Arianna. Mientras estaba en el piso que compartía Keanu, sola, tras dejar a la prueba de embarazo y todo sobre la mesa, me senté en el salón, estaba como ida, y me sentía herida, traicionada, lo que era, pero totalmente manipulada. Los sentimientos que debían rodearme ahora de felicidad no podían salir a flote. Decidí hacer la llamada mis amigas, y juntas tomaríamos una decisión. - “Acabo de llegar ¿podéis esperar a que deje mis maletas? ¿no?, ¿dónde está Emy? no la veo en la llamada”- fue la primera respuesta de Elena. - “Regresó a España, tenía que resolver cosas antes de su baja por maternidad, está muy embarazada ahora, su marido fue con ella. Os llamaba porque, hemos sido engañadas, las tres podemos estar embarazadas ahora mismo.”- le solté de una vez. - “de hecho yo ya lo estoy”- y rompí a llorar, sin poder evitarlo. - “¡Repítemelo otra vez!”- grito Miriam. - “Fuimos engañadas otra vez, por el maldito abuelo, no sé qué le pasan a los Powell, pero se pasan la vida manipulan
Arianna. -“ Ya hemos llegado Arianna, estate tranquila en breve Miriam estará aquí, y juntas resolveremos todo.”- me dijo Elena, la verdad que durante todo el viaje estuve como ida, mi mente esta con en shock, aún no había asumido las repercusiones del lio en que ese maldito viejo nos había metido. -“Adoro nuestra tierra, este calor es maravilloso, y el olor a mar, es lo mejor.”- pensé, sabía que no estaba bien, y por la mirada de Elena ella también lo sabía. Entramos en la casa de la abuela de Miriam y sin pensarlo, me dirigí como una zombi a la terraza donde me senté sobre los sofás de mimbre, y sin tan siquiera quitarles la cubierta que los protegen. Elena me miró, y agitando la cabeza, comenzó a adecentar la casa. Mientras mi adorada amiga, preparaba todo, yo lo único que hacía era pensar en mi ambivalencia de sentimientos. Por un lado estaba dichosa, quería ser madre, pese a las veces que regué de ello, no es que no quiera darle una hijo o una hija a Keanu, saber que en mi
Keanu. Es la pesadilla de todo hombre vera tu familia amenazada, así fue como me sentí yo cuando bajé del coche, al ver a mi mujer sujetaban y amenazada con un cuchillo. La ira homicida y el miedo incontrolable, bloqueo todo a mi alrededor, y en mi mente. Si atrapamos a esos cobardes, aquel que puso una mano sobre lo que más amo en este mundo, como mínimo pierde esa mano, después ya veré si sobrevive, a lo que soy capaz de hacerle. Durante todo ese momento, sólo pensaba, en que nada me detendría si ese cobarde trataba de arrebatármela, pero cuando la valerosa Miriam, quiso salvar a sus amigas, y se sacrificó por ellas, cuando por una vez tuve a mi Sirena en mis brazos, aunque ella se negaba a quedarse a mi lado, ya que, en su locura, sólo pensaba ayudar a su amiga, pero yo sentí como si un peso se liberaba en mi interior. Sé que es egoísta, que no debería pensar así, es hasta censurable, por mi parte, que diga esto, pero por un segundo, sólo por un segundo, me alegré de que no h
Arianna. - “¿Que acabas de decir? Renunciaste a tu posición en el grupo Powell. ¿Pero si es tu herencia? ¿Si siempre ha sido lo que más has deseado?”- aún no podía creerlo, me senté frente a mi esposo, para que me mirara a la cara. Él sólo me miró fijo a los ojos, y sin sonreír, me contestó: No, Sirena, yo no sabía qué era lo más importante para mí, hasta que te conocí, y el pensar que te podía haber perdido, añadido a lo que les hizo mi abuelo, me ha despejado mis dudas. Nada, recuerda, nada es más importante que tú y mi hijo. Ni siquiera la empresa que he ambicionado desde que nací. Y eso me lo enseñaste tú, con tu amor, con tu dedicación hacia mí, con tu fuerza, y con la forma que tratas a tus hermanos. En el momento que vi ese cuchillo cerca de tu cuello, comprendí que el día que tú me faltes, yo no tengo nada que hacer en este mundo. Te has convertido en mi todo preciosa Sirena, y el saber que nuestro amor nos dará un hijo, o una hija, me dio miedo, no quiero que ellos entren
Arianna. Llevábamos tres semanas en Tenerife, donde las tres parejas, junto con Jason y Emy, que habían volado a Canarias, para pasar unas semanas de vacaciones, disfrutamos del sol, de la playa, y de la comida de nuestra tierra. Visitamos muchos lugares de la isla, como era El parque Nacional del Teide, o las maravillosas playas sur de la isla, también fuimos a nadar a las piscinas naturales que se formaban en las costas, cuando la lava se enfrió, donde se quedaban hondonadas de diferentes tamaños, que el mar rellenaba con agua cristalina, llamadas, entre nosotros los canarios, Charcos. Los paseos por las tarde cogidos de la mano por las playas, mientras mirábamos las puesta de sol, o la comida maravillosa de mi tierra, Keanu se volvió adicto al gofio, a los quesos, y sobre todo, a los vinos de mi tierra, desde los famosos vinos de la Geria de Lanzarote, otra de las islas de las Canarias, que se hacen en hondonadas en la tierra, que deja la lava enfriada del volcán, como los vinos d
Keanu. - “Señor la señora ha roto aguas, nos dirigimos al hospital.”- fue lo único que oí antes de echarme a correr, tras de mí, mi hermano, mi primo y Jason, corrían también. No recuerdo como llegué al hospital, ni como llegué a la puertas del paritorio, sólo sé que a mi alrededor había gente, pero yo sólo quería que me dijeran como estaba mi mujer, y mi hijo, de vez en cuando salía una enfermera, a informarme, pero después de dos horas, salió para que la acompañara, y tras ponerme una bata verde, un gorro del mismo color, con una mascarilla, y una pantuflas de plástico, me llevaron junto a donde estaba mi esposa, para que la viera, permaneciendo allí hasta el final. El dolor se reflejaba en su cara, pero, aun así, esa magnifica mujer, sonrío al verme. Yo estaba histérico, sólo deseaba poder pasar el dolor junto a ella, por eso dije muchas estupideces. - “Te prometo, que, de aquí en adelante, siempre que me golpees, no me quejaré, puedes golpearme cada día, para compensar lo
Arianna. Estoy realmente agotada, tanto que ni puedo pensar cuando llegué a casa, mi suegra tiene una energía que ya la quisiera para mí, ¡por dios!, si alguien me llega a decir, que los preparativos de una boda significaban movilizar a un batallón de personas. Mañana es el día en que se anuncia el compromiso oficial, me alegro de que solo nos dediquemos relajarnos, durante y a que nos mimen, ya que siento como mi energía, acabará en el agotamiento total. Si hubiera sido por mí, convencería a Keanu, para que nos fugáramos y nos casáramos en Las Vegas, Aunque sé que lógicamente el estricto empresario, se hubiera negado totalmente. -” Siempre podrías recurrir a la noche de bodas, estáis los dos tan calientes, y tenéis tantas ganas uno del otro, que seguro que lo hubieras convencido."- me dijo mi conciencia, recordándome, que a veces podía ser, como la deslenguada de Miriam. -” Debo de estar agotada para que estés hablando así, maldita. Se supone que tú y yo somos los razonables del
Keanu. - “Bien hermanito, no te voy a preguntar como los llevas, porque sin lo llevas la mitad de mal que yo, comprendo el humor de perros que llevas, nadie se atreve a entrar en tu despacho.”- me dijo Mike, entrando en mi despacho, y tirándose de forma destartala en el sofá. No podía discutir con él, ya que tenía razón, esta maldita espera, no iba para nada con mi forma de hacer las cosas. Por lo menos, esta noche se realizarían los tres compromisos, y yo podría poner el anillo que había comprado, en el dedo de mi Sirena tentadora, así mi instinto de cazador se calmaría algo, ya que el mundo sabría que quiera era mi dueña, y yo podría decirle al resto de la población masculina que, Ariana Cortes Basterra, ya no estaba en el mercado de diosas deseables. O al menos eso esperaba, por aun me quedaba un maldito mes para la boda, y lo importante, para esa deseada noche, en que tendría el honor en que mi dueña, se entregara a mí. - “No te esfuerces Mike, tu hermano ha decidido mantener e