Marcada por el alfa oscuro
Marcada por el alfa oscuro
Por: Lilith Moon
Traición

«¿Este embarazo es la confirmación de que soy la elegida, Diosa?». preguntó Kara mentalmente a la diosa luna, mientras se frotaba el vientre en una leve caricia delante del espejo. «¿Estás bendiciendo con un hijo el amor que Rohan y yo sentimos el uno por el otro?»

Una sonrisa de felicidad dividió los labios de Kara. En ese instante se sentía la mujer más feliz del mundo. Nada podría oscurecer su alegría. Todo gracias a la Diosa que le había revelado su embarazo en un momento en que se sentía abrumada por el gran día. En unas pocas horas sería coronada como la Luna de la manada y estaba segura de que muchos miembros estarían en contra.

Ella misma había tenido dudas, se preguntaba una y otra vez que tenía de especial para tener el favor de la Diosa Luna. Le había dado por compañero a un alfa y no a cualquiera, era la mate del alfa Rohan de la manada Luna Roja.

Había crecido entre burlas por su aspecto, no era la loba más hermosa de la manada, ni siquiera estaba entre las más bonitas, era fea y lo sabía. Sin embargo, sus inseguridades se escondieron cuando Rohan comenzó a visitarla en sus aposentos noche tras noche. Él no paraba de elogiarla y de decirle que para sus ojos era la más hermosa.

Tanto amor recibió de él, que no pudo negar el vínculo. Estaban destinados a estar juntos. Nada ni nadie podría separarlos si la voluntad de la Diosa era verlos como compañeros. El que estuviera en contra de su unión no iba a poder hacer nada durante la coronación, tendrían que hacerle frente al alfa y no creía que fueran tan tontos para enfrentarse al lobo más fuerte de la manada. Si intentaran dañarla, su compañero se encargaría de enfrentar a su agresor.

—Te amo tanto, Rohan. Seremos muy felices. Trabajaré tan fuerte a tu lado, que no tendrás motivos para avergonzarte de tu luna —murmuró Kara, acariciándose el vientre una vez más antes de regresar a realizar las labores que normalmente hacía para la manada, aunque esta vez era especial.

Para la coronación se iba a celebrar una gran fiesta. La comida sería abundante y ella tenía que contribuir para que nadie quedara con hambre. A pesar de que su lista de invitados era muy corta porque tenía muy pocos amigos, la de Rohan era muy larga. El alfa quería crear nuevos lazos con mandas vecinas y no quería perder la oportunidad de hacerlo durante una celebración tan importante. A Kara no le agradó la idea, pero si quería ser una buena compañera tenía que aprender a entender y a apoyar las decisiones que tomaba su compañero como alfa. Rohan se lo repetía cada vez que ella se quejaba al ver un invitado que no le gradaba porque tenía fama de ser problemático y cruel.

—Tengo que invitarlos, es una buena estrategia hacerlo ese día. Lo verán como una falta de respeto si no están a mi lado en un día tan importante. Tengo que ser inteligente, Kara, ¿entiendes ahora por qué lo hago?

Kara no entendía, pero tampoco quería quedar como una tonta, lo único que le quedaba era asentir con la cabeza y sonreír. Ella esperaba que tuviera en cuenta sus opiniones luego de la coronación.

Se pasó una mano por el vientre, recordando que su hijo sería el futuro alfa. Su padre sería el encargado de educarlo para ser un buen líder. Si su deseo era estar al lado de los dos, tendría que acostumbrarse a las opciones que podrían tomar para resolver un problema.

Sonrió al recordar la vida que crecía en su interior. Su existencia no era de dominio público, ni siquiera Rohan sabía que estaba embarazada. Lo había descubierto esa mañana, luego de que él abandonara a escondidas su pequeña casa. Kara planeaba darle la noticia de que iba a ser padre cuando terminara la ceremonia y estuvieran a solas. Imaginaba que harían otra fiesta en la que no se sentiría cómoda, por lo tanto, deseaba que tuvieran un tiempo, por muy corto que fuera, donde solo ellos dos pudieran disfrutar de la noticia.

—Llegas tarde y, aun así, te das el lujo de caminar despacio —la voz del jefe de los cazadores la sacó de sus pensamientos—. ¿Por qué no cambiaste para llegar rápido?

Kara quiso excusarse, pero no le dio la opción de comentarle que había visitado a la sanadora porque no se había sentido bien en la mañana. Milo Rayne le dio la espalda y entre insultos le ordenó ponerse a trabajar.

—Cuando sea oficialmente la luna, quiero verte repetir esos insultos —le dijo entre dientes, aunque no fue escuchada, Milo ya se alejaba sin darle una segunda mirada.

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Ya era la hora. Las manos de Kara sudaban mientras permanecía fuera de la casa grande donde se realizaban los banquetes. Durante todo el día no había podido ver a Rohan y se sentía nerviosa porque no habían ensayado los ritos que se realizarían durante la ceremonia de coronación. ¿Y si se equivocaba y hacía que su compañero pasara vergüenza? Sin embargo, no podía dilatarlo más, tenía que ser valiente y confiar en que todo saldría bien. Con un suspiro profundo empujó la puerta de madera maciza, esperando encontrar del otro lado a Rohan aguardando por ella. Pero, se llevó una sorpresa al descubrir que él ni siquiera se acordaba de ella, caminaba entre los invitados con una mujer del brazo.

Enojada porque esa noche giraba en torno a ellos dos y él se divertía con otra mujer, se acercó a ellos con pasos apresurados. Cuando estuvo a su lado, tomó a Rohan por el brazo que tenía libre para que le prestara atención.

—¿Puedes explicarme que significa esto? —preguntó Kara, mientras señalaba con un dedo a la mujer que continuaba del brazo de su compañero.

—¿Esto? ¿No lo ves? Es la mujer que he escogido para que sea mi Luna —respondió Rohan con burla.

—Pero… pero, tu Luna soy yo —dijo Kara con voz entrecortada.

—¿De verdad crees que con tu apariencia eres digna de ser mi Luna? —le dijo el alfa con desprecio.

Kara observó a la mujer de piel clara y piernas largas. Sus ojos azules resaltaban en su hermoso rostro. Parecía una muñeca Barbie de piel tersa. Luego se observó a sí misma, era completamente diferente. Mientras la otra mujer podía ser confundida con una modelo, su figura era redondeada y su piel bronceada. Si las comparaban ella saldría perdiendo. No era más que un patito feo que nadie quería.

—Entonces, ¿por qué sigues durmiendo conmigo? —le preguntó al alfa conteniendo el dolor que estaba hiriendo su corazón.

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