Capitulo 10

Durante la madrugada, el movimiento del puerto de incremente de manera significativa, el sol comienza asomarse lentamente, pero a paso firme por las laderas que bordean al puerto. Es así como comienza el desfile de trabajadores, a cumplir con sus turnos, cruzándose con los que vienen de regreso de los mismos.

Es día lunes y a medida que el sol sigue avanzando va agitando a las gaviotas, las cuales en su trinar dan la bienvenida al nuevo día, comenzando a buscar su alimento.

Los diferentes vehículos comienzan a circular con más fluidez, ya sean los que van para las diferentes plantas, como así también los de uso personal, con todo aquel bullicio el puerto, va despertando a quienes se han quedado rezagados. El aroma del puerto, es una mezcla del humo de las chimeneas, de los diferentes vehículos, el de las diferentes empresas del sector, junto con el aroma del mar.

En la pensión, ya se habían ido todas aquellas que les tocaba trabajar de mañana, la pensión a pesar del gran número de mujeres que allí convivía, permanecía en silencio, la mayor parte del tiempo, todas sin excepción trataban de hacer el menor ruido posible, para así no molestar al que estaban durmiendo.

Ya era el momento de desayunar, en la habitación 7 solo emitía sonido una radio vieja a pilas, en donde primero se daba el santoral para el día, para luego dar él pronóstico del tiempo, los mensajes para dar lugar al noticiero de la mañana, hoy sería la noticia central la repentina y sorpresiva venta de acciones de una empresa del puerto a un consorcio extranjero, según relataba el locutor, las acciones habían sido vendidas en su totalidad, estando ya en manos de los nuevos dueños. No se dieron mas detalles, alegando que era la única información que les habían dado por el momento, ya que todo estaba realizándose de manera muy rápida en la empresa en cuestión.

Como ultimo comentario se dijo que dicha empresa no tenía problemas económicos y que según lo pactado no habría despidos, también se dijo que los nuevos dueños ya estaban en la zona.

Corrían alrededor de las 9 de la mañana cuando Claudia abría pesadamente sus ojos, miro su reloj y escucho la noticia en completo silencio, para luego preguntarse de que empresa se trataría, rogando que no fuera donde ellas trabajaban, siempre hay despidos... siempre, pensaba.

Miró hacia un lado encontrándose que Mariela aún dormía, con muy pocas intenciones de despertar pronto.

-¿Has escuchado la noticia que acaban de dar Claudia?-preguntó preocupada Mara, para luego agregar- buenos días.

-Buenos días mujer, estoy preocupada por la noticia no sé que decirte, es raro y solo espero que no sea la nuestra. Esta estuvo quejándose toda la noche por su brazo-comentó indicando a Mariela-¿Y tu como estas hoy?

-Parece que Mariela tomo demasiado-bajando su cabeza, la mira por unos segundos y finalmente responde-creo que debemos despertarla ahora, así no tendrá problemas en la planta, también que sé de un buen baño, yo estoy bien-aunque aun no podía sacarse de la cabeza lo ocurrido la noche anterior.

-Bien, un baño frío y una buen taza de café cargado, la despertara y así se va a acordar de la metida de pata que tuvo anoche-repuso seriamente Claudia.

-Si... con respecto a tu pregunta, bueno estoy bien realmente de hacia falta hablar con alguien, hace ya mucho tiempo que me había acostumbrado a sentirme así de mal, pero no sabía como salir de todo esto, por suerte las tengo a ustedes que siempre han estado ahí, supieron esperarme y lo mas importante estuvieron anoche escuchándome. Debo confesarte algo-dijo repentinamente Mara observando como Claudia se sentaba ahora en su cama y la miraba con curiosidad-como así para terminar con la noche de locas que tuvimos, es raro, te adelanto pero lindo, anoche soñé con mi bombón, si ríete nomás, no me importa, anoche estaba como para comérmelo a besos, si es tan lindo como en mi sueño... ¡Guau!-expresaba Mara con una sonrisa en su rostro y haciendo caso omiso a la risa de Claudia.

-Para que te rías y tengas esa cara debió ser un buen sueño-dijo esta aun sonriendo.

-Si lindo, algo me decía pero yo no le entendía nada de nada, entonces él me explicaba algo, no sé, yo no le entendía nada, pero estaba feliz de que él estuviera a mi lado, yo solo lo miraba y se me ocurrían algunas ideas de lo que podríamos hacer, de esas que nunca se olvidan-dijo riendo Mara.

-A no... Eso es el colmo, que hayas soñado con el pesado de tu bombón, es una clara señal de que te hace falta salir más seguido-respondía convencida Claudia.

-Escuche eso. ¿Soñaste con el pelmazo de tu bombón?-intervenía Mariela.

-Oye… antes que comiences a reírte de Mara, creo que nos debes unas disculpas por la escena que nos diste, es más le pegaste a Mara-reprendía Claudia.

-Ha ¿te pegue?, yo solo me cuerdo que estabas hablando con el pelmazo de tu bombón, él me apretó fuerte el brazo, de eso nomás me acuerdo, pero de todos modos, disculpen señoritas.

-Realmente te tomaste hasta el agua del florero anoche, además el que te apretó los brazos no fue el pesado del bombón de Mara, sino los que estaban acá afuera y solo le hablaron y sonrieron a Mara, solo a ella y tú te enojaste por eso y le pagaste-aclaraba Claudia a una asombrada Mariela.

-Ese fue entonces el que me apretó ¿le sonrieron a Mara?

-Si también le hablaron y hasta le dieron un pañuelo-agregaba burlonamente Claudia.

-Bueno, esta diciendo la próxima tomo solo agua y me quedo al lado de Mara y veo que es lo que me toca... ¿soñaste con el pelmazo?-decía Mariela riendo con Claudia.

-Si y parece que encuentran muy chistoso eso, además no es ningún pelmazo-comentaba viendo como sus compañeras se burlaban de ella agregando- además se veía como...

-Un pelmazo-interrumpían las mujeres al unísono a Mara, quien también ríe con ellas.

-Vez te hace falta salir más, para que así puedas ver a otro tipo de hombres, esos de traje y corbata, con cara de pesados solo te van a traer problemas-comentaba Claudia.

-Lo único rescatable era su auto, eso si es que era de ellos-reflexionaba Mariela, bostezando.

-Tu te vas a bañar primero para que té despejes-decía Claudia a Mariela.

-Si porque yo que hace mucho que no salgo, tome lo mismo que tú y la misma cantidad, fuiste tú la que peor quedo-repuso Mara divertida.

-Bombón-se escucho antes de que las mujeres comenzaran a reír.

-Y bueno no se me ocurrió nada mejor que eso... además del hecho que soy fanática por los chocolates y él estaba realmente para comérselo y el otro también- decía esta recordando las voces que había escuchado, permaneciendo en silencio.

-Vez así tienes que hablarle, te voy a comer o algo parecido, ya sabes para cuando lo vuelvas a ver-decía Mariela, siendo corroborada por Claudia.

-No creo que lo vuelva a ver fue solo anoche él debía de estar de paso, no era de acá-se lamentaba Mara.

-Entre anoche y hoy nos han pasado tantas cosas que no me extrañaría que los volvamos a ver, tanto al pesado de tu bombón, a los que estaban con él y hasta al amigo de Mariela-comento Claudia parándose y abriendo la ventana de la habitación, una ráfaga de aire fresco entro y luego de unos minutos la habitación se encontraba fresca y sus ocupantes, desde que Claudia abrió se hallaban quejándose del frío.

-Cierra esa ventana mañosa que hace frío-decía Mara.

-Si es temprano todavía y yo tengo sueño-gemía Mariela.

-No pienso cerrar nada, hasta que las señoritas se dignen a levantar, tampoco hace tanto frío, arriba flojas-alegaba Claudia viendo como las otras se tapaban con sus frazadas.

-Esta bien levantémonos, yo invito el desayuno-dijo Mara quien dio un salto y llego al suelo esperando la respuesta de las compañeras.

-Bueno si la cosa viene así, me levanto nomás-dijo Mariela.

-Báñate primero-dijo Claudia sentándose en su cama.

-Si, parece que anoche se me anduvo pasando la mano con el trago-reflexionaba Mariela.

-Un poco... casi te agarras al bombón de Mara y a todos los pesados que lo acompañaban-dijo Claudia divertida por la cara de Mara ante su cometario.

-No es ni pelmazo, ni pesado, solo mi bombón-dijo esta seriamente, a lo que las tres comenzaron a reír.

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