Benjamín frunció el ceño. “¿No crees que es extraño?” Se levantó del sillón. "Dijiste... desde el día que la déjate en su departamento”.
"Si, ¿Por qué?” Damián lo miro extraño.
“¿No recuerdas que ella te recogió en el bar?”.
Damián se quedó pensativo, el alcohol hizo estragos en él, al día siguiente no recordó nada, solo despertó desnudo, pero había imágenes y fragmentos de un sueño en donde … Alba estuvo con él… < ¿Por qué se fue?>. Pensaba Damián.
Reviso su teléfono y no había llamadas de Alba, intento comunicarse, pero está fuera de servicio, esto se le hizo extraño y llamo a la oficina, Valeria le dijo que estaba de viaje y no regresaría en una semana. Ella no quiso decirle a donde y Damián se enojó.
Alba llego al aeropuerto un hombre mayor ya la esperaba con un letrero en sus manos.
“Hola, soy Alba María”. Ella saludo al hombre cortésmente.
“Buen día señorita mi jefe me pidió que la recogiera”. La ayudo con su maleta y subieron al carro.
En el camino Alba observaba todo a su alrededor, Manzanillo era un lugar muy hermoso y tranquilo, el coche subió una loma, la carretera era angosta de dos vías y podías ver el mar en el camino, cuando llegaron al final de la colina observo una gran mansión rodeada de grandes muros de piedra y un gran portón de forja muy alto, al estar frente al portón, una persona lo abrió de par en par, el coche entro y se estaciono en la entrada.
En la puerta de la mansión había dos personas esperándola. Un hombre y una mujer ya mayores le sonreían a Alba.
La mujer mayor se acercó para abrazarla. “Bienvenida”. Alba devolvió el abrazo un poco avergonzada, la señora estaba muy feliz de verla y ella ni siquiera la concia.
El hombre mayor se acercó. “Señorita Alba, espero que le agrade la estancia con nosotros, mi nombre es Felipe Vasco y ella es mi esposa María Vasco”.
“Mucho gusto soy Alba María”.
La mujer se alegró y chillo. “¡Claro que eres Alba María!, tu madre y yo fuimos muy amigas en la escuela, pero nos mudamos y ya no pude contactarme con ella”.
Alba sonreía. “¿En serio, era amiga de mi mamá?”.
“Si, fue hace mucho, pero ella siempre me repetía que si tenía una hija le pondría mi nombre”.
Alba se quedó impactada, su nombre María era por la mujer que tenía en frente.
“Bueno, Bueno pasemos a la casa, hablemos adentro”. El señor Felipe las insto a entrar.
Todo entraron y en la sala estaba una chica de unos 20 años usando su teléfono, miro a Alba y se puso de pie. “Hola, soy Fernanda, puedes decirme Fer”.
“Hola, soy Alba”. Estrecharon las manos.
El señor Felipe le mostro la casa y la señora María la llevo a su habitación. “Espero que te guste, ya hablaremos más adelante de tu madre”.
“Si”. Alba observaba la hermosa habitación que tenía una vista al mar increíble.
El señor Felipe le dijo. “Hablaremos de negocios más tarde, en una media hora es la comida, descansa un rato”.
“Si, muchas gracias”. Alba llamó a Valeria y le contó todo, sintió que esta gente era muy agradable.
Media hora después Alba bajo y los encontró a todos acomodándose en la mesa. “Ven Alba siéntate aquí”. La señora amablemente la invito a la mesa, cuando estaba a punto de sentarse un hombre joven alto y delgado entro al comedor, su cabello era castaño y de piel aperlada sus ojos eran negros, llevaba un traje negro y camisa blanca, camino hacia la señora María quitándose la corbata y el saco.
“Hola mamá” Beso la frente de su madre.
“Hijo, es bueno que te des tiempo de comer con nosotros”.
El asintió y notó a Alba, la miro, por unos segundos se quedó perdido en esos ojos color miel, era realmente hermosa.
Alba lo miro y sonrió asintiendo.
La señora María los acerco. “Hijo recuerdas la diseñadora de la que te hable, es ella, Alba María”. Estrecharon sus manos.
“Hola, soy Ernesto Vasco”.
Alba le sonrió alegremente. “Hola un gusto”.
Todos comían y conversaban de la vida de Alba y su madre, la señora María platicaba anécdotas de cuando eran niñas, Ernesto no dejaba de mirar a Alba, le gusto desde que la vio.
El señor Felipe habló. “Alba, queremos remodelar unas pequeñas casas de renta que tenemos en la playa, mi esposa vio tu trabajo en el edifico ALCA y quedo enamorada, cuando se enteró de quien eras hija estaba más emocionada”.
“Gracias don Vasco, tengo la propuesta y las muestras en mi habitación, si gustan después de terminar la comida podemos hablar de los detalles”.
Felipe miro a Alba y a Ernesto. “Mi hijo es el encargado de los negocios de la familia, discutirán juntos el proyecto y él te llevara a ver las casas”.
Por la tarde, Ernesto y Alba resolvieron la propuesta, se entendieron perfectamente, al día siguiente, la llevo a una de las casas, era muy bella y pequeña pero acogedora, construida a la orilla del mar podías disfrutar de una gran vista.
Después de terminar de revisar las muestras y los diseños, disfrutaron de la playa, caminaron juntos por la orilla conversando de sus vidas.
Alba disfrutaba de su compañía la hacía reír mucho, era muy gracioso y entretenido.
“Oye Alba, puedo preguntarte algo muy personal”.
Alba se detuvo. “Claro”.
Ernesto se puso frente a ella. “¿Eres... soltera?”.
Ella lo miró fijamente y sonrió tristemente. “La verdad… no lo sé…”
El frunció el ceño. “No entiendo…”
“Mi prometido no ha querido hablar conmigo desde hace días por un malentendido… es por eso que no lo sé”. Ella lo miraba se sentía a gusto con él. “No sé qué pasara cuando vuelva a México, a lo mejor terminaremos o arreglaremos las cosas, la verdad... no lo se...”. Le dijo mientras lagrimas caían de sus ojos.
Ernesto entendió y acaricio su hombro. “Vaya, no quería importunarte”.
“No, está bien, creo que necesitaba sacarlo”. Ella le sonrió.
Ernesto le limpio las lágrimas. “No sé qué paso, pero si fuera yo, nunca te dejaría ir”.
Alba lo miro atentamente no esperaba esa declaración, sus palabras…
Él sonrió al ver la reacción de Alba. “No te asustes, eres muy hermosa y la verdad es que hasta yo estoy asustado, no creo… bueno no creía en el amor a primera vista”.
Alba se disculpó. “Ernesto yo no puedo… en este momento yo…”
Ernesto sonrió. “Calma, no quiero que esto afecte nuestra relación, podemos ser amigos, nunca me metería en una relación, mucho menos me aprovecharía de la situación”.
Alba asintió y Ernesto cambio la conversación hablándole de la playa y de la ciudad.
No muy lejos de ahí, Álvaro disfrutaba de una tarde en la misma playa con una chica, giro y vio a Alba con un hombre, frunció el ceño y siguió espiándola por un rato más. Llamo a Damián. “¿Oye hermano que rayos hiciste?”. Estaba muy molesto, Alba le gusto el día que se conocieron en la fábrica, pero cuando se enteró que Damián la conoció primero y al parecer le gustaba le dejo el camino libre a su hermano, Ahora Alba estaba en una playa con otro hombre. Damián enojado. “¿Qué quieres Álvaro?, tengo mucho trabajo”. “Tanto trabajo, como para dejar que Alba este con otro hombre”. Damián se levantó de la silla. “¿De qué hablas? ¿La viste?”. “Si, estoy en Manzanillo te mandare los datos”. Álvaro colgó y camino hacia Alba, ella conversaba alegre con Ernesto. “Alba, que coincidencia”. Ambos giraron para ver a Álvaro y Alba solo negó con la cabeza. <De tantos lugares porque tenía que encontrárselo aquí, lo más probable es que Damián
Los días pasaron Alba trabajaba y en su tiempo libre preparaba todo para la boda junto a sus amigas, Estaban juntas en la tienda de vestidos, Alba buscaba su vestido perfecto, pero no encontraba el indicado, sus amigas negaban con la cabeza cada vestido que se probaba tampoco creían que fueran buenos. Diana miro a Valeria mientras Alba se probará otro vestido. “¿Cómo te fue en la cita con Benjamín?”. Valeria cerro los ojos asqueada. “Ni me lo recuerdes, aunque el sexo fue bueno, es un arrogante de primera un completo patán”. Diana la miraba divertida. “Si era arrogante y un patán porque te acostaste con él”. Valeria movió los hombros. “No me iba a perder semejante bombón”. Diana rodo los ojos y Alba negó con la cabeza. Valeria y Benjamín era tan parecidos y tan opuestos a la vez. Alba les preguntó. ¿Qué les parece este?”. Ambas amigas giraron para verla, era un vestido tipo princesa con escote en forma de corazón lleno de pedrería en l
La limosina se detuvo, pero las mujeres estaban con los retoques del vestido que ni se dieron cuenta, después de unos minutos el chofer toco la ventana de las chicas. “Señoritas lo siento, pero el motor tiene problemas”. Las tres se miraron asombradas. “No me digas que es obra de esa bruja”. Decía Valeria muy molesta. Alba y las chicas salieron de la limosina, estaban en medio de una carretera no había taxis en ese lugar, solo pasaban camiones de carga y algunos coches, pero no se detenían. Diana angustiada preguntó. “¿Qué hacemos?”. Ni siquiera había señal para llamar. Alba miraban a la carretera, el chofer seguía revisando la limosina. A lo lejos vieron un tráiler, Alba y Valeria se miraron, pensando lo mismo. Diana las observo y vio el tráiler. “Oh no, no lo haremos”. Manoteaba negando la ocurrencia de sus amigas. Valeria le contestó. “¿Tienes otra idea?”. Diana se quedó en silencio y juntas le pidieron aventón al chofer, él
Mas tarde Damián y Alba conversaban con Benjamín y su acompañante. Alba sonreía cortésmente, pero la denominada Rubia plástica, no tenía un buen tema de conversación, solo hablaba de moda, zapatos y tendencias. Damián y Álvaro conversaban de negocios, estaba tan aburrida, Diana y Mario bailaban y buscaba a Valeria, pero no la encontró por ningún lado, después de mucho buscarla la vio salir de los baños detrás de ella estaba Álvaro se sonreían mutuamente. Valeria se acercó a ella. “Amiga al fin te encuentro, Felicidades”. Alba la abrazo. “Gracias, ¿Dónde estabas?”. Valeria miro a Álvaro. “Por ahí”. Alba no quiso preguntar más, se imaginaba que hacían juntos Valeria y Álvaro en el baño. Álvaro felicitó a Damián despidiéndose. “Bueno hermano yo me retiro, tengo una cita con una linda chica”. Giro para ver a Valeria y ella solo le sonrió. Benjamín era testigo de lo que hablaban y los miraba molesto, pero en realidad no sabía él por
Álvaro se estacionó afuera del departamento de Valeria. “Gracias por traerme, nos veremos después”. Ella alcanzo la perilla de la puerta, pero Álvaro la detuvo. “Podemos volver a vernos”. Valeria lo observo. “Claro, llámame y saldremos algún lado”. Le dijo, recordando que fueron las mismas palabras que le dijo a Benjamín, pero él nunca la llamó. Alba y Damián salieron al aeropuerto dos días después, su luna de miel seria en Paris, disfrutarían del hermoso lugar durante dos semanas. Valeria se quedó a cargo de la fábrica y Álvaro de la empresa. Esas semanas Álvaro salió con Valeria un par de veces, un día disfrutaban de una deliciosa cena en un lujoso restaurante, la conversación era entretenida de vez en cuando ella reía de las ocurrencias de Álvaro. Ahí mismo Benjamín también comía con una mujer, pero la conversación era aburrida, ella hablaba de marcas de lujo y del dinero que tenían ciertas familias, estaba cansándose de ella. Miro de reojo
Pasaron dos semanas y la casa todavía no estaba lista, Brenda visitaba a diario a su madrina y tenía encuentros con Alba, pero su suegra siempre defendía a su ahijada , Alba quedaba mal en las situaciones y Brenda disfrutaba de esto, Damián regreso del trabajo temprano, quería cenar con su esposa y su familia, después del viaje el trabajo se acumuló y no tenía mucho tiempo para estar con Alba, entro a la casa, vio a Brenda y su madre muy sonrientes en la sala, las saludo subiendo a su habitación. Al entrar estaba todo obscuro en la cama Alba recostada dormida, él se recostó en la cama abrazando a Alba por la cintura, ella solo estaba medio dormida abrió sus ojos y le sonrió. “Llegas temprano”. Damián la beso. “Si, quería cenar con mi esposa y la familia, lo siento he tenido muchos pendientes”. Ella asintió besándolo. Damián acomodo su cabello para observar más su rostro. “Vamos a bañarnos para bajar a cenar”. Damián se levantó y la cargo para llevarla
La acomodaron en una de las sillas y la sirvienta llamó al médico. Damián estaba asustado, su madre siempre fue muy sana. “¿Qué pasa mamá?, ¿Que molestias tienes?”. Margarita fingió el dolor. “Me duele el pecho”. Minutos después el medico revisaba a la señora en su habitación. Ella estaba nerviosa y muy agitada, no quería que supieran que estaba fingiendo. Don José y Damián la miraban en silencio angustiados, ella realmente se sentía mal por mentirles, pero era la única forma de que Damián se quedara. El doctor giro para mirar a los dos hombres. “La señora ha estado muy agitada eso afectara su corazón en determinado tiempo, traten de que este tranquila y en un ambiente cómodo, les pediré que la lleven al hospital a un chequeo completo”. Ellos atentos escucharon y aceptaron, el señor José acompaño al médico a la salida y Damián se quedó con ella. “¿Qué pasa mamá porque estas nerviosa y ansiosa?”. Ella miro la puerta para que su esposo no escuch
Al entrar el señor José, Margarita bajo. “¿Qué paso?, ¿A dónde fue?”. El señor José la miro muy molesto en silencio y giro para ver a Brenda, él tampoco estaba contento con que estuviera quedándose en la mansión. Observo a su esposa. “Ya estas feliz… espero que no te arrepientas de todo lo que haces…” Subió las escaleras sin decirles nada más, casi al lLegar se giró para ver a Brenda y decirle. “Tu madrina ya está mejor, no necesitas quedarte más, tu madre también necesita que la cuides”. ellas lo miraron y se miraron entre si confundidas. Brenda apretó sus puños, pero contesto amablemente. “Si padrino, gracias por dejarme quedar estos días, solo quiero lo mejor para mi madrina”. Alba llego a su propia mansión, estaba lista desde muchos meses antes, ya tenía los muebles y la limpiaban una vez a la semana, entro con una de sus maletas, encendió las luces mirando todo a su alrededor, empezó a quitar las mantas que cubrían los muebles de la gran