La nueva ronda llega y algo había cambiado en Mara, ya no sentía tanto miedo y el hecho de haber contado su triste historia la colocaba de buen humor. Durante lo que restaba de la nueva ronda, las risas continuaron en especial por las miradas que Mara había recibido y por el comentario del bombón. Alrededor de las 2:45 Claudia ordena tajantemente:
-Ahora si que nos vamos o mañana pasamos de largo.
-Yo apoyo el comentario-decía Mara tomándose él ultimo sorbo y solicitando la cuenta, tanto la sensación de ser observada como los escalofríos no cesaban solo que ahora experimentaba algo diferente y no podía describirlo con claridad. La melodía no había cesado en toda la velada, solo en su cabeza.
-¡La cuenta!-gritó Mariela siendo sostenida y callada por Claudia quien le recrimina:
-Cállate y tu Mara me ayudas a sacarla hasta afuera, el aire fresco la calmara.
-Esta bien, a las tres nos calmara.
Una vez que pagaron, Mara se levanta de su asiento, para colocarse su abrigo, pudiendo notar, que los hombres que se hallaban junto a la barra, se ponen de pie y miran a los de la mesa, permaneciendo parados y en silencio.
Mara comenzó a inquietarse y luego de mirar a Claudia deciden tomar a Mariela cada una por el brazo y sacarla para afuera, apenas habían comenzado su trayecto hacia la puerta, vuelve a escuchar otra voz:
-Hey mírame... -esto fue suficiente para que se parara en seco y dirigiera su vista a la mesa del bombón, encontrándose nuevamente con la mirada de los hombres y un calor comenzó a recorrerle el cuerpo.
-¡Estoy loca!, ahora estoy escuchando otra voz por falta de una, me van a encerrar... esto no me puede estar pasando no a mi, voy a quedar loca.
Fueron tan rápido aquellos pensamientos que de pronto tomo a Mariela fuertemente y salió a la rastra con las mujeres, junto enfrente de la puerta vuelve a escuchar:
-No te asustes... ven-esta vez escucho como la voz reía suavemente, tal vez fue eso o la dulzura de aquella risa, que hizo que Mara soltara a Mariela del brazo y se encaminara hacia la mesa.
-Esta bien, solo espero que no crean que estoy loca-pensaba, teniendo la vista fija en los hombres.
-Eso jamás querida, ven hacia aquí-las palabras en su mente eran una bella melodía, era el tipo de sonido al que no podía negarse.
-Yo no...
-Tranquila, ya nadie te lastimara. Eso jamás.
De pronto Claudia la alcanza a tomar del abrigo y la jalonea, siendo esto suficiente, para que despertase del transe en que se hallaba.
-No te vas a colocar como Mariela, mira que con una por noche me vasta-dijo Claudia.
-No sé que hacia perdóname-contesto Mara, viendo a los de la barra que continuaban mirándolas.
-Tu deseas estar junto a mí... -retumba la voz en su cabeza-Ven…
Mara quien ya estaba en un posible colapso, sale raudamente del lugar arrastrando, ahora si, a sus compañeras, una vez afuera se encontró con la cara de sorpresa de Claudia quien aun tomaba a Mariela.
-¿Estas bien Mara?-pregunto Claudia tomando fuertemente a Mariela que comenzaba a tambalear.
Está tardo en responder, ya que estaba viendo un segundo auto, con patente extranjera fuera del púb y se cruzó miradas con Claudia, que recién se percataba de ello.
-Si, crees que este sea de los que estaban en la barra-respondió un tanto confundida y comenzando el regreso a la pensión en un completo silencio.
-Tal vez, los autos se parecen y los tontos también-agregaba Claudia.
-Yo estaría feliz con un solo tonto de esos-decía Mariela. Ambas la miraron y continuaron el trayecto un tanto intrigadas.
A medida que avanzaban Mariela iba hablando de como le gustaban los hombres y Claudia la reprendía, Mara solo se reía de las ocurrencias de su compañera, a mitad de trayecto las mujeres notan, que frente a la pensión se hallaba estacionada una camioneta, fuera de esta se hallaban unos hombres parados, de los cuales uno hablaba por teléfono.
Como la distancia, no era suficiente, solo pudieron notar, que las estaban mirando a ellas o eso creían.
A medida que se acercaban descubrieron que la apariencia de estos era similar a los de la barra, serios con una mirada fría y muy intimidante, su aspecto más bien, era de ser extranjeros. Vestían completamente de negro y llevaban unos abrigos largos abiertos, ellos estaban allí de pie, solo viendo como ellas se acercaban a la pensión.
-¡Hey! Chicas... es una ilusión óptica o hay lindos hombres frente a la pensión esperándonos-comentó Mariela un tanto mareada aun y siendo sujetada por sus compañeras.
-No es una ilusión, hay dos afuera de la pensión-contesta Mara un tanto inquieta en ese momento sus pies le pesan demasiado, como para continuar con el paso que llevaban, por lo que las mujeres comienzan a caminar mas lento. Deseaba ir hacia la voz que había escuchado.
-Es cierto hay bombones frente a la pensión-añade Claudia no pudiendo evitar la risa.
-¿Cómo no se te va a ocurrir nada mejor que bombón?-criticaba Mariela mirando a los hombres.
-Eso, algo mas adecuado para la situación... no se como un, “si te agarro te desarmo” o como dijiste que era bastante lindo y atractivo, le hubieras dicho hasta un “mijito rico”, algo mejor que “bombón” que es bastante tonto-decía Claudia mirando a los hombres que ahora se colocaron firmes (como militares), uno junto a la entrada de la pensión y el otro cerca de la camioneta.
-¿Estas bien Claudia?-preguntó Mara, deteniéndose en seco junto a su compañera.
-Si, no te preocupes, como te decía le hubiese dicho algo mejor que lo que dijiste, “te secuestraría y me perdería en una isla desierta contigo”-en su interior el miedo por la actitud de aquellos hombres se estaba apoderando de ella y no deseaba que sus compañeras lo notasen.
-Claro, eso hubieses dicho y no algo tan tonto como bombón-reía burlescamente Mariela, quien ahora estaba viendo a los hombres frente a ellas, los cuales solo estaban de pie observándolas. Para finalmente preguntar a sus compañeras:
-Reconozco que estoy un poco mareada, parece que me cayo mal algo, pero quisiera que me saquen de una duda ¿estos no se parecen algo a los del púb?
-Estoy segura que algo te debió haber caído mal y si se parecen bastante a... los otros bombones-respondía Claudia entre las risas de sus compañeras, las cuales se escuchaban en toda la cuadra.
-Y bueno que les puedo decir, hace tiempo que no salgo y no veo a nadie tan lindo y menos aun, junto a otro que estaba igual de bueno, estoy un poco alejada de las pistas, se podría decir-explicaba Mara.
-No te preocupes por eso, para eso llegamos nosotras cuando termínenos contigo nadie te va a reconocer-balbuceaba Mariela siendo corroborada por Claudia.
-Si... ya verás... te dejaremos como flecha, total hay cosas que nunca se olvidan, solo té falta un empujoncito-decía Claudia haciendo una seña con sus manos.
-Eso es verdad, como tu bombón te movió el piso, me estoy acordando que a mí hace tiempo que nadie me lo mueve-reflexionaba Mariela.
-¿Quiénes serán estos tipos?, no parecen ser de estos lados.
-Tienes toda la razón Mara, tienen el mismo tipo de ropa que los de la barra, ¿se acuerdan?, también el mismo corte de pelo y la misma cara de pesados, “cara de chupetes de fierro”-respondía cada vez mas preocupada Claudia.
-Tal vez anden con tu bombón-comentaba Mariela, tambaleándose por el alcohol.
Fue así como las mujeres con paso lento, pero decidido llegaron a cada vez más cerca de la pensión, descubriendo que el que se hallaba hablando por teléfono, corta su comunicación y se queda frente a ellas mirándolas. Su mirada no solo era penetrante sino que también intimidante, lo que a Mara le recordó su anterior incidente con los bombones. Tanto Mara como Claudia y sin saber porque intentaron ser cordiales. -Buenas noches-dijo Mara, mientras veía a Mariela que estaba a punto de irse encima de ellos, por lo que la sujeto con mas fuerza aun. -Buenas noches-dijo mas alto y con voz mas firme Claudia a los hombres, que no solo se mantenían firmes sino también callados, mirándolas fijamente de tal forma que daba miedo. En ese momento Mara se da vuelta y nota que desde la esquina, en donde se encontraba el púb, salían hombres con abrigos largos, reuniéndose con los de la barra y permaneciendo juntos por unos minutos cerca de los autos, para luego girar sus cabezas en la dirección que
La pensión era una casa grande, constaba de 15 habitaciones, con un baño en cada piso. Por lo general eran todas trabajadoras de la planta, salvo una que otra supervisora. El comedor era grande y tenía unos ventanales que daban a la calle. La habitación de Mara era la número 7, de 4 de frente por 3 de fondo, tenía una ventana que daba a un pasillo que rodeaba la casa. En la habitación había una litera y una pequeña cama, en la cual dormía Claudia, en la parte de abajo de la litera era ocupada por Mariela y Mara dormía arriba de esta.Solo tenían un closet que estaba dividido en tres partes iguales, aunque Mariela ocupaba además una parte de Mara, ya que esta no tenía mucho que guardar. Aparte de esto, había un reloj y una pequeña radio a pilas, que era de Claudia.Una vez dentro de la habitación comenzaron a hablar de lo ocurrido.-¿Quiénes serian esos tipos?... ¿Y tú, porque te ibas para el auto ese, los conoces acaso?-preguntaba Claudia un tanto preocupada por la cara de esta.-No s
Durante la madrugada, el movimiento del puerto de incremente de manera significativa, el sol comienza asomarse lentamente, pero a paso firme por las laderas que bordean al puerto. Es así como comienza el desfile de trabajadores, a cumplir con sus turnos, cruzándose con los que vienen de regreso de los mismos.Es día lunes y a medida que el sol sigue avanzando va agitando a las gaviotas, las cuales en su trinar dan la bienvenida al nuevo día, comenzando a buscar su alimento.Los diferentes vehículos comienzan a circular con más fluidez, ya sean los que van para las diferentes plantas, como así también los de uso personal, con todo aquel bullicio el puerto, va despertando a quienes se han quedado rezagados. El aroma del puerto, es una mezcla del humo de las chimeneas, de los diferentes vehículos, el de las diferentes empresas del sector, junto con el aroma del mar.En la pensión, ya se habían ido todas aquellas que les tocaba trabajar de mañana, la pensión a pesar del gran número de muj
Mariela se marcho rumbo al baño, dejando a sus compañeras arreglando la habitación. Mara quien aun escuchaba las palabras de la noche anterior en su cabeza decidió no comentarlo con Claudia y mucho menos con Mariela.Esta, provenía de una familia de campesinos, siendo la menor de cinco hermanos, solo poseían el campo en donde todos trabajaban, es por ello que Mariela había salido a buscar nuevos horizontes, pero solo llego hasta el puerto ya que en su marcha, se topo con un marino, que al poco tiempo la dejo sola, llorando y en el puerto. Cuando tenía 19 años entro a trabajar en la planta, conociendo allí a Claudia quien se transformaría en madre, amiga y confidente. Por ello quizás, solo viajaba a la casa de sus padres de vez en cuando, ahorraba la mitad de su sueldo y malgastaba el resto, no sabía por que ahorraba pero lo hacía, ya que no tenía planes. Al igual que Claudia siempre defendió a Mara, de las demás trabajadoras.La relación de ellas, era buena, ya que Mara no solo evitab
Las tres llegaron al café, entre risas y comentarios por la noticia de la empresa entran, allí notan que no eran las únicas con dudas y lo peor de todo es que todas las señales indican que efectivamente es la planta en donde ellas trabajan la que vendió.El desayuno transcurrió rápido, ya que las tres salen con rumbo a la planta, al pasar nuevamente junto a la camioneta, notan que los vidrios están levantados y que comienzan a bajar, quedando abajo para cuando ellas pasaron al lado, a los que ellas apresuraron sus pasos, no sin antes verles nuevamente el rostro y la mirada clavada en Mara, quien se había retrasado adrede. Esta pudo verificar que efectivamente la miraban solo a ella, por lo que se atrevió a sonreírles y decirles:-Buen día...-Buenos días-dijeron al unísono los hombres, agregando-¿Todo esta bien?-Mas o menos-respondía esta pensando en la planta vendida.-Todo estará bien, no hay de que preocuparse-dijo el que estaba al volante sonriendo-este usted tranquila.Mara esta
Mara desde que había entrado en la empresa sintió como si estuviese siendo observada y los nervios se apoderaron de ella.El playón en donde se encontraban concentrados todos los trabajadores, era el estacionamiento del personal de la empresa ubicándose entre los edificios ya mencionados. Por lo que desde el tercer piso también se veía dicho estacionamiento. Estando casi la totalidad del personal de la empresa.-Guau... parece que hoy tenemos asistencia perfecta-susurro Claudia a sus compañeras, quienes también estaban asombradas por la cantidad de gente.-Eso veo... no falta nadie-corroboraba Mariela saludando a unas mujeres.-Somos muchas... no pensaba que éramos tantas-decía Mara.-Parece que si son malas noticias, sino no habría tanto misterio-agregaba Claudia un tanto preocupada.-O tal vez no... Ojala que todo termine rápido y nos digan que es lo que esta pasando-decía Mara sintiendo un escalofrío y con ello el miedo de que vuelva a escuchar aquellas voces.Pasaron varios minut
El turno finalizo a las 22:15 horas, por lo que las mujeres tomaron el transporte del personal para regresar a la pensión, el recorrido del transporte las dejaba frente al púb en donde la mayoría de los trabajadores estarían para ponerse de acuerdo junto con los sindicatos de la empresa, sobre que medidas tomarían ante cualquier caso de despidos masivos o cese de actividades.Mara, solo tenía cabeza para pensar en las extrañas cosas que le estaban sucediendo, primero eran las voces en su cabeza de hombres, luego lo ocurrido a la empresa en donde trabajaba sin dejar de lado los raros hombres de la camioneta que la seguían por todas partes, bueno algo positivo era que había visto a su bombón y al otro hombre atractivo que estaba con este. Y que ninguno de los extraños personajes ha sido maleducado o desagradable con ella.Hasta llego a pensar que tal vez ellos serían parte del nuevo consorcio que compro la empresa, pero eso sería demasiado extraño, además que hacían en un púb de mala m
-Mara espera... -era la voz de un hombre que se escucho en la habitación, fuerte y claro, tanto que la mujer se enreda en él escalón y pierde el equilibrio, cayendo al suelo, pero antes se golpea la cabeza con la mesita de luz, el golpe fue seco que la dejó en el suelo semi-inconsciente.-Ha... Esto solo me pasa a mí... que suerte la mía... es el colmo... hay como duele-expresaba incapaz de moverse por sí misma. Ella solo podía sentir un fuerte dolor en su pie derecho, además de que empezaba a tener sueño y se queda dormida, entre sueños ve a un hombre que estaba a su lado y la toma entre sus brazos fuertemente, para luego sentir un dolor tan agudo que parecía raro que fuera del mismo sueño. Lo último que vio fue a aquel hombre que la miraba tiernamente, su aroma era tan agradable, que Mara no se resistió cuando el la tomo entre sus brazos, ella sabía que lo había visto antes pero no recordaba en donde, estaba a punto de cerrar los ojos cuando este le dice:-Debes tener cuidado, esta