brazos de sus compañeras y se acerca a estos rápidamente y les pregunta
-¿Qué es lo que están haciendo acá?, les debemos algo o...
No termino de preguntarles, cuando siente un fuerte tirón hacia atrás, era Mara, quien la alejaba del hombre que ni se inmuto por la cercanía o pregunta de Mariela. Tan solo cambio su mirada, esta se torno más intimidante, con cierto dejo de desprecio hacia Mariela, fue tanto que Mara llegó a pensar que la golpearía sin pensarlo.
-¿Pero que estas haciendo, acaso estas loca?-regañaba Claudia, quien ya estaba asustada por la hostil actitud de los hombres.
-Por favor discúlpela, no quiso molestarlo-se disculpaba Mara ante el sujeto, que de manera repentina y ante su asombro, luego de haberla escuchado, este bajo la vista, como si aceptaras las disculpas, para luego regresar a su antigua postura, tan solo que ahora solo la observaba a ella y no con desprecio, sino mas bien con respeto, como si estuviese esperando algo mas.
-Si discúlpela, ha tomado demasiado esta noche-agregaba Claudia, a quien el sujeto no se molesto en mirarla, ya que se encontraba frente a Mara, siendo solo a ella quien miraba.
El otro en cambio, giro su cabeza, mirando hacia la esquina y después de ello se coloca junto a su compañero, aumentando el temor en las tres mujeres que no podían ingresar a la pensión, ya que estos le estaban bloqueando la entrada.
De pronto aparece uno de los autos que estaban fuera del púb, con el motor encendido se quedo estacionado, junto a la camioneta.
-¿Por que mejor no entramos? Esto se esta poniendo feo-comentaba Mara a sus compañeras, mientras tenia fuertemente tomada a Mariela por el brazo y una sensación de pánico se apoderaba de ella.
-Pero, tendríamos que pasar empujando, porque no creo que se corran.
-Mira Claudia si es necesario los empujo, pero entremos, tengo miedo
-Yo opino lo mismo, entremos esto es demasiado raro-ratificaba Claudia, tratando de ver quien estaba dentro del auto y sin darse cuenta suelta a Mariela, quien se aproxima de lleno a los hombres, tratando de tocarlos, cuando es retenida por Mara.
Todo transcurrió tan rápido, que Mara fue fuertemente empujada al suelo por Mariela, cayendo de espaldas. Uno de los hombres, al ver como Mariela al tratar de tocarlo y empujar a Mara al suelo, toma a Mariela fuertemente por el brazo, levantándola y arrastrándola hacia Claudia, quien estaba absorta por la escena y también por la mirada de odio, que tenia el hombre arrastrando a Mariela. Paralelamente Mara se hallaba en el suelo, adolorida y un tanto avergonzada por la escena, cuando vuelve a escuchar una voz en su cabeza que esta vez le pregunta en tono de preocupación:
-¿Te ha lastimado esa mujer? ¿Cómo te encuentras?
Ella estaba convencida que eran dos voces que escuchaba, no podía identificarlas, tampoco ignorarlas por lo que empezó a convencerse que estaba quedando loca, mucho tiempo sola, pensó.
-¿Se encuentra usted bien?-preguntaba el otro hombre, que ahora estaba inclinado hacia ella.
-Si... muchas gracias-dice esta asustada, ya que no lo vio aproximarse a ella. De pronto, Mara siente como él comienza a ayudarla a incorporarse, de manera delicada la toma por el brazo y por la cintura, como si ella no pesara nada la dejo de pie nuevamente y para sorpresa de esta, en su rostro se dibujaba una especie de sonrisa amable, por lo que Mara no pudo dejar de expresar:
-Por favor... disculpen el escándalo, parece que hemos tomado demasiado por una noche.
-No creo que sea usted la que ha bebido en exceso-respondía el hombre.
-Bueno... por lo general no se comporta así-agregaba Mara, a pesar de la extraña situación no sentía ningún tipo de temor hacia ellos, solo le preocupaban las voces en su cabeza.
-Esta bien, no se preocupe usted, entendemos perfectamente-respondía el hombre con un marcado acento extranjero, sin dejar de sonreírle.
Una vez que Mara estaba de pie, nota que sus manos se habían raspado y la izquierda sangraba levemente, para su sorpresa el hombre nuevamente la socorre, sacando de uno de sus bolsillos un pañuelo y dándoselo.
-No se moleste, es solo un raspón-y al notar que el no aceptaba tal excusa, le tomo su mano y comenzó a envolverla en él, le sorprendió la delicadeza que él tenia para con ella-de verás muchas gracias, ha sido muy amable-para sellar la frase con una sonrisa hacia el hombre, quien se la corresponde y se dirige junto a Claudia, quien apenas sostenía a Mariela.
Esta al ver como Mara hablaba con ellos, espera que se acerque para tratar de agredirla diciéndole.
-¡Perra!... porque tu si y yo no-solo alcanzó a darle un golpe en el rostro, que nuevamente la dejo en el suelo, ya que cuando intento continuar con los golpes, el mismo que la había tomado por el brazo, ahora la retenía fuertemente por ambos, haciendo que sus pies se despegaran del suelo y provocando que Mariela se quedara muda de la impresión y el miedo, junto con Claudia, a quien solo le vasto la mirada del otro para quedarse en su lugar.
-Por favor, no se disculpe mas, no tiene que hacerlo, es un honor poder ayudarla.
Mara no entendía muy bien esa frase pero sabia que no podía de dejar de agradecerle y así lo hizo.
-Esto es realmente vergonzoso para mí, no acostumbro...
-Está bien, entiendo perfectamente-comentaba el hombre a Mara.
Mientas tanto, Mariela fu dejada junto al portón de la pensión y Claudia se puso a su lado, no siendo indiferente ante la charla del hombre con Mara. La cual, se les acerca y Claudia empieza a abrir el portón, una vez abierto hacen pasar a Mariela y Mara se despide de los hombres, quienes para su asombro corresponden amablemente, por unos instantes su vista se centra en el auto afuera, descubriendo que ahora no era uno, como ella esperaba. Sino que los dos se despedían de ella.
Por un momento le dio la impresión de que estaban esperando algo, pero la voz en su cabeza la trajo nuevamente a la realidad.
-¿Estas bien cariño?....tu no deberías de estar con ese tipo de gente, ven... ven hacia mi...
Mara estaba confundida ya que para estar quedando loca tenía muy buenas razones, pero dentro de ella sentía algo que no podía explicar, y que eran esas palabras, como un imán, sentía que debía obedecer y de manera imprevista comenzó a caminar con rumbo hacia el primer auto, en su interior había una mezcla entre nervios y dulzura de una voz amada. No podía explicar por que, pero iba caminando decididamente, al pasar junto a los de la camioneta, pudo ver como ambos la miraban curiosos. A medida que se acercaba al auto su corazón latía con mayor fuerza y su respiración se hacia mas y más pesada.
-¿Pero acaso tu también te vas a descontrolar?-preguntaba Claudia tomándola por el abrigo, como lo había hecho a la salida del púb-vamos mejor nos entramos.
-Si, no sé en que estaba pensando, entremos que tengo mucho frió-respondió esta confundida y con miedo. Al darse vuelta vuelve a escuchar la voz que le dice:
-Cariño mírame...
De manera espontánea esta gira y mira al auto, estando convencida que allí es en donde debería estar, pero ya era tarde, Claudia al ver la expresión de Mara, la empuja hacia adentro y cierra el portón, luego de ello los hombres que se hallaban junto a este, regresan a la camioneta y se quedan dentro. No sin antes dar una fulminante mirada de ira y odio hacia Claudia.
Las tres mujeres entran a la pensión y al cerrar la puerta escuchan como los motores de los tres vehículos se pierden en el silencio de la noche.
La pensión se hallaba en completo silencio, por lo que tuvieron que llevar a Mariela a empujones y bajo amenazas.
La pensión era una casa grande, constaba de 15 habitaciones, con un baño en cada piso. Por lo general eran todas trabajadoras de la planta, salvo una que otra supervisora. El comedor era grande y tenía unos ventanales que daban a la calle. La habitación de Mara era la número 7, de 4 de frente por 3 de fondo, tenía una ventana que daba a un pasillo que rodeaba la casa. En la habitación había una litera y una pequeña cama, en la cual dormía Claudia, en la parte de abajo de la litera era ocupada por Mariela y Mara dormía arriba de esta.Solo tenían un closet que estaba dividido en tres partes iguales, aunque Mariela ocupaba además una parte de Mara, ya que esta no tenía mucho que guardar. Aparte de esto, había un reloj y una pequeña radio a pilas, que era de Claudia.Una vez dentro de la habitación comenzaron a hablar de lo ocurrido.-¿Quiénes serian esos tipos?... ¿Y tú, porque te ibas para el auto ese, los conoces acaso?-preguntaba Claudia un tanto preocupada por la cara de esta.-No s
Durante la madrugada, el movimiento del puerto de incremente de manera significativa, el sol comienza asomarse lentamente, pero a paso firme por las laderas que bordean al puerto. Es así como comienza el desfile de trabajadores, a cumplir con sus turnos, cruzándose con los que vienen de regreso de los mismos.Es día lunes y a medida que el sol sigue avanzando va agitando a las gaviotas, las cuales en su trinar dan la bienvenida al nuevo día, comenzando a buscar su alimento.Los diferentes vehículos comienzan a circular con más fluidez, ya sean los que van para las diferentes plantas, como así también los de uso personal, con todo aquel bullicio el puerto, va despertando a quienes se han quedado rezagados. El aroma del puerto, es una mezcla del humo de las chimeneas, de los diferentes vehículos, el de las diferentes empresas del sector, junto con el aroma del mar.En la pensión, ya se habían ido todas aquellas que les tocaba trabajar de mañana, la pensión a pesar del gran número de muj
Mariela se marcho rumbo al baño, dejando a sus compañeras arreglando la habitación. Mara quien aun escuchaba las palabras de la noche anterior en su cabeza decidió no comentarlo con Claudia y mucho menos con Mariela.Esta, provenía de una familia de campesinos, siendo la menor de cinco hermanos, solo poseían el campo en donde todos trabajaban, es por ello que Mariela había salido a buscar nuevos horizontes, pero solo llego hasta el puerto ya que en su marcha, se topo con un marino, que al poco tiempo la dejo sola, llorando y en el puerto. Cuando tenía 19 años entro a trabajar en la planta, conociendo allí a Claudia quien se transformaría en madre, amiga y confidente. Por ello quizás, solo viajaba a la casa de sus padres de vez en cuando, ahorraba la mitad de su sueldo y malgastaba el resto, no sabía por que ahorraba pero lo hacía, ya que no tenía planes. Al igual que Claudia siempre defendió a Mara, de las demás trabajadoras.La relación de ellas, era buena, ya que Mara no solo evitab
Las tres llegaron al café, entre risas y comentarios por la noticia de la empresa entran, allí notan que no eran las únicas con dudas y lo peor de todo es que todas las señales indican que efectivamente es la planta en donde ellas trabajan la que vendió.El desayuno transcurrió rápido, ya que las tres salen con rumbo a la planta, al pasar nuevamente junto a la camioneta, notan que los vidrios están levantados y que comienzan a bajar, quedando abajo para cuando ellas pasaron al lado, a los que ellas apresuraron sus pasos, no sin antes verles nuevamente el rostro y la mirada clavada en Mara, quien se había retrasado adrede. Esta pudo verificar que efectivamente la miraban solo a ella, por lo que se atrevió a sonreírles y decirles:-Buen día...-Buenos días-dijeron al unísono los hombres, agregando-¿Todo esta bien?-Mas o menos-respondía esta pensando en la planta vendida.-Todo estará bien, no hay de que preocuparse-dijo el que estaba al volante sonriendo-este usted tranquila.Mara esta
Mara desde que había entrado en la empresa sintió como si estuviese siendo observada y los nervios se apoderaron de ella.El playón en donde se encontraban concentrados todos los trabajadores, era el estacionamiento del personal de la empresa ubicándose entre los edificios ya mencionados. Por lo que desde el tercer piso también se veía dicho estacionamiento. Estando casi la totalidad del personal de la empresa.-Guau... parece que hoy tenemos asistencia perfecta-susurro Claudia a sus compañeras, quienes también estaban asombradas por la cantidad de gente.-Eso veo... no falta nadie-corroboraba Mariela saludando a unas mujeres.-Somos muchas... no pensaba que éramos tantas-decía Mara.-Parece que si son malas noticias, sino no habría tanto misterio-agregaba Claudia un tanto preocupada.-O tal vez no... Ojala que todo termine rápido y nos digan que es lo que esta pasando-decía Mara sintiendo un escalofrío y con ello el miedo de que vuelva a escuchar aquellas voces.Pasaron varios minut
El turno finalizo a las 22:15 horas, por lo que las mujeres tomaron el transporte del personal para regresar a la pensión, el recorrido del transporte las dejaba frente al púb en donde la mayoría de los trabajadores estarían para ponerse de acuerdo junto con los sindicatos de la empresa, sobre que medidas tomarían ante cualquier caso de despidos masivos o cese de actividades.Mara, solo tenía cabeza para pensar en las extrañas cosas que le estaban sucediendo, primero eran las voces en su cabeza de hombres, luego lo ocurrido a la empresa en donde trabajaba sin dejar de lado los raros hombres de la camioneta que la seguían por todas partes, bueno algo positivo era que había visto a su bombón y al otro hombre atractivo que estaba con este. Y que ninguno de los extraños personajes ha sido maleducado o desagradable con ella.Hasta llego a pensar que tal vez ellos serían parte del nuevo consorcio que compro la empresa, pero eso sería demasiado extraño, además que hacían en un púb de mala m
-Mara espera... -era la voz de un hombre que se escucho en la habitación, fuerte y claro, tanto que la mujer se enreda en él escalón y pierde el equilibrio, cayendo al suelo, pero antes se golpea la cabeza con la mesita de luz, el golpe fue seco que la dejó en el suelo semi-inconsciente.-Ha... Esto solo me pasa a mí... que suerte la mía... es el colmo... hay como duele-expresaba incapaz de moverse por sí misma. Ella solo podía sentir un fuerte dolor en su pie derecho, además de que empezaba a tener sueño y se queda dormida, entre sueños ve a un hombre que estaba a su lado y la toma entre sus brazos fuertemente, para luego sentir un dolor tan agudo que parecía raro que fuera del mismo sueño. Lo último que vio fue a aquel hombre que la miraba tiernamente, su aroma era tan agradable, que Mara no se resistió cuando el la tomo entre sus brazos, ella sabía que lo había visto antes pero no recordaba en donde, estaba a punto de cerrar los ojos cuando este le dice:-Debes tener cuidado, esta
Al llegar a la habitación notan que la ventana estaba abierta y la luz encendida, Mara estaba en su cama durmiendo, pero tenía el pie derecho encima de un almohadón, lo demás estaba en orden.-¿Que le habrá pasado? ¿Mira como tiene el pie?-pregunto Claudia cerrando la ventana.-Anda a saber, pero se ve que esta feliz mira su cara de tonta con la que duerme.-Mariela ¿qué piensas de lo que te conté?-pregunto Claudia.-Creo que si es para preocuparse, podría ser el ex de Mara, ella dijo que el también trabaja en el puerto y tal vez la este buscando, tal vez esos tipos trabajen para él o los hallan mandado la familia de Mara, tampoco me gustan se ven malos. Pero que podemos hacer si son ellos. Nosotras solo somos dos contra todos ellos y no creo que tengan buenas intenciones Claudia.-No son buena gente-comentaba Claudia-en eso estamos de acuerdo. Deberiamos estar mas pendientes de Mara y definitivamente no dejarla sola, asi no la toman desprevenida, que opinas?-Si, creo que es lo mejor