Serena—No sé qué voy a hacer —me quejo mientras me tiro en la cama con un bufido—. Estamos casi en la ruina.—Me gustaría ayudarte, pero el gimnasio no produce tanto dinero —dice Taís con frustración.—Lo sé, no te preocupes. —Resoplo mientras miro al techo—. No es solo cuestión de pagar las deudas, también necesitamos encontrar a un inversionista y arreglar el desastre del último proyecto. En fin, seguiré tocando puertas, no me rendiré.—Así se habla, amiga —anima Lilia, quien vino junto a Taís a darme apoyo—. Ya verás que todo se va a solucionar. ¡Ah, es tarde! ¿No te piensas cambiar? —me recuerda—. Dentro de una hora Bratt te pasará a buscar. ¡Qué emoción! Ojalá esta vez sí sean sinceros en cuanto a sus sentimientos y se casen.¿Ah?Tanto Taís como yo bufamos a eso. Lilia siempre ha querido emparejarme con Bratt, puesto que para ella somos la pareja perfecta.—¡Y vuelves con lo mismo! —exclama Taís—. Bratt no es un hombre para tener una relación seria; él parece que tiene un tic n
Trato de entender a mi amigo, de verdad que sí, pero no lo logro. ¿Qué rayos le sucede hoy? Tomo de mi champaña y corto un trozo de carne, luego lo miro con impaciencia.—¿Vinimos solo a comer? —digo al fin, hastiada de que no me haya dicho nada aún—. No es que me queje por tu generosa invitación, pero la curiosidad me está carcomiendo por dentro.—Disfrutemos de la cena y del hermoso ambiente, cariño. Todo a su tiempo, pecosa —responde con nerviosismo. ¿Qué le pasa?—Como digas... —mascullo entre dientes y sigo comiendo.Suelto los cubiertos con hastío cuando me percato de que Bratt me observa con cara de idiota, entonces le devuelvo la mirada, no obstante, la mía está cargada de escepticismo y recelo.—¿Qué? ¿Por qué me miras mientras pones esa cara de pendejo? —le reclamo, pero este, en vez de responderme, se mete bastante comida en la boca hasta atragantarse. Lo observo asustada porque su piel empieza a tomar un tono morado y sus ojos se abren de más. En un santiamén, salto de la
Es increíble como dos simples palabras pueden causar un gran efecto y ser capaces de dar giros a las vidas de las personas. Lo que se me hace más increíble aún, es escucharla en boca de mi mejor amigo ¡y peor!, dirigidas a mí.—Ja, ja, ja, ja, ja, ja... —Esa es mi respuesta a su chiste. He de admitir, que esta broma le ha quedado genial.—¿De qué te ríes?, hablo en serio —se queja con expresión ofendida.—¡Ay, Bratt, eres muy gracioso! —Vuelvo a reír.—¡No es una broma, Serena! —Alza la voz y me mira con reproche. Dejo de carcajearme cuando saca un anillo y lo extiende en mi dirección.¿Qué?—Vaya... —Lo miro maravillada—. Sí que te has tomado la broma en serio. Yo no hubiese llegado tan lejos.—¡Maldición! —Golpea la mesa—. Por eso es que no se debe jugar con asuntos serios; ahora no me crees —se lamenta.Yo, en cambio, estallo en una sonora carcajada por lo gracioso que me parece su teatro.En este momento, dos hombres vestidos con trajes elegantes se colocan cerca de nuestras mesas
Lo escucho atenta mientras me cuenta lo sucedido con el abuelo; me explica con detalles desde el día que decidió pedirle ayuda, la amenaza de demanda y quitarle su por ciento en el hospital, hasta la parte donde lo chantajea para que se case.—No puedo creer que el abuelo se haya atrevido a tanto —musito sorprendida y me pongo la mano en la boca—. Digo, sé que él es medio mañoso, pero ¿a ese punto?—Por favor, Serena, ¡no me vengas con esa! Ese viejo es de lo peor y ha hecho cosas más malvadas... —Se queda pensativo un rato, arruga el rostro con aversión y luego se retracta—: No, nada puede ser peor que obligarme a casarme.—El abuelo se pasó, pero en su pensamiento anticuado y retrogrado, él cree que lo hace por tu bien. De todas formas, es lo que se espera de nosotros, que nos casemos por conveniencia —respondo resignada.—¡Me importa un carajo lo que se espera de nosotros! —exclama con una mueca—. No me quiero casar, no estoy listo para el compromiso.Escucharlo me duele. Bratt no
Una ducha caliente me ha relajado bastante, al mismo tiempo, me sirvió para pensar bien en la propuesta de Bratt. Tengo el presentimiento de que para mí este negocio será caótico; sin embargo, si tengo que sacrificar mi tranquilidad emocional para cumplir la promesa que le hice a papá, pues adiós a mi estabilidad; ahora mismo mi situación no está para sentimentalismo.Me pongo el camisón que Bratt me prestó y mis bragas. No acostumbro a dormir con sostén y hoy no será la excepción, además, ya Bratt me conoce en todos los aspectos, así que no me molesta en lo absoluto. Y no, no hemos tenido sexo nunca.Salgo del baño y me quedo viendo a mi amigo, a quien, por más frío que haga, le gusta dormir en bóxer, ya que, según él, la ropa lo asfixia en la cama.—Ven a darme calor, pecosa. —Abre los brazos para recibirme, sin embargo, me he quedado congelada en mi lugar, al percatarme de que no me había equivocado la primera vez que vi a Bratt, después de regresar del extranjero. En efecto, él es
"Tuntún, Tuntún"Los latidos de mi corazón resuenan como tambor manipulado por manos fuertes, retumbando con vehemencia contra mi pecho. Me sumerjo en el temor que me agobia y paraliza, así que soy incapaz de responder o hacer algún movimiento.Me encuentro en un momento, donde una decisión podría marcar un antes y un después en mi relación con Bratt. Deseo tanto dejarme quemar por este fuego peligroso que se ha empezado a encender, sin embargo, las consecuencias podrían ser críticas.Por otro lado, dejar pasar esta oportunidad me parece doloroso, debido a que, aunque siempre lo he negado, deseo a Bratt con todas mis fuerzas y me muero por descubrir por qué todas enloquecen cuando se acuestan con él.Anhelo volver a probar sus labios y recordar ese sabor que se quedó impregnado en mí por varios años y que me obligué a olvidar; yo necesito perderme en el brillo de su océano azul mientras ambos nos deleitamos en el placer de nuestros cuerpos.Tengo tanta curiosidad...¿Cómo se sentiría
IanTodo es una mierda.O quizás yo lo sea. Es que no lo entiendo, fui el mejor de la clase, al punto de que la mayoría de mis compañeros me buscaban para que les explicara lo que no entendían, aparte de que mi composición ganó el primer lugar en un concurso, asimismo, me gradué con honores y hasta tuve que dar un estúpido discurso ante toda esa gente. Y todo ¿para qué? ¡Para nada! Lo único que he logrado es que minimicen mi trabajo.Ahora me gano la vida con una carrera que no me agrada del todo, pero que me deja un buen dinero para poder darme todos mis gustos.—¡Vamos, Ian! ¡Dámelo todo, papi! —La voz del fotógrafo se escucha en todo el set.Obedezco a su pedido y saco pecho, entonces uso mis dotes de actuación para darle mi mejor sonrisa y que él pueda obtener la fotografía perfecta que hará feliz al cliente y, si el cliente es feliz, pues todos lo somos.—¡Magnifico! La cámara te adora, lindo. Sigue así y le causarás un orgasmo visual a todo el que vea tu maldita sonrisa moja bra
Serena¡Más idiota imposible!¿Cómo es que carezco de tacto para dar tremenda noticia?—¡¿Qué diablos?! —espeta Taís con tono alterado—. Serena, con eso no se juega.—¿Fue Bratt quien te dijo que nos asustaras así? —pregunta mamá atolondrada aún.—No es una broma, me casaré con Bratt. Por cierto, Taís, ¿qué haces aquí tan temprano?Ellas me miran con recelo, supongo que es por la forma tan desinteresada en la que trato el tema.—No es una maldita broma... —razona Taís mientras estudia cada uno de mis movimientos.—¿Estás segura? Yo creo que sí lo es —replica mamá con voz temblorosa.—No lo es, Amanda —responde sin dejar de mirarme. Por mi parte, me quito los zapatos y me tumbo en el sofá—. Si lo fuera estuviera tratando de convencernos de que no lo es, sin embargo, ella está muy tranquila, demasiado diría yo —deduce. Vaya, me asusta lo mucho que Taís me conoce.—Serena... —masculla mamá mientras me observa con una cara rara a la que no le encuentro descripción, solo sé que ha virado l