Ya en América, Emma llegaba a la mansión De León, sus padres la habían recibido con los brazos abiertos. Ella se sentía querida en casa, solo que su corazón no lograba sanar. Esa tarde La pelirroja tomaba café en la sala de estar con sus padres, ella trataba de sonreír pero la tristeza que había en sus ojos era muy evidente. — !Cariño, sabemos que las cosas con ese hombre que te lastimó no resultaron nada bien, pero tienes que seguir adelante, te espera un futuro hermoso. Olvídalo Emma, deja atrás esa terrible experiencia y vuelve a vivir! — Pedía el señor De León a su querida hija. — No te preocupes por mí, papá, voy a estar bien. Solo necesito... un poco de tiempo... (...) En la mansión Leyva, el padre de Angelo, el CEO Angel Leyva. Recibía a su hijo con los brazos abiertos. — ¡Angelo hijo, bienvenido a casa. Ya me enteré de que te fué magníficamente bien en la convención! — No exageres papá, estuve bien, eso es todo. — !Como siempre eres demasiado modesto. Pero
El señor Leyva solamente quería la felicidad de su hijo, al igual que los señores De León querían ver a su preciada hija feliz y con un buen hombre a su lado. Solo era cuestión de que los jóvenes cooperaran. — Mamá, papá, sé que no hacen esto con malas intenciones, que Angelo Leyva es un hombre impresionante, pero... No estoy enamorada de él, yo... Sigo enamorada de... quién se casó con otra mujer, y aunque sé que entre nosotros nunca habrá nada de nuevo. No puedo obviar mis sentimientos. — Pero cariño, no te cierres a la posibilidad de este matrimonio, sabemos que no estás enamorada del CEO Leyva, pero... Quizás con el tiempo pueda llegar a nacer el amor entre ustedes. ¿Por qué no le das una oportunidad? Solo piénsalo princesa. El señor De León ya no quería seguir viendo así de triste a su hija, quería que ella tuviera un buen compañero que le diera la vida que merecía y que la cuidara. — Ahhh... Está bien papá, lo voy a pensar, ahora subiré a descansar un poco. — La jove
En la universidad, la bella Kei se encontraba haciendo un trabajo en equipo. Ella terminó y recogió sus libros, más apenas salió de la biblioteca de la exclusiva y prestigiosa universidad, se encontró con un amigo que estudiaba literatura moderna. — Hola Kei, supe que vendrías a hacer un trabajo con tus compañeros, entonces yo... ¿Me preguntaba si... vamos por un helado? — ¿Quieres ir a por un helado, Maurice? ¡Justo estaba pensando en que me apetecía mucho ir a por uno! El apuesto escritor sonrió, su cabello castaño claro ligeramente largo se movía con el viento. Kei no lo sabía pero Maurice era un heredero millonario que era muy asediado por las mujeres. Era atractivo, rico, con excelente educación y modales. — Vamos, mi coche está por aquí. — Maurice guió a la joven Ivanov hasta un costoso Maserati negro. Por supuesto que a Kei no le impresionó, sus hermanos y su padre tenían autos muy costosos y de edición limitada. — ¿Como va la carrera? ¿Se te está siendo pesado e
La mirada molesta de la bella rubia fulminaba al apuesto empresario. La había metido en problemas deliberadamente. La chica tomó el teléfono de alta gama de muy mala gana. — Alexander, soy yo, key, solo vine al centro comercial con un compañero de la universidad a tomar un helado, ¿Qué de malo tiene eso? — No tiene nada de malo, pero eres nuestra hermana menor y es nuestro deber cuidarte, para que un chico pueda invitarte a cualquier lugar, primero tiene que pedirle permiso a papá y obtener su aprobación, eso ya lo sabes señorita. — !Es que ustedes piensan que vivimos en el siglo pasado, Alexander, no me parece que tenga que pedir permiso para todo, soy una mujer que es dueña de sus decisiones y que es libre. Puedo ir a dónde me plazca si así lo quiero! La joven estaba muy molesta, ella defendía su derecho a decidir y a ser libre de ir a dónde quisiera. Incluso enfrentaba a su hermano mayor, lo que no era tan buena idea. — ¡Escúchame bien Kei, vas a ir a casa ya mismo
El CEO conducía con esa elegancia digna de los hombres Lombardi, había conseguido llevar con él a Kei, no le había dado opción para poder rechazarlo. — Ahora sí que te pasaste Dominic, ¿Qué tiene de malo que un chico apuesto y caballeroso guste de mí? ¡Tengo derecho a vivir mi vida. No voy a quedarme para vestir santos a pesar de que tenga todo en contra! — ¿Me estás reclamando algo, preciosa? — La pregunta iba con un toque de sarcasmo de parte del empresario. — !Por supuesto que te estoy reclamando algo! ¡No solamente fuiste grosero con Maurice, si no que llamaste a Alexander para delatarme que estaba en el centro comercial con él! ¿Qué rayos es lo que te pasa? ¿Por qué te convertiste en un sapo? Doménico tenía sus manos aferradas con mucha fuerza al volante. Estaba muy, muy, furioso. — ¡Mujercita sin vergüenza! ¿Acaso ya se te olvidaron los besos que te dí en la feria? !No tenía idea de que andabas por ahí besando a cualquiera sin importarte su identidad. De haberlo s
Parecía que el escritor se había estado reservando el momento de regresarle los desaires y groserías al arrogante hombre vestido con traje de diseñador. El CEO Lombardi fulminó con la mirada al hombre castaño. Había heredado el color de los ojos de su padre y también esa mirada intensa y aterradora. Por supuesto que no se iba a dejar ridiculizar delante de su futura suegra. — ¿Pero que estás diciendo? Tú eres el colado aquí, yo tengo una cita formal con el señor Ivanov en justo... — El apuesto CEO miró su costoso reloj. — Cinco minutos. — ¿Doménico, precisamente hoy tenías que venir a ver a mi padre? Deberías de ser más caballeroso y cederle el lugar a Maurice. — Señorita Key, ¿Yo hago la cita con tu ocupado padre y este tipo va a beneficiarse de mi trabajo? ¡Qué haga la suya! — Dom, por supuesto que se negó. — Dijiste cinco minutos, ¿Cierto, CEO gruñón? ¡Bueno... Maurice, aprovechemos ese tiempo, vamos al despacho! — La rubia tomó del brazo al escritor y lo llevó a ver
No por ser un Lombardi, Sergey Ivanov iba a tener clemencia con Dominic, y eso él lo sabía muy bien, lo había tomado en cuenta cuando decidió concertar una cita con el CEO ruso. — ¡¿Cómo te atreves a pedirle permiso al señor Ivanov para ser novio de Kei, Lombardi?! !Sabes muy bien que ella está conmigo, que salió conmigo, me trajo aquí para que hablara con su padre y le pidiera su aprobación para vernos! — Maurice... Maurice... Kei solamente estaba siendo coqueta contigo, cosa por la cual ya la castigué, ella no debería de estar dándote alas porque me tiene a mí. — ¿Qué estás diciendo gemelo Lombardi? ¡¿Qué le hiciste a mi hija?! ¿Te olvidas de que estás frente a su padre? — El ruso ahora estaba más enfadado con los dos hombres que tenía enfrente. — Claramente el escritor estaba bastante molesto. — Respóndele al señor Ivanov, ¿Qué te atreviste a hacerle a Kei? Creo que... Con todo respeto señor, Pero usted estaría demente si permitiera que este psicópata fuera su yerno.
El CEO ruso no entendía que hacía un trillizo Valentain en su casa. Pero por supuesto que lo haría pasar. Dominic se tenso en ese momento, él también se preguntaba que hacía ese trillizo ahí. — Adelante Ares. Entra. El apuesto CEO llegaba vestido en un traje hecho a medida color gris combinado con camisa y corbata negra, el saco largo fino y abrigador le daba un magnífico toque elegante. Ares caminó hasta el hombre ruso mientras se quitaba los guantes. — Tío Sergey, ¿Cuánto tiempo de no vernos? Apenas llegué a América, quise venir a saludarte, por cierto, la tía Isabella sigue siendo igual de bella que siempre, eso explica lo hermosa que es Kei, no puedo dejar de pensar en los nietos tan adorables y lindos que te dará en el futuro. — ¿Nietos...? Pero... ¿De que hablas? Si mi princesa es muy joven aún. El atractivo trillizo hablaba con su tío mientras sonreía, Pero dejarse llevar por esa extraña sonrisa no era nada bueno. — Bueno, supongo que habrá muchos candidatos