Mientras tanto el asistente Rogelio llegaba a su casa y ponía al cobayo en su sala de estar. El justo se sentaba frente a él — Ahhh... Creo que no me pagan lo suficiente como para también cuidar de una mascota... Afortunadamente el hombre vivía solo. No tenía novia, ni amante, ni esposa, así que por un momento pensó que le vendría bien la compañía del cobayo y lo sacó de su jaula para jugar con el y darle un poco de lechuga. Kui... kui... kui... — Tienes muchas energías, eh... (...) Emma se quedó en silencio por unos momentos, no quería despertar al CEO pero tenía muchas ganas de hacer pipí. Despacio quitó los dos brazos del hombre de encima suyo y corrió al sanitario. — Oh, carajo, me duela la... ahhh... Tendrá algún analgésico Rafael por por aquí. — La pelirroja buscaba por ahí pero no encontró nada. Estaba por regresar a la cama pero tenía dificultad para caminar. Más al abrir la puerta, el atractivo hombre se encontraba del otro lado, a punto de abrir. — Emma
De regreso en el auto, Emma tenía puesta ropa deportiva de Rafael, le quedaba bastante holgada, ella era espigada y alta. La pelirroja lo observaba mientras el conducía. — ¿Quieres preguntarme algo? Si es así puedes hacerlo. — No es una pregunta, Rafael, creo que lo que hicimos estuvo mal. — ¿Por qué dices eso? No está mal hacer el amor si amas a alguien. — Creo que tú no estás consciente de lo que acabamos de hacer. Estás comprometido y a punto de casarte Rafael, y yo... Yo no voy a ser tu amante. — Nadie te ha pedido que lo seas, jamás he pensado en ti de esa manera. Estoy enamorado de ti Emma, ¿Qué no lo he dejado claro? ¿En verdad crees que habría tomado si no tuviera sentimientos por ti? No soy un hombre que se deje llevar por la pasión de un momento. — Esto... Fué un error, no debimos. Tienes una relación, no eres un hombre libre, debí detenerme, pero no lo hice y soy culpable por eso. Tampoco tú te detuviste, ¿Por qué? — No me detuve a hacerte mia por qué.
Después de asegurarse de dejar a Emma en su departamento, el CEO Mendoza salió de inmediato a ver a su abuelo. Le preocupaba muchísimo que algo malo le sucediera. Era su única familia cercana, no tenía padres, ni hermanos, pisó el acelerador hasta el fondo yendo a toda velocidad. Cuando el empresario llegó a la exclusiva clínica ya lo estaban esperando. Su presencia y elegancia imponían. — Señor, gracias a dios que ya está aquí. Su abuelo ha estado muy inestable y lo está llamando. — Llévame con él. — Dijo el hombre a secas. — El mayordomo lo guió por el elevador, después de estar en urgencias y hacerle varios estudios, habían subido al señor Mendoza a una habitación privada. La puerta se abrió y el CEO pasó su verde mirada por toda la habitación, el lugar estaba inmaculado, el hombre maduro estaba con aparatos que tenían cables con chupones pegados al pecho, tenía también una intravenosa puesta por dónde le estaban pasando medicamentos, se veía pálido y cansado. Al escu
El CEO Mendoza, no volteó atrás, se había dado cuenta de que su querido abuelo no era el hombre que él había pensado que era. Su naturaleza era demasiado frívola y egoísta. Rafael pudo ver la verdadera cara del padre de su padre, no era íntegro, no tenía sentimientos por nadie, era frío, no se preocupaba por él realmente, y... sobee todo no lo quería de la misma forma que él. — Cómo pude equivocarme tanto contigo abuelo. Siempre pensé que tú eras la persona que más me quería en el mundo después de perder a mis padres... — Esa noche a Rafael se le hizo una profunda herida en el corazón, su propio abuelo se la había hecho. Durante la madrugada había sido llamado constantemente del celular de su abuelo, pero no respondió, al final apagó el teléfono para intentar descansar, ese día había sido el más feliz de su vida, y también el más triste, era como si su querido abuelo hubiese muerto para él. Al día siguiente al llegar a la compañía, Emma se encontró con Elena justo en recepci
Emma ahogó un gemido, el ardiente beso de Rafael le calentó la piel... y algo más. Si él se lo pidiera se entregaría sin reservas de nuevo a sus brazos y a sus besos. — Deja... Deja ya de besarme, por favor Rafael... No seas malo conmigo. — La pelirroja suplicaba al CEO que dejara de tocarla y de besarla. Kui... kui... kui... El pequeño cobayo se ponía intranquilo como si supiera que su dueña y madre estuviera a punto de ser cómoda por un feroz lobo. — No voy a hacerte nada... Aquí... Además parece que alguien aquí está intranquilo por su dueña, cobayo, ella es mía, deberías devolverlo a la tienda, Emma. — ¿Qué...? !A los hijos no se les devuelve Rafael! El señor CM es como mi cobayijo, no voy a abandonarlo. — Ahhh... ¿Por qué lo llamaste como yo? Es un cobayo, ¿Acaso me odiabas tanto? — No... Bueno, quizás tal vez un poco... No le dijiste que estabas comprometido, te lo callaste Rafael, ¿Qué carajos pretendías hacer? — Emma se cruzó de brazos. Rafael se puso de p
El despacho se quedó en total silencio, ni el abogado, ni la mujer que decía ser la mejor amiga de la que acababa de admitir que había sido la amante de Ethan Mendía, se hubiesen esperado tal confesión. Elena estaba muda, no pudo decir una palabra. — Déjame explicarte, fuí la novia y asistente de ese desgraciado por años, y al parecer también muy estúpida porque nunca me di cuenta de que estaba casado y que tenía una hija, lo supe apenas ese día por ese mensaje que le enviaste, y por supuesto lo enfrenté y terminé con él de inmediato. — ¡Emma...! ¿Tú...? — ¡Te juro por lo que más quiero que yo no sabía nada, Ethan me mintió siempre. Nunca me habló de ti o de Ali, ese canalla miserable jugó con las dos! Aún así me siento muy culpable por causarte dolor, tú eres alguien que no merece que nadie le cause daño. ¿Esperó... Espero que puedas perdonarme algún día, Elena...? La joven pelirroja estaba realmente afligida y apenada con su amiga. — Está bien, te creo Emma, sé la cl
Los videos y fotos eran pruebas contundentes, el jefe y los compañeros de trabajo de Ethan lo estaban viendo con sus propios ojos, y debido a que la compañía tenía un estricto ambiente conservador, razón por la cual Mendía se negaba a firmarle el divorcio a Elena. Todos los vieron de la forma más despreciante. — ¿Y todavía te atreves a decir que no eres tú, eh? ¡Mírate en estas fotos, Mirate en estos vídeos. Eres tú siendo infiel a tu esposa, debería darte vergüenza, Ethan Mendía! El ejecutivo se acercó a mirar más de cerca lo que tenían en su contra, solo para darse cuenta de que si, en realidad era él, hasta entonces pudo reconocer de quien se trataba, Emma no se había quitado los lentes y el cubrebocas, pero eran los lugares conocidos a cuando ellos tenían una relación de noviazgo. — ¡Emma... eres tú! ¡Maldita perra, vas a pagar por esto! ¿Dónde estás? — Para cuando Ethan levantó la mirada buscando a la mujer que había llegado a exponer sus aventuras extra maritales. Ella
El asistente Rogelio sentía ahogarse estando en el mismo espacio que su jefe, ahora se veía furioso, incluso el sonido que hacía al teclear su computadora personal era brusco. El celular del CEO volvió a timbrar, el hombre echó un vistazo a la pantalla, se trataba nada menos que de Joana. — ¿Dime? — ¡Rafael, tenemos que hablar, has estado prácticamente desaparecido, no te has mostrado interesado para nada en nuestra boda! ¡Necesito saber a qué lugar iremos de luna de miel para preparar mis atuendos! — Joana, tiene razón, tenemos que hablar, te veo en el restaurante Olimpia en... — El CEO checó su reloj. — En media hora. — ¡De verdad Rafael, ahí estaré sin falta! Aprovecharemos para platicar sobre mi atuendo para la noche de bodas... ¿Rafael sigues ahí? ¡Rafael...! El empresario había colgado la llamada sin siquiera despedirse, en realidad el hombre no soportaba ni siquiera escuchar la voz de la rubia. — Jefe, ¿Va a salir? ¿Si gusta puedo acompañarlo? — No, está b