Los celos comienzan a surgir.

Las palabras del asistente, primero animaron al CEO. Pero después lo tiraron hasta el suelo. ¿Sería posible que Emma lo odiara tanto como para ponerle su nombre al cobayo? Si así era sabía que se lo tenía merecido.

Después de tomarse el café que tanto le hacía falta por la cruda fatal que se cargaba, salieron a reunirse con los socios.

— ¿Llevas ya los contratos que vamos a presentarles, Emma?

— Si, aquí llevo todo lo que vamos a necesitar. ¿Y... el asistente Rogelio no viene con nosotros? — Preguntaba la pelirroja, estar tanto tiempo a solas con ese hombre no le auguraba nada bueno.

— ¿Qué pasa? ¿No estás segura de tus capacidades? Pensé que querías mostrar tus habilidades, ¿Me equivoco?

— No... Claro que puedo con esta reunión yo sola. — La joven movía la mano en negación, ambos subieron al elevador privado del empresario, cuando el imprimió los botones para la planta baja, se acercó demasiado a Emma, ella se paralizó al sentir su calor, aspirar su varonil perfume la e
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