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Un dios celestial que despierta sus sentimientos

Por la noche Emma llamó a su amiga Elena, le contó que había hablado con su amigo de la infancia y que les daría trabajo. Las mujeres se quedaron de ver en la enorme compañía del jóven CEO.

Al día siguiente vestida en un atuendo profesional, Emma llegaba al lugar que por mensaje le había indicado Rafael. Fué casi a las once de la noche que el CEO le había enviado algunos detalles y un buenas noches.

— ¡Emma, ya estoy aquí, no sabes cómo te agradezco que estés haciendo esto por mi y por mi nena! Ethan no ha dejado de amenazarme por mensajes que si sigo adelante con la locura del divorcio me va a quitar a mi hija.

— No tienes nada que agradecer. El CEO Mendoza quedó muy formalmente de ayudarnos con este asunto. A tu esposo no le va a ser fácil ganar la custodia, Pero tienes que ser fuerte Elena, la batalla apenas va a comenzar.

— Lo seré, lo prometo que lo seré, lucharé por mi hija y por mi libertad. — Aseguró la mujer pelinegra.

Emma asintió, después de anunciarse en recepción las dos mujeres subieron al quinceavo piso en dónde estaba la oficina del CEO.

Al llegar con la secretaria, Elena espero afuera mientras Emma entraba a presentarse con Rafael. El hombre apenas la vió llegar sus ojos no podían quitarle la mirada de encima. Estaba luchando contra lo que sintió al ver de nuevo a su viejo amor. Ella le seguía atrayendo igual o más que antes.

— Ya estoy aquí Rafael. Mi amiga Elena está afuera en espera de lo que ordenes. He cumplido mi parte, espero que tú cumplas la tuya. — La pelirroja se sentía atraída ante la figura masculina tan perfecta. El ojiverde era como un dios celestial que despertaba esos sentimientos que ella guardó y que creyó que no volverían a salir a la luz.

— ¿Creés que soy capaz de faltar a mi palabra? — Preguntaba el hombre con una ceja enarcada. — El hombre se puso de pie y se acercó peligrosamente a ella.

— ¿Qué... que haces?

— Inspeccionó a mi nueva asistente, debo decir que estás más que cualificada para el puesto. — El CEO tomó el teléfono y ordenó a su secretaria. — Que la señorita Elena vaya al departamento administrativo, el puesto de supervisora es de ella. También que pase a recursos humanos a firmar su contrato.

— Enseguida señor Mendoza. Yo misma la llevaré al departamento de contabilidad.

— Bien. — El empresario cortó la llamada. — Listo, ya tu amiga tiene trabajo. ¿Satisfecha?

— Si, pero... ¿Qué hay de mi contrato? Se supone que también debo pasar a recursos humanos, ¿O no? — La azul mirada de la pelirroja estaba fija en el atractivo hombre vestido de traje.

— Oh, eso lo tengo justo aquí. — Con movimientos seguros el hombre volvió a su silla y le mostró el conjunto de tres hojas. — Siéntate y léelo detenidamente, si estás de acuerdo con todo solo fírmalo. — Rafael se sacó la fina pluma de su bolsillo y se la dejó a Emma cerca del contrato.

Emma sentía que si firmaba ese contrato estaría firmando con un apuesto demonio que quizá le robaría el alma. Pero ya era tarde para echarse para atrás, así que comenzó a leerlo.

El CEO miraba de reojo como los bellos ojos azules de su ex novia de secundaria se movían de un lado a otro, él esperaba el momento de la pelea.

— ¿Qué...? ¡Aquí dice que si el CEO necesita de alguna cosa personal yo estaré obligada a atenderle, también dice que no podré tener novio por lo menos el primer año de trabajo! ¿Qué demonios significa esto, Rafael?

En respuesta Emma recibió una penetrante mirada del hombre.

— Soy tu CEO, que no se te olvide. Creo que tendré que enseñarle modales a esa boquita tuya.

— ¿Qué...? !Noooo! Es solo que... ¿De que clase de atenciones personales estamos hablando? — Emma enarcó una ceja, necesitaba saber a qué se refería exactamente.

— ¿No me digas que temes a que te obligue a hacer algo indebido? Pero que mente tan maquiavélica tienes querida, aunque...

— ¡¿Aunque que?! — Emma estaba comenzando a sudar frio, pasó la mano por su frente, él no podía estarse refiriendo a... —¡Déjate de juegos Rafael, no voy a hacer nada que...!

— Vamos Tranquilizate, lo que está escrito ahí se refiere a algún evento o situación extraordinaria que se llegue a presentar. Esa imaginación tuya es preocupante, ¿Sabías?

La pelirroja se calmó un poco y siguió leyendo.

— No lo sé, este contrato parece ser una trampa. ¡No veo ningún beneficio para mí, tú lo que quieres es una esclava, no una asistente!

— Soy un hombre muy ocupado, es entendible que mi personal también lo esté, ¿Qué tiene eso de extraño señorita De León?

— Yo... ¿Y si me niego a firmar?

— Viniste a mí a pedirme ayuda, cumplí con mi parte, y ahora no quieres cumplir con la tuya. Está bien, tendrás que decirle a tu amiga que no se quedará con el trabajo, y que puede retirarse de la compañía.

— ¡Rafael, tu no serías capaz, Elena necesita el trabajo para comenzar el juicio de custodia, ten compasión, te lo ruego!

— No soy un CEO que se permita ser estafado tan fácilmente, si quieres que tú amiga trabaje en mi compañía, tendrás que cumplir tu parte del trato, de lo contrario no le permitiré quedarse.

Emma lo pensó solo unos segundos, al final tomó la fina pluma y estampó su firma en el documento. En ese momento no tenía otra opción, lo tenía que hacer por Elena.

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