Arianna. -” ¿Como les fue?”- pregunto Elena se notaba por su voz que a ella no le había ido nada bien. -” De puta pena, salió la aniquiladora de hombres, y la fastidié”- dijo Miriam es su expresiva línea -” No te culpes, él sabe la lengua que te gastas, ¿Para qué te pica? En mi caso, Keanu salió hecho una furia, cuando le dije que yo no era uno de sus subalternos, cuando me ordeno con sus dotes de mando que mi deber era quedarme en casa cuidando de mis hermanos y de nuestros hijos cuando los tuviéramos, le dije que yo iba a hacer lo que creía correcto, y me dijo que me aplicara el cuento...”- le dije aun enfada conmigo misma y con el hombre que había salido por la puerta sin apenas hablarme. -” No digas más, el jefe de mi marido se llevó un rapapolvo como si fuera, uno de tus hermanos, déjame adivinar.... a que le dijiste, algo así, “Soy tu mujer, no tu esclava, y yo decido” .... ¿Estoy equivocada?”- dijo Emy muerta de risa, no era del todo la verdad pero se acercaba mucho a ella,
Kevin. -” Bueno yo no sé cómo decir esto, pero creo que vuestras esposas acaban de ir junto a mi mujer a la suite presidencial del Arcona, y por cómo me ha prohibido mi mujer acercarme allí, ni deciros donde están, además de que está más que prohibido que aparezcáis por allí, creo que van a montarse una fiesta de mujeres casadas o solteras, ya ni sé, a lo grande. ¿Se puede saber por qué cuando os metéis en líos con vuestras esposas, yo pierdo a mi mujer toda la noche, malditos herederos Powell?”- las palabras de Jason fueron como cuando a un toro le pones un paño rojo delante y lo agitas incitándolo. Desde que habíamos llegado a mi piso, cosa que ni sé, ni recuerdo, como pasó, más que tras haber salido de mi casa y avisado a Jason que en media hora nos veíamos en mi piso de soltero en la ciudad, tenía que soltar mi rabia contenida con alguien, y como siempre mi mejor amigo era la mejor opción. En mis cálculos, estaba instalarme en un sillón mientras ahogaba mi ira con un poco de a
Emy. Mientras pensaba como preparar mi arma secreta, oía a las herederas repartirse las habitaciones, sabía que los primeros mojitos que habíamos tomado en mi casa ya habían hecho su efecto, pero nada las iba preparar para lo que yo les tenía pensado, en cierta forma esta era mi venganza por las veces que, por culpa de sus estúpidas desavenencias con sus maridos, en especial con Ariana, mi marido me abandonaba para cuidar del llorón de su jefe. -” Me quedó con esa habitación-” dijo Elena, refiriéndose a la que más cerca estaba del despacho, que era la más aislada. -” No quiero que oigan llorar al playboy cuando lo castigue esta noche.”- no pude evitar reírme ante su cometario, porqué sabía que esto sólo era un arma más para cierta deslenguada soltara una de sus lindezas. -” ¿Y cómo lo vas a castigar, Aramis? ¿Qué te haga el amor tres veces, en vez de cuatro? Creo que hasta eso lo agradecerá, tu técnica de agotar al playboy funciona, ya ni mira a otras mujeres, lo tienes seco, moren
Arianna. Mientras nos dirigíamos a la Torre Powell, los nervios comenzaron a acrecentarse en mi interior, esperaba que Keanu se tomara bien lo que habíamos conseguido las herederas, eso era lo que él siempre había querido, que el puesto de CEO general fuera asociada al trabajo, y a los éxitos empresariales, no a sus habilidades como semental procreador de descendencia. La relación con su primo había mejorado, y en el fondo, según me había comentado Miriam, las ganas de ser CEO de Kevin, eran mas un exigencia de su madre que por él mismo, en cuanto a mi cuñado Michael, nunca le había interesado ese puesto, sólo mi marido llevaba toda su vida soñando con él. Y con sus razones, era el mejor preparado, y el que más se conocía los entresijos del grupo, incluso su personalidad era casi una copia que la del CEO al que iba a suceder. El abuelo Powell y mi marido, eran dos putas gotas de agua, si hablábamos de personalidad, éxito y ambición. Durante toda esa noche, una extenuante noche,
Arianna. Aún no podía creer que el Keanu me hubiera dicho lo que me dijo, ¿cómo se pude creer que yo desee abortar a nuestro hijo?, es verdad que no fui totalmente sincera con los medios, pero en definitiva lo hice por él, para darle lo que él quería. Me costó mucho regresar a casa, tenía que pensar como hablarlo con él, para arreglar esto, y desde luego que me pidiera perdón por las palabras que me dijo. Nunca me hubiera creído que Keanu podía ser así, había ido a la yugular, a donde más duele, sin importarle el dolor que sus palabras me podían causar. Cuando entré en la mansión me fui directa su despacho, era el lugar donde él se encerraba, siempre que tenía una preocupación o teníamos una desavenencia, pero al entrar en él vi que estaba vacío. - “Quizás esté en su piso de soltero.”- pensé, así que llamé a William para que me dijera si sabía algo de mi marido. Tras dar el primer tono de llamada, oí el móvil de mi jefe de escoltas por el pasillo, y voces que venían del sal
Arianna. - "¿Está segura de eso es lo que quieres hacer, Dogos?"- preguntó Elena a Miriam. - "Déjala no vez que prácticamente tiene ya la maleta hecha, ya solicitó a personal, el puesto de secretaria de dirección en Seattle va a trabajar con el número dos de la empresa que dirige su marido."- le respondí yo. La culpa me atenazaba el estómago, y aunque me había disculpado con ellas, por le lio en las que las había metido, ninguna de las tres me reprochó nada, es más me dijeron que yo no tenía la culpa, si ellas hubieran querido hablar con sus maridos, lo hubieran hablado, pero se acobardaron y no lo hicieron, así que la estúpida dedición también fue tomada por ellas. -"¿Y vosotras que vais a hacer para recuperar a vuestros maridos?"- nos preguntó abrazándonos Miriam, la notaba triste, algo raro de ver en ella. -"Yo tengo que acompañar al jefe del departamento de logística internacional al evento que se realiza en las empresas de Nueva York. Los chicos se quedan con el abuelo
Keanu. - “Vaya veo que la recepción está siendo un éxito. Pero es normal todo lo que sale del grupo Powell, tiene su sello de calidad”- esa voz se me hizo más que conocida, y no pude evitar sonreír. - “Vaya Margot veo que no te pierdes ningún evento, al parecer hay cosas que no cambian.”- le dije dándole un beso en la mejilla. Hacía más de un año que no veía a mi exnovia y mejor amiga Margot Mitchell. Justo desde que me fui a España, a la nueva sede central europea, aún continuamos teniendo una buena relación de amistad. Incluso antes de aparecer Arianna en mi vida, había contemplado la idea de proponerle matrimonio, Margot y yo éramos muy parecidos, para nosotros nuestras empresas eran lo primero, cumplir con nuestra herencia era la base de todo, ambos éramos muy ambiciosos, teníamos nuestras ideas muy claras, al ser tan parecidos, nos conocíamos muy bien, y nos respetábamos. Pero, como dije, todo acabó en el momento que puse mis ojos en esa preciosa sirena rubia, ojos del co
Arianna. - “¿Dónde estás? Tenemos que hablar.”- le dije a Emy nada más salir de la sala donde se estaba produciendo el gran evento de promoción de Beauty Powell, la empresa dedicada al cuidado personal y belleza de grupo Powell. - “Espera déjame pensar, por tu tono de voz iracundo, han pasado dos cosas, o que te en contrastes con tu marido y no te reconoció, o si lo hizo, pero te ignoró”- dijo Emy muerta de risa. - “La dos cosas”- dije yo pensado en siete formas de asesinar a mi marido. - “Espera eso de las dos cosas es nuevo para mí, explícate, porque de verdad entre el embarazo, y que aún no me he podido acercarme a Jason por culpa de estúpido de tu marido, que lo mando a Seattle, a la sede central del grupo por trabajo, llevo dos semanas de un lado para otro como alma en pena.”- volví a sentirme culpable y rebajé un poco la tensión de mi enfado. Era verdad que Emy viajó conmigo para reunirse con su marido, al que le diría que, tras resolverlo todo en las empresas, había viajad