Capítulo XIV. Una cazadora cazada.

Emy.

Mientras pensaba como preparar mi arma secreta, oía a las herederas repartirse las habitaciones, sabía que los primeros mojitos que habíamos tomado en mi casa ya habían hecho su efecto, pero nada las iba preparar para lo que yo les tenía pensado, en cierta forma esta era mi venganza por las veces que, por culpa de sus estúpidas desavenencias con sus maridos, en especial con Ariana, mi marido me abandonaba para cuidar del llorón de su jefe.

-” Me quedó con esa habitación-” dijo Elena, refiriéndose a la que más cerca estaba del despacho, que era la más aislada. -” No quiero que oigan llorar al playboy cuando lo castigue esta noche.”- no pude evitar reírme ante su cometario, porqué sabía que esto sólo era un arma más para cierta deslenguada soltara una de sus lindezas.

-” ¿Y cómo lo vas a castigar, Aramis? ¿Qué te haga el amor tres veces, en vez de cuatro? Creo que hasta eso lo agradecerá, tu técnica de agotar al playboy funciona, ya ni mira a otras mujeres, lo tienes seco, moren
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