"Tuntún, Tuntún"Los latidos de mi corazón resuenan como tambor manipulado por manos fuertes, retumbando con vehemencia contra mi pecho. Me sumerjo en el temor que me agobia y paraliza, así que soy incapaz de responder o hacer algún movimiento.Me encuentro en un momento, donde una decisión podría marcar un antes y un después en mi relación con Bratt. Deseo tanto dejarme quemar por este fuego peligroso que se ha empezado a encender, sin embargo, las consecuencias podrían ser críticas.Por otro lado, dejar pasar esta oportunidad me parece doloroso, debido a que, aunque siempre lo he negado, deseo a Bratt con todas mis fuerzas y me muero por descubrir por qué todas enloquecen cuando se acuestan con él.Anhelo volver a probar sus labios y recordar ese sabor que se quedó impregnado en mí por varios años y que me obligué a olvidar; yo necesito perderme en el brillo de su océano azul mientras ambos nos deleitamos en el placer de nuestros cuerpos.Tengo tanta curiosidad...¿Cómo se sentiría
IanTodo es una mierda.O quizás yo lo sea. Es que no lo entiendo, fui el mejor de la clase, al punto de que la mayoría de mis compañeros me buscaban para que les explicara lo que no entendían, aparte de que mi composición ganó el primer lugar en un concurso, asimismo, me gradué con honores y hasta tuve que dar un estúpido discurso ante toda esa gente. Y todo ¿para qué? ¡Para nada! Lo único que he logrado es que minimicen mi trabajo.Ahora me gano la vida con una carrera que no me agrada del todo, pero que me deja un buen dinero para poder darme todos mis gustos.—¡Vamos, Ian! ¡Dámelo todo, papi! —La voz del fotógrafo se escucha en todo el set.Obedezco a su pedido y saco pecho, entonces uso mis dotes de actuación para darle mi mejor sonrisa y que él pueda obtener la fotografía perfecta que hará feliz al cliente y, si el cliente es feliz, pues todos lo somos.—¡Magnifico! La cámara te adora, lindo. Sigue así y le causarás un orgasmo visual a todo el que vea tu maldita sonrisa moja bra
Serena¡Más idiota imposible!¿Cómo es que carezco de tacto para dar tremenda noticia?—¡¿Qué diablos?! —espeta Taís con tono alterado—. Serena, con eso no se juega.—¿Fue Bratt quien te dijo que nos asustaras así? —pregunta mamá atolondrada aún.—No es una broma, me casaré con Bratt. Por cierto, Taís, ¿qué haces aquí tan temprano?Ellas me miran con recelo, supongo que es por la forma tan desinteresada en la que trato el tema.—No es una maldita broma... —razona Taís mientras estudia cada uno de mis movimientos.—¿Estás segura? Yo creo que sí lo es —replica mamá con voz temblorosa.—No lo es, Amanda —responde sin dejar de mirarme. Por mi parte, me quito los zapatos y me tumbo en el sofá—. Si lo fuera estuviera tratando de convencernos de que no lo es, sin embargo, ella está muy tranquila, demasiado diría yo —deduce. Vaya, me asusta lo mucho que Taís me conoce.—Serena... —masculla mamá mientras me observa con una cara rara a la que no le encuentro descripción, solo sé que ha virado l
SerenaBratt es un perro.Me duele reconocerlo porque es mi mejor amigo, mi futuro esposo y el hombre que me gusta; pero es lo que es.Un cualquiera, un puto, un gigoló, un cerdo...Necesito un trago, no, necesito la botella completa.Conduzco el auto de papá a toda velocidad y sin importarme el vehículo, puesto que este no es tan apegado a su carro como mamá, que, si le hago un rayoncito pequeñito al de ella, me mata.Necesito un auto...Vendí el mío antes de venir a esta ciudad y esta es la hora que no me he comprado otro. Supongo que el problema de la empresa me ha absorbido por completo y, para colmo, ahora se me ha sumado una nueva preocupación: Bratt.Ese hombre que no es más que un traidor e incumplidor, ¡me da una rabia! Me imagino lo airosa que debe sentirse su secretaria porque se está comiendo a mi novio. Ese tipo de mujeres se siente victoriosa cuando se mete con hombres ajenos, pero no sabe que para esos perros no tienen más valor que el de una muñeca inflable.¡Maldito B
Serena¿Qué es eso tan molesto? Algo me quema los ojos y se siente insoportable.Poco a poco voy despertando y caigo en cuenta de que son los rayos del sol los que me interrumpen el sueño. Abro los ojos, pero al instante me arrepiento debido al escozor, así que los vuelvo a cerrar por instinto.Un terrible dolor de cabeza me martilla de forma cruel y, cuando vuelvo a abrir los ojos no solo sufro hasta que los acostumbro al resplandor, también siento un leve mareo, acompañado por nauseas. ¡Me siento horrible!Cuando mi vista se aclara, me incorporo espantada al darme cuenta de que esta no es mi habitación.—¡¿Dónde rayos estoy?! —vocifero asustada. De inmediato escaneo el dormitorio que no es tan grande y carece de decoración. A juzgar por los objetos aquí, este es el cuarto de un hombre.¡Rayos! ¡¿Qué demonios he hecho?!Me tiro de la cama, pero esa no es una buena idea, dado mi malestar, por lo que tengo que agacharme y aferrarme a la cama mientras voy cayendo despacio al piso. Llori
Dicen que la venganza no es buena, pero ahora mismo se siente muy bien. Y, aunque estoy consciente de que Bratt no siente celos románticos por mí, sé que le estoy dando directo al orgullo.Hoy aprenderá que con Serena Bell nadie se mete y sale impune, y que sus cuernos se los puede meter por el trasero. Él tendrá que decidir entre su manía al sexo o su negocio, porque no es verdad que yo seré la burla de sus zorras.Imbécil.Ya ha pasado una hora, desde que Bratt me mandó ese y otros mensajes que muestran su frustración porque no le he dado respuesta, pero aún se siente bien leer el primero una y otra vez.—¿Hasta cuándo estarás mirando ese celular con esa sonrisa de loca? Come algo, lo necesitas. —El metiche bombón interrumpe mis pensamientos malvados—En primer lugar, no es tu problema; en segundo, loca tu abuela y, en tercero; no tengo apetito.—¿Ni siquiera me dirás para qué me fotografiaste? Debes borrar la fotografía —dice serio.—No entiendo tu obsesión con eso, pero tranquilo,
IanNo me gusta dejar a mi bebé por tanto tiempo, pero es mejor que se quede en casa y evitarme los gastos y el afán de llevarla conmigo. Además, estaré muy ocupado trabajando, así que ni tiempo de salir tendré.—Adiós, mi niña bella. —Acaricio el manillar y le doy una última mirada.Salgo del estacionamiento del complejo y llamo el taxi que me llevará a la agencia, ya que partiremos desde allí. No sé por qué demonios asocio a un simple taxi con la pelirroja loca que se atrevió a rechazarme esta mañana, pero me cabrea que ella se me cuele en los pensamientos tan seguido y que hasta lo más mínimo me la recuerde.Esa loca se atrevió a rechazarme, a mí, que soy quien suele decir que no.«¿Quién eres y por qué me atraes tanto?»Ni siquiera me dijo su nombre. ¿Cuál sería la probabilidad de volver a verla?—¿Para qué quiero ver a esa sádica? —mascullo. En ese momento llega mi taxi y me subo, unos diez minutos después, este me deja en la agencia.—Yo también viajaré, pero será a otro país. T
Me siento eufórica, feliz, poderosa y muy cachonda; pero al mismo tiempo, estoy débil y por momentos siento que me duermo.—¿A dónde me llevas, bombón...? —balbuceo en su cuello. Olfateo su rico perfume y le lamo la oreja, luego estallo en carcajadas.—Deja de calentarme, pelirroja. —Lo escucho reclamar.Siento que me duermo y que floto en la oscuridad, pero el frío en mi cuerpo desnudo me despierta.—¿Qué haces? —pregunto atolondrada, al verme en ropa interior.—Te quito esa ropa sucia y hedionda. —Se da la vuelta y busca algo que ni idea.Empiezo a dormirme, pero sus manos en mi cabeza me traen en sí. Me está poniendo alguna ropa que se siente suave y fresca en mi piel.—No quiero que me vistas, quiero coger... —Me quito la prenda que me puso y que, si mi percepción no me falla, creo que es una remera; cuando me veo libre de esta me le lanzo encima y le lamo el cuello con desesperación.—¿Qué diablos haces? —me recrimina, pero yo lo ignoro.—Bésame, perro, así como besas a tus zorra