—¡Princesa! —El señor Nisson espeta al verme traspasar la puerta de su estudio—. ¡Qué hermosa estás! —Me da un caluroso abrazo que yo correspondo emotiva.
—Abuelo, te ves muy bien.
—¡Ah, es que yo sé conservarme! —dice ufano—. No soy como este mequetrefe aquí presente, que, aunque es doctor, lleva una mala vida. —Mira a Bratt entrecerrando los ojos. Este entorna la mirada y bufa con hastío.
—Creo que debe darle cátedras de vida al doc, abuelo —sugiero con una sonrisita maliciosa.
—¡No le eches leñas al fuego! —reclama Bratt con el ceño fruncido—. Vas a hacer que empiece con sus sermones de viejo amargado.
—¿Ves? Ni siquiera me respeta, el mal parido este. —Le da un palmazo en la cabeza y Bratt gruñe de la impotencia; por mi parte, estallo en carcajadas. Yo entiendo la tensión que existe entre ellos dos, debido a que Bratt y el abuelo no quedaron en buenos términos cuando este decidió estudiar medicina. Debido a que Bratt fue su primer nieto y el favorito, el señor Nisson esperaba que este tomara las riendas de su corporación, no obstante, él decantó en andar su propio camino y fue su primo quien decidió hacerse cargo de la empresa.
—Deberías agradecerme que te traje a tu princesita para almorzar. Pude haberme quedado con ella todo el día y para mí solito, pero en cambio decidí compartir a mi linda amiga contigo, a pesar de que eres un viejo gruñón.
—¡Un irrespetuoso es lo que eres! Debería desheredarte por completo y tirarte a la calle. ¿De qué me sirves si ni siquiera bisnietos me quieres dar?
No puedo ni quiero contenerlo, así que estallo en una estruendosa carcajada que hace bufar a mi amigo. Él me mira con malicia y sé que está maquinando múltiples maneras de vengarse.
—Para eso tienes al desabrido y mojigata de Jael, estoy seguro que te dará todos los mocosos que deseas.
—¡Es que no lo entiendo! Me odias, ¿cierto? —replica el abuelo con exaltación y frustración—. Me niegas todo lo que te pido, como el mal agradecido que eres. ¿Te es tan difícil sentar cabeza y establecerte con una sola mujer? Soy la comidilla de todos porque mi nieto es un rebelde y bueno para nada, incapaz de comprometerse. Yo me casé con tu abuela y fui el hombre más feliz del mundo junto a ella. Nunca le fui infiel y no tuve necesidad de buscarme otra. Pero tú tienes un pene irrefrenable y la mente pequeña.
—¡Ay, abuelo!, ¿a quién quieres engañar? Te importa un carajo mi felicidad, siempre y cuando cumpla con los estándares de esta sociedad y los tuyos. No me casaré por presión ni por imposición; si algún día doy ese paso, que lo dudo mucho, será porque así lo quiero.
Una acalorada discusión empieza entre ellos, es cuando entiendo que debo intervenir, por tal razón, silbo para interrumpirlos.
—¡Chicos, ya! Tenía mucho tiempo sin verlos a ambos y quiero pasar un momento agradable con ustedes. Por favor, ya no se peleen más. Se supone que están felices de verme porque me extrañaron tanto como yo a ustedes, aunque su comportamiento me dice lo contrario y me siento pintada en la pared, como si mi presencia no fuera importante. —Lo sé, soy una manipuladora. El semblante de ambos se suaviza y noto remordimiento en las miradas celestes de los dos hombres.
—Lo siento, princesita; tienes toda la razón —se disculpa el abuelo con tono suave. Le doy un beso en la mejilla para que entienda que estoy bien y este me abraza—. ¡Ojalá tú fueras mi nieta de sangre y no este engendro!
Ay, no…
—¿Ves? Es este viejo gruñón quien empieza todo —se queja Bratt con un mohín berrinchudo.
—Ustedes dos no tienen remedio —razono resignada.
—El que no tiene remedio es este nieto mío. Pendejo, con una mujer tan hermosa a su lado y ni siquiera tiene las agallas de cortejarla. ¿Por qué no haces algo útil por primera vez en tu vida y te casas con esta princesa?, quizás así te perdone todos tus desplantes, rebeldía e irrespeto.
¿Qué?
Me quedo helada y sin poder decir una sola palabra. ¿Casarse conmigo? ¿Acaso el abuelo se volvió loco?
—Ya estás delirando, viejo mañoso —responde Bratt con indiferencia—. Serena y yo somos amigos, no la veo de esa forma.
Bien…
Es la verdad y es como deben ser las cosas entre nosotros, eso somos ¿no? Pero…
—¿No has escuchado que las mejores relaciones salen de una buena amistad? Serena sería la esposa perfecta para ti, aunque tú no lo seas para ella. ¡Bah!, ¿qué estoy diciendo? Serena se merece un hombre mejor que tú —se retracta.
—Por primera vez estamos de acuerdo en algo, abuelo; yo no le convengo a mi amiga. Además, Serena es como mi hermana, una relación de ese tipo con ella sería rara.
Hermana…
Bratt está en lo cierto y mi parte cuerda y lógica secunda con él, no obstante, me es inevitable la decepción que me embarga por dentro. ¿Por qué? Es decir, sí estuve idiotizada por él años atrás, pero eso quedó en el pasado. Bratt siempre ha sido un buen amigo y la persona con quien más cómoda y libre me siento; con él soy fuerte, pero vulnerable a la vez, no pierdo mi parte madura y responsable, pero también me convierto en una niña pequeña y berrinchuda en su presencia, asimismo, puedo llegar a actuar como una adolescente terca, mimada y aventurera. Mas eso no significa que mis sentimientos de niña ingenua e inexperta se mantengan intactos, a pesar de que ya soy una adulta que ha pasado por varias relaciones.
No, mi decepción no es por esa tontería. ¿Será cuestión de ego? Digo, una mujer siempre quiere ser una opción romántica o sexual para los hombres.
¿Qué demonios estoy pensando?
Mejor no le doy importancia a esta sensación amarga que sus palabras me han provocado y disfruto de estos hombres que tanto significan en mi vida. Bratt es mi amigo y lo quiero como tal, así debe ser.
—¿Qué piensas? —Bratt me saca de mi lucha interna y se lo agradezco. No quiero hacer de una tontería sin sentido un drama.
—De lo mucho que los he extrañado —digo con una sonrisa cálida y sincera, aunque mis palabras no digan la verdad.
—¡Cómo me gustaría emparejarte con unos de mis nietos!, pero el único que vale la pena es Jael. ¿Qué piensas acerca de él? Es el CEO de la corporación Nisson y de seguro quien tomará la presidencia cuando yo me retire, dado que a alguien por aquí no le interesa nuestro patrimonio ni que este se vaya al carajo.
—¡Ah!, pero qué fastidioso estás hoy, abuelo. Y, no; Serena nunca se emparejaría con el desabrido y mojigata de Jael. Eso jamás lo permitiría. —Bratt arruga el ceño y pone cara de asco.
—Entonces tú serías su próxima opción —contraataca el abuelo con mirada pícara.
Este señor está más intenso de lo regular. Él siempre ha tirado sus indirectas, en cuanto a Bratt y a mí, pero hoy ha sido bastante directo. Supongo que le sucede lo mismo que a mis padres, con la diferencia que estos últimos desistieron de la idea al Bratt tomar fama de mujeriego.
—Abuelo, no estoy buscando pareja ni tampoco opciones entre los Nisson. Como dijo Bratt, somos familia, así que entre nosotros nunca pasaría alguna cosa más allá de la amistad. —No sé por qué siento satisfacción al dejar esto muy en claro, en especial, porque noto que el semblante de mi amigo cambia a uno serio y apesadumbrado.
—Tienes razón, Serena. Yo tampoco me imagino tener una relación más allá de nuestra amistad, se sentiría a incesto. —Hace una expresión de grima y, por alguna razón que temo conocer, esa acción me hiere. ¿Le daría asco estar conmigo?Después de la incómoda conversación y de todas las indirectas del abuelo, almorzamos juntos. Por suerte Jael y Linda no están en la mansión Nisson hoy, no es que me lleve mal con ellos, pero tampoco me agradan mucho. Tienen una vibra que me repelen y, mientras más lejos de estos esté, mejor para mí.El almuerzo transcurre entre risas y conversaciones acerca de todo lo que hemos hecho en estos años, nuestros planes para el futuro y en dejar claro que ninguno se siente listo para abrirse a una relación seria por ahora. Esa parte no le gustó al abuelo y tuve que cambiar el tema para evitar sus sermones.Ahora me encuentro encima del techo de la habitación de Bratt, que queda en el último piso. Hemos trepado el balcón para llegar aquí y casi me caigo porque l
—Margot, ¡qué sorpresa! —espeta Bratt con exagerada emoción y una sonrisa falsa.No sé si me imagino tonterías, pero me da la impresión de que Bratt no se siente muy contento con esa visita; yo tampoco.—Amorcito, estoy tan feliz de verte —dice ella mientras le llena el rostro de besos. A este punto ya me ha dado náuseas y el dulce del pastel me repugna.—Bueno, dado que estás ocupado, me voy —escupo con veneno y reproche.La tal Margot me mira con aire de superioridad y sonríe.—Sí, estaremos muy ocupados —comenta alusiva y mira a Brett con complicidad.Qué asco.—Me imagino... —mascullo entre dientes. Me levanto de la silla dispuesta a irme, pero Bratt me intercepta.—No te vayas tan rápido. Por favor —acentúa la última palabra y me mira con ruego.Infeliz.Entiendo lo que sucede a la perfección, lo que provoca que la incomodidad que siento aumente.—¿Me acompañas a la salida? —Lo miro con cara de pocos amigos. Bratt asiente con una sonrisa nerviosa porque ha de imaginarse la razón
En este momento siento que pierdo el control de mi cuerpo, que tiembla al ritmo de los latidos rápidos de mi corazón.Me molesta que un simple accidente me descomponga de esta manera. ¿Qué me sucede? Bratt es mi amigo, nada más. No entiendo por qué tengo estas emociones.—Lo siento —dice Bratt mientras se frota la cara con las dos manos.Finjo una sonrisa y le doy una palmada en el hombro.—No te preocupes, entiendo que eres un tonto que no sabe coordinar sus movimientos y anda provocando accidentes.Él ríe aliviado.—Tienes razón, soy un tonto. ¿Nos vemos el sábado, cariño?—¡Por supuesto! —Hago ademanes con las manos antes de abrir la puerta del vehículo—. Pero yo escogeré la película.—¡Ay, no! No quiero terminar vomitando. Esas películas que ves no tienen nada de divertidas —chilla como la gallina que es con dramatismo exagerado.Hago una mueca como respuesta a su queja y le saco la lengua. Entro en el carro y conduzco fuera de la mansión Nisson. Después de haber manejado por unos
No sé qué sentir en este momento, si satisfacción o pena.Miro por inercia el desastre que he hecho y otra arcada me ataca con furia. De verdad esperaba una reacción diferente de parte de mi amigo, pero no; este no se ha alejado de mí, como tampoco ha puesto cara de asco o enojo. Debe ser porque ha de estar acostumbrado a este tipo de situaciones, dada su carrera y trabajo.—¿Te sientes mejor? —Me soba la espalda con ternura. Por mi parte, asiento ida y abochornada. ¿Qué rayos me pasó?—. Ven, vamos a la camilla. —Me dirige hacia la parte cubierta por una cortina verde y me ayuda a acostarme. Llama a su secretaria y le da instrucciones, acto seguido, se quita la bata y se la entrega, luego empieza a examinarme y a hacerme preguntas de rutina.Al cabo de unos minutos, entra una enfermera con una bandeja en las manos.—Te pondrá un suero para hidratarte —responde Bratt, como si adivinara la pregunta que estuve a punto de articular.—No es necesario, Bratt. De verdad, estoy bien. —Voy a l
Cuando creo que mi día no podía empeorar, se me ocurre escuchar detrás de la puerta del estudio de papá. Todo lo ocurrido hoy en el hospital me parece insignificante, ante esta horrenda noticia.¿A qué se refiere con salvar la empresa? Y ¿de qué?De manera instintiva y, sin pensar en mis acciones, empujo la puerta con brusquedad, captando la atención y sorpresa de los presentes.Junto a papá se encuentra Jill, el gerente de finanzas; y Andrew, el gerente de logística. Ellos son amigos de mi padre desde que tengo uso de razón, por eso suelen venir a la casa para hablar de la empresa, aparte de los temas personales.—Turrón... —susurra atónito, debido a que no se esperaba mi intromisión.—Papá, necesito que seas sincero conmigo y me digas, de una buena vez, lo que sucede con Um-diosa.Él se pone pálido, mientras que los demás carraspean con incomodidad. ¿Qué demonios está ocurriendo?—Serena, querida...—¡Nada que no se pueda solucionar! —Papá interrumpe a Jill.—Saulo, ¿para qué seguir
Bratt tiene una cabaña cerca del lago que decora el centro de la ciudad. Ese lugar posee un bosque, cuya vegetación se extiende hasta el parque que hermosea a Diamond.Los Nisson, al igual que otras familias ricas, poseen parte de aquel territorio, a excepción del parque, que es propiedad gubernamental. Dentro del terreno de la familia de Bratt, hay una parte que pertenece a este y él la utiliza para escapar del estrés o cuando se encuentra deprimido. Es como su refugio.—¿Cómo va todo en tu empresa? —pregunta él mientras mira al cielo negro, que se encuentra lleno de estrellas. Ambos estamos sentados en una hamaca que queda en el frente de la cabaña, con una taza de chocolate caliente en mano.Sorbo de la bebida y pongo mis pies encima de las piernas de él. Bratt me prestó una de sus medias, así que los dos usamos un par parecido que combate la gélida temperatura, aparte de que nos arropamos hasta la cintura con una frisada.—Pésimo... —suspiro decaída.Él me mira preocupado y me lev
Bratt Tres semanas después...Encabronado, salgo de mi consultorio con una carpeta en manos, esa que recibí de parte de la oficina central de la corporación Nisson. Dos semanas atrás me fue transferida una fortuna, cuyo valor es diez veces mayor que el de la herencia que me dejaron mis padres, que consta de unos ahorros, ya que papá no había heredado nada de los Nisson antes de morir.Desde que recibí el dinero, he estado de buen ánimo y hasta inicié el proceso para poner el centro de imágenes en el hospital, asimismo, estoy preparando una cena especial para mi pecosa, donde le daré las buenas nuevas y le ofreceré el dinero para cubrir sus deudas e invertir en la empresa de ella. De esa manera, mataré dos pájaros de un tiro, puesto que ayudaré a mi amiga y le demostraré al abuelo que no solo sacaré mi proyecto adelante, también multiplicaré ese dinero por otro lado.Todo iba bien hasta este momento, en el que he recibido esta carpeta con los malditos documentos del demonio, que repre
Serena—No sé qué voy a hacer —me quejo mientras me tiro en la cama con un bufido—. Estamos casi en la ruina.—Me gustaría ayudarte, pero el gimnasio no produce tanto dinero —dice Taís con frustración.—Lo sé, no te preocupes. —Resoplo mientras miro al techo—. No es solo cuestión de pagar las deudas, también necesitamos encontrar a un inversionista y arreglar el desastre del último proyecto. En fin, seguiré tocando puertas, no me rendiré.—Así se habla, amiga —anima Lilia, quien vino junto a Taís a darme apoyo—. Ya verás que todo se va a solucionar. ¡Ah, es tarde! ¿No te piensas cambiar? —me recuerda—. Dentro de una hora Bratt te pasará a buscar. ¡Qué emoción! Ojalá esta vez sí sean sinceros en cuanto a sus sentimientos y se casen.¿Ah?Tanto Taís como yo bufamos a eso. Lilia siempre ha querido emparejarme con Bratt, puesto que para ella somos la pareja perfecta.—¡Y vuelves con lo mismo! —exclama Taís—. Bratt no es un hombre para tener una relación seria; él parece que tiene un tic n