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CAPITULO 8 NUMERO EQUIVOCADO

Valeria se convirtió en su mano derecha, era su asistente, pero también ayudaba en los diseños de las telas, Diana se encargaba del departamento de diseño mientras su novio Mario manejaba su propia empresa, su familia era dueña de algunos centros comerciales, en donde Alba tenía tiendas de telas.

Alba estaba en su oficina cuando entro Valeria. “Llegaron los nuevos clientes, Damián y Álvaro Alcántara, vienen del consorcio Alca”.

Alba se levantó cerrando su computadora. “¿Son los clientes para el nuevo edifico en la costa?”.

Valeria afirmó. “Si, la inmobiliaria busca negociar para encargarnos de los diseños de interiores de sus nuevos departamentos”.

Alba sonrió emocionada. “Genial, la propuesta les va a encantar, vamos”.

Entraron a la sala de juntas, Damián miraba por la ventana y Álvaro estaba sentado usando su móvil.

“Buenos días señores”. Alba habló llamando su atención.

Los dos hombres la miraron, Damián giro observándola y Álvaro dejo de lado su celular levantándose de su asiento”.

Álvaro la examinó, el traje ejecutivo en color vino que ella llevaba le quedaba a la medida mostrando sus atributos adecuadamente, pero discreto, su cabello estaba recogido con un lazo alto y algunos cabellos sueltos en su frente, sus rasgos eran delicados y finos, era una mujer hermosa.

Álvaro fue el primero en acercarse. “Hola, un gusto, soy Álvaro Alcántara, usted debe ser la señorita Alba”.

Ella le sonrió. “Si, un gusto mi nombre es Alba María González Téllez, soy la nueva presidenta de GONTELL". Ella hablaba con gran orgullo.

Damián se acercó y le sonrió. “Soy Damián Alcántara, es un gusto volverla a ver”.

Ella lo observo y recordó el día en el bar. “Es una gran conciencia, ¿No cree?”.

Damián la seguía mirando fijamente. "Lo es, después de darme su número equivocado, puede que sea el destino”.

Ella levantó una ceja y los demás estaban extrañados.

Álvaro les preguntó. “¿De dónde se conocen?”

Valeria abrió mucho los ojos y dijo. “¡Oh Es el hombre del bar!”.

Alba le dio una mirada de advertencia y su amiga se quedó en silencio, Álvaro notó la incomodidad y saludo a Valeria.

"Hola, soy Álvaro Alcántara, señorita". El estrecho la mano de Valeria. Mientras ella le sonreía, era realmente muy guapo. "Valeria Ordoñez, soy la asistente de la señorita Alba".

Empezaron la junta, Alba estaba al frente explicándoles a detalle toda la propuesta, Damián y Álvaro la observaban atentamente, las miradas entre Alba y Damián no pasaban desapercibidas para Álvaro y Valeria.

Al terminar Alba les preguntó. “¿Tienen alguna pregunta?”.

Damián sonrió. “Se que es nueva en este mercado, los diseños son buenos, pero ¿Cómo estaremos seguros que esto le gustara al cliente?”.

Ella lo miro. “Yo crecí aquí señor Alcántara, cada esquina, habitación y bodega de este lugar la conozco perfectamente, así como a cada empleado nuevo y que se ha jubilado a lo largo de los años, conozco la vida que llevaba cada uno de ellos porque así mis padres me enseñaron, he conocido gente rica y con gustos muy *Especiales y caros* pero también conozco las necesidades de familias de clase media a baja".

Mientras ella hablaba un pequeño brillo en los ojos de Damián se reflejaban. "Conozco su proyecto, los nuevos departamentos no van dirigidos a los ricos…

Ustedes quieren que gente de clase media a baja puedan tener la oportunidad de viajar y poder hospedarse en estos departamentos con sus familias que muchas veces son numerosas.

Por lo que recuerdo, los departamentos de este edifico serán económicos y ofrecerán muchos paquetes y descuentos, pero sin dejar de lado el confort y el diseño de un buen lugar para descansar y disfrutar”.

Álvaro se levantó feliz. “¡Ella deveras es asombrosa!”.

Alba y todo se rieron. Damián la observaba detenidamente, era bella e inteligente nunca había conocido a una mujer como ella.

Desde su asiento el comento. “Bueno, al parecer ustedes entienden lo que estamos buscando, estamos de acuerdo con firmar, pero solo tengo un pequeño pedido…”

Alba sonrió. “Claro, dígame podemos revisarlo”.

Damián se paró y camino para quedar frente a ella. “Quiero su número correctamente para invitarla a comer”.

Alba lo observaba su colonia golpeo su nariz, se tranquilizó diciendo. “¿Qué te parece si vamos de una vez?”.

Él sonrió. “Me parece perfecto”.

Alba y Damián salieron por algunas semanas, era todo un caballero y ella estaba feliz, le gustaban mucho todos sus detalles.

Alba llego al piso donde estaba su oficina, Valeria la miraba muy sonriente desde su escritorio. “¿Qué pasa? ¿Por qué estas tan feliz?”.

Valeria se cubrió la boca. “Nada creo que hoy será un día muy especial…”

Alba negó con la cabeza y abrió la puerta de su oficina, se quedó deslumbrada, con la boca abierta, el lugar estaba completamente lleno de ramos de flores en jarrones, margaritas, azucenas, rosas de diferentes colores estaban colocados en todas las mesas de la habitación, el escritorio el piso donde observaras había jarrones.

Ella sonrió acercándose a uno de los jarrones de su escritorio, tocando y oliendo las hermosas flores.

Se escuchó la puerta cerrarse y la voz varonil de un hombre “¿Te gustan?”.

Ella giro y sonreía alegremente, lanzándose a sus brazos. “Es hermoso… todo es hermoso, gracias”.

Damián la tomó de la mano y la acerco a la ventana diciendo. “Eso no es todo”.

Miro extrañada hacia abajo por la ventana, en la explanada de la fábrica había un gran letrero que decía “¿Quieres ser mi novia?”.

Alba lo miraba asombrada y giro para verlo, tenía en su mano una pequeña cajita de terciopelo, la abrió y Alba vio un colgante en forma de corazón, llevaba una piedra roja en el centro. “Es hermoso Damián”. Ella le decía mientras acariciaba la joya.

“¿Entonces... aceptas?”

Alba se carcajeo. “La verdad es que pensé que ya lo éramos, bueno tenemos saliendo semanas, pero esto en verdad es una gran sorpresa y todo es hermoso gracias”.

Damián la tomó de las mejillas para quedar rostro a rostro. “Alba, te quiero desde el día en que te conocí en ese bar, no deje de pensar en ti desde esa noche, salí con otras, pero no pude sacarte de mi cabeza, cuando te llame y me di cuenta que el número ni siquiera existía maldije, tenía que buscarte, pensaba en contratar un investigador para dar contigo, pero el destino fue bueno conmigo y te encontré de nuevo en la fábrica”.

Ella se rio. “Perdón por lo del número equivocado, no te conocía y no tenía intenciones de ningún tipo de relación, quería centrarme en el negocio, pero estaba equivocada, como lo dices el destino era encontrarnos y amarnos”.

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