Darius dejó ir al alfa Ragnor y salió corriendo hacia la casa donde se escuchaban los gritos. Algunos guerreros del clan Hijos de la luna se quedaron vigilando a la manada Wolheart mientras el resto siguió a su alfa. Deseaba fervientemente que Kara estuviera bien y que al llegar a ella pudiera sacarla de aquel lugar para llevarla a casa. Temía no poder alejarla del pasado, que se negaba a desaparecer.Cuando encontró la casa de donde su compañera lo llamaba con desesperación, un olor demasiado conocido para Darius lo detuvo.—¿Talon? —preguntó, con un tono incrédulo.—¿Ese desgraciado no se había lejos? —preguntó Maximus a su lado, con el mismo tono de voz.—Al parecer no lo hizo —dijo Leif, deteniéndose al otro lado del alfa—. Me pregunto por qué.La llegada de algunos empleados de la casa, encabezados por la loba que fue castigada por la culpa Kara, hizo callar a los tres lobos. Antes de que pudieran decir una palabra, Darius los amenazó.—El que se interponga entre mi compañera y y
El sol estaba en lo alto; sin embargo, en el sótano solo había sombras. La tensión, que se podía cortar con un cuchillo, tenía el aire casi irrespirable. A los lejos, se escucharon algunos aullidos y Darius supo que era su gente dándole apoyo. A pesar de que había poca luz, el pelaje blanco le brillaba. Sus ojos rojos reflejaban lo decidido que estaba. En ellos se podía ver la fuerza, pero también lo enojado que se sentía. Frente a él, el lobo gris de Rohan lo miraba con arrogancia, pero en sus ojos claros podía ver el miedo que le tenía.Con el cuerpo tenso y en alerta para pelear hasta la muerte, Darius lo estudió para buscar el mejor lugar para golpearlo cuando comenzara la batalla. En el instante en que lo encontró, Rohan se lanzó hacia él, con los dientes afuera, listos para desgarrarle la garganta. Falló cuando Darius lo esquivó, no sin antes darle un golpe certero en el costado derecho del lobo gris que cayó sobre el piso ensangrentado y furioso.Darius no le dio tiempo a que s
Era mediodía y el sol iluminaba fuera del sótano, pero dentro de esas paredes el frío calaba los huesos, quizás por la pelea entre los dos lobos que había dejado un mal sabor de boca. Kara le devolvió el abrazo a Darius y comenzó a llorar. El cansancio del trabajo y el estrés por la lucha que se había desarrollado frente a ella la tenían completamente agotada. Tal parecía que había participado a la par de los dos alfas.Darius apretó el abrazo mientras la preocupación comenzaba a colarse en sus pensamientos. Levantó la mirada y la fijó en los ojos del beta. Le inquietaba que la muerte de Rohan hubiese afectado más de lo que pensó a su compañera.—Ella es fuerte. Cuando la adrenalina se agote, ella volverá a ser la misma de antes —le dijo Leif, sin dudar.El alfa asintió en agradecimiento por sus palabras y dejó un beso sobre la cabeza de su mujer. Estaba de acuerdo con Leif, pero no podía evitar seguir preocupado. Había derrotado al enemigo principal, pero todavía rondaban algunos tra
Menos de una semana le había tomado a Talon averiguar que miembros de la manada no estaban contentos con el alfa. Estaban resentidos por la muerte del líder de los ancianos. No le perdonaban que pusiera el bienestar de una extraña por encima del clan. Con la llegada de él vieron una oportunidad de regresar al orden. O eso pensaban ellos, Talon solo quería tomar el puesto que estaba seguro de que Darius le había robado. En ese instante se encontraban en su casa, quejándose y mostrando lo descontentos que se sentían. Él solo los observaba con satisfacción; por fin, su proyecto ambicioso se estaba por cumplir.Talon nunca se había sentido inferior a Darius, desde pequeños sus padres le habían dado las mismas oportunidades. Nunca habían mostrado favoritismo por su hijo biológico. Los elogios eran para los dos cachorros por igual. Como la maldición recaía por la línea de sangre, había estado seguro de que la responsabilidad iba a caer sobre sus hombros. Pero cuando murió Bjorn y anunciaron
Algunos rayos tenues de la luna se filtraban a través de algunas rendijas en la cabaña que Talon escogió para reunirse con sus seguidores. La luz plateada se mezclaba con la brillante y vacilante de las velas, creando sombras que se deslizaban danzantes por cada lobo presente. La emoción se podía sentir en el aire y la conspiración reinaba en la habitación. Talon recorrió con una mirada llena de satisfacción la mesa que estaba rodeada de aliados decididos a seguirlo en su causa. Se sentía poderoso en la cabecera de esta. Desde allí escuchaba y daba ideas al plan de ataque.—Talon, ¿cuándo tienes pensado llevar a cabo todo esto? —le preguntó Elysian, que se había unido a la reunión con un grupo de miembros de la manada Wolheart.—El segundo día de la luna llena —respondió Talon dirigiendo la mirada a su socio de lucha.—Estamos en el cuarto día de la luna creciente gibosa, ¿por qué debemos esperar cinco días? —inquirió Elysian con el ceño fruncido—. Pensé que querías que todo se hicier
Mientras Kara pasaba el tiempo con algunas lobas de clan, Darius se encontraba en la oficina, sumido en sus pensamientos cuando debía estar prestando atención al inventario de suministro del almacén de la manada. La sensación de peligro no lo dejaba tranquilo, su instinto le decía que se mantuviera alerta. Muchos trataban de ignorar la tensión que embargó el clan con la llegada de Talon, pero era la atmósfera era casi irrespirable.Dejó a un lado el documento del que no leyó ni una letra y se puso de pie; estaba decidido a encontrar las pruebas de la traición de su hermano. Caminó hacia la salida para encontrar algunos miembros leales que pudieran ayudarlo, pero al final cambió de idea. Fue directo a la casa de Leif, era en el único que confiaba al cien por ciento, con los demás siempre tendría una pequeña duda.—¿Tu compañera te abandonó por otras lobas y decidiste buscar consuelo conmigo? —bromeó Leif cuando abrió la puerta, pero al ver la expresión tensa del alfa, quitó la sonrisa
«¿Este embarazo es la confirmación de que soy la elegida, Diosa?». preguntó Kara mentalmente a la diosa luna, mientras se frotaba el vientre en una leve caricia delante del espejo. «¿Estás bendiciendo con un hijo el amor que Rohan y yo sentimos el uno por el otro?» Una sonrisa de felicidad dividió los labios de Kara. En ese instante se sentía la mujer más feliz del mundo. Nada podría oscurecer su alegría. Todo gracias a la Diosa que le había revelado su embarazo en un momento en que se sentía abrumada por el gran día. En unas pocas horas sería coronada como la Luna de la manada y estaba segura de que muchos miembros estarían en contra. Ella misma había tenido dudas, se preguntaba una y otra vez que tenía de especial para tener el favor de la Diosa Luna. Le había dado por compañero a un alfa y no a cualquiera, era la mate del alfa Rohan de la manada Luna Roja. Había crecido entre burlas por su aspecto, no era la loba más hermosa de la manada, ni siquiera estaba entre las más bonitas,
Kara esperaba que Rohan comenzara a reír y le dijera que era una broma. Que lo que estaba sucediendo era parte de la ceremonia. Era solo una prueba de la manada para comprobar cualquier elemento que necesitaran y que ella no lograba entender. Sin embargo, el alfa permanecía en silencio. La miraba sin emociones reflejadas en el rostro. En sus ojos no lograba ver al compañero que visitaba su cama cada noche.Decepcionada, Kara estaba a punto de marcharse, pero un carraspeo llamó su atención. La mujer que permanecía al lado del alfa la miró con una sonrisa irónica antes de comenzar a hablar.—He estado ausente por un tiempo, por algo que no es de tu incumbencia. Es comprensible que mi amor tenga las necesidades de un hombre. Pero no esperaba… —La mujer hizo una pausa, miró a Kara de arriba abajo con un claro desdén. Luego continuó con un tono cargado de sarcasmo—: Su gusto ha disminuido muy rápidamente. Debe haberme extrañado tanto que ya no elige la comida. Pero eso es bueno, también me