MI CEO TIRANO, TENGO A TUS HIJOS
MI CEO TIRANO, TENGO A TUS HIJOS
Por: Pandora
La traición del amor.

En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia.

— Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos.

— ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto?

— S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos.

— ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento.

Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró al celular de Ethan la distrajo de sus pensamientos.

— "Nuestra hija te está esperando, recuerda que prometiste llevarla a jugar al parque"

Emma releia una y otra vez, el remitente decía esposa. ¡Su novio de hacía tres años tenía una esposa y una hija! Su corazón dolía como si se lo estuvieran arrancando a pedazos.

Las lágrimas brotaron de sus bellos ojos verdes. Rodaban calientes por sus blancas mejillas mientras tomaba el celular para leer más de cerca, todavía guardaba la esperanza de que fuera un error y se hubiese equivocado, pero la realidad estaba ante ella cruel y despiadada.

Ethan regresó del sanitario y al verla tan mal y con su teléfono en la mano. Sabía que ella se había enterado.

— Emma... ¿Qué te pasa? Dame el teléfono. No es lo que piensas...

— ¡¿Qué no es lo que pienso?! ¡Tienes una familia, tienes una hija y yo no estaba enterada de nada! ¿Cómo pudiste ser tan hijo de puta y engañarme de esta manera? — La asistente movía la cabeza en negación. Su dolor era casi insoportable.

— Te lo puedo explicar Emma. Solo estoy con ella por mi hija! No quiero afectar a la niña con un divorcio. ¡Yo... yo no estoy enamorado de mi esposa, desde que te conocí solo te he amado a ti mi amor!

— ¡Te descubrí y sigues mintiendo, Es el mismo cuento que los hombres casados e infieles les dicen a sus amantes para mantenerlas controladas y que dejen de pedir que se divorcien!

— Escúchame, tú sabes cómo son estás cosas. Un hombre como yo no puede divorciarse así tan fácil, podemos seguir juntos, tú me amas, ¿Cierto? Yo también te amo, no tenemos que separarnos. — El descarado CEO pretendía seguir la relación como si nada.

— ¡Me das asco Ethan! ¿Cómo puedes decirme que me amas mientras estás casado con otra mujer y me has visto la cara de idiota todo este tiempo? ¡Quizás he sido muy estúpida por mucho tiempo, pero ya me di cuenta de tu engaño y no hay manera de que tenga una relación con un poco hombre como tú! ¡Así que lárgate de mi departamento y de mi vida! — Emma le señaló la puerta al hombre pero las cosas no serían tan sencillas.

— No me puedes echar así de fácil, por tres años me has costado mucho dinero. He invertido en ti más de lo que habría gastado en prostitutas.

— ¿Qué...? ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? ¡Nunca te conocí realmente, me tuviste embelesada con tus falsas palabras de amor, que no me di cuenta que me estabas mintiendo!

— Te tuve paciencia, traté de comprenderte, ¿Y así me pagas? — Ethan se acercó peligrosamente a Emma. Ella lo rechazaba pero el hombre era más fuerte.

— ¡Sueltame Ethan, no te atrevas a tocarme! ¡Si hay algo en el mundo que desprecio con el alma es la traición! ¡Nunca seré tuya, ese será tu castigo, el no llevarme a la cama! — Lo que el CEO no sabía es que la joven se había salido de su casa porque su padre había traicionado a su madre con su asistente. Su madre había sufrido muchísimo por eso. Y que ahora ella fuera la amante la mataba por dentro.

Más sin embargo al hombre poco le importó la advertencia de la pelirroja. Intentó besarla y quitarle la blusa. Pensaba que todavía podía conseguir de ella lo que quería, pero estaba muy equivocado.

— ¡Te he dicho que me sueltes! — Emma le dió un rodillazo en la entrepierna, el hombre cayó al piso llevándose las manos a su adolorido miembro.

— ¡Hija de puta...! ¿Cómo te atreviste a golpearme? Sabes bien que tengo mucho poder. Me encargaré de que no vuelvas a trabajar en ninguna compañía decente nunca más. Solamente eres una zorra que se hace la difícil pero eres como todas, ambiciosa y capaz de todo por conseguir que un hombre como yo se case contigo.

— ¡Jamás me casaría con un idiota como tú, vales tan poco que me das lástima! Me arrepiento de haberte amado por tres años, pero te prometo que no lo haré más, ahora Largo de aquí miserable, largo...!

El miserable hombre se levantó como pudo y salió del departamento. Emma se tumbó en el sillón sin poder creer lo que acababa de pasar.

— ¡Esto no se va a quedar así, vas a saber de mi zorra!

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