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Madre soltera busca marido.
Madre soltera busca marido.
Por: DiegoAlmary
1| ¡No vas a quitarme a mi hijo!

—¡No vas a quitarme a mi hijo! 

Clarissa gritó con rabia y golpeó la mesa con tanta fuerza que derribó el vaso con agua y éste rodó por el suelo hasta que se rompió. 

Ella lo miró con los ojos inyectados de rabia.

—Nunca has estado con él, nunca ha parecido importarte, apenas y te has limitado a pagar su escuela y eso porque cada mes yo te llamo hasta el cansancio.

Las personas que estaban en el restaurante comenzaron a estirar los cuellos para observar la penosa situación de la mesa de al lado. 

—No te pongas así, cálmate — dijo Xavier.

Tenía el cabello tan perfectamente peinado hacia atrás que parecía lamido por una vaca. 

—¡No me digas que me calme! —Clarissa gritó, sacudió la mesa y la sopa se regó en el fino mantel —¿me dices que me vas a quitar a mi hijo y quieres que me calme? 

Xavier se ajustó el caro traje, tenía la cara roja por el bochornoso escándalo en que Clarissa los estaba metiendo. 

—Él va a estar mejor conmigo —le dijo el hombre —tengo el dinero para mantenerlo bien y una esposa que lo ama, y tu… 

Se detuvo en cuanto notó que la cara de Clarissa enrojeció.

Las orejas se le pusieron como el color de una rosa y se inclinó sobre la mesa, con las manos sobre la madera y lo miró con sus ojos verdes brillantes.

—Dilo.

Lo retó ella y Xavier tragó saliva primero, pero no se dejó amedrentar de su exnovia. 

—Eres una escritora fracasada que tiene diez lectores y que apenas consigue para el gato de no ser por que vende relatos eróticos y sucios a gente desconocida y puerca.

Clarissa explotó. 

Gritó con fuerza y agarró el mantel.

Luego tiró de él con tanta fuerza y rapidez que las cosas que había encima apenas se movieron, como un truco de magia barato. 

—Tu nunca te interesaste realmente en Maxwell hasta que a tu perfecta esposa le dijeron que no podía embarazarse —le dijo ella, gotitas de saliva se escaparon de su boca, estaba gritando de nuevo —desde ese momento noté como querías pasar más tiempo con él, y ahora esto.

Sacudió el papel que él le había entregado donde le informaba que comenzaba un pleito legal por la custodia de su hijo. 

—Tú sabes que yo lo amo —le habló Xavier con fuerza y Clarissa negó. 

—No, tu solo lo quieres como a un perrito —le dijo ella bajando la voz y en tono dolido.

—Te lo llevas un fin de semana y eres feliz con él porque eso te hace sentir un buen padre, pero he sido yo la que he estado con él todo el tiempo, la que le he curado cada fiebre, la que ha tenido que ayudarle a superar que los demás niños que no son capaz de entenderlo.

Los ojos se le llenaron de lágrimas.

—Por eso debe estar conmigo —Clarissa negó de nuevo—. Tu solo le darás dinero, eso lo convertirá en un niño pobre.

Tomó su bolsa y trató de irse, pero Xavier se lo impidió. 

—Yo tengo todas las de ganar, tengo una esposa perfecta y dinero para mantenerlo, la jueza estará de mi lado. 

Clarissa se soltó con rabia y lo miró a la atractiva cara.

«¿Cómo pude haber amado una vez este animal? » 

Se preguntó. 

—Ya lo veremos. 

Salió del restaurante y caminó hasta el parque que quedaba cerca del colegio de su hijo. 

Se sentó en una banca donde el sol le calentó el rubio cabello, y lloró un rato ahí.

Hasta que un vagabundo de olor fuerte se sentó a su lado y tuvo que tomar un periódico que alguien había dejado en la banca y ahuyentó el olor. 

Observó el periódico, y notó un anuncio peculiar.

“Por un módico precio haga sus anuncios personalizados” 

Clarissa sonrió con malicia.

Le escribió un correo al periódico desde el celular para un anuncio personalizado, y en cuanto llegó a la casilla del anuncio respiró profundo.

Eso lo vería toda la ciudad, así que tendría que ser anónimo. 

—¿Así que tienes una esposa perfecta, Xavier? —dijo —pues yo también tendré un esposo perfecto. 

Ella escribió para el anuncio: “Madre soltera busca marido”

Un día después, Emilio paseaba por la calle a la luz del sol cuando su celular sonó.

Era el que había comprado nuevo y solo una persona tenía su número así que contestó. 

—Amigo mío —dijo con aprehensión —¿Cómo está todo?

—Muy mal, tu hermano se tomó la presidencia de la empresa, y sí se descubrieron varios desfalcos. 

—¿Y me culpan a mí? —Preguntó con rabia.

—Claro que sí, tú eres el presidente, bueno, lo eras hasta hoy.

Emilio se giró hasta un puesto pequeño de periódicos y se agarró de un barandal. 

Su padre apenas llevaba una semana muerto y su hermano menor ya le había robado el puesto y lo estaba acusando de ladrón 

—La policía ya envió tu orden de captura y tu hermano… A él no le conviene que te atrapen con vida, no puedes salir de la ciudad, estás acorralado.

—Lo sé, él me matará como mató a mi padre, pero lo voy a vengar.

—No te apresures, Emilio, escondete mientras las cosas se calman un poco, busca un lugar donde la policía no te encuentre ni tu hermano tampoco.

Emilio levantó la vista hacia un anuncio de uno de los periódico que tenía en frente y leyó: 

“Madre soltera busca marido”  

Le pareció curioso así que siguió leyendo “Si eres capaz de fingir un matrimonio falso, comunicate a este número”

—No te preocupes, amigo, sé perfectamente dónde esconderme.

 

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