La tarde de verano se sentía agradable, pese a que esos días el calor era infernal. Debía ser por la brisa que acariciaba sus pieles o por la sombra de aquel gran árbol donde ellos se encontraban recostados.La adolescente, de cabellera rojiza y ojos de color miel, observaba el lago con admiración. ¡Estaba feliz! Poder viajar al campo con su mejor amigo había sido reconfortante, puesto que en la ciudad no contaban con la libertad de la que allí disfrutaban.—Nunca olvidaré estas vacaciones; este lugar es hermoso y tranquilo. Si de mí dependiera, me quedaría a vivir con la señora Tenner todo el año —comentó ella mientras admiraba el cielo.—Es una suerte que nuestros padres nos hayan dejado venir a casa de tu ex nana ya retirada. Aún no me lo creo —respondió el joven de ojos celestes y cabellera negra, abundante y desarreglada. Ella lo miró en silencio y sonriente; ese día su amigo lucía más atractivo de lo regular. Tal vez era el efecto del maravilloso momento, donde la puesta del sol
La ciudad Diamond; un lugar donde las clases sociales se imponen a los sentimientos y a las metas individuales. Aquí, si no tienes dinero ni un buen apellido, no eres nadie. Pareciera que evolucionáramos en tecnología, no obstante, en cuanto a relaciones sociales e interpersonales, estamos involucionando.En esta ciudad los matrimonios por amor son extraños y hasta menospreciados, en especial entre las personas de la clase alta. Es por esto, que somos condicionados desde niños a casarnos por conveniencia social, económica y familiar; para nosotros, los hijos de los ricos, eso es un asunto natural.Sin embargo, yo sí sueño con encontrar, no tal vez un romance intenso como en las películas o novelas literarias, pero sí un compañero que me guste y atraiga en lo sexual, y con el que pueda compartir mis metas; ya saben, alguien con quien crecer y alcanzar el éxito, pero también divertirme.Pero encontrar lo que quiero es difícil en una sociedad donde la mayoría de los hombres son egoístas
—¡Princesa! —El señor Nisson espeta al verme traspasar la puerta de su estudio—. ¡Qué hermosa estás! —Me da un caluroso abrazo que yo correspondo emotiva.—Abuelo, te ves muy bien.—¡Ah, es que yo sé conservarme! —dice ufano—. No soy como este mequetrefe aquí presente, que, aunque es doctor, lleva una mala vida. —Mira a Bratt entrecerrando los ojos. Este entorna la mirada y bufa con hastío.—Creo que debe darle cátedras de vida al doc, abuelo —sugiero con una sonrisita maliciosa.—¡No le eches leñas al fuego! —reclama Bratt con el ceño fruncido—. Vas a hacer que empiece con sus sermones de viejo amargado.—¿Ves? Ni siquiera me respeta, el mal parido este. —Le da un palmazo en la cabeza y Bratt gruñe de la impotencia; por mi parte, estallo en carcajadas. Yo entiendo la tensión que existe entre ellos dos, debido a que Bratt y el abuelo no quedaron en buenos términos cuando este decidió estudiar medicina. Debido a que Bratt fue su primer nieto y el favorito, el señor Nisson espe
—Tienes razón, Serena. Yo tampoco me imagino tener una relación más allá de nuestra amistad, se sentiría a incesto. —Hace una expresión de grima y, por alguna razón que temo conocer, esa acción me hiere. ¿Le daría asco estar conmigo?Después de la incómoda conversación y de todas las indirectas del abuelo, almorzamos juntos. Por suerte Jael y Linda no están en la mansión Nisson hoy, no es que me lleve mal con ellos, pero tampoco me agradan mucho. Tienen una vibra que me repelen y, mientras más lejos de estos esté, mejor para mí.El almuerzo transcurre entre risas y conversaciones acerca de todo lo que hemos hecho en estos años, nuestros planes para el futuro y en dejar claro que ninguno se siente listo para abrirse a una relación seria por ahora. Esa parte no le gustó al abuelo y tuve que cambiar el tema para evitar sus sermones.Ahora me encuentro encima del techo de la habitación de Bratt, que queda en el último piso. Hemos trepado el balcón para llegar aquí y casi me caigo porque l
—Margot, ¡qué sorpresa! —espeta Bratt con exagerada emoción y una sonrisa falsa.No sé si me imagino tonterías, pero me da la impresión de que Bratt no se siente muy contento con esa visita; yo tampoco.—Amorcito, estoy tan feliz de verte —dice ella mientras le llena el rostro de besos. A este punto ya me ha dado náuseas y el dulce del pastel me repugna.—Bueno, dado que estás ocupado, me voy —escupo con veneno y reproche.La tal Margot me mira con aire de superioridad y sonríe.—Sí, estaremos muy ocupados —comenta alusiva y mira a Brett con complicidad.Qué asco.—Me imagino... —mascullo entre dientes. Me levanto de la silla dispuesta a irme, pero Bratt me intercepta.—No te vayas tan rápido. Por favor —acentúa la última palabra y me mira con ruego.Infeliz.Entiendo lo que sucede a la perfección, lo que provoca que la incomodidad que siento aumente.—¿Me acompañas a la salida? —Lo miro con cara de pocos amigos. Bratt asiente con una sonrisa nerviosa porque ha de imaginarse la razón
En este momento siento que pierdo el control de mi cuerpo, que tiembla al ritmo de los latidos rápidos de mi corazón.Me molesta que un simple accidente me descomponga de esta manera. ¿Qué me sucede? Bratt es mi amigo, nada más. No entiendo por qué tengo estas emociones.—Lo siento —dice Bratt mientras se frota la cara con las dos manos.Finjo una sonrisa y le doy una palmada en el hombro.—No te preocupes, entiendo que eres un tonto que no sabe coordinar sus movimientos y anda provocando accidentes.Él ríe aliviado.—Tienes razón, soy un tonto. ¿Nos vemos el sábado, cariño?—¡Por supuesto! —Hago ademanes con las manos antes de abrir la puerta del vehículo—. Pero yo escogeré la película.—¡Ay, no! No quiero terminar vomitando. Esas películas que ves no tienen nada de divertidas —chilla como la gallina que es con dramatismo exagerado.Hago una mueca como respuesta a su queja y le saco la lengua. Entro en el carro y conduzco fuera de la mansión Nisson. Después de haber manejado por unos
No sé qué sentir en este momento, si satisfacción o pena.Miro por inercia el desastre que he hecho y otra arcada me ataca con furia. De verdad esperaba una reacción diferente de parte de mi amigo, pero no; este no se ha alejado de mí, como tampoco ha puesto cara de asco o enojo. Debe ser porque ha de estar acostumbrado a este tipo de situaciones, dada su carrera y trabajo.—¿Te sientes mejor? —Me soba la espalda con ternura. Por mi parte, asiento ida y abochornada. ¿Qué rayos me pasó?—. Ven, vamos a la camilla. —Me dirige hacia la parte cubierta por una cortina verde y me ayuda a acostarme. Llama a su secretaria y le da instrucciones, acto seguido, se quita la bata y se la entrega, luego empieza a examinarme y a hacerme preguntas de rutina.Al cabo de unos minutos, entra una enfermera con una bandeja en las manos.—Te pondrá un suero para hidratarte —responde Bratt, como si adivinara la pregunta que estuve a punto de articular.—No es necesario, Bratt. De verdad, estoy bien. —Voy a l
Cuando creo que mi día no podía empeorar, se me ocurre escuchar detrás de la puerta del estudio de papá. Todo lo ocurrido hoy en el hospital me parece insignificante, ante esta horrenda noticia.¿A qué se refiere con salvar la empresa? Y ¿de qué?De manera instintiva y, sin pensar en mis acciones, empujo la puerta con brusquedad, captando la atención y sorpresa de los presentes.Junto a papá se encuentra Jill, el gerente de finanzas; y Andrew, el gerente de logística. Ellos son amigos de mi padre desde que tengo uso de razón, por eso suelen venir a la casa para hablar de la empresa, aparte de los temas personales.—Turrón... —susurra atónito, debido a que no se esperaba mi intromisión.—Papá, necesito que seas sincero conmigo y me digas, de una buena vez, lo que sucede con Um-diosa.Él se pone pálido, mientras que los demás carraspean con incomodidad. ¿Qué demonios está ocurriendo?—Serena, querida...—¡Nada que no se pueda solucionar! —Papá interrumpe a Jill.—Saulo, ¿para qué seguir