Arianna.
Estoy realmente agotada, tanto que ni puedo pensar cuando llegué a casa, mi suegra tiene una energía que ya la quisiera para mí, ¡por dios!, si alguien me llega a decir, que los preparativos de una boda significaban movilizar a un batallón de personas. Mañana es el día en que se anuncia el compromiso oficial, me alegro de que solo nos dediquemos relajarnos, durante y a que nos mimen, ya que siento como mi energía, acabará en el agotamiento total. Si hubiera sido por mí, convencería a Keanu, para que nos fugáramos y nos casáramos en Las Vegas, Aunque sé que lógicamente el estricto empresario, se hubiera negado totalmente.
-” Siempre podrías recurrir a la noche de bodas, estáis los dos tan calientes, y tenéis tantas ganas uno del otro, que seguro que lo hubieras convencido."- me dijo mi conciencia, recordándome, que a veces podía ser, como la deslenguada de Miriam.
-” Debo de estar agotada para que estés hablando así, m*****a. Se supone que tú y yo somos los razonables del grupo.”- le dije en alto para oírme bien.
-” Decididamente, Arianna Cortés, necesitas dormir, si estás teniendo una conversación de este tipo con tu conciencia, y a estas horas.”- me volvió a decir esa descarada sin importarle que me sintiera ridícula en este momento, mientras entraba en casa, y me dirigía a mi habitación, para ducharme, e irme a la cama.
Sabía qué tanto Marcos, como Guille, ya estarían acostados. Otra de las cosas por las que estaba arrepentida. Últimamente, mis deberes con mis hermanos estaban más bien aplazados, sentía como si los estuviera descuidando. Añadiendo aún más dudas, a mi actual situación.
Mientras me duchaba, pensé, en la reunión que tendríamos en dos semanas con el abuelo, Kevin senior Powell, el actual CEO de Powell Holding. Las chicas y yo, nos jugábamos en ella mucho, quizás más de los que esperábamos, pero era la única forma, de que yo, finalmente me casara. Mis miedos, y la ambición de Keanu, pese a que nos queremos, no son buenas consejeras para que un matrimonio de este tipo funcione.
Una vez casados, le contaré todo a Keanu, pienso que se alegrará ya que él siempre ha odiado que su abuelo lo manipule. Antes de casarnos, me había dudado de si debería hablarlo primero, lo había intentado varias veces decírselo, y por varias razones, y principalmente, por mi inseguridad de descubrir que ser el CEO general era más importante para Keanu, que lo que siente por mí, me lo habían impedido.
Aunque hace poco su primo, su hermano y él, retaron a su abuelo, amenazándolo con que nadie heredará la presidencia del grupo. Esto no me ha nublado el pensamiento de que, para Keanu, Powell Holding es muy importante.
Quizás mañana se lo plantearé a las chicas, mientras nos relajamos en él Spa, si debemos consultar con ellos la decisión que hemos tomado, y que hablaremos con el Abuelo, antes de la boda. Desde luego esa imposición que nos había puesto, para que fuéramos las primeras en embarazarnos, convirtiéramos, en granjas de cría, para la futuras generación Powell, es lo que peor llevo, ningún hijo mío será moneda de cambio para acceder a la silla de CEO, por mucho que ame a su padre.
Ya duchada, me puse una camisa ligera, una tanga, y me acosté, en la cama. Cuando casi se cerraban los ojos, sentí mi teléfono vibrar. No me hizo falta que lo descolgara, ya sabía quién era el que me llamaba, cierto atractivo, serio, ambicioso, y porque no decirlo totalmente deseable empresario, que me llamaba siempre antes de dormir, se había vuelto casi un ritual. Y ni él, ni yo, podíamos dormir, sin al menos decirnos, lo mucho que deseamos que los días pasaran rápido, para que al fin nos convirtiéramos en marido y mujer.
-” Casi me coges dormida, señor Powell.”- le dije sonriendo nada más descolgar. Me encantaba hablar con él, casi tanto como sentirlo cerca.
-”Lo siento Sirena, hoy he estado liado, el mundo parece que se confabula para que, cuanta más prisa tengo para dejar todo arreglado para nuestra deliciosa luna de miel, más piedras me pone en el camino.”- me dijo con esa voz ronca y sensual, aunque se le notaba el cansancio, aun así esa deliciosa voz me hacía temblar, sólo podía pensar lo que sería que es hombre me dijera las mil y una diabluras que le iba hacer a mi cuerpo, mientras sus manos comenzaban a seguir las instrucciones de los que su boca decía.
-” Pues yo estoy tan cansada, que he estado a punto de tirar la toalla, y proponerte fugarnos a Las Vegas para dejar todo hecho, ya que no sé si podré llegar a la boda, de una sola pieza. ¿Se puede saber qué es lo que come tu madre? Es imposible, que una sola persona pueda acumular tanta energía. Menos mal que mañana es el día del maldito compromiso, las mosqueteras y yo nos vamos a un spa a relajarnos, sino probablemente, te secuestre para casarnos de forma clandestina.”- esto último lo dije sin pensar, más bien motivada por el cansancio, pero la risa atormentadora de cierto CEO hizo que mi piel temblara y se emocionara, cortándome el aire en los pulmones.
- “¿Como un hombre puede reír así, sin avisar previamente a la población femenina de los estragos que puede crear en la libido de estas?”- pensé mientras contenía el aliento.
-“Me encantaría ser secuestrado por ti, te prometo, que sería el rehén más colaborador que existiera, vanos que el síndrome de Estocolmo, al lado de lo colaborador que sería, es un juego de niños, pero sabes que eso nos sería justo ni para mi primo, ni para mi hermanos, que con las misma ganas cumplirán los plazos, y menos para tus amigas, que deben aguantar todo el proceso solas, sobre todo Elena, ya que ambas comparten la misma suegra, o Miriam que tiene lo peor de la familia Powell, de suegra.”- odiaba los razonamientos lógicos, de mi prometido, porque si los analizaba sabía que tenía razón, por desgracia.
Pero eso no quería decir que yo no lo provocara, sólo por vengarme, de que esta noche mi cuerpo, deseara terminar de agotarse en los brazos de cierto guapo empresario, con un cuerpo hecho para el pecado, y unos ojos azules que te desnudaban el alma.
- “Muy bien Señor Powell, acepto su lógica, pero eso no quita que deje de sentir lástima, porque aún desee que tus labios y sus manos recorran mi cuerpo, más ahora cuando tan sólo tengo un top de asillas, y un tanga minúsculo, que poco deja a la imaginación”- oí como un gruñido de deseo escapaba se los controlados labios de Keanu, pero aún no había rematado, mi golpe final, yo también sabía tirar dardos demoledores, no sólo el incisivo futuro CEO. - “Tendré que conformarme con mi almohada, para dormir acompañada esta noche, abrazándome a ella. Buenas noche señor Powell que tenga dulces sueños, nos vemos mañana en el compromiso.”- y sin más colgué, no podía dejar que el maldito Keanu, me respondiera, o de seguro, no podría dormir en toda la noche muerta de deseo, por cierto, ladrón manipulador de ojos azules, que me había robado el corazón.
Casi estaba cerrando los ojos, cuando un mensaje me llegó, sabía que ese maldito no iba a quedarse sin decir la última palabra.
- “Primero, futura señora Powell, cuando la meta en mi cama, por primera vez, no va a necesitar nada más que el traje de Eva que de seguro le sienta tan bien, y así la tendré en mi cama varios días, desnuda y satisfecha. En cuanto a esa pecadora almohada, pronto desaparecerá de su cama, ya que como depredador, celoso y egoísta que soy, no me gusta compartir los que es mío con nada, ni con nadie, y le aseguro, preciosa Sirena tenedora, que eres mía, incluido el aire que respiras, igual que yo soy tuyo, hasta el último de mis pensamientos, que por cierto, por desgracias o por suerte, eres lo primero, y lo último que trae mi mente antes de dormir, o al despertarme, aunque también sospecho que también estas en mis sueños, por los ansiosos que estoy al abrir los ojos, de tenerte en mis brazos. Duerme bien, descansa, porque tras nuestra noche de bodas, poco lo vas a hacer, tu entregado, y deseoso, futuro esposo.”- ante mensajes así, que puedes hacer.
Pues a mi sólo se me ocurrió, rodar en la cama feliz, mientras me abrazaba a mi almohada, como si fuera cierto tentador hombre, gimiendo de felicidad.
- “Lo ciento chicas, me has servido de compañera todos estos años, pero si tengo que elegir entre tu textura blandita y cómoda, y ese cuerpo duro, y suave, ahogador de deseo, pues me tiro al abismo… para que ese maldito hombre haga lo que quiera de mí.”- dije antes de cerrar los ojos, deseando soñar con sábanas frías, cuerpos calientes, y actos, muy, pero muy pecaminosos, y, sobre todo, unos ojos azules, que te hacen perder el sentido, y te esclavizan.
Keanu. - “Bien hermanito, no te voy a preguntar como los llevas, porque sin lo llevas la mitad de mal que yo, comprendo el humor de perros que llevas, nadie se atreve a entrar en tu despacho.”- me dijo Mike, entrando en mi despacho, y tirándose de forma destartala en el sofá. No podía discutir con él, ya que tenía razón, esta maldita espera, no iba para nada con mi forma de hacer las cosas. Por lo menos, esta noche se realizarían los tres compromisos, y yo podría poner el anillo que había comprado, en el dedo de mi Sirena tentadora, así mi instinto de cazador se calmaría algo, ya que el mundo sabría que quiera era mi dueña, y yo podría decirle al resto de la población masculina que, Ariana Cortes Basterra, ya no estaba en el mercado de diosas deseables. O al menos eso esperaba, por aun me quedaba un maldito mes para la boda, y lo importante, para esa deseada noche, en que tendría el honor en que mi dueña, se entregara a mí. - “No te esfuerces Mike, tu hermano ha decidido mantener e
Arianna. - “¿Podríamos también hablar con el abuelo, sobre, por qué, después de la fiesta de compromiso, ha secuestrado a nuestros prometidos?”- dijo Miriam, alias Pontos. Entendía también como se sentía, cuando tu prometido te indica, en la misma fiesta en al que se está produciendo tu compromiso, que por órdenes de su abuelo debe salir de viaje, y que nos volverá, al menos hasta unos pocos días antes de la boda, pasas por varias reacciones según tu personalidad. Como nos ocurrió a nosotras, cada una reaccionó a su manera diferente, con su pareja Elena, sonrió fría, y tras mirar a su futuro esposo, con esa mirada, que helaba el desierto, le dijo. - “Tú veras como lo vas a hacer playboy, pero si yo me vuelvo loca con los preparativos de la boda, y las exigencias de tu dorada madre, que quiero un montón, pero que tiene más energía que una central nuclear, lo mismo, cuando regreses, te encuentras sólo en el altar.”- a lo que mi futuro cuñado, sólo sonrió besándola, y prometiéndole q
Arianna. - “Mis queridas nietas, ¿A qué debo tan grato honor?”- tras esta frase, no nos dejamos engañar. Sabíamos a lo que habíamos venido, y no nos íbamos a ir sin haberlo logrado. Desde el momento que habíamos planificado, esta conversación, también nos dimos cuenta quién tenía que ser la primera en intervenir, y desde luego quién no, o por lo menos no, hasta que las cosas se pusieran un poco adversas. Así que, tras sentarnos en nuestro sitio correspondientes, todas miramos a Elena, que gracias a su habilidad empresarial podría mantener una conversación con el abuelo más directa, de tú a tú. -“La cuestión es la siguiente, abuelo.”- desde qué conocimos a Kevin senior, nos había prohibido totalmente que le habláramos como señor Powell, o incluso que usáramos su nombre de pila, sólo nos respondía cuando lo llamábamos abuelo, así que tuvimos que aceptar el hecho que hasta en esta ocasión, esa era la única forma de dirigirnos a él.-“ queremos renegociar los términos en cuanto, al ti
Narrador. Y el día de la boda llegó, durante la ceremonia que se realizó en el Salón de ceremonias principal del prestigioso Hotel Sultán de la Cadena de hoteles de Powell Holding, se habían convocado más de dos mil invitados, entre empresarios, políticos, familiares y amigos de los novios. Los novios se veían serios y muy atractivos, esperando en el altar a la llegada de las novias, cada uno iba vestido atendiendo a sus gustos, Michael, iba más moderno con un chaquet negro con botones dorados, estilo esmoquin de la casa Valentino, mientras Kevin J. con un esmoquin gris y negro, de la marca Ralph Lauren, Por último, el más serio y tradicional era Keanu un traje Dolce y Gabbana negro con una camiseta de cuello blanco. Toda mujer que los miraba parcia ver un desfile de Top-model masculinos, y muchas de las féminas estaban babeando, mirando a esos tres especímenes de hombres. Cuando la música empezó a sonar aparecieron varias damas de honor acompañadas por varios padrinos, entre el
Keanu. -“ Maldita sea madre ¿Cuánto demonios pretendes que duré este banquete?, te abierto que me estoy hartando”- le dije, mientras soportaba otra de las incontables felicitaciones, que los invitados , la mayoría invitados por mi madre , me hacían, mientras ella, sonriente, también los saludaba. -“No te entiendo, se suponía que este es tu terreno, la relaciones públicas, las posibles conexiones comerciales, debería estar contento de que tu boda sirva para mejorar relaciones con futuros socios o empresas que colaboren económica y comercialmente con Powell Holding.”- tuve que controlarme para no mirar a mi madre con esa mirada que tenemos todos lo hombres Powell, cuando nos da todo igual, y sólo queremos hacer lo que nuestro instinto nos indica en ese momento. Desde había más de dos horas, tras la gran cena, llevaba aguantándome las ganas de sacar a la preciosa Sirena, de esta condenada fiesta, a la que la gran señora Powell, nos había abocado, tanto Kevin, Michael, como yo, estábam
Arianna. - “Ese ya no es tu trabajo, lo sabes, tu trabajo es estudiar y prepararte, sé que quieres ser empresario, y así ayudar a tu hermana con su herencia, pero sabes que, como futuro empresarios, debes ser el mejor, la familia no espera menos de ti, ya sabes a prepárate y estudiar mucho. ¡Ah! y si te salen bien los exámenes, comenzaremos con las clases para que te saques el carnet de conducir, como me pediste. Y quién sabe, si eres cuidadoso, maduro y atento, incluso cuando te lo saques, hasta puedes elegir tu primer coche.”- esa parte de la conversación que Keanu mantuvo con mi hermano, en esencial la última parte, seguía rebotándome en la cabeza durante todo el trayecto al aeropuerto. En un principio le iba a recriminar que le hubiera dicho a un niño, como mi hermano, el cómprale un coche si se sacaba el carnet, ¡si aún le quedaban dos años!, mejor dicho, una año y medio, para cumplir la mayoría de edad, ¿por qué le había hecho esa promesa? Conociendo a Marcos, se la iba a to
Arianna. - “Comprendo que me quieras darme una sorpresa Keanu, pero entre una cosa y otra, llevamos viajando más de tres horas, y aun no me has dicho a donde vamos, hemos pasado de Madrid a Valencia, y ahora llevamos media hora en limusina hasta el puerto. ¿Me vas a decir de una vez dónde vamos?, a esto sigue así se hace de día, y me voy a pasar mi noche de bodas viajando, encima con un acompañante serio, que no suelta prenda, y que, desde luego, que no cumple con su deber…”- me tuve que controlar, al decir las últimas palabras. - “Vaya llevo demasiado tiempo con Miriam y se me están pegando algunas de sus manías, ¿Cómo puedo ser tan descarada, y exigirle a mi marido, que acabe ya con su viajecito y que me lleve a la cama de una vez?, ¿quién eres tú? y, sobre todo, ¿Dónde está la Arianna locuaz y razonable?, ¡Dios mío! Casarme con un Powell, y exactamente este Powell, me ha vuelto loca.”- pensé, mientras agachaba la cabeza, ni loca volvía levantarla para toparme con esa mirada de bu
Arianna. Pronto sus caricias se hicieron más atrevidas, mientras yo no dejaba de gemir, repitiendo mil veces el nombre del hombre que amo, que estaba domando y controlando mi cuerpo, como un perfecto domador de fieras. Sus manos y sus labios en mi abdomen en el interior de mis muslos, arrancado la pequeña tela que cubría mi entrepierna, para después con delicadeza acariciar el centro de mi placer, estaba en todas partes, y se me hizo hasta natural, en ningún momento me sentí incomoda, o temerosa, más bien esa parte de mi cuerpo hace un rato que exigían la atención de quien ellos consideraban su amo y señor. Y fue aquí donde comenzó mi tortura, una deliciosa y extenuante tortura, con esas manos y esa boca que se esforzaron en que yo me volviera loca, y que el deseo de que ese hombre me poseyera se volviera una maldita necesidad para vivir, respirar, o cualquiera de las cosas que una mujer nublada por el placer y la excitación deseara hacer en ese momento. - “Decididamente esto no