La rubia no tuvo reparos en llevarse a la nueva asistente de su prometido pese a que Rogelio quiso interceder por la chica pelirroja. La petulante mujer llegó a la exclusiva tienda de novias, Emma la seguía cargando las bolsas de compras. — Señorita Montez, que placer tenerla por aquí, ¿En qué podemos ayudarle? — La supervisora se encargaba de recibir a la millonaria clienta. — Quiero ver vestidos para damas, además quiero probarme un vestido blanco para la recepción. Algo que sea moderno e impactante. Asistente pide que me traigan campaña. — La mujer le ordenaba de forma despectiva las cosas a la pelirroja. — Enseguida la pido. — La pelirroja no podía creer que tuviera que hacer ese trabajo tan denigrante, ser la suela que esa engreída pisara. — Te juro Elena que si no fuera por ti y tú pequeña ya habría mandado todo al diablo. — Se decía la asistente Esa mañana hasta la tarde fué explotada al máximo, cargo docenas de bolsas y tuvo que soportar a la indeseable mujer que
Emma entró a su modesto departamento, tenía lo básico y estaba impecable, ella era una joven muy ordenada, y si tenía lo que necesitaba para ella estaba bien. Después de botar su bolso y sus zapatillas se masajeó los pies sobre las medias. — ¡Carajo, como me duelen los pies, otro día más de compras con esa mujer y se me destrozan! La pelirroja llegó hasta su nevera de puntitas para tomar una de las cervezas que tenía helando ahí. Por dios que la necesitaba, había descubierto que su viejo amor estaba comprometido. — Ahhh... Rafael, ¿Por qué no me dijiste que... Estabas comprometido? ¡Tuve que enterarme por esa rubia adicta a las compras, me siento tan ridícula, tan... idiota... Sé que no significó nada para ti, que lo nuestro quedó en el pasado, pero...! Duele... Emma no soportó más, ella se rompió en la soledad de su pequeña sala. Lágrimas ardientes rodaban por sus mejillas, se lamentaba por haber sido tan estúpida y no darse cuenta de que la habían estado engañando, de t
El joven CEO Mendoza estaba sin palabras con lo que acababa de escuchar, no tenía idea de que eso que mencionaban había sucedido. estaba tan molesto que apenas podía disimularlo. Buscaría a Joana y le pondría un alto. — ¡¿De que diablos estás hablando?! Cuando salí de viaje Emma estaba en mi oficina. — ¡No finjas que no lo sabes, tu prometida se la llevó con ella para que le sirviera de mandadera cargando todas sus inútiles compras, y te lo advierto Rafael, no te voy a permitir que le des ni tú, ni la engreída de Joana, ese trato a Emma! — Ya te dije que no estaba enterado del asunto, y sobre mis decisiones Doménico, tú no vas a venir a decirme que hacer y que no. Yo solucionaré mis asuntos. — Eso espero, o... ¿Por qué no me la das? Emma puede trabajar con Dominic y conmigo, y no de asistente, puede tener un mejor puesto y mejor salario, pero sobre todo va a estar lejos de la serpiente esa con la que te vas a casar. En ese momento el instinto posesivo de Rafael se activ
El CEO Mendoza había ido al centro comercial a verse con su prometida, necesitaba hablar urgentemente con ella, más no se espero encontrarse con su bella asistente. — ¡Ra... Rafael...! — Emma ya le había dicho de todo a su jefe, tarde se dió cuenta de quien se trataba. Cuando se encontró la mirada verde, ya una perfecta ceja estaba enarcada. — ¿Que estoy ciego? Tú fuiste quien chocó conmigo por estar mirando a ese animal. ¡Eres tú quien deberías de tener más cuidado! — Amanecimos de malas, ¿Eh? — ¿Qué dijiste? — El hombre se hizo como que no habia escuchado, quería ver si se atrevía a repetir sus palabras. — Eh, dije que... que bueno que ya estás de regreso en la ciudad. Espero que te haya ido muy bien en tu viaje de negocios, te veré mañana en la oficina, chao. Emma encaminó sus pasos hacia la salida, ella seguía batallando con el conejillo de indias y sus accesorios, pero no pensaba detenerse a seguir hablando con su jefe, no cuando le ocultó que estaba comprome
De camino a su mansión en dónde se había quedado de ver con su amigo de la universidad. Rafael recibió una llamada de su prometida, no deseaba contestarle pero si no lo hacía Joana le estaría marcando lo que restaba del día y la noche. — ¿Qué pasa Joana? — ¿Cómo me preguntas que que pasa Rafael? ¡Sigo aquí esperándote en el restaurante de la plaza en dónde quedamos de vernos y tú no te has dignado a aparecer! ¿Qué piensas que soy? ¡Soy tu prometida, tu futura esposa, no puedes dejarme plantada así como así! — Se me presentó un asunto importante, no tengo tiempo para tus dramas. — ¡Rafael, no te atrevas a colgarme, si lo haces iré a ver a tu abuelo para contarle como te estás comportando! Estoy segura que a él no le va a gustar nada. La mirada del CEO se entrecerró, quería hablar, pues hablarían. — Hablemos entonces, me enteré de que sacaste a mi asistente personal para que hiciera tus mandados. ¿Me puedes explicar por qué te tomaste esa libertad con mi personal? — A
Después de darle un sorbo al vaso de whisky que sostenía en su mano. El CEO Mendoza que tenía a su amigo esperando su respuesta, habló. — Es la chica más hermosa que alguna vez haya visto, tiene unos grandes ojos azules, un cabello rojizo y largo, sus labios son... carnosos y rosados, es mucho más inteligente de lo que parece y... ¡Tiene un carácter de los mil diablos, a veces me dan ganas de apretar su fino y blanco cuello! Concluía así la descripción de Emma a su amigo ruso. — Vaya, si que es peculiar, lo que no entiendo es por qué no has roto ese compromiso absurdo. Si te casas sin amar a tu esposa vas a ser muy infeliz, Rafael. — Eso ya lo sé, y ahora para colmo uno de los mellizos Lombardi me ha dicho de frente que está enamorado de ella. — ¿Cómo? Pero si ustedes han sido amigos todos la vida. No puede confesarle su amor estando tú de por medio. — Voy a casarme Alexander, no puedo retener a emma para siempre aunque es lo que más deseo hacer. — Siendo de esa for
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E