Cuando creo que mi día no podía empeorar, se me ocurre escuchar detrás de la puerta del estudio de papá. Todo lo ocurrido hoy en el hospital me parece insignificante, ante esta horrenda noticia.¿A qué se refiere con salvar la empresa? Y ¿de qué?De manera instintiva y, sin pensar en mis acciones, empujo la puerta con brusquedad, captando la atención y sorpresa de los presentes.Junto a papá se encuentra Jill, el gerente de finanzas; y Andrew, el gerente de logística. Ellos son amigos de mi padre desde que tengo uso de razón, por eso suelen venir a la casa para hablar de la empresa, aparte de los temas personales.—Turrón... —susurra atónito, debido a que no se esperaba mi intromisión.—Papá, necesito que seas sincero conmigo y me digas, de una buena vez, lo que sucede con Um-diosa.Él se pone pálido, mientras que los demás carraspean con incomodidad. ¿Qué demonios está ocurriendo?—Serena, querida...—¡Nada que no se pueda solucionar! —Papá interrumpe a Jill.—Saulo, ¿para qué seguir
Bratt tiene una cabaña cerca del lago que decora el centro de la ciudad. Ese lugar posee un bosque, cuya vegetación se extiende hasta el parque que hermosea a Diamond.Los Nisson, al igual que otras familias ricas, poseen parte de aquel territorio, a excepción del parque, que es propiedad gubernamental. Dentro del terreno de la familia de Bratt, hay una parte que pertenece a este y él la utiliza para escapar del estrés o cuando se encuentra deprimido. Es como su refugio.—¿Cómo va todo en tu empresa? —pregunta él mientras mira al cielo negro, que se encuentra lleno de estrellas. Ambos estamos sentados en una hamaca que queda en el frente de la cabaña, con una taza de chocolate caliente en mano.Sorbo de la bebida y pongo mis pies encima de las piernas de él. Bratt me prestó una de sus medias, así que los dos usamos un par parecido que combate la gélida temperatura, aparte de que nos arropamos hasta la cintura con una frisada.—Pésimo... —suspiro decaída.Él me mira preocupado y me lev
Bratt Tres semanas después...Encabronado, salgo de mi consultorio con una carpeta en manos, esa que recibí de parte de la oficina central de la corporación Nisson. Dos semanas atrás me fue transferida una fortuna, cuyo valor es diez veces mayor que el de la herencia que me dejaron mis padres, que consta de unos ahorros, ya que papá no había heredado nada de los Nisson antes de morir.Desde que recibí el dinero, he estado de buen ánimo y hasta inicié el proceso para poner el centro de imágenes en el hospital, asimismo, estoy preparando una cena especial para mi pecosa, donde le daré las buenas nuevas y le ofreceré el dinero para cubrir sus deudas e invertir en la empresa de ella. De esa manera, mataré dos pájaros de un tiro, puesto que ayudaré a mi amiga y le demostraré al abuelo que no solo sacaré mi proyecto adelante, también multiplicaré ese dinero por otro lado.Todo iba bien hasta este momento, en el que he recibido esta carpeta con los malditos documentos del demonio, que repre
Serena—No sé qué voy a hacer —me quejo mientras me tiro en la cama con un bufido—. Estamos casi en la ruina.—Me gustaría ayudarte, pero el gimnasio no produce tanto dinero —dice Taís con frustración.—Lo sé, no te preocupes. —Resoplo mientras miro al techo—. No es solo cuestión de pagar las deudas, también necesitamos encontrar a un inversionista y arreglar el desastre del último proyecto. En fin, seguiré tocando puertas, no me rendiré.—Así se habla, amiga —anima Lilia, quien vino junto a Taís a darme apoyo—. Ya verás que todo se va a solucionar. ¡Ah, es tarde! ¿No te piensas cambiar? —me recuerda—. Dentro de una hora Bratt te pasará a buscar. ¡Qué emoción! Ojalá esta vez sí sean sinceros en cuanto a sus sentimientos y se casen.¿Ah?Tanto Taís como yo bufamos a eso. Lilia siempre ha querido emparejarme con Bratt, puesto que para ella somos la pareja perfecta.—¡Y vuelves con lo mismo! —exclama Taís—. Bratt no es un hombre para tener una relación seria; él parece que tiene un tic n
Trato de entender a mi amigo, de verdad que sí, pero no lo logro. ¿Qué rayos le sucede hoy? Tomo de mi champaña y corto un trozo de carne, luego lo miro con impaciencia.—¿Vinimos solo a comer? —digo al fin, hastiada de que no me haya dicho nada aún—. No es que me queje por tu generosa invitación, pero la curiosidad me está carcomiendo por dentro.—Disfrutemos de la cena y del hermoso ambiente, cariño. Todo a su tiempo, pecosa —responde con nerviosismo. ¿Qué le pasa?—Como digas... —mascullo entre dientes y sigo comiendo.Suelto los cubiertos con hastío cuando me percato de que Bratt me observa con cara de idiota, entonces le devuelvo la mirada, no obstante, la mía está cargada de escepticismo y recelo.—¿Qué? ¿Por qué me miras mientras pones esa cara de pendejo? —le reclamo, pero este, en vez de responderme, se mete bastante comida en la boca hasta atragantarse. Lo observo asustada porque su piel empieza a tomar un tono morado y sus ojos se abren de más. En un santiamén, salto de la
Es increíble como dos simples palabras pueden causar un gran efecto y ser capaces de dar giros a las vidas de las personas. Lo que se me hace más increíble aún, es escucharla en boca de mi mejor amigo ¡y peor!, dirigidas a mí.—Ja, ja, ja, ja, ja, ja... —Esa es mi respuesta a su chiste. He de admitir, que esta broma le ha quedado genial.—¿De qué te ríes?, hablo en serio —se queja con expresión ofendida.—¡Ay, Bratt, eres muy gracioso! —Vuelvo a reír.—¡No es una broma, Serena! —Alza la voz y me mira con reproche. Dejo de carcajearme cuando saca un anillo y lo extiende en mi dirección.¿Qué?—Vaya... —Lo miro maravillada—. Sí que te has tomado la broma en serio. Yo no hubiese llegado tan lejos.—¡Maldición! —Golpea la mesa—. Por eso es que no se debe jugar con asuntos serios; ahora no me crees —se lamenta.Yo, en cambio, estallo en una sonora carcajada por lo gracioso que me parece su teatro.En este momento, dos hombres vestidos con trajes elegantes se colocan cerca de nuestras mesas
Lo escucho atenta mientras me cuenta lo sucedido con el abuelo; me explica con detalles desde el día que decidió pedirle ayuda, la amenaza de demanda y quitarle su por ciento en el hospital, hasta la parte donde lo chantajea para que se case.—No puedo creer que el abuelo se haya atrevido a tanto —musito sorprendida y me pongo la mano en la boca—. Digo, sé que él es medio mañoso, pero ¿a ese punto?—Por favor, Serena, ¡no me vengas con esa! Ese viejo es de lo peor y ha hecho cosas más malvadas... —Se queda pensativo un rato, arruga el rostro con aversión y luego se retracta—: No, nada puede ser peor que obligarme a casarme.—El abuelo se pasó, pero en su pensamiento anticuado y retrogrado, él cree que lo hace por tu bien. De todas formas, es lo que se espera de nosotros, que nos casemos por conveniencia —respondo resignada.—¡Me importa un carajo lo que se espera de nosotros! —exclama con una mueca—. No me quiero casar, no estoy listo para el compromiso.Escucharlo me duele. Bratt no
Una ducha caliente me ha relajado bastante, al mismo tiempo, me sirvió para pensar bien en la propuesta de Bratt. Tengo el presentimiento de que para mí este negocio será caótico; sin embargo, si tengo que sacrificar mi tranquilidad emocional para cumplir la promesa que le hice a papá, pues adiós a mi estabilidad; ahora mismo mi situación no está para sentimentalismo.Me pongo el camisón que Bratt me prestó y mis bragas. No acostumbro a dormir con sostén y hoy no será la excepción, además, ya Bratt me conoce en todos los aspectos, así que no me molesta en lo absoluto. Y no, no hemos tenido sexo nunca.Salgo del baño y me quedo viendo a mi amigo, a quien, por más frío que haga, le gusta dormir en bóxer, ya que, según él, la ropa lo asfixia en la cama.—Ven a darme calor, pecosa. —Abre los brazos para recibirme, sin embargo, me he quedado congelada en mi lugar, al percatarme de que no me había equivocado la primera vez que vi a Bratt, después de regresar del extranjero. En efecto, él es