Emma entró a su modesto departamento, tenía lo básico y estaba impecable, ella era una joven muy ordenada, y si tenía lo que necesitaba para ella estaba bien. Después de botar su bolso y sus zapatillas se masajeó los pies sobre las medias. — ¡Carajo, como me duelen los pies, otro día más de compras con esa mujer y se me destrozan! La pelirroja llegó hasta su nevera de puntitas para tomar una de las cervezas que tenía helando ahí. Por dios que la necesitaba, había descubierto que su viejo amor estaba comprometido. — Ahhh... Rafael, ¿Por qué no me dijiste que... Estabas comprometido? ¡Tuve que enterarme por esa rubia adicta a las compras, me siento tan ridícula, tan... idiota... Sé que no significó nada para ti, que lo nuestro quedó en el pasado, pero...! Duele... Emma no soportó más, ella se rompió en la soledad de su pequeña sala. Lágrimas ardientes rodaban por sus mejillas, se lamentaba por haber sido tan estúpida y no darse cuenta de que la habían estado engañando, de t
El joven CEO Mendoza estaba sin palabras con lo que acababa de escuchar, no tenía idea de que eso que mencionaban había sucedido. estaba tan molesto que apenas podía disimularlo. Buscaría a Joana y le pondría un alto. — ¡¿De que diablos estás hablando?! Cuando salí de viaje Emma estaba en mi oficina. — ¡No finjas que no lo sabes, tu prometida se la llevó con ella para que le sirviera de mandadera cargando todas sus inútiles compras, y te lo advierto Rafael, no te voy a permitir que le des ni tú, ni la engreída de Joana, ese trato a Emma! — Ya te dije que no estaba enterado del asunto, y sobre mis decisiones Doménico, tú no vas a venir a decirme que hacer y que no. Yo solucionaré mis asuntos. — Eso espero, o... ¿Por qué no me la das? Emma puede trabajar con Dominic y conmigo, y no de asistente, puede tener un mejor puesto y mejor salario, pero sobre todo va a estar lejos de la serpiente esa con la que te vas a casar. En ese momento el instinto posesivo de Rafael se activ
El CEO Mendoza había ido al centro comercial a verse con su prometida, necesitaba hablar urgentemente con ella, más no se espero encontrarse con su bella asistente. — ¡Ra... Rafael...! — Emma ya le había dicho de todo a su jefe, tarde se dió cuenta de quien se trataba. Cuando se encontró la mirada verde, ya una perfecta ceja estaba enarcada. — ¿Que estoy ciego? Tú fuiste quien chocó conmigo por estar mirando a ese animal. ¡Eres tú quien deberías de tener más cuidado! — Amanecimos de malas, ¿Eh? — ¿Qué dijiste? — El hombre se hizo como que no habia escuchado, quería ver si se atrevía a repetir sus palabras. — Eh, dije que... que bueno que ya estás de regreso en la ciudad. Espero que te haya ido muy bien en tu viaje de negocios, te veré mañana en la oficina, chao. Emma encaminó sus pasos hacia la salida, ella seguía batallando con el conejillo de indias y sus accesorios, pero no pensaba detenerse a seguir hablando con su jefe, no cuando le ocultó que estaba comprome
De camino a su mansión en dónde se había quedado de ver con su amigo de la universidad. Rafael recibió una llamada de su prometida, no deseaba contestarle pero si no lo hacía Joana le estaría marcando lo que restaba del día y la noche. — ¿Qué pasa Joana? — ¿Cómo me preguntas que que pasa Rafael? ¡Sigo aquí esperándote en el restaurante de la plaza en dónde quedamos de vernos y tú no te has dignado a aparecer! ¿Qué piensas que soy? ¡Soy tu prometida, tu futura esposa, no puedes dejarme plantada así como así! — Se me presentó un asunto importante, no tengo tiempo para tus dramas. — ¡Rafael, no te atrevas a colgarme, si lo haces iré a ver a tu abuelo para contarle como te estás comportando! Estoy segura que a él no le va a gustar nada. La mirada del CEO se entrecerró, quería hablar, pues hablarían. — Hablemos entonces, me enteré de que sacaste a mi asistente personal para que hiciera tus mandados. ¿Me puedes explicar por qué te tomaste esa libertad con mi personal? — A
Después de darle un sorbo al vaso de whisky que sostenía en su mano. El CEO Mendoza que tenía a su amigo esperando su respuesta, habló. — Es la chica más hermosa que alguna vez haya visto, tiene unos grandes ojos azules, un cabello rojizo y largo, sus labios son... carnosos y rosados, es mucho más inteligente de lo que parece y... ¡Tiene un carácter de los mil diablos, a veces me dan ganas de apretar su fino y blanco cuello! Concluía así la descripción de Emma a su amigo ruso. — Vaya, si que es peculiar, lo que no entiendo es por qué no has roto ese compromiso absurdo. Si te casas sin amar a tu esposa vas a ser muy infeliz, Rafael. — Eso ya lo sé, y ahora para colmo uno de los mellizos Lombardi me ha dicho de frente que está enamorado de ella. — ¿Cómo? Pero si ustedes han sido amigos todos la vida. No puede confesarle su amor estando tú de por medio. — Voy a casarme Alexander, no puedo retener a emma para siempre aunque es lo que más deseo hacer. — Siendo de esa for
Las palabras del asistente, primero animaron al CEO. Pero después lo tiraron hasta el suelo. ¿Sería posible que Emma lo odiara tanto como para ponerle su nombre al cobayo? Si así era sabía que se lo tenía merecido. Después de tomarse el café que tanto le hacía falta por la cruda fatal que se cargaba, salieron a reunirse con los socios. — ¿Llevas ya los contratos que vamos a presentarles, Emma? — Si, aquí llevo todo lo que vamos a necesitar. ¿Y... el asistente Rogelio no viene con nosotros? — Preguntaba la pelirroja, estar tanto tiempo a solas con ese hombre no le auguraba nada bueno. — ¿Qué pasa? ¿No estás segura de tus capacidades? Pensé que querías mostrar tus habilidades, ¿Me equivoco? — No... Claro que puedo con esta reunión yo sola. — La joven movía la mano en negación, ambos subieron al elevador privado del empresario, cuando el imprimió los botones para la planta baja, se acercó demasiado a Emma, ella se paralizó al sentir su calor, aspirar su varonil perfume la e
Emma recordó que escuchó un mensaje en su teléfono pero en ese mismo momento el cobayo comenzó a hacer ruiditos adorables y ella se quedó entretenida escuchándolo. Entonces no lo abrió, pudo ser el mensaje de su enfadado jefe. — ¿Tú... Me enviaste un archivo? Debiste haberte equivocado, y enviárselo a otra persona, a mí no me llegó nada. — Emma negaba que algo le hubiese llegado. — Dirijo una compañía internacional con cientos de empresas de las que me hago cargo, ¡¿De verdad estás queriendo decir que no estoy seguro de haberte enviado un simple archivo?! Saca tu teléfono, ahora mismo vamos a salir de dudas. En dónde esté ese archivo ahí y no lo hayas ni siquiera abierto, te voy a apretar ese blanco cuello que tienes. Emma sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, en realidad no estaba segura de no haber recibido el bendito archivo, pero... ¿Ahora como podía hacer para calmar al enfadado CEO? — Me... quedé sin carga, es mejor que me digas lo que debo saber a grandes rasgos y así
El CEO no se esperaba recibir esa llamada de su abuelo. Por lo visto Joana al cortarle la llamada decidió llamar a su abuelo para manipularlo con su llanto. — Abuelo, estoy en medio de una reunión con los Medina, tengo que dejarte después hablamos. — ¡Rafael... Rafael no me vayas a cortar la llamada muchacho obstinado! Pero era tarde, el CEO ya había colgado, solo se quedó unos segundos más afuera enviando un mensaje. Dentro del restaurante la que no la estaba pasando nada bien era Emma, el menor de los Medina había quedado prensado de su belleza y al ser solo la asistente de un empresario, importante, si. Pero al fin y al cabo una simple empleada, creyó que tenía oportunidad para llevársela a la cama. — Lindura, ¿Desde cuándo trabajas para el CEO Mendoza? — Soy la señorita De León, con él señor Mendoza trabajo desde hace poco tiempo. Señores Medina, si tienen alguna otra duda pueden preguntarme y se las aclararé. — Lo que yo quiero es tenerte en mi cama desnuda y co