Serena¿Qué es eso tan molesto? Algo me quema los ojos y se siente insoportable.Poco a poco voy despertando y caigo en cuenta de que son los rayos del sol los que me interrumpen el sueño. Abro los ojos, pero al instante me arrepiento debido al escozor, así que los vuelvo a cerrar por instinto.Un terrible dolor de cabeza me martilla de forma cruel y, cuando vuelvo a abrir los ojos no solo sufro hasta que los acostumbro al resplandor, también siento un leve mareo, acompañado por nauseas. ¡Me siento horrible!Cuando mi vista se aclara, me incorporo espantada al darme cuenta de que esta no es mi habitación.—¡¿Dónde rayos estoy?! —vocifero asustada. De inmediato escaneo el dormitorio que no es tan grande y carece de decoración. A juzgar por los objetos aquí, este es el cuarto de un hombre.¡Rayos! ¡¿Qué demonios he hecho?!Me tiro de la cama, pero esa no es una buena idea, dado mi malestar, por lo que tengo que agacharme y aferrarme a la cama mientras voy cayendo despacio al piso. Llori
Dicen que la venganza no es buena, pero ahora mismo se siente muy bien. Y, aunque estoy consciente de que Bratt no siente celos románticos por mí, sé que le estoy dando directo al orgullo.Hoy aprenderá que con Serena Bell nadie se mete y sale impune, y que sus cuernos se los puede meter por el trasero. Él tendrá que decidir entre su manía al sexo o su negocio, porque no es verdad que yo seré la burla de sus zorras.Imbécil.Ya ha pasado una hora, desde que Bratt me mandó ese y otros mensajes que muestran su frustración porque no le he dado respuesta, pero aún se siente bien leer el primero una y otra vez.—¿Hasta cuándo estarás mirando ese celular con esa sonrisa de loca? Come algo, lo necesitas. —El metiche bombón interrumpe mis pensamientos malvados—En primer lugar, no es tu problema; en segundo, loca tu abuela y, en tercero; no tengo apetito.—¿Ni siquiera me dirás para qué me fotografiaste? Debes borrar la fotografía —dice serio.—No entiendo tu obsesión con eso, pero tranquilo,
IanNo me gusta dejar a mi bebé por tanto tiempo, pero es mejor que se quede en casa y evitarme los gastos y el afán de llevarla conmigo. Además, estaré muy ocupado trabajando, así que ni tiempo de salir tendré.—Adiós, mi niña bella. —Acaricio el manillar y le doy una última mirada.Salgo del estacionamiento del complejo y llamo el taxi que me llevará a la agencia, ya que partiremos desde allí. No sé por qué demonios asocio a un simple taxi con la pelirroja loca que se atrevió a rechazarme esta mañana, pero me cabrea que ella se me cuele en los pensamientos tan seguido y que hasta lo más mínimo me la recuerde.Esa loca se atrevió a rechazarme, a mí, que soy quien suele decir que no.«¿Quién eres y por qué me atraes tanto?»Ni siquiera me dijo su nombre. ¿Cuál sería la probabilidad de volver a verla?—¿Para qué quiero ver a esa sádica? —mascullo. En ese momento llega mi taxi y me subo, unos diez minutos después, este me deja en la agencia.—Yo también viajaré, pero será a otro país. T
Me siento eufórica, feliz, poderosa y muy cachonda; pero al mismo tiempo, estoy débil y por momentos siento que me duermo.—¿A dónde me llevas, bombón...? —balbuceo en su cuello. Olfateo su rico perfume y le lamo la oreja, luego estallo en carcajadas.—Deja de calentarme, pelirroja. —Lo escucho reclamar.Siento que me duermo y que floto en la oscuridad, pero el frío en mi cuerpo desnudo me despierta.—¿Qué haces? —pregunto atolondrada, al verme en ropa interior.—Te quito esa ropa sucia y hedionda. —Se da la vuelta y busca algo que ni idea.Empiezo a dormirme, pero sus manos en mi cabeza me traen en sí. Me está poniendo alguna ropa que se siente suave y fresca en mi piel.—No quiero que me vistas, quiero coger... —Me quito la prenda que me puso y que, si mi percepción no me falla, creo que es una remera; cuando me veo libre de esta me le lanzo encima y le lamo el cuello con desesperación.—¿Qué diablos haces? —me recrimina, pero yo lo ignoro.—Bésame, perro, así como besas a tus zorra
No sé cuánto tiempo transcurre desde que exploté y le tiré la verdad en la cara a mis amigas, pero el mutismo de ellas empieza a preocuparme.—Oigan, ¿no me dirán nada? —Rompo el silencio, mas ellas no hablan. Su respuesta se limita al parpadeo, luego se miran y regresan su atención a mí.Después de un largo rato en silencio, Taís me observa con el ceño fruncido y me apunta con su dedo acusador.—¡Nos engañaste, mala amiga! Pero ¡qué alivio! —respira hondo y se pone la mano en el pecho—. No te diré que no hagas ese negocio porque, si no tengo cómo ayudarte, tampoco me meteré en la manera en la que resolverás el problema de tu familia...—¿Pero...? —la interrumpo, puesto que sé que hay un "pero" en su diatriba.—¿Estás segura de que no tienes sentimientos por él? Si es así, mi consejo es que no te cases. Creo que tu bienestar emocional es más importante que la empresa y estoy segura de que tus padres piensan como yo.Me muerdo el labio inferior y la encaro con firmeza.—Ellos no deben
Todos estos días han sido extraños desde que Bratt me propuso matrimonio por conveniencia mutua. Esa propuesta ha provocado conflictos entre nosotros y que yo me aprovechara, para exigirle que dejara de acostarse con esas mujeres como condición, eso me llevó a entender que aún tengo sentimientos fuertes por él y que, la razón de ponerle esa restricción, fue porque en el fondo solo lo quiero para mí.Creo que lo de quedar como cornuda fue solo una excusa que elaboró mi subconsciente para poder cumplir con ese objetivo posesivo, debido a que me duele saber que se acuesta con otras mujeres.Todo este embrollo, mi decepción y la rabia que me provocó saber que se follaba a su secretaria, me llevó a casi acostarme con otro hombre y hasta me confundí en cuanto a mis sentimientos. No obstante, estar entre sus brazos me hace entender que mi corazón y mi cuerpo solo lo reconocen a él, así que supongo que esa es la razón por la que ninguna de mis relaciones anteriores funcionó. Ellos no eran Bra
Existen personas que son inoportunas en la vida y esas personitas son mis amigas. ¿No se supone que se habían ido? ¿Qué rayos hacen aquí de nuevo?—Bratt, sigue soplándome el ojo, todavía me molesta la pajita que me cayó —miento, como un intento desesperado de hacerles creer que no estábamos haciendo lo que es obvio que estábamos haciendo.—¿Qué pajita? —cuestiona él confundido, por lo que lo jalo hacia a mí por el cuello de la camisa y le exijo que me sople los ojos. Cuando lo tengo cerca de mi cara, le hago muecas y le dedico guiños para que me siga la corriente. Él, en cambio, me mira aturdido porque supongo que ya descubrió mi intención, lo que me imagino que no tiene sentido para él, puesto que para loas demás personas somos una pareja de verdad y, como tal, es normal que tengamos este tipo de intimidad.—Vamos, tonto, siento que me quema el ojo. —Deberían darme un premio a mejor actriz porque mi actuación es perfecta. Para hacerlo más creíble, me remuevo en la cama y empiezo a p
Sería una hipócrita si digo que no me duele, porque sí, sus palabras son como dagas que se me clavan en el corazón y me hieren con crueldad. No solo es por el hecho de que Bratt me está diciendo que no siente nada más que un cariño de amistad hacia mi persona, sino también porque él estuvo interesado en mí, de la misma manera que estuve o aún estoy yo de él.¡Me siento tan frustrada!Pudimos ser una pareja, crecer juntos y hasta planear una futura familia; pero nuestra cobardía arruinó todo lo que pudimos ser. Y esa verdad es muy triste para mí.Observo a mi amigo, quien tiene la mirada clavada en el cielo y me pregunto cómo sería una relación de pareja entre nosotros, entonces recuerdo que Bratt es un mujeriego compulsivo y hago una mueca. Ese es un detalle que no debo pasar por alto, debido a que yo no pienso como Lilia. No le veo el sentido de él acostarse hasta con su sombra y perder su dignidad con ese comportamiento, por más despechado que se encuentre.—Bueno, Bratt, yo solo te