SIETE AÑOS DESPUES.Vicente Cooper.Aghata y Arthur protestan para salir de la piscina de bolas del centro comercial, pero tuve que ser firme y convencerlos de que era hora de encontrarse con Angélica para cenar. Soy muy estricta con su alimentación, con buen comportamiento en la escuela, con disciplina. Sin embargo, casi siempre me suavizo, es difícil decirle que no a esas miniaturas de mi amor por Ángel.Sacaron muchos rasgos físicos de su madre, el mío solo sacó ojos verdes, en cuanto a personalidad, Arthur es tímido y cerrado como yo. Con tan solo siete años ya quería saberlo todo sobre el hospital, haciendo preguntas inteligentes. Aghata, en cambio, es más extrovertida y juguetona, al igual que su madre, tiene un corazón gigante y no pierde mucho el tiempo con la tristeza. Le encanta imitar a su madre, quiere ser como ella y habla mucho.- Busquemos a mamá que está en una farmacia en el otro pasillo – les advierto y tomo sus manos, posicionándolos uno a cada lado.Nuestra casa es
Vicente Cooper.- Doctor Cooper - oigo que mi secretaria me llama - he separado algunos currículos de las personas que entrevisté para que los analice.- Puedes traerlos -respondo con un suspiro y se va.Émile es mi secretaria desde hace más o menos cinco años, es muy competente y lo mejor de todo es que nunca ha intentado seducirme. Ese hecho la ha mantenido aquí durante todos estos años.Me recuesto en mi cómodo sillón y respiro hondo y cansado, hay días que quería desaparecer y dormir durante días, pero el deber llama, porque ser el director general de uno de los mayores hospitales del país no es una tarea fácil. Sin contar que además de dirigir el hospital soy uno de los médicos jefes del centro quirúrgico, la medicina siempre ha sido mi mayor pasión, y para no dejar el hospital de mi familia en la estacada, asum&
Angelica Ross.Llego a casa feliz de la vida después de firmar un contrato para trabajar en el mejor hospital del país, para un recién licenciado esto es todo un logro. Gracias a la herencia que recibimos mi hermano y yo tras la muerte de nuestros padres, pude dedicarme por completo a mis estudios sin tener que trabajar, consiguiendo graduarme con unas notas encomiables.Yo me licencié en Medicina, uno de mis mayores sueños, y mi hermano se licenció en Ingeniería, pero tiene un gran talento para las inversiones en bolsa, aprendido de nuestro padre.Volviendo a mí, no sólo quería tener un título, quería trabajar en el mejor hospital que existe, no puedo creer que todo esté funcionando tan bien en mi vida.- Ángel, estoy en casa -oigo gritar a mi hermano y corro hacia la habitación.- Tone -llamo su atención- soy más nu
Vicente Cooper.Llego al hospital el lunes con una extraña ansiedad, me pasé todo el fin de semana agonizando para que el lunes llegara lo antes posible, quizás se deba a que hoy no estaré metido dentro de esta oficina, trabajaré en lo que realmente me gusta.- Buenos días, Dr. Cooper - dice Émile entrando en mi habitación y alargando la cabeza - El Dr. Ross ha llegado, ¿puedo pedirle que pase?- ¿Dr. Ross?- Angelica Ross, la nueva asistente - aclara y entonces recuerdo el nombre del ángel, casi sonrío.- Ah sí, puede pedirle que pase por favor.- El doctor Ross ha estado muy bien, Émile - Oigo una voz suave que viene de fuera - Llámame así más a menudo, me siento muy poderoso - pregunta la voz y luego oigo risas.Enderezo mi postura cuando oigo llamar a la puerta y la dejo pasar, cuando Angélica
Vicente Cooper.La doctora Angélica es realmente una profesional sin precedentes, sin duda fue una excelente contratación, salvo la parte que se mete con mis sentidos, trabajar con ella es muy bueno.Hacía preguntas muy inteligentes, tenía respuestas rápidas a las preguntas que le lanzaba en la sala de reuniones, era siempre puntual y carismática con todos los que la rodeaban. Sobre todo conmigo, fue muy amable y eso levantó murmullos entre nuestros compañeros, he oído que están apostando sobre cuándo seré ignorante con ella y que esta amabilidad se acabará.Sé que me he convertido en un hombre frío y cerrado, no me gusta hablar con nadie en la esquina, especialmente con los médicos y las enfermeras de aquí. Se olvidan de que soy el jefe y a veces son inoportunos, nunca me involucré con ningún compañero para no
Angelica Ross.Llego a la sala de descanso de los médicos con la respiración acelerada, me dirijo apresuradamente a la fuente de agua y lleno un vaso con agua y me giro de inmediato casi ahogándome con el líquido.- Angélica, ¿qué haces todavía aquí? - pregunta Vicente al entrar en la sala - Te estaba buscando, eres el único que falta en la sala de reuniones.- ¿Puede darme unos minutos, por favor? - Pregunto, con las manos sudadas de frío y el corazón palpitante.- ¿Te sientes mal? Estás pálido - dice preocupado, y yo me siento en la silla más cercana, sin tener el valor de explicar lo que realmente estaba pasando.- ¿Puedes traerme más agua? - pregunto, entregándole el vaso.- Parece que te vas a desmayar en cualquier momento -comenta mientras camina para hacer lo que le pedí-, explícame qué sientes.¡No es cierto! - Creo.- Sólo necesito algo de tiempo -digo y respiro profundamente.- Te daré ese tiempo, pero me estoy preocupando mucho - confiesa -te estás congelando - dice después
Vicente Cooper.Angélica entró en la sala de descanso justo cuando yo golpeaba el bolígrafo en mi cabeza con impaciencia. Estaba agonizando, frustrado y descontento por la falta de proactividad en la cirugía que se produjo ayer fuera de mi turno.Me paseé de un lado a otro mirando al equipo que no logró realizar la operación, Angélica se sentó en una silla un poco apartada y nos observó. Nícolas, el cirujano a cargo del equipo, me dijo que había decidido poner al paciente en observación.- Una decisión equivocada que tomemos puede comprometer mucho la vida de alguien -lo digo en serio- y no hacer nada es la peor decisión que puede tomar un médico. Ahora ya estoy desbordado de trabajo y tendré que encajar a este paciente que ni siquiera era mío.- Lo siento, señor - dice.- Sentirlo no salvará la vida del paciente - digo - Te vienes conmigo - te advierto.- Sí, señor.- Le echaré un vistazo a tu horario y lo ajustaré al mío para las próximas semanas -le miro fijamente esperando que se
Vicente Cooper.Entro en la habitación donde está Angélica después de mirar toda la información de la historia clínica que he recibido para informarme de su estado.- ¿Le han dado alguna medicina, suero? - le pregunto a la enfermera que está a su lado.- Sí, señor. Se desmayó por un momento pero volvió rápidamente, y todavía tiene muchas náuseas y vomita mucho.- ¿Qué estás poniendo ahí? - Pregunto valorando.- Sólo le estoy cambiando la vía, señor -responde, miro a Ángel tumbado en la cama del hospital con la cara pálida y me provoca un dolor en el pecho.La enfermera salió de la habitación dejándonos solos, me acerqué aún más y comencé a estudiar cada parte de su delicado y pálido rostro. No me gustó nada verla en ese estado, sufriendo, sentí una angustia que me dejó sin aliento.- Vincent, no quiero vomitar delante de ti - dice con voz ronca - por favor, vete - pide.- Cálmate -digo sonriendo- voy a aumentar la dosis de la medicina y pronto estarás bien de nuevo.- Tengo mucho frío