La muerte de mi abuelo había dejado a todos alterados, sobre todo por la línea de sucesión, había trabajado muy duro y me gustase o no, tenía la ventaja gracias a Edith, así que esperaba convertirme en el nuevo CEO.
- Aquí tienes ‒alzo la vista de los papeles que estaba revisando, mi madre y mi tía se encargaban de planear el funeral.
- ¿Qué es esto? ‒los tomo y lo primero que salta es divorcio.
- Los papeles del divorcio, no quiero nada así que sólo firma ‒me giro a verla, por primera vez desde hace meses o incluso años, entonces noto que ya no es esa pequeña con la que me casé, lucía cansada, derrotada por no decir hastiada, no había vida en sus ojos.
- No puedo creer que no quieras nada ‒rio con burla mientras niego.
- Puedes revisarlo si quieres, dárselo a un experto o lo que quieras, pero nada de lo que te pertenece irá a parar a mis manos ‒bajo la vista y comienzo a leer con rapidez, en efecto, ella no pedía nada salvo la disolución.
- ¿Es por qué ya tienes a otro? ‒la veo rodar los ojos y sonreír con incredulidad.
- ¿Es requisito tener un amante para el divorcio? En eso tú me ganaste, no tengo tiempo de buscar uno ‒rueda los ojos, el sarcasmo era evidente‒. Firma Duncan, ¿no es lo que querías? Hazlo.
- Tienes razón, quiero deshacerme de ti de una buena vez ‒sin pensarlo dos veces firmo en mi nombre, ella ya había firmado‒. Mi abogado se encargará de tramitar el certificado de divorcio ‒planeaba borrar toda evidencia de este maldito matrimonio, así dejaría a Jane como la primera y única señora Miller.
Ella asiente y sin decir nada más sale de mi despacho, por la tarde me enteré que ella había dejado la mansión con nada más que una pequeña maleta.
La siguiente vez que la vi fue en la lectura del testamento, al parecer mi abuelo le había dejado una herencia de siete cifras y un porcentaje de la empresa, lo que había causado la molestia de todos.
- No se preocupen, no quiero nada de esta m*****a familia, les voy a regresar todo ‒mira al abogado‒, ¿dónde tengo que firmar para deshacerme de todo? ‒todos estábamos sorprendidos.
- ¿Está segura señorita Astor? ‒ella asiente, lo veo buscar algo y pasarle una hoja en blanco, ella la toma y espera instrucciones‒. Debe firmar aquí y más adelante me encargaré de redactar el documento, pregunto una última vez, ¿está segura? ‒la mira atento.
- Sí ‒dice de manera escueta antes de colocar su firma, deja la pluma en la mesa y sin decir nada más sale de ahí, esa fue la última vez que la vi, después de eso fue como si la tierra se la hubiese tragado.
Fue dos años después que comencé a ver el verdadero rostro de Jane y no me gustó, sin embargo, mi mamá estaba más que feliz ya que al parecer, eran iguales y además era la madre de su primer, y al parecer; único nieto porque Jane se negaba a embarazarse de nuevo, la verdad es que en esos momentos recordaba las pocas conversaciones en las que había escuchado a Edith en las que hablaba de una gran familia, a veces imaginaba que me daba cuenta de todo a tiempo y hacía las cosas bien, entonces llegaba a casa y me esperaba una muy feliz Edith con un pequeño en brazos mientras dos pequeñas corrían a mis brazos, sonreía con aquella preciosa y serena sonrisa, y sobre todo, me miraba con amor.
Pero entonces Jane comenzaba a gritar y a quejarse de cualquier cosa, a veces no era tan malo pero seguía fantaseando con la vida que pude haber tenido, ojalá no hubiese aceptado el divorcio.
El domingo había dormido hasta el mediodía y después habíamos salido a comer fuera y mientras mi abuela iba a su reunión de juego, mi pequeño y yo nos habíamos quedado un rato en el parque.Sin despegar la vista de mi pequeño hablo con Rose, estábamos cotilleando del día anterior, también de cuántas horas dedicaría al entrenamiento para la película de acción y también programar las sesiones para la otra película además del tiempo que tomaría filmar la segunda temporada, tendría que hablar con James por si algunas grabaciones se sobreponían, él era el más comprensivo y sin duda me dejaría faltar algunos días o incluso grabar algunas escenas mías y los días que no, las de otros.- Cuando quieras te hago una cita con él, sé que esta soltero ‒suelto una carcajada, había estado coqueteando con Gustaf Karlsson, un guapísimo actor en su mayoría películas de terror y misterio, eran muy buenas. La escucho chillar emocionada y cuelgo tras eso.- Mami, mami ‒me giro a la voz de mi pequeño, le so
Ancel:Miraba por la ventana de mi oficina, a diferencia de otras grandes empresas, no era un edificio enorme de cincuenta pisos, tenía como máximo cinco y era más un viejo edificio que uno nuevo y me encantaba, además, era mucho más funcional para lo que hacíamos.Era uno de esos días, o noches en este caso; dónde estaba por estar, no tenía ganas de estar en casa, en la calle, bar o cualquier lugar, aquí podría llegar algún trabajo interesante, hace mucho no tenía uno que me llamara la atención o en el cual quisiera involucrarme. Por eso cuando recibí aquella llamada me sorprendió mucho la voz al otro lado.- Edith, que agradable sorpresa, pensé que nunca me llamarías ‒hablo jovial hasta que escucho su voz quebrada por el llanto‒. ¿Qué ocurre? ‒eso me había puesto en alerta‒, calma, calma, ven a mi oficina si te parece bien ‒podía oírla moverse por la habitación, incluso maldijo tras golpearse con algo‒, ¿quieres que vaya uno de mis hombres por ti? ‒ella niega y me dice que irá tan p
Edith:No había dormido casi nada debido a la incertidumbre y la preocupación, me había dado un baño rápido y tras eso le envíe un mensaje a James para decirle que hoy no podría ir por asuntos familiares, él no había preguntado que era y me había dicho que estaba bien, sabía que no habría problema con él.Voy a la cocina para preparar hot-cakes, picar fruta y preparar malteadas, no podía dejar de ver mi teléfono en espera de la llamada o mensaje de Ancel, la verdad es que se había portado muy amable anoche, algo que me había sorprendido, suspiro y entonces escucho pequeños pasos, me pongo de pie del taburete como un resorte y los veo bajar, lucían adorables ya que Bras lo había tomado de la mano, eso hizo que mi corazón se calentara y me hiciera ver que estaba tomando la decisión correcta.- Buenos días mis pequeños ‒me acerco para abrazarlos y besar sus mejillas.- Buenos días mami ‒mi pequeño Bras bosteza.- Ben ia mami ‒Luc dice lo último bajo, muerdo mi labio para evitar llorar.-
Edith:Ancel había mantenido todo lo de la adopción en total secreto, no sé cómo lo había hecho, ningún periodista se había enterado de nada, lo que era un alivio.Durante un mes había ido y venido al juzgado, visitas de una asistente social y llamadas con el señor Patel.Había llevado a los pequeños a la fiesta de los hijos de Omar y Lilia, sus mellizos que eran como primos para Brassen, se habían llevado bien y me alegraba que todos lo hicieran sentir bienvenido.Durante todo ese tiempo estuvimos con el pediatra de Bras, él iba evaluando el desarrollo, también iba con una terapeuta de lenguaje y poco a poco comenzaba a mejorar, había ganado algo de peso y hablaba un poco mejor.- Hermano, hermano ‒escucho que Bras grita en la puerta, se había acercado con Melinda para abrirla, me estaba encargando de limpiar las manos de Luc ya que se había ensuciado con pintura, él y Bras dibujaban‒, adivina, adivina ‒sonrío al oír la emoción en su voz, a todos le decía que tenía un hermano menor.
Odessa:Había terminado de filmar la película que parecía un documental acerca del aborto, había servido como una catarsis para mí, sin duda había ayudado mucho y esperaba que ayudará a todas aquellas mujeres que pasaban por algo así en silencio.No había dejado de lado el entrenamiento para la otra película, estaba avanzando lento y no por mí, dos de los escritores habían renunciado y eso había retrasado todo ya que uno de los antiguos no permitió el uso de su obra, así que tuvieron que reescribirla casi en su totalidad, lo que había retrasado un poco el inicio, aunque me ayudó para concentrarme durante cuatro meses en la película, entrenar y pasar tiempo con mi hijo.- Hasta luego ‒me despido de todos, esta vez no me quedaría ya que quería volver a casa.- Señorita Odessa, ¿me concede un minuto? ‒me giro al oír que me llaman, enseguida reconozco al hombre, era Justin Henderson, era un conocido periodista amarillista, jamás había hablado con él por lo mismo.- Señor Henderson, tengo
Gente, la siguiente escena esta un poco subida de tono, así que si te sientes incómodo, pueden saltárselo, pero si no es el caso, espero lo disfrutes.ALERTA +18Edith:Había disfrutado lo más que había podido sin ponerme nerviosa, les había dicho que tenía que irme unos días por cuestiones de trabajo, mis pequeños no cuestionaban nada gracias al cielo y eso era todo lo que importaba.Esta vez el señor Adam no me recogería, Ancel había enviado a alguien para esa tarea, había comprado alguna ropa adecuada, no sabía muy bien como iría todo, pero debía estar preparada.Antes de subirme saludé al hombre y este me devolvió el saludo de manera muy amable, cosa que agradecí porque ya estaba nerviosa.El viaje duro cerca de dos horas, en otras circunstancias habría intentado dormir, pero sin duda, ahora era imposible. Incluso intente distraerme con el paisaje, que era muy bello pero no me ayudó mucho con aquello.Cuando el chófer avisó que ya habíamos llegado, me sorprendió ver una preciosa y
Edith:Había vuelto muy temprano por la mañana, el llamado comenzaba a medio día por lo que tenía tiempo, por suerte había podido ver a mis hijos antes de que Bras se fuera a la escuela y el tutor de Luc llegará.No fue hasta que mi abuela me hizo la observación que recordé las marcas que Ancel me había dejado, tuve que mentirles a mis hijos y decirle que al lugar donde fue había mosquitos y plantas que me habían picado. Mi abuela no dijo nada pero basto con su mirada juzgadora para saber lo que pensaba.Dios santo, era una adulta y lo único que había hecho era saldar una deuda pendiente, aunque hubiese disfrutado muchísimo pagándola.Estaba agotada, anoche no me había dado tregua y nos habíamos quedado despiertos hasta bien entrada la madrugada, así que acaso había dormido unas tres o cuatro horas, y si hacíamos el recuento total de las horas que dormí durante esos tres días, no daban ni ocho horas, no sé cómo había podido aguantar tanto, aunque si nos enfocábamos en lo positivo, sig
Odessa:La filmación iba perfecta, durante un mes todo había estado en calma, la única variante eran los mensajes que intercambiaba con Ancel, algunos subidos de tono pero nada que insinuara algún encuentro. La última semana me había quedado en el hotel cerca de la nueva locación porque era difícil hacer el viaje, así que cada noche, si es que no se habían dormido ya; tenía una larga videollamada con mis pequeños. Pero hoy no era ese día, había acabado cerca de medianoche.Al fin habían terminado la edición de la película y mañana por la noche tendría la premier de la película: Madre: un dolor silencioso. Estaba emocionada y ansiosa, había preparado varias respuestas generales y otras más profundas, sobre todo en los temas en los que quería profundizar.Me acomodo en la cama y antes de quedarme dormido veo un mensaje de Ancel, era uno de buenas noches.“Buenas noches, pequeña diosa traviesa”, maldita sea, siempre me alteraba.“Buenas noches Ancel”, y para mi mala fortuna, no tenía alg