Emma ya no estaba segura de nada, solamente le quedaba esperar que pudieran mantener una relación profesional ella y Rafael de la manera más cordial. ¿Pero por qué le latía tan fuerte el corazón cuando se le acercaba? El aroma de su loción, su atractiva figura, su verde mirada penetrante. El era una tentación andante. — Bien, ya está, comienzas hoy mismo. — El CEO sacó del cajón derecho una moderna tablet y se la entregó a la chica pelirroja. — Usarás esto para agendar cada día de trabajo. Todo debe estar marchando sobre ruedas. Te advierto que no admiro errores, así que haz bien tu trabajo. — !Soy muy buena en mi trabajo, y se muy bien lo que es llevar una agenda, tampoco es para que me subestimes! No es como si fuera a manejar una nave espacial o algo por el estilo. — La pelirroja se puso como gato enfadado. — Entonces toma diez minutos para programarme el día. Juntas, comidas, reuniones con socios vía internet y presenciales. Quiero todo detalladamente cuadrado. — Ordenó e
Las palabras de asistente quedaron en el aire, por supuesto que el CEO no iba a despedirlo, Rogelio era excelente en su trabajo, además se apoyaba en el para atender a los socios en juntas tediosas que prefería evitar. — ¿De dónde sacas esa pregunta? Envíame la información del último trimestre general de las empresas Mendoza. — El asistente siguió de pié esperando una respuesta más concreta. — Ahhh... ¿Acaso te he dicho que voy a despedirte? — No, no me lo ha dicho, pero disculpe, llego a trabajar y hay una bella jovén diciendo que es su asistente personal, eso me hace pensar que... Ya no quiere que trabaje con usted. — ¿Acaso no puedo tener dos asistentes? — Rafael enarcó una ceja, él no permitía que lo cuestionaran en ninguna de sus decisiones. — Por supuesto que sí, CEO Mendoza, entonces le enviaré la información. — El hombre de gafas no quiso preguntar más y provocar el enfado de su jefe. Si lo hacía después lo haría trabaje horas extras. Emma regreso con el café e
La rubia no tuvo reparos en llevarse a la nueva asistente de su prometido pese a que Rogelio quiso interceder por la chica pelirroja. La petulante mujer llegó a la exclusiva tienda de novias, Emma la seguía cargando las bolsas de compras. — Señorita Montez, que placer tenerla por aquí, ¿En qué podemos ayudarle? — La supervisora se encargaba de recibir a la millonaria clienta. — Quiero ver vestidos para damas, además quiero probarme un vestido blanco para la recepción. Algo que sea moderno e impactante. Asistente pide que me traigan campaña. — La mujer le ordenaba de forma despectiva las cosas a la pelirroja. — Enseguida la pido. — La pelirroja no podía creer que tuviera que hacer ese trabajo tan denigrante, ser la suela que esa engreída pisara. — Te juro Elena que si no fuera por ti y tú pequeña ya habría mandado todo al diablo. — Se decía la asistente Esa mañana hasta la tarde fué explotada al máximo, cargo docenas de bolsas y tuvo que soportar a la indeseable mujer que
Emma entró a su modesto departamento, tenía lo básico y estaba impecable, ella era una joven muy ordenada, y si tenía lo que necesitaba para ella estaba bien. Después de botar su bolso y sus zapatillas se masajeó los pies sobre las medias. — ¡Carajo, como me duelen los pies, otro día más de compras con esa mujer y se me destrozan! La pelirroja llegó hasta su nevera de puntitas para tomar una de las cervezas que tenía helando ahí. Por dios que la necesitaba, había descubierto que su viejo amor estaba comprometido. — Ahhh... Rafael, ¿Por qué no me dijiste que... Estabas comprometido? ¡Tuve que enterarme por esa rubia adicta a las compras, me siento tan ridícula, tan... idiota... Sé que no significó nada para ti, que lo nuestro quedó en el pasado, pero...! Duele... Emma no soportó más, ella se rompió en la soledad de su pequeña sala. Lágrimas ardientes rodaban por sus mejillas, se lamentaba por haber sido tan estúpida y no darse cuenta de que la habían estado engañando, de t
El joven CEO Mendoza estaba sin palabras con lo que acababa de escuchar, no tenía idea de que eso que mencionaban había sucedido. estaba tan molesto que apenas podía disimularlo. Buscaría a Joana y le pondría un alto. — ¡¿De que diablos estás hablando?! Cuando salí de viaje Emma estaba en mi oficina. — ¡No finjas que no lo sabes, tu prometida se la llevó con ella para que le sirviera de mandadera cargando todas sus inútiles compras, y te lo advierto Rafael, no te voy a permitir que le des ni tú, ni la engreída de Joana, ese trato a Emma! — Ya te dije que no estaba enterado del asunto, y sobre mis decisiones Doménico, tú no vas a venir a decirme que hacer y que no. Yo solucionaré mis asuntos. — Eso espero, o... ¿Por qué no me la das? Emma puede trabajar con Dominic y conmigo, y no de asistente, puede tener un mejor puesto y mejor salario, pero sobre todo va a estar lejos de la serpiente esa con la que te vas a casar. En ese momento el instinto posesivo de Rafael se activ
El CEO Mendoza había ido al centro comercial a verse con su prometida, necesitaba hablar urgentemente con ella, más no se espero encontrarse con su bella asistente. — ¡Ra... Rafael...! — Emma ya le había dicho de todo a su jefe, tarde se dió cuenta de quien se trataba. Cuando se encontró la mirada verde, ya una perfecta ceja estaba enarcada. — ¿Que estoy ciego? Tú fuiste quien chocó conmigo por estar mirando a ese animal. ¡Eres tú quien deberías de tener más cuidado! — Amanecimos de malas, ¿Eh? — ¿Qué dijiste? — El hombre se hizo como que no habia escuchado, quería ver si se atrevía a repetir sus palabras. — Eh, dije que... que bueno que ya estás de regreso en la ciudad. Espero que te haya ido muy bien en tu viaje de negocios, te veré mañana en la oficina, chao. Emma encaminó sus pasos hacia la salida, ella seguía batallando con el conejillo de indias y sus accesorios, pero no pensaba detenerse a seguir hablando con su jefe, no cuando le ocultó que estaba comprome
De camino a su mansión en dónde se había quedado de ver con su amigo de la universidad. Rafael recibió una llamada de su prometida, no deseaba contestarle pero si no lo hacía Joana le estaría marcando lo que restaba del día y la noche. — ¿Qué pasa Joana? — ¿Cómo me preguntas que que pasa Rafael? ¡Sigo aquí esperándote en el restaurante de la plaza en dónde quedamos de vernos y tú no te has dignado a aparecer! ¿Qué piensas que soy? ¡Soy tu prometida, tu futura esposa, no puedes dejarme plantada así como así! — Se me presentó un asunto importante, no tengo tiempo para tus dramas. — ¡Rafael, no te atrevas a colgarme, si lo haces iré a ver a tu abuelo para contarle como te estás comportando! Estoy segura que a él no le va a gustar nada. La mirada del CEO se entrecerró, quería hablar, pues hablarían. — Hablemos entonces, me enteré de que sacaste a mi asistente personal para que hiciera tus mandados. ¿Me puedes explicar por qué te tomaste esa libertad con mi personal? — A
Después de darle un sorbo al vaso de whisky que sostenía en su mano. El CEO Mendoza que tenía a su amigo esperando su respuesta, habló. — Es la chica más hermosa que alguna vez haya visto, tiene unos grandes ojos azules, un cabello rojizo y largo, sus labios son... carnosos y rosados, es mucho más inteligente de lo que parece y... ¡Tiene un carácter de los mil diablos, a veces me dan ganas de apretar su fino y blanco cuello! Concluía así la descripción de Emma a su amigo ruso. — Vaya, si que es peculiar, lo que no entiendo es por qué no has roto ese compromiso absurdo. Si te casas sin amar a tu esposa vas a ser muy infeliz, Rafael. — Eso ya lo sé, y ahora para colmo uno de los mellizos Lombardi me ha dicho de frente que está enamorado de ella. — ¿Cómo? Pero si ustedes han sido amigos todos la vida. No puede confesarle su amor estando tú de por medio. — Voy a casarme Alexander, no puedo retener a emma para siempre aunque es lo que más deseo hacer. — Siendo de esa for