Arianna. - “Comprendo que me quieras darme una sorpresa Keanu, pero entre una cosa y otra, llevamos viajando más de tres horas, y aun no me has dicho a donde vamos, hemos pasado de Madrid a Valencia, y ahora llevamos media hora en limusina hasta el puerto. ¿Me vas a decir de una vez dónde vamos?, a esto sigue así se hace de día, y me voy a pasar mi noche de bodas viajando, encima con un acompañante serio, que no suelta prenda, y que, desde luego, que no cumple con su deber…”- me tuve que controlar, al decir las últimas palabras. - “Vaya llevo demasiado tiempo con Miriam y se me están pegando algunas de sus manías, ¿Cómo puedo ser tan descarada, y exigirle a mi marido, que acabe ya con su viajecito y que me lleve a la cama de una vez?, ¿quién eres tú? y, sobre todo, ¿Dónde está la Arianna locuaz y razonable?, ¡Dios mío! Casarme con un Powell, y exactamente este Powell, me ha vuelto loca.”- pensé, mientras agachaba la cabeza, ni loca volvía levantarla para toparme con esa mirada de bu
Arianna. Pronto sus caricias se hicieron más atrevidas, mientras yo no dejaba de gemir, repitiendo mil veces el nombre del hombre que amo, que estaba domando y controlando mi cuerpo, como un perfecto domador de fieras. Sus manos y sus labios en mi abdomen en el interior de mis muslos, arrancado la pequeña tela que cubría mi entrepierna, para después con delicadeza acariciar el centro de mi placer, estaba en todas partes, y se me hizo hasta natural, en ningún momento me sentí incomoda, o temerosa, más bien esa parte de mi cuerpo hace un rato que exigían la atención de quien ellos consideraban su amo y señor. Y fue aquí donde comenzó mi tortura, una deliciosa y extenuante tortura, con esas manos y esa boca que se esforzaron en que yo me volviera loca, y que el deseo de que ese hombre me poseyera se volviera una maldita necesidad para vivir, respirar, o cualquiera de las cosas que una mujer nublada por el placer y la excitación deseara hacer en ese momento. - “Decididamente esto no
Arianna. -“¡No señora Powell!, dejé dormir a su marido, eres una maldita mujer insaciable.”- me reprendí mentalmente por quinta vez. Me obligué a salir de la cama para no terminar despertando a mi agotado guerrero, después de casi acabar con él, esta bendita noche, ya que para mi recuerdo, se me hacía casi increíbles que ese hombre pudiera haberle hecho a mi cuerpo lo que le hizo, y yo aun estuviera consciente y no muerta de placer, e incluso que aún pudiera caminar. Ni me había movido un poco cuando los músculos que ni sabía que tenía se quejaron en mi interior. Por ,lo visto lo de caminar lo tenía más bien complicado, o al menos caminar con algo de dignidad. -“ A esto debía referirse, Keanu, cuando tras el tercer asalto que hice de su cuerpo mi esposo, me advirtió que me llevaría a la ducha caliente, para intentar relajar mis músculos, o seguramente hoy no podría moverme del dolor.”- me dije haciendo un ultimo esfuerzo para ponerme de pie, consiguiéndolo a duras penas. -“Lasti
Arianna - “¿Seguro que estas decidida Elena?, tú tienes la empresa, no está bien que la abandones durante un tiempo para seguirnos en esta nueva decisión que hemos tomado, has luchado mucho por tu negocio para seguirnos en esto que hemos decidido Miriam y yo. Podemos ir a hablar con el abuelo nosotras solas.”- le pregunté a Aramis, cuando nos dirigíamos al despacho del abuelo Powell, el CEO general de Powell Holding. En la luna de miel, el problema se manifestó en como cambiaria nuestras vidas cuando ya estamos casada, y quedó claro que no queríamos ser la esposa casadas con empresarios, objetos decorativos, que no trabajaban. Todas queríamos ser como Elizabeth Powell, no como Brenda Powell, sobre todo Miriam, que quería ser todo lo opuesto que su agobiante suegra. Es por eso que, tras meditarlo, y para sorprender nuestros maridos, decidimos que queríamos conocer el grupo del cual éramos herederas. La idea la di yo, ya que nunca había pensado heredar nada, pero ya que estaba oblig
Arianna. - “No sé porque tenemos que ir hoy otra vez a casa del abuelo, hace poco que vinieron de la luna de miel, y quería que cenaremos todos junto hoy en la casa.”- se quejó Guille, mientras yo le preparaba la mochila para que fueran a dormir a casa del abuelo Powell. - “Pareces bobo enano, es porque esta noche estos dos tendrán una fiesta con juegos de adult….”- interrumpí al descarado de Marcos, ese niñato me estaba volviendo loca con su puta adolescencia de mierda. - “Marcos Cortes, hay conversaciones que ni tú, ni Guille, deben tener, y sobre todo de los que hacemos o dejamos de hacer Keanu y yo. Y termina de prepararte, que ya vienen William a recogeros. - “él sólo me miro sonriendo con una sonrisa que me recordaba mucho a la que ponía el descarado de mi marido, cuando se salía con la suya. - “Decididamente Marcos imita a Keanu en todo, pobre de la chica que se enamore de él.”- ese pensamiento, me hizo darme cuenta de que mi marido tenía razón mis hermanos estaban crecien
Arianna. -” ¿Como les fue?”- pregunto Elena se notaba por su voz que a ella no le había ido nada bien. -” De puta pena, salió la aniquiladora de hombres, y la fastidié”- dijo Miriam es su expresiva línea -” No te culpes, él sabe la lengua que te gastas, ¿Para qué te pica? En mi caso, Keanu salió hecho una furia, cuando le dije que yo no era uno de sus subalternos, cuando me ordeno con sus dotes de mando que mi deber era quedarme en casa cuidando de mis hermanos y de nuestros hijos cuando los tuviéramos, le dije que yo iba a hacer lo que creía correcto, y me dijo que me aplicara el cuento...”- le dije aun enfada conmigo misma y con el hombre que había salido por la puerta sin apenas hablarme. -” No digas más, el jefe de mi marido se llevó un rapapolvo como si fuera, uno de tus hermanos, déjame adivinar.... a que le dijiste, algo así, “Soy tu mujer, no tu esclava, y yo decido” .... ¿Estoy equivocada?”- dijo Emy muerta de risa, no era del todo la verdad pero se acercaba mucho a ella,
Kevin. -” Bueno yo no sé cómo decir esto, pero creo que vuestras esposas acaban de ir junto a mi mujer a la suite presidencial del Arcona, y por cómo me ha prohibido mi mujer acercarme allí, ni deciros donde están, además de que está más que prohibido que aparezcáis por allí, creo que van a montarse una fiesta de mujeres casadas o solteras, ya ni sé, a lo grande. ¿Se puede saber por qué cuando os metéis en líos con vuestras esposas, yo pierdo a mi mujer toda la noche, malditos herederos Powell?”- las palabras de Jason fueron como cuando a un toro le pones un paño rojo delante y lo agitas incitándolo. Desde que habíamos llegado a mi piso, cosa que ni sé, ni recuerdo, como pasó, más que tras haber salido de mi casa y avisado a Jason que en media hora nos veíamos en mi piso de soltero en la ciudad, tenía que soltar mi rabia contenida con alguien, y como siempre mi mejor amigo era la mejor opción. En mis cálculos, estaba instalarme en un sillón mientras ahogaba mi ira con un poco de a
Emy. Mientras pensaba como preparar mi arma secreta, oía a las herederas repartirse las habitaciones, sabía que los primeros mojitos que habíamos tomado en mi casa ya habían hecho su efecto, pero nada las iba preparar para lo que yo les tenía pensado, en cierta forma esta era mi venganza por las veces que, por culpa de sus estúpidas desavenencias con sus maridos, en especial con Ariana, mi marido me abandonaba para cuidar del llorón de su jefe. -” Me quedó con esa habitación-” dijo Elena, refiriéndose a la que más cerca estaba del despacho, que era la más aislada. -” No quiero que oigan llorar al playboy cuando lo castigue esta noche.”- no pude evitar reírme ante su cometario, porqué sabía que esto sólo era un arma más para cierta deslenguada soltara una de sus lindezas. -” ¿Y cómo lo vas a castigar, Aramis? ¿Qué te haga el amor tres veces, en vez de cuatro? Creo que hasta eso lo agradecerá, tu técnica de agotar al playboy funciona, ya ni mira a otras mujeres, lo tienes seco, moren