Keanu. - “Señor la señora ha roto aguas, nos dirigimos al hospital.”- fue lo único que oí antes de echarme a correr, tras de mí, mi hermano, mi primo y Jason, corrían también. No recuerdo como llegué al hospital, ni como llegué a la puertas del paritorio, sólo sé que a mi alrededor había gente, pero yo sólo quería que me dijeran como estaba mi mujer, y mi hijo, de vez en cuando salía una enfermera, a informarme, pero después de dos horas, salió para que la acompañara, y tras ponerme una bata verde, un gorro del mismo color, con una mascarilla, y una pantuflas de plástico, me llevaron junto a donde estaba mi esposa, para que la viera, permaneciendo allí hasta el final. El dolor se reflejaba en su cara, pero, aun así, esa magnifica mujer, sonrío al verme. Yo estaba histérico, sólo deseaba poder pasar el dolor junto a ella, por eso dije muchas estupideces. - “Te prometo, que, de aquí en adelante, siempre que me golpees, no me quejaré, puedes golpearme cada día, para compensar lo
Arianna. Estoy realmente agotada, tanto que ni puedo pensar cuando llegué a casa, mi suegra tiene una energía que ya la quisiera para mí, ¡por dios!, si alguien me llega a decir, que los preparativos de una boda significaban movilizar a un batallón de personas. Mañana es el día en que se anuncia el compromiso oficial, me alegro de que solo nos dediquemos relajarnos, durante y a que nos mimen, ya que siento como mi energía, acabará en el agotamiento total. Si hubiera sido por mí, convencería a Keanu, para que nos fugáramos y nos casáramos en Las Vegas, Aunque sé que lógicamente el estricto empresario, se hubiera negado totalmente. -” Siempre podrías recurrir a la noche de bodas, estáis los dos tan calientes, y tenéis tantas ganas uno del otro, que seguro que lo hubieras convencido."- me dijo mi conciencia, recordándome, que a veces podía ser, como la deslenguada de Miriam. -” Debo de estar agotada para que estés hablando así, maldita. Se supone que tú y yo somos los razonables del
Keanu. - “Bien hermanito, no te voy a preguntar como los llevas, porque sin lo llevas la mitad de mal que yo, comprendo el humor de perros que llevas, nadie se atreve a entrar en tu despacho.”- me dijo Mike, entrando en mi despacho, y tirándose de forma destartala en el sofá. No podía discutir con él, ya que tenía razón, esta maldita espera, no iba para nada con mi forma de hacer las cosas. Por lo menos, esta noche se realizarían los tres compromisos, y yo podría poner el anillo que había comprado, en el dedo de mi Sirena tentadora, así mi instinto de cazador se calmaría algo, ya que el mundo sabría que quiera era mi dueña, y yo podría decirle al resto de la población masculina que, Ariana Cortes Basterra, ya no estaba en el mercado de diosas deseables. O al menos eso esperaba, por aun me quedaba un maldito mes para la boda, y lo importante, para esa deseada noche, en que tendría el honor en que mi dueña, se entregara a mí. - “No te esfuerces Mike, tu hermano ha decidido mantener e
Arianna. - “¿Podríamos también hablar con el abuelo, sobre, por qué, después de la fiesta de compromiso, ha secuestrado a nuestros prometidos?”- dijo Miriam, alias Pontos. Entendía también como se sentía, cuando tu prometido te indica, en la misma fiesta en al que se está produciendo tu compromiso, que por órdenes de su abuelo debe salir de viaje, y que nos volverá, al menos hasta unos pocos días antes de la boda, pasas por varias reacciones según tu personalidad. Como nos ocurrió a nosotras, cada una reaccionó a su manera diferente, con su pareja Elena, sonrió fría, y tras mirar a su futuro esposo, con esa mirada, que helaba el desierto, le dijo. - “Tú veras como lo vas a hacer playboy, pero si yo me vuelvo loca con los preparativos de la boda, y las exigencias de tu dorada madre, que quiero un montón, pero que tiene más energía que una central nuclear, lo mismo, cuando regreses, te encuentras sólo en el altar.”- a lo que mi futuro cuñado, sólo sonrió besándola, y prometiéndole q
Arianna. - “Mis queridas nietas, ¿A qué debo tan grato honor?”- tras esta frase, no nos dejamos engañar. Sabíamos a lo que habíamos venido, y no nos íbamos a ir sin haberlo logrado. Desde el momento que habíamos planificado, esta conversación, también nos dimos cuenta quién tenía que ser la primera en intervenir, y desde luego quién no, o por lo menos no, hasta que las cosas se pusieran un poco adversas. Así que, tras sentarnos en nuestro sitio correspondientes, todas miramos a Elena, que gracias a su habilidad empresarial podría mantener una conversación con el abuelo más directa, de tú a tú. -“La cuestión es la siguiente, abuelo.”- desde qué conocimos a Kevin senior, nos había prohibido totalmente que le habláramos como señor Powell, o incluso que usáramos su nombre de pila, sólo nos respondía cuando lo llamábamos abuelo, así que tuvimos que aceptar el hecho que hasta en esta ocasión, esa era la única forma de dirigirnos a él.-“ queremos renegociar los términos en cuanto, al ti
Narrador. Y el día de la boda llegó, durante la ceremonia que se realizó en el Salón de ceremonias principal del prestigioso Hotel Sultán de la Cadena de hoteles de Powell Holding, se habían convocado más de dos mil invitados, entre empresarios, políticos, familiares y amigos de los novios. Los novios se veían serios y muy atractivos, esperando en el altar a la llegada de las novias, cada uno iba vestido atendiendo a sus gustos, Michael, iba más moderno con un chaquet negro con botones dorados, estilo esmoquin de la casa Valentino, mientras Kevin J. con un esmoquin gris y negro, de la marca Ralph Lauren, Por último, el más serio y tradicional era Keanu un traje Dolce y Gabbana negro con una camiseta de cuello blanco. Toda mujer que los miraba parcia ver un desfile de Top-model masculinos, y muchas de las féminas estaban babeando, mirando a esos tres especímenes de hombres. Cuando la música empezó a sonar aparecieron varias damas de honor acompañadas por varios padrinos, entre el
Keanu. -“ Maldita sea madre ¿Cuánto demonios pretendes que duré este banquete?, te abierto que me estoy hartando”- le dije, mientras soportaba otra de las incontables felicitaciones, que los invitados , la mayoría invitados por mi madre , me hacían, mientras ella, sonriente, también los saludaba. -“No te entiendo, se suponía que este es tu terreno, la relaciones públicas, las posibles conexiones comerciales, debería estar contento de que tu boda sirva para mejorar relaciones con futuros socios o empresas que colaboren económica y comercialmente con Powell Holding.”- tuve que controlarme para no mirar a mi madre con esa mirada que tenemos todos lo hombres Powell, cuando nos da todo igual, y sólo queremos hacer lo que nuestro instinto nos indica en ese momento. Desde había más de dos horas, tras la gran cena, llevaba aguantándome las ganas de sacar a la preciosa Sirena, de esta condenada fiesta, a la que la gran señora Powell, nos había abocado, tanto Kevin, Michael, como yo, estábam
Arianna. - “Ese ya no es tu trabajo, lo sabes, tu trabajo es estudiar y prepararte, sé que quieres ser empresario, y así ayudar a tu hermana con su herencia, pero sabes que, como futuro empresarios, debes ser el mejor, la familia no espera menos de ti, ya sabes a prepárate y estudiar mucho. ¡Ah! y si te salen bien los exámenes, comenzaremos con las clases para que te saques el carnet de conducir, como me pediste. Y quién sabe, si eres cuidadoso, maduro y atento, incluso cuando te lo saques, hasta puedes elegir tu primer coche.”- esa parte de la conversación que Keanu mantuvo con mi hermano, en esencial la última parte, seguía rebotándome en la cabeza durante todo el trayecto al aeropuerto. En un principio le iba a recriminar que le hubiera dicho a un niño, como mi hermano, el cómprale un coche si se sacaba el carnet, ¡si aún le quedaban dos años!, mejor dicho, una año y medio, para cumplir la mayoría de edad, ¿por qué le había hecho esa promesa? Conociendo a Marcos, se la iba a to