Los días pasaron Alba trabajaba y en su tiempo libre preparaba todo para la boda junto a sus amigas, Estaban juntas en la tienda de vestidos, Alba buscaba su vestido perfecto, pero no encontraba el indicado, sus amigas negaban con la cabeza cada vestido que se probaba tampoco creían que fueran buenos.
Diana miro a Valeria mientras Alba se probará otro vestido. “¿Cómo te fue en la cita con Benjamín?”.
Valeria cerro los ojos asqueada. “Ni me lo recuerdes, aunque el sexo fue bueno, es un arrogante de primera un completo patán”.
Diana la miraba divertida. “Si era arrogante y un patán porque te acostaste con él”.
Valeria movió los hombros. “No me iba a perder semejante bombón”.
Diana rodo los ojos y Alba negó con la cabeza. Valeria y Benjamín era tan parecidos y tan opuestos a la vez.
Alba les preguntó. ¿Qué les parece este?”. Ambas amigas giraron para verla, era un vestido tipo princesa con escote en forma de corazón lleno de pedrería en l
La limosina se detuvo, pero las mujeres estaban con los retoques del vestido que ni se dieron cuenta, después de unos minutos el chofer toco la ventana de las chicas. “Señoritas lo siento, pero el motor tiene problemas”. Las tres se miraron asombradas. “No me digas que es obra de esa bruja”. Decía Valeria muy molesta. Alba y las chicas salieron de la limosina, estaban en medio de una carretera no había taxis en ese lugar, solo pasaban camiones de carga y algunos coches, pero no se detenían. Diana angustiada preguntó. “¿Qué hacemos?”. Ni siquiera había señal para llamar. Alba miraban a la carretera, el chofer seguía revisando la limosina. A lo lejos vieron un tráiler, Alba y Valeria se miraron, pensando lo mismo. Diana las observo y vio el tráiler. “Oh no, no lo haremos”. Manoteaba negando la ocurrencia de sus amigas. Valeria le contestó. “¿Tienes otra idea?”. Diana se quedó en silencio y juntas le pidieron aventón al chofer, él
Mas tarde Damián y Alba conversaban con Benjamín y su acompañante. Alba sonreía cortésmente, pero la denominada Rubia plástica, no tenía un buen tema de conversación, solo hablaba de moda, zapatos y tendencias. Damián y Álvaro conversaban de negocios, estaba tan aburrida, Diana y Mario bailaban y buscaba a Valeria, pero no la encontró por ningún lado, después de mucho buscarla la vio salir de los baños detrás de ella estaba Álvaro se sonreían mutuamente. Valeria se acercó a ella. “Amiga al fin te encuentro, Felicidades”. Alba la abrazo. “Gracias, ¿Dónde estabas?”. Valeria miro a Álvaro. “Por ahí”. Alba no quiso preguntar más, se imaginaba que hacían juntos Valeria y Álvaro en el baño. Álvaro felicitó a Damián despidiéndose. “Bueno hermano yo me retiro, tengo una cita con una linda chica”. Giro para ver a Valeria y ella solo le sonrió. Benjamín era testigo de lo que hablaban y los miraba molesto, pero en realidad no sabía él por
Álvaro se estacionó afuera del departamento de Valeria. “Gracias por traerme, nos veremos después”. Ella alcanzo la perilla de la puerta, pero Álvaro la detuvo. “Podemos volver a vernos”. Valeria lo observo. “Claro, llámame y saldremos algún lado”. Le dijo, recordando que fueron las mismas palabras que le dijo a Benjamín, pero él nunca la llamó. Alba y Damián salieron al aeropuerto dos días después, su luna de miel seria en Paris, disfrutarían del hermoso lugar durante dos semanas. Valeria se quedó a cargo de la fábrica y Álvaro de la empresa. Esas semanas Álvaro salió con Valeria un par de veces, un día disfrutaban de una deliciosa cena en un lujoso restaurante, la conversación era entretenida de vez en cuando ella reía de las ocurrencias de Álvaro. Ahí mismo Benjamín también comía con una mujer, pero la conversación era aburrida, ella hablaba de marcas de lujo y del dinero que tenían ciertas familias, estaba cansándose de ella. Miro de reojo
Pasaron dos semanas y la casa todavía no estaba lista, Brenda visitaba a diario a su madrina y tenía encuentros con Alba, pero su suegra siempre defendía a su ahijada , Alba quedaba mal en las situaciones y Brenda disfrutaba de esto, Damián regreso del trabajo temprano, quería cenar con su esposa y su familia, después del viaje el trabajo se acumuló y no tenía mucho tiempo para estar con Alba, entro a la casa, vio a Brenda y su madre muy sonrientes en la sala, las saludo subiendo a su habitación. Al entrar estaba todo obscuro en la cama Alba recostada dormida, él se recostó en la cama abrazando a Alba por la cintura, ella solo estaba medio dormida abrió sus ojos y le sonrió. “Llegas temprano”. Damián la beso. “Si, quería cenar con mi esposa y la familia, lo siento he tenido muchos pendientes”. Ella asintió besándolo. Damián acomodo su cabello para observar más su rostro. “Vamos a bañarnos para bajar a cenar”. Damián se levantó y la cargo para llevarla
La acomodaron en una de las sillas y la sirvienta llamó al médico. Damián estaba asustado, su madre siempre fue muy sana. “¿Qué pasa mamá?, ¿Que molestias tienes?”. Margarita fingió el dolor. “Me duele el pecho”. Minutos después el medico revisaba a la señora en su habitación. Ella estaba nerviosa y muy agitada, no quería que supieran que estaba fingiendo. Don José y Damián la miraban en silencio angustiados, ella realmente se sentía mal por mentirles, pero era la única forma de que Damián se quedara. El doctor giro para mirar a los dos hombres. “La señora ha estado muy agitada eso afectara su corazón en determinado tiempo, traten de que este tranquila y en un ambiente cómodo, les pediré que la lleven al hospital a un chequeo completo”. Ellos atentos escucharon y aceptaron, el señor José acompaño al médico a la salida y Damián se quedó con ella. “¿Qué pasa mamá porque estas nerviosa y ansiosa?”. Ella miro la puerta para que su esposo no escuch
Al entrar el señor José, Margarita bajo. “¿Qué paso?, ¿A dónde fue?”. El señor José la miro muy molesto en silencio y giro para ver a Brenda, él tampoco estaba contento con que estuviera quedándose en la mansión. Observo a su esposa. “Ya estas feliz… espero que no te arrepientas de todo lo que haces…” Subió las escaleras sin decirles nada más, casi al lLegar se giró para ver a Brenda y decirle. “Tu madrina ya está mejor, no necesitas quedarte más, tu madre también necesita que la cuides”. ellas lo miraron y se miraron entre si confundidas. Brenda apretó sus puños, pero contesto amablemente. “Si padrino, gracias por dejarme quedar estos días, solo quiero lo mejor para mi madrina”. Alba llego a su propia mansión, estaba lista desde muchos meses antes, ya tenía los muebles y la limpiaban una vez a la semana, entro con una de sus maletas, encendió las luces mirando todo a su alrededor, empezó a quitar las mantas que cubrían los muebles de la gran
Alba acaricio su hombro. Diana estaba escuchando, no entendía mucho este tipo de relaciones. Valeria suspiro. “He pensado alejarme de Álvaro… terminar lo que sea que tenemos”. Alba la miro detenidamente. “Pasado mañana llevare a mi padre con unos familiares a Veracruz, ¿Quieres acompañarme?” Valeria asintió. “Si necesito tiempo para pensar”. Alba miro a Diana. “Y tu... ¿Quieres acompañarnos?” Diana se negó. "No, me quedare en la fábrica, Mario me llevara con sus padres”. Las chicas subieron a la habitación a dormir, Valeria ya estaba decidida después de hablarlo con sus amigas, al día siguiente ella cito a Álvaro en un restaurante. Ella estaba sentada observando a la gente pasar por las calles, Álvaro abrió la puerta y la vio, camino hacia ella y beso su frente. “Hola, es muy temprano, ¿Cómo esta Alba?”. Valeria lo observo mientras se acomodaba en el asiento. “Ella está bien... Álvaro debemos hablar…” Álva
Después de dejar a su padre, Alba y Valeria se quedaron un rato en la playa, Valeria le contó lo que paso con Álvaro y con Benjamín, alba la escuchaba atentamente mientras ambas miraban las olas y disfrutaban de la brisa del mar. “Entonces… ¿Ahora que vas hacer?”. Le preguntó Alba. Valeria respiro profundo y se dejó caer en la arena boca arriba poniendo sus brazos en la nuca. “Quiero estar sola por un tiempo… No más hombres…” Después de un rato Valeria volvió a sentarse, miraban juntas las olas del mar, Valeria sonrió y le comentó a Alba. “Sabes... aquí en el mar me siento libre… Alba solo asintió y disfrutaron un rato más del paisaje y la brisa del mar. ........ Dos días después Damián regreso, Héctor su asistente estaba muy ocupado en la empresa así que Álvaro lo recogió en el aeropuerto. “Entonces… ¿A dónde vamos?”. Preguntó Álvaro después de estar hablando de negocios todo el camino.