Es increíble lo que puede cambiar la vida de una persona, solo en cuestión de unos instantes, tal vez todo ya este determinado a ocurrir, o solo pase. Se supone que las primeras señales de que algo acecha nuestra rutina y vida misma, se presentan en forma casual y sencilla, por lo que el afectado no alcanza a descifrar tales señales, solo hasta cuando estamos hasta el cuello, recién nos percatamos de que siempre estuvo ahí, latente esperando el momento justo, pero para ese entonces todo, todo ha comenzado ya.
Había llovido durante todo el día parecía que nunca terminaría, la gente iba y venía, como si nada le importara, en aquella zona era normal tanta cantidad de lluvia y por ende se debía de acostumbrar a ella.
Y allí se encontraba Mara, atrapada en su triste y miserable vida, ella siempre había soñado con casarse y vivir feliz, cual cuento de hadas, pero eso no era lo que hasta ese entonces le había deparado el destino.
Había tenido una crianza normal, con los típicos altibajos de vivir y crecer en una gran ciudad. Al terminar sus estudios y luego de algunos altibajos en su vida, consiguió trabajo en una de las empresas pesqueras ubicadas en el Sur del país, de esas que todo fluye de acuerdo a los movimientos de estas y el puerto. Era de rutina entrar a las 8 de la mañana y salir hasta las 16 horas, de ese momento su vida quedaba en suspenso, esperando el siguiente día de trabajo, tan solo para eso vivía.
El trabajo era malo, las condiciones en que se trabajaba le ocasionaban un constate resfriado y dolor en sus manos, las cuales no estaban acostumbradas a trabajar en una planta faenadora de salmones.
Tanto era su infeliz vida, que ya ni recordaba cuando había arribado al sector, enamorada y llena de proyectos, todo ya estaba en el pasado se había ido al igual que su sonrisa y el brillo en sus ojos.
Mara era de contextura delgada, de baja estatura y de ojos oscuros, inexpresivos dando la impresión de estar siempre en otro lugar, su rostro por lo general no se despegaba del suelo, no miraba a nadie a los ojos directamente. Vivía en una pensión del puerto, luego del día de trabajo se recluía allí, sin lugar a donde ir.
Tenía como compañeras de cuarto, a otras mujeres, las cuales también trabajaban en la planta y en la misma sección, una era casada y de edad mayor, de nombre Claudia, la otra en cambio Mariela, soltera de escasos 21 años de edad, a diferencia de Mara, ellas llevaban una vida social más activa y eran con ellas con quien Mara se relacionaba con mas fluidez.
Los fines de semana la pensión se transformaba en un ir y venir de mujeres, entre cambio de turno y las diferentes actividades que allí se hacían.
Por lo general Claudia iba a su casa, mientras que Mariela, aprovechaba para distraerse con los diferentes acontecimientos que allí se realizaban.
Mara solo se sentaba frente al gran ventanal que había en el comedor de la pensión, en silencio, sin nadie a su lado y sin despegar la vista del vidrio o simplemente dormía.
Fue para mediados de febrero cuando en la empresa se celebraría un nuevo aniversario, habría una fiesta para el personal, en donde se premiarían a los trabajadores más eficientes del año en cuestión, por ello la asistencia era obligatoria. Al faltar una semana los preparativos estaban casi listos los nombres de los afortunados circulaban en boca de todos y paradójicamente el nombre de Mara era uno de ellos, esto llevo a que tanto Mariela como Claudia, durante la cena le preguntaron que era lo que opinaba al respecto y si creía que tenía posibilidades de ganar.
-Nada, no creo que sea yo una de las premiadas-dijo en un tono en que no le había gustado mucho la situación y menos aun la pregunta.
-Pero....como que nada Mara, tú eres la que siempre llega primero y la ultima en irse, sin mencionar que tu tienes el record de productividad y dices que......nada-expreso Mariela.
-¿Sabes, creo que no estas muy interesada en asistir a la fiesta aniversario, mas bien no piensas ir, o me equivoco?-agrego Claudia.
-No se-dijo un tanto angustiada-no tengo ropa para ir, no tengo ánimos, en esta fecha por lo general me deprimo un poco.
-Y cuando no andas deprimida mujer, además por lo de la ropa no te preocupes, quizás Mariela tenga algo que también pueda servirte-comentó Claudia agregando-además nunca hemos salido las tres juntas.
-¡Eso!...-grito Mariela abruptamente-nunca hemos salido las tres y no entiendo por que tenemos que esperar hasta la fiesta aniversario, que les parece si esta noche nos vamos al Pub, de la esquina y empezamos a practicar para la fiesta ¿qué opinan?
-Pero una mejor idea no se te podía haber ocurrido, vamos ahora mismo-repuso Claudia alegremente.
-Bueno chicas, que la pasen muy bien, yo me voy a dormir temprano, estoy muy cansada y como les había dicho, no estoy de ánimos para celebrar nada-decía Mara tratando de creer sus excusas ya que realmente deseaba acompañarlas.
-¡Ah no......! Tú te vienes con nosotros y nada de protestas, quieras o no, eso da lo mismo-dijo Claudia, quien rápidamente hizo una seña a Mariela y abruptamente tomaron a Mara por los brazos, jalándola hacia afuera de la habitación, entre tirones y empujones sacaron a Mara.
-Pero por lo menos dejen que saque mi abrigo, debe estar helado afuera-decía Mara tratando de estirar su brazo y así tomar su abrigo, con una sonrisa en su rostro.
-Esta bien tienes razón, Mariela toma los abrigos-ordenó Claudia.
Las tres mujeres salieron de la pensión y tomaron rumbo a la esquina, en donde se hallaba el Púb.
Mara no tuvo otra opción que ir con sus compañeras, que continuaban cada una adherida sus brazos tironeándola hacia afuera y entre risas emprendieron su marcha.
-Total el turno de mañana comienza en la tarde y podremos dormir toda la mañana-decía Mariela-vamos... no te vas a arrepentir te lo doy por escrito.
-Si, no te va hacer mal que salgas una noche con nosotras, te prometo, que te va a gustar-agregó Claudia.
La noche era oscura, a lo lejos se divisaban las luces de los diferentes barcos que recalaban en el puerto.
El trayecto hacia el Púb fue tranquilo, cuando por fin llegaron, las mujeres notaron que fuera de este se hallaba estacionado un vehículo importado, de vidrios negros y con patente extranjera, lo que las lleno de preguntas.Estaban asombradas, no entendían que como era posible que alguien que maneja ese vehículo, se encontrase fuera del púb y más aun, en aquel sector que en su mayoría era transitado por los trabajadores del puerto.Después de unos minutos entraron. El púb no era gran cosa, constaba de un mesón central que hacía de barra, con nueve bancas en su entorno, detrás de esta se ubicaba un espejo que cubría gran parte de la pared, el cual quedaba semi-cubierto, por una serie de botellas, de diversos contenidos en su interior.En el salón, se hallaban distribuidas desordenadamente, un total de siete mesas.-Lo primero es lo primero-dice Claudia y mirando al mozo ordenó-tráenos tres cervezas, que esta noche estamos de celebración.-Yo pago la segunda ronda-comento Mariela mirand
Toma una bocanada de aire y luego un buen sorbo de cerveza, aunque era imposible, Mara sentía como si la estuvieran escuchando, pero no sus compañeras sino....... es una locura pensó finalmente.-Si la cerveza te hace hablar por su efecto “diabético” bueno... halla tu, pero sigue “echándole”-comentó Mariela no pudiendo mas de curiosidad, la espera la estaba volviendo loca y junto con la expresión en su rostro hacia de ella una imagen divertida, tanto que sus compañeras no podían dejar pasar la ocasión para burlarse de esta, la cual y debido a su temperamento les seguía la corriente.-Bueno-dijo Mara con su rostro sombrío-creo que todo comenzó cuando yo estaba estudiando en la universidad, como hace tres años aproximadamente, cursaba el quinto año de biología marina cuando lo conocí, su nombre es Julio y él estaba en la misma carrera que yo, solo que había egresado y estaba haciendo su tesis.El comienzo de nuestra relación fue como en los cuentos de hadas-en ese instante a Mara se le
-Verdad solo pase rápido, no me gusta mirar a nadie tan fijamente como tu-le decía Mara mientras se reía por su comentario.-Pero tu mujer no miras a nadie, estoy segura que las miradas fueron para ti, fueron demasiado evidentes y no es que sea yo una mirona, no-riendo Claudia, continuaba con las ironías hacia Mara quien también reía por el tema.-¿Serán solteros? sino no importaría mucho ¿saben?-decía Mariela mientras los miraba y con su vaso de cerveza en bebía lentamente.-¡Que loca!-reprendía Mara-como puedes decir eso Mariela y si es que son pareja o psicópatas, lo has pensado acaso o talvez sean unos degenerados buscando una nueva victima, solo Dios sabe por que estarán por estos lados, es obvio que no pertenecen al ambiente.-Igual no me importa, total con el auto que tiene me sacrificaría con gusto, de paso ”probaría otro corte de carne” de más calidad-comentó seriamente Mariela agregando-y saldría en el diario en la televisión.-Déjala Mara si esta no tiene remedio, creo que
Claudia provenía de una familia de pescadores artesanales, estaba casada con uno, por ende, se veían de vez en cuando, tenían tres hijos y aún vivían con los padres de ella, ya que estaban ahorrando para poder lograr tener su casa propia. Sus hijos estaban en el internado de la escuela del sector, su vida siempre había sido difícil, especialmente por venir de un nivel social bajo, tal vez halla sido por ello, que cuando vio llegar a Mara, esa tarde a la planta pensó que no aguantaría mucho, tal vez sea por ello que cuando escuchaba a las demás intrigar en contra de Mara, ella salía en su defensa, alegando que cuando quisiera hablar, hablaría, tal vez sea por ello que cada vez que la veía sentarse por horas frente al ventanal de la pensión, nada le preguntaba, solo la dejaba tranquila y sola, si tan solo ella hubiese sabido algo sobre el calvario de Mara hubiese tratado de acercársele y ayudado a hacerle mas llevadera la vida que llevaba. Claudia llevaba trabajando tres años en la empr
De manera instantánea Mara despierta, encontrándose frente a los dos hombres los cuales estaban mirándola fijamente, por su cuerpo un escalofrió la dominaba haciendo que se tambaleara ya que sus piernas estaban temblando y sin pensarlo se aferró a la mesa instintivamente. En ese instante cruza miradas con uno de ellos, era un hombre joven de aspecto extremadamente pulcro, con una mirada penetrante, la cual no se despegaba de ella y al cual no podía dejar de ver, en ese instante pensó:-Para sé un degenerado, estas bastante bueno, si hasta te pareces un bombón-de pronto una sonrisa le adorno su pálido rostro, la cual se esfumo cuando nota que el bombón también le sonreía y extendió su mano, tratando de tocar la de ella que aún ser hallaba aferrada a la mesa, tal vez fue la sonrisa o la acción del bombón, de tocarla, que Mara se asustó y despertó frente a los hombres y un terror la invadió tanto que retrocedió y se marcho rápidamente a la mesa junto a sus compañeras, las cuales ya estab
La nueva ronda llega y algo había cambiado en Mara, ya no sentía tanto miedo y el hecho de haber contado su triste historia la colocaba de buen humor. Durante lo que restaba de la nueva ronda, las risas continuaron en especial por las miradas que Mara había recibido y por el comentario del bombón. Alrededor de las 2:45 Claudia ordena tajantemente:-Ahora si que nos vamos o mañana pasamos de largo.-Yo apoyo el comentario-decía Mara tomándose él ultimo sorbo y solicitando la cuenta, tanto la sensación de ser observada como los escalofríos no cesaban solo que ahora experimentaba algo diferente y no podía describirlo con claridad. La melodía no había cesado en toda la velada, solo en su cabeza.-¡La cuenta!-gritó Mariela siendo sostenida y callada por Claudia quien le recrimina:-Cállate y tu Mara me ayudas a sacarla hasta afuera, el aire fresco la calmara.-Esta bien, a las tres nos calmara.Una vez que pagaron, Mara se levanta de su asiento, para colocarse su abrigo, pudiendo notar, qu
Fue así como las mujeres con paso lento, pero decidido llegaron a cada vez más cerca de la pensión, descubriendo que el que se hallaba hablando por teléfono, corta su comunicación y se queda frente a ellas mirándolas. Su mirada no solo era penetrante sino que también intimidante, lo que a Mara le recordó su anterior incidente con los bombones. Tanto Mara como Claudia y sin saber porque intentaron ser cordiales. -Buenas noches-dijo Mara, mientras veía a Mariela que estaba a punto de irse encima de ellos, por lo que la sujeto con mas fuerza aun. -Buenas noches-dijo mas alto y con voz mas firme Claudia a los hombres, que no solo se mantenían firmes sino también callados, mirándolas fijamente de tal forma que daba miedo. En ese momento Mara se da vuelta y nota que desde la esquina, en donde se encontraba el púb, salían hombres con abrigos largos, reuniéndose con los de la barra y permaneciendo juntos por unos minutos cerca de los autos, para luego girar sus cabezas en la dirección que
La pensión era una casa grande, constaba de 15 habitaciones, con un baño en cada piso. Por lo general eran todas trabajadoras de la planta, salvo una que otra supervisora. El comedor era grande y tenía unos ventanales que daban a la calle. La habitación de Mara era la número 7, de 4 de frente por 3 de fondo, tenía una ventana que daba a un pasillo que rodeaba la casa. En la habitación había una litera y una pequeña cama, en la cual dormía Claudia, en la parte de abajo de la litera era ocupada por Mariela y Mara dormía arriba de esta.Solo tenían un closet que estaba dividido en tres partes iguales, aunque Mariela ocupaba además una parte de Mara, ya que esta no tenía mucho que guardar. Aparte de esto, había un reloj y una pequeña radio a pilas, que era de Claudia.Una vez dentro de la habitación comenzaron a hablar de lo ocurrido.-¿Quiénes serian esos tipos?... ¿Y tú, porque te ibas para el auto ese, los conoces acaso?-preguntaba Claudia un tanto preocupada por la cara de esta.-No s