No muy lejos de ahí, Álvaro disfrutaba de una tarde en la misma playa con una chica, giro y vio a Alba con un hombre, frunció el ceño y siguió espiándola por un rato más.
Llamo a Damián. “¿Oye hermano que rayos hiciste?”. Estaba muy molesto, Alba le gusto el día que se conocieron en la fábrica, pero cuando se enteró que Damián la conoció primero y al parecer le gustaba le dejo el camino libre a su hermano, Ahora Alba estaba en una playa con otro hombre.
Damián enojado. “¿Qué quieres Álvaro?, tengo mucho trabajo”.
“Tanto trabajo, como para dejar que Alba este con otro hombre”.
Damián se levantó de la silla. “¿De qué hablas? ¿La viste?”.
“Si, estoy en Manzanillo te mandare los datos”.
Álvaro colgó y camino hacia Alba, ella conversaba alegre con Ernesto. “Alba, que coincidencia”.
Ambos giraron para ver a Álvaro y Alba solo negó con la cabeza. <De tantos lugares porque tenía que encontrárselo aquí, lo más probable es que Damián ya sepa donde esta>. Pensaba ella.
“Si es una gran coincidencia” Alba presentó a los hombres. “Álvaro él es Ernesto Vasco mi actual cliente”. “Ernesto él es Álvaro Alcántara, es un conocido de México”.
Álvaro estrecho su mano. “Hola, soy su cuñado, no conocido”.
Ernesto entendió y solo sonrió.
Alba no quería seguir hablando con él. “Nosotros nos vamos, disfruta tu día Álvaro”.
Antes de que ella se girara Álvaro la tomó del brazo. “¿Dime donde te estas quedando?”.
Alba lo miro ya exasperada, Ernesto contestó. “Ella se queda en mi casa”.
Álvaro levanto una ceja. “¿Solos?”.
Alba se soltó del agarre. “No tengo por qué darte explicaciones Álvaro, adiós”.
Damián salió de la oficina cancelando toda su agenda de dos días, recogió su maleta en casa y se apresuró al aeropuerto. Lo bueno era que Mariana se estaba quedando con su madre.
Unas horas despues ya en la madrugada. Álvaro lo esperaba en la entrada del aeropuerto. Damian guardo su maleta y subió al coche de Álvaro. “¿Dónde está?”.
Álvaro empezó a conducir. “Se queda en casa de la familia Vasco, hoy estará en una de las casas que remodelará”.
“Vamos al hotel a descansar y después a esa casa, necesito hablar con ella”.
Álvaro manejaba y lo observaba de reojo. “Solo me fui por unos días y ya tienes problemas con ella de nuevo”.
Damián suspiro. “Lo sé, soy un imbécil”.
“Es bueno que lo sepas”. Álvaro seguía al volante serio.
Damian lo miro con el ceño fruncido. “Tu, ¿Qué haces en Manzanillo?”.
“Conocí a una chica en Querétaro y me dijo que era un gran lugar”.
Llegaron al hotel y al entrar a la habitación de Álvaro, una mujer dormía profundamente desnuda en la cama. Damián lo miro negando con la cabeza.
Álvaro se acercó y la despertó. “Oye es hora de que te vayas”. saco su cartera y le dio muchos billetes. “Con esto puedes regresar a Querétaro”.
Ella se levantó y se visto frente a ellos sin ningún pudor, salió de la habitación regalándoles una sonrisa.
Despues de descansar unas horas Damián y Álvaro salieron del hotel rumbo a la casa en la playa, Alba ya se encontraba ahí con Ernesto, ella estaba en la playa, Ernesto llego con dos copas. “Brindemos por el trabajo”.
Alba tomó la copa y disfrutó del líquido en su garganta. “Gracias, me hacía falta”.
Ernesto sonrió.
Se escucho la voz de un hombre. “Alba”.
Ambos giraron, miraron a Álvaro y a Damián parados no muy lejos.
Ernesto miro las emociones contenidas en Alba y se dio cuenta quien era el hombre, giro para ver a Álvaro. “Te invito una copa”.
Álvaro asintió y camino junto a Ernesto.
El cabello de Alba se movía con el viento cubriendo su rostro, Damián se acercó y acomodo su cabello. Quedando frente a ella.
“Yo… sé que no debí reaccionar así, ese asunto me tenía muy molesto, no encontré a esa mujer y luego tú sabias quien era… ¿Por qué no me lo dijiste?”.
Alba suspiro tranquilizando su corazón. “No quiero que te metas en problemas… ya estabas muy abrumado con ese asunto, quería que lo dejaras atrás, pero seguías aferrado por eso te lo dije, esa noche hablabas de venganza… de que pagarían lo que hicieron, eras un Damián que yo no conocía…”
Damián la miro. “Estaba muy borracho y solo tengo algunos recuerdos… Alba yo te amo y no quiero que nada se interponga entre nosotros, quiero saber quien lo hizo para que no vuelva a intentarlo”.
“Damián esa mujer es una adicta, le pagaron por hacerlo y ella no recuerda nada, por favor dejémoslo en el pasado”.
El la miraba detenidamente era una mujer muy bella e inteligente única en el mundo, no quería perderla. “Está bien, no investigaré más”.
Ella sonrió. “Y nosotros… ¿Estamos bien?”.
Damián se acerco tomando su barbilla. “Si, estamos muy bien”. La beso por un buen rato, se abrazaron observando el mar.
Ernesto y Álvaro los miraban desde la casa sentados en unos sillones de playa con un gran paraguas.
Álvaro miro a Ernesto. “Daté por vencido, yo ya lo hice…”
Ernesto lo vio de reojo y se rio. “¿Tú también?”
Álvaro asintió. “Desde el primer día que la vi… pero mi hermano la conoció primero, ellos ya tenían algo y Alba lo ama a pesar de ser un imbécil…”
Ernesto solo negó con la cabeza. Era la primera vez que le interesaba tanto una mujer. Se levantó y dejo las llaves de la casa en la mesa. “Dile que me las regrese mañana que vaya a la casa, les explicare a mis padres que se quedara aquí”.
Álvaro tomó las llaves y jugo con ellas despidiendo a Ernesto. Alba y Damián regresaron a la casa. “¿Dónde esta Ernesto?”. Pregunto por su amigo.
Álvaro termino su trago y aventó las llaves a manos de Alba. “Dijo que podían quedarse aquí por hoy… yo me voy al hotel”.
Salió de la casa dejándolos solos, ambos se miraron y sonrieron, Damián llevo a Alba a cenar en un restaurante cercano, disfrutaron de la noche caminando por la playa y al regresar a la casa se entregaron mutuamente durante toda la noche.
Al día siguiente fueron a despedirse de la familia Vasco y Alba regreso a México con Damián. Prometiendo seguir en contacto con todos ellos. Álvaro habia regresado el día que los dejo en la playa.
Los días pasaron Alba trabajaba y en su tiempo libre preparaba todo para la boda junto a sus amigas, Estaban juntas en la tienda de vestidos, Alba buscaba su vestido perfecto, pero no encontraba el indicado, sus amigas negaban con la cabeza cada vestido que se probaba tampoco creían que fueran buenos. Diana miro a Valeria mientras Alba se probará otro vestido. “¿Cómo te fue en la cita con Benjamín?”. Valeria cerro los ojos asqueada. “Ni me lo recuerdes, aunque el sexo fue bueno, es un arrogante de primera un completo patán”. Diana la miraba divertida. “Si era arrogante y un patán porque te acostaste con él”. Valeria movió los hombros. “No me iba a perder semejante bombón”. Diana rodo los ojos y Alba negó con la cabeza. Valeria y Benjamín era tan parecidos y tan opuestos a la vez. Alba les preguntó. ¿Qué les parece este?”. Ambas amigas giraron para verla, era un vestido tipo princesa con escote en forma de corazón lleno de pedrería en l
La limosina se detuvo, pero las mujeres estaban con los retoques del vestido que ni se dieron cuenta, después de unos minutos el chofer toco la ventana de las chicas. “Señoritas lo siento, pero el motor tiene problemas”. Las tres se miraron asombradas. “No me digas que es obra de esa bruja”. Decía Valeria muy molesta. Alba y las chicas salieron de la limosina, estaban en medio de una carretera no había taxis en ese lugar, solo pasaban camiones de carga y algunos coches, pero no se detenían. Diana angustiada preguntó. “¿Qué hacemos?”. Ni siquiera había señal para llamar. Alba miraban a la carretera, el chofer seguía revisando la limosina. A lo lejos vieron un tráiler, Alba y Valeria se miraron, pensando lo mismo. Diana las observo y vio el tráiler. “Oh no, no lo haremos”. Manoteaba negando la ocurrencia de sus amigas. Valeria le contestó. “¿Tienes otra idea?”. Diana se quedó en silencio y juntas le pidieron aventón al chofer, él
Mas tarde Damián y Alba conversaban con Benjamín y su acompañante. Alba sonreía cortésmente, pero la denominada Rubia plástica, no tenía un buen tema de conversación, solo hablaba de moda, zapatos y tendencias. Damián y Álvaro conversaban de negocios, estaba tan aburrida, Diana y Mario bailaban y buscaba a Valeria, pero no la encontró por ningún lado, después de mucho buscarla la vio salir de los baños detrás de ella estaba Álvaro se sonreían mutuamente. Valeria se acercó a ella. “Amiga al fin te encuentro, Felicidades”. Alba la abrazo. “Gracias, ¿Dónde estabas?”. Valeria miro a Álvaro. “Por ahí”. Alba no quiso preguntar más, se imaginaba que hacían juntos Valeria y Álvaro en el baño. Álvaro felicitó a Damián despidiéndose. “Bueno hermano yo me retiro, tengo una cita con una linda chica”. Giro para ver a Valeria y ella solo le sonrió. Benjamín era testigo de lo que hablaban y los miraba molesto, pero en realidad no sabía él por
Álvaro se estacionó afuera del departamento de Valeria. “Gracias por traerme, nos veremos después”. Ella alcanzo la perilla de la puerta, pero Álvaro la detuvo. “Podemos volver a vernos”. Valeria lo observo. “Claro, llámame y saldremos algún lado”. Le dijo, recordando que fueron las mismas palabras que le dijo a Benjamín, pero él nunca la llamó. Alba y Damián salieron al aeropuerto dos días después, su luna de miel seria en Paris, disfrutarían del hermoso lugar durante dos semanas. Valeria se quedó a cargo de la fábrica y Álvaro de la empresa. Esas semanas Álvaro salió con Valeria un par de veces, un día disfrutaban de una deliciosa cena en un lujoso restaurante, la conversación era entretenida de vez en cuando ella reía de las ocurrencias de Álvaro. Ahí mismo Benjamín también comía con una mujer, pero la conversación era aburrida, ella hablaba de marcas de lujo y del dinero que tenían ciertas familias, estaba cansándose de ella. Miro de reojo
Pasaron dos semanas y la casa todavía no estaba lista, Brenda visitaba a diario a su madrina y tenía encuentros con Alba, pero su suegra siempre defendía a su ahijada , Alba quedaba mal en las situaciones y Brenda disfrutaba de esto, Damián regreso del trabajo temprano, quería cenar con su esposa y su familia, después del viaje el trabajo se acumuló y no tenía mucho tiempo para estar con Alba, entro a la casa, vio a Brenda y su madre muy sonrientes en la sala, las saludo subiendo a su habitación. Al entrar estaba todo obscuro en la cama Alba recostada dormida, él se recostó en la cama abrazando a Alba por la cintura, ella solo estaba medio dormida abrió sus ojos y le sonrió. “Llegas temprano”. Damián la beso. “Si, quería cenar con mi esposa y la familia, lo siento he tenido muchos pendientes”. Ella asintió besándolo. Damián acomodo su cabello para observar más su rostro. “Vamos a bañarnos para bajar a cenar”. Damián se levantó y la cargo para llevarla
La acomodaron en una de las sillas y la sirvienta llamó al médico. Damián estaba asustado, su madre siempre fue muy sana. “¿Qué pasa mamá?, ¿Que molestias tienes?”. Margarita fingió el dolor. “Me duele el pecho”. Minutos después el medico revisaba a la señora en su habitación. Ella estaba nerviosa y muy agitada, no quería que supieran que estaba fingiendo. Don José y Damián la miraban en silencio angustiados, ella realmente se sentía mal por mentirles, pero era la única forma de que Damián se quedara. El doctor giro para mirar a los dos hombres. “La señora ha estado muy agitada eso afectara su corazón en determinado tiempo, traten de que este tranquila y en un ambiente cómodo, les pediré que la lleven al hospital a un chequeo completo”. Ellos atentos escucharon y aceptaron, el señor José acompaño al médico a la salida y Damián se quedó con ella. “¿Qué pasa mamá porque estas nerviosa y ansiosa?”. Ella miro la puerta para que su esposo no escuch
Al entrar el señor José, Margarita bajo. “¿Qué paso?, ¿A dónde fue?”. El señor José la miro muy molesto en silencio y giro para ver a Brenda, él tampoco estaba contento con que estuviera quedándose en la mansión. Observo a su esposa. “Ya estas feliz… espero que no te arrepientas de todo lo que haces…” Subió las escaleras sin decirles nada más, casi al lLegar se giró para ver a Brenda y decirle. “Tu madrina ya está mejor, no necesitas quedarte más, tu madre también necesita que la cuides”. ellas lo miraron y se miraron entre si confundidas. Brenda apretó sus puños, pero contesto amablemente. “Si padrino, gracias por dejarme quedar estos días, solo quiero lo mejor para mi madrina”. Alba llego a su propia mansión, estaba lista desde muchos meses antes, ya tenía los muebles y la limpiaban una vez a la semana, entro con una de sus maletas, encendió las luces mirando todo a su alrededor, empezó a quitar las mantas que cubrían los muebles de la gran
Alba acaricio su hombro. Diana estaba escuchando, no entendía mucho este tipo de relaciones. Valeria suspiro. “He pensado alejarme de Álvaro… terminar lo que sea que tenemos”. Alba la miro detenidamente. “Pasado mañana llevare a mi padre con unos familiares a Veracruz, ¿Quieres acompañarme?” Valeria asintió. “Si necesito tiempo para pensar”. Alba miro a Diana. “Y tu... ¿Quieres acompañarnos?” Diana se negó. "No, me quedare en la fábrica, Mario me llevara con sus padres”. Las chicas subieron a la habitación a dormir, Valeria ya estaba decidida después de hablarlo con sus amigas, al día siguiente ella cito a Álvaro en un restaurante. Ella estaba sentada observando a la gente pasar por las calles, Álvaro abrió la puerta y la vio, camino hacia ella y beso su frente. “Hola, es muy temprano, ¿Cómo esta Alba?”. Valeria lo observo mientras se acomodaba en el asiento. “Ella está bien... Álvaro debemos hablar…” Álva