Rechazo

Kara esperaba que Rohan comenzara a reír y le dijera que era una broma. Que lo que estaba sucediendo era parte de la ceremonia. Era solo una prueba de la manada para comprobar cualquier elemento que necesitaran y que ella no lograba entender. Sin embargo, el alfa permanecía en silencio. La miraba sin emociones reflejadas en el rostro. En sus ojos no lograba ver al compañero que visitaba su cama cada noche.

Decepcionada, Kara estaba a punto de marcharse, pero un carraspeo llamó su atención. La mujer que permanecía al lado del alfa la miró con una sonrisa irónica antes de comenzar a hablar.

—He estado ausente por un tiempo, por algo que no es de tu incumbencia. Es comprensible que mi amor tenga las necesidades de un hombre. Pero no esperaba… —La mujer hizo una pausa, miró a Kara de arriba abajo con un claro desdén. Luego continuó con un tono cargado de sarcasmo—: Su gusto ha disminuido muy rápidamente. Debe haberme extrañado tanto que ya no elige la comida. Pero eso es bueno, también me salva de sentir celos.

Cada palabra era como una bofetada sin manos. Kara sentía como cada una agrietaba más su apaleado corazón. La garganta se le atoró por las lágrimas y los ojos le picaban por el deseo de llorar. No pudo soportarlo más cuando comenzaron las risas por toda la habitación, la vergüenza le hizo sentir deseos de que se la tragara la tierra. Con las lágrimas escapando de sus ojos sin su permiso, dio media vuelta para huir y poder llorar a solas, donde nadie pudiera seguir burlándose de ella. No obstante, eso fue imposible, Rohan se lo impidió, la agarro por un brazo y la detuvo.

La esperanza embargó a Kara, pensó que Rohan había cambiado de opinión. La confianza comenzó a borrar la tristeza y miedo que sentía al sentirse despreciada. Una ligera sonrisa brotó en sus labios y el corazón arrancó a bombear con seguridad. Con movimientos calmados y seguros, dio media vuelta para quedar de frente al hombre que amaba.

—¿Le dirás a todos que…? —la pregunta que estaba haciendo Kara quedó inconclusa al ver el gesto de desagrado que hizo el alfa y la sonrisa se le borró.

Rohan rodó los ojos cuando un sollozo involuntario escapó entre sus labios.

—Cállate y escucha, no diré la tontería que esperas.

—¿Tonterías? ¿Mis sentimientos y lo que pensé que teníamos no son más que tonterías? —Kara estaba consciente que más que una tonta estaba dejando que pisotearan el poco orgullo que le quedaba, pero no podía evitar hacer las preguntas.

—No puedes irte, tú y los demás tienen que esperar. Todavía tenemos algunos asuntos pendientes. —dijo el alfa, sin responder a sus cuestionamientos.

—¿Asuntos pendientes? —inquirió Kara.

—¡Kara, deja de interrumpirme! Estás como idiota repitiendo cada palabra que digo. —bramó Rohan y la miró con severidad.

—Tu mascota no sabe cuándo callar, creo que es hora que aprenda, necesita una lección —otra burla de la mujer con nombre desconocido hizo reír a todo menos a Kara. Pedía que fuera castigada.

Con el rostro pálido y los ojos muy abiertos, miró hacia el alfa; tuvo miedo de que él hiciera caso de lo que decía esa mala mujer. El corazón se le detuvo durante unos segundos mientras esperaba lo que él haría a continuación. Suspiró aliviada cuando sonrió y volvió a pedir la atención de todos los presentes, al menos se iría de allí sin heridas en su cuerpo.

 —Kara, recha…

El corazón de Kara dio un vuelco cuando se dio cuenta de lo que Rohan estaba tratando de hacer. Los latidos del corazón se le aceleraron tanto que pensó que se le saldría del pecho. No obstante, se recuperó rápido y gritó para detenerlo.

—¡No, por favor, ya estoy embarazada!

Todo el lugar quedó en silencio. El ambiente estaba lleno de anticipación, lo que sucedería a continuación generaba morbo porque iba a definir la vida de la chica que solo causaba risa por su audacia. Todos esperaban por las siguientes palabras del alfa.

Por su parte, Kara creyó que el alfa cambiaría su decisión después de escuchar que estaba esperando a su cachorro. Sin embargo, para él fue como si ella no hubiera dicho una sola palabra. Con ira, frunció el ceño por la pausa involuntaria y luego dijo:

—Te rechazo, Kara.

El dolor en todo el cuerpo, la sensación de vacío y soledad que experimentó Kara hicieron que se sintiera miserable. Entendía las razones del rechazo; una mujer como ella jamás podría competir contra la belleza que el alfa tenía al lado. Pero nada la preparó para la repercusión en sus emociones por el impacto de sentir como una parte de sí misma era arrancada sin compasión. Sin embargo, no podía hacer nada al respecto, no podía seguir luchando por un amor que no era recíproco, lo único que conseguiría sería empeorar su situación. Solo pudo decir:

—Acepto.

Cuando el vínculo se rompió, Kara sintió como sus fuerzas eran absorbidas. Se preguntó si alguna vez regresarían para lograr superar la crisis emocional que tenía la certeza estaba iniciando en ese momento en su interior. La inseguridad de no saber qué sería de ella a partir de ese momento hizo que la ansiedad hiciera acto de presencia, logrando que sintiera dificultad para respirar. El dolor en su corazón era tan fuerte, que cayó al suelo cuando todo a su alrededor se oscureció. Lo último que escuchó antes de perder la consciencia, fue a una mujer gritando:

—¡Ah… sangre… sangre…!

Ella no lo supo, pero, en el suelo, debajo de su cuerpo, había mucha sangre.

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