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Matrimonio por negocio
Matrimonio por negocio
Por: Angie Pichardo
Capítulo 0: Aquel verano

La tarde de verano se sentía agradable, pese a que esos días el calor era infernal. Debía ser por la brisa que acariciaba sus pieles o por la sombra de aquel gran árbol donde ellos se encontraban recostados.

La adolescente, de cabellera rojiza y ojos de color miel, observaba el lago con admiración. ¡Estaba feliz! Poder viajar al campo con su mejor amigo había sido reconfortante, puesto que en la ciudad no contaban con la libertad de la que allí disfrutaban.

—Nunca olvidaré estas vacaciones; este lugar es hermoso y tranquilo. Si de mí dependiera, me quedaría a vivir con la señora Tenner todo el año —comentó ella mientras admiraba el cielo.

—Es una suerte que nuestros padres nos hayan dejado venir a casa de tu ex nana ya retirada. Aún no me lo creo —respondió el joven de ojos celestes y cabellera negra, abundante y desarreglada. Ella lo miró en silencio y sonriente; ese día su amigo lucía más atractivo de lo regular. Tal vez era el efecto del maravilloso momento, donde la puesta del sol le regalaba tonos hermosos al cielo.

—La tarde está cayendo, debemos regresar —dijo ella con sus mejillas sonrojadas. Él, por su parte, deseaba disfrutar un poco más de aquella puesta de sol.

—Serena, cuando regrese a la ciudad le pediré a Tiana que sea mi novia —confesó su amigo con nerviosismo. Ella lo miró con sorpresa y alegría; ¡hasta que por fin decidió dar ese paso con la morena que traía a todos locos en el instituto!

—Ya era hora, es muy obvio que ambos se gustan.

—Hay un problema... —masculló el joven mientras sus ojos celestes la escudriñaban con temor.

—¿Qué?

—Ella ya ha tenido novios y yo nunca he besado a nadie. Temo ser un inexperto cuando nos besemos. Sería vergonzoso; Tiana no sabe que a mis quince años nunca he besado.

La chica se encogió de hombros y suspiró.

—Eso no debe preocuparte; solo déjate llevar por lo que ambos sienten y el beso fluirá —aconsejó ella mientras frotaba el hombro de su amigo para transmitirle ánimo.

—No, de verdad me asusta mucho arruinarlo. ¿Harías algo por mí? —preguntó él con ojos de borrego.

—Ummm...

—Siempre parloteas que el primer beso no es especial, así que estuve pensando que no te importaría regalármelo a mí. Es decir, vamos a practicar para ser expertos.

—¡Estás loco! ¡No me voy a besar contigo! —exclamó alarmada—. Sería raro, eres como mi hermano.

El chico suspiró con frustración.

—Pero no lo somos. Es una ayuda mutua, así cuando conozcas a un chico ya sabrás besar.

—Ummm...

—Por favor... —El chico juntó las manos e hizo un puchero. Ella, por su parte, rodó los ojos en respuesta.

—Está bien, pero no metas tu lengua. Eso sería asqueroso.

—¡Cómo digas! —El chico se acercó para acortar la distancia con su amiga.

—Espera, espera. —Ella lo detuvo—. Dame tiempo, no estoy lista.

—No, después te arrepientes.

Ella suspiró y ambos se miraron a los ojos. El chico se acercó a su amiga con lentitud; el ambiente se tornó tenso e incómodo cuando sus labios se rozaron.

—¡Ay, no! ¡No puedo! —vociferó ella mientras rompía el contacto con él—. ¡Esto es muy raro!

El chico suspiró y frunció el ceño. En cuestión de segundos, los labios de ella fueron invadidos por los de él. Ambos se quedaron petrificados sin hacer ningún movimiento. Segundos que parecieron eternos pasaron antes de que él tomara la iniciativa de mover la boca. Ella lo imitó. Sin embargo, sus labios solo se rozaban porque ninguno de ellos estaba besando en realidad, solo hacían movimientos extraños e inexpertos.

—No creo que lo estemos haciendo bien. —Ella rio con nerviosismo. Él se rascó la cabellera negra mientras miraba al suelo con gran bochorno.

—Por suerte estamos practicando. Iba a pasar vergüenza con Tiana.

—Tal vez es porque somos amigos y no nos gustamos de esa manera; es probable que con Tiana sea diferente.

—Ummm... Vamos a hacerlo de nuevo. Nos besaremos hasta que lo hagamos bien y con soltura.

Él no esperó una negativa de parte de ella. Se le lanzó encima y esta vez le apretó los labios con intensidad y seguridad, recordando que así sucedía en las películas. Ella, en cambio, se removió incómoda ante la invasión a su boca, pero segundos después, se rindió al delicioso cosquilleo que el contacto le provocó en los labios. Una sacudida placentera recorrió todo su cuerpo, lo que le dio a entender que le gustaba lo que su amigo le hacía a su boca. Poco a poco ella se dejó llevar. Minutos después, él se separó de la chica un poco atolondrado y abrumado, puesto que no esperaba haberlo disfrutado tanto.

Ambos se miraron a los ojos extasiados y, al cabo de unos segundos, sus labios volvieron a unirse. Esta vez, sus lenguas empezaron a juguetear hasta que su paladar fue invadido por estas.

Aquella práctica se repitió varias veces en ese verano frente a aquel lago, donde los jóvenes iban en sus bicicletas a observar la puesta de sol y a unir sus labios para “aprender a besar”.

Después de aquellas vacaciones de verano, los dos amigos no volvieron a repetir las sesiones de besos, por el contrario, se prometieron que jamás recordarían aquello y esa travesura se quedaría oculta en el cajón de los secretos. Para ellos su amistad era más importante que una emoción pasajera. El chico se hizo novio de la morena popular, pero esa relación fue fugaz al igual que todas las demás que le precedieron, convirtiéndose él en un hombre apuesto y solicitado, que nunca tuvo una relación seria con ninguna mujer.

Por otro lado, la chica creció ocultando un secreto a su amigo y engañándose a sí misma, debido a que, desde el día que ellos se besaron, ella empezó a verlo con otros ojos; no obstante, tenía que tragarse sus sentimientos y ser testigo de sus ligues, puesto que se suponía que ella no debía sentir atracción por él. Serena fingía delante de él y los demás el malestar que, verlo involucrarse con cuantas mujeres se le ofrecían le causaba, dado que este no tenía que esforzarse para llamar la atención de las féminas, y ese hecho lo había convertido en un mujeriego empedernido.

Esta es la típica historia cliché de dos mejores amigos, que después de varios años sin verse, sus vidas darán un giro inesperado y ambos tendrán que decidir entre su compromiso familiar o su libertad.  ¿Qué decisión tomarán? ¿Afectará ese evento su amistad?

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