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Capítulo 2: El abuelo

—¡Princesa! —El señor Nisson espeta al verme traspasar la puerta de su estudio—. ¡Qué hermosa estás! —Me da un caluroso abrazo          que yo correspondo emotiva.

—Abuelo, te ves muy bien.

—¡Ah, es que yo sé conservarme! —dice ufano—. No soy como este mequetrefe aquí presente, que, aunque es doctor, lleva una mala vida. —Mira a Bratt entrecerrando los ojos. Este entorna la mirada y bufa con hastío.

—Creo que debe darle cátedras de vida al doc, abuelo —sugiero con una sonrisita maliciosa.

—¡No le eches leñas al fuego! —reclama Bratt con el ceño fruncido—. Vas a hacer que empiece con sus sermones de viejo amargado.

—¿Ves? Ni siquiera me respeta, el mal parido este. —Le da un palmazo en la cabeza y Bratt gruñe de la impotencia; por mi parte, estallo en carcajadas. Yo entiendo la tensión que existe entre ellos dos, debido a que Bratt y el abuelo no quedaron en buenos términos cuando este decidió estudiar medicina. Debido a que Bratt fue su primer nieto y el favorito, el señor Nisson esperaba que este tomara las riendas de su corporación, no obstante, él decantó en andar su propio camino y fue su primo quien decidió hacerse cargo de la empresa.

—Deberías agradecerme que te traje a tu princesita para almorzar. Pude haberme quedado con ella todo el día y para mí solito, pero en cambio decidí compartir a mi linda amiga contigo, a pesar de que eres un viejo gruñón.

—¡Un irrespetuoso es lo que eres! Debería desheredarte por completo y tirarte a la calle. ¿De qué me sirves si ni siquiera bisnietos me quieres dar?

No puedo ni quiero contenerlo, así que estallo en una estruendosa carcajada que hace bufar a mi amigo. Él me mira con malicia y sé que está maquinando múltiples maneras de vengarse.

—Para eso tienes al desabrido y mojigata de Jael, estoy seguro que te dará todos los mocosos que deseas.

—¡Es que no lo entiendo! Me odias, ¿cierto? —replica el abuelo con exaltación y frustración—. Me niegas todo lo que te pido, como el mal agradecido que eres. ¿Te es tan difícil sentar cabeza y establecerte con una sola mujer? Soy la comidilla de todos porque mi nieto es un rebelde y bueno para nada, incapaz de comprometerse. Yo me casé con tu abuela y fui el hombre más feliz del mundo junto a ella. Nunca le fui infiel y no tuve necesidad de buscarme otra. Pero tú tienes un pene irrefrenable y la mente pequeña.

—¡Ay, abuelo!, ¿a quién quieres engañar? Te importa un carajo mi felicidad, siempre y cuando cumpla con los estándares de esta sociedad y los tuyos. No me casaré por presión ni por imposición; si algún día doy ese paso, que lo dudo mucho, será porque así lo quiero.

Una acalorada discusión empieza entre ellos, es cuando entiendo que debo intervenir, por tal razón, silbo para interrumpirlos.

—¡Chicos, ya! Tenía mucho tiempo sin verlos a ambos y quiero pasar un momento agradable con ustedes. Por favor, ya no se peleen más. Se supone que están felices de verme porque me extrañaron tanto como yo a ustedes, aunque su comportamiento me dice lo contrario y me siento pintada en la pared, como si mi presencia no fuera importante. —Lo sé, soy una manipuladora. El semblante de ambos se suaviza y noto remordimiento en las miradas celestes de los dos hombres.

—Lo siento, princesita; tienes toda la razón —se disculpa el abuelo con tono suave. Le doy un beso en la mejilla para que entienda que estoy bien y este me abraza—. ¡Ojalá tú fueras mi nieta de sangre y no este engendro!

Ay, no…

—¿Ves? Es este viejo gruñón quien empieza todo —se queja Bratt con un mohín berrinchudo.

—Ustedes dos no tienen remedio —razono resignada.

—El que no tiene remedio es este nieto mío. Pendejo, con una mujer tan hermosa a su lado y ni siquiera tiene las agallas de cortejarla. ¿Por qué no haces algo útil por primera vez en tu vida y te casas con esta princesa?, quizás así te perdone todos tus desplantes, rebeldía e irrespeto.

¿Qué?

Me quedo helada y sin poder decir una sola palabra. ¿Casarse conmigo? ¿Acaso el abuelo se volvió loco?

—Ya estás delirando, viejo mañoso —responde Bratt con indiferencia—. Serena y yo somos amigos, no la veo de esa forma.

Bien…

Es la verdad y es como deben ser las cosas entre nosotros, eso somos ¿no? Pero…

—¿No has escuchado que las mejores relaciones salen de una buena amistad? Serena sería la esposa perfecta para ti, aunque tú no lo seas para ella. ¡Bah!, ¿qué estoy diciendo? Serena se merece un hombre mejor que tú —se retracta.

—Por primera vez estamos de acuerdo en algo, abuelo; yo no le convengo a mi amiga. Además, Serena es como mi hermana, una relación de ese tipo con ella sería rara.

Hermana…

Bratt está en lo cierto y mi parte cuerda y lógica secunda con él, no obstante, me es inevitable la decepción que me embarga por dentro. ¿Por qué? Es decir, sí estuve idiotizada por él años atrás, pero eso quedó en el pasado. Bratt siempre ha sido un buen amigo y la persona con quien más cómoda y libre me siento; con él soy fuerte, pero vulnerable a la vez, no pierdo mi parte madura y responsable, pero también me convierto en una niña pequeña y berrinchuda en su presencia, asimismo, puedo llegar a actuar como una adolescente terca, mimada y aventurera. Mas eso no significa que mis sentimientos de niña ingenua e inexperta se mantengan intactos, a pesar de que ya soy una adulta que ha pasado por varias relaciones.

No, mi decepción no es por esa tontería. ¿Será cuestión de ego? Digo, una mujer siempre quiere ser una opción romántica o sexual para los hombres.

¿Qué demonios estoy pensando?

Mejor no le doy importancia a esta sensación amarga que sus palabras me han provocado y disfruto de estos hombres que tanto significan en mi vida. Bratt es mi amigo y lo quiero como tal, así debe ser.

—¿Qué piensas? —Bratt me saca de mi lucha interna y se lo agradezco. No quiero hacer de una tontería sin sentido un drama.

—De lo mucho que los he extrañado —digo con una sonrisa cálida y sincera, aunque mis palabras no digan la verdad.

—¡Cómo me gustaría emparejarte con unos de mis nietos!, pero el único que vale la pena es Jael. ¿Qué piensas acerca de él? Es el CEO de la corporación Nisson y de seguro quien tomará la presidencia cuando yo me retire, dado que a alguien por aquí no le interesa nuestro patrimonio ni que este se vaya al carajo.

—¡Ah!, pero qué fastidioso estás hoy, abuelo. Y, no; Serena nunca se emparejaría con el desabrido y mojigata de Jael. Eso jamás lo permitiría. —Bratt arruga el ceño y pone cara de asco.

—Entonces tú serías su próxima opción —contraataca el abuelo con mirada pícara.

Este señor está más intenso de lo regular. Él siempre ha tirado sus indirectas, en cuanto a Bratt y a mí, pero hoy ha sido bastante directo. Supongo que le sucede lo mismo que a mis padres, con la diferencia que estos últimos desistieron de la idea al Bratt tomar fama de mujeriego.

—Abuelo, no estoy buscando pareja ni tampoco opciones entre los Nisson. Como dijo Bratt, somos familia, así que entre nosotros nunca pasaría alguna cosa más allá de la amistad. —No sé por qué siento satisfacción al dejar esto muy en claro, en especial, porque noto que el semblante de mi amigo cambia a uno serio y apesadumbrado.

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