Apenas el beso terminó, los azules ojos ahora cristalinos y las mejillas sonrojadas de Kei, le resultaron adorables al CEO. En su vida había robado besos a algunas cuantas chicas, pero besar los dulces labios de Kei, sin duda había sido totalmente diferente. — Continuemos el paseo, querida, ¿"O... quieres que sigamos compartiendo ese delicioso algodón de azúcar"? — No... Sigamos por allá. — La bella rubia vió pasar a un niño y le obsequió su dulce, conservarlo sería peligroso, ella correría peligro con ese CEO que apenas prueba el dulce se vuelve loco. (...) Cómo Serena no dijo cuál era su restaurante favorito, Doménico la llevó a un lugar en donde tenías que reservar un lugar con al menos tres meses de anticipación. Los comensales de ese lugar disfrutaban deliciosos platillos, mientras que afuera muchos pedían la oportunidad para entrar, ni siquiera importaba que tuvieras dinero, si no tenías además un apellido importante, poder y mucho, mucho dinero, te sería imposib
Alexandro y Aleksey se habían ido a casa ya de madrugada del hospital, ellos habían hecho la última guardia, más el médico les dijo que el CEO Mendoza ya no iba a despertar hasta media mañana. Los cansados CEOS decidieron ir a dormir a sus camas. Con mucho batallar y tratando de detener a Rafael para que no hiciera una tontería que pusiera en riesgo su integridad física, pasaron unos pocos días hasta que llegó el momento de quitar los puntos en las heridas del joven CEO Mendoza. El médico entró con lo que iba a necesitar en un carrito especial y dos enfermeros más, él llevaba tijeras especiales y pinzas, además de gasas y agua oxigenada. — Señor Mendoza, ya pasó el tiempo necesario para que las costuras estén en su cuerpo, las voy a retirar todas hoy, en algunos lugares puede que duelan debido a que se encarnan. ¿Está bien? — Ya quítenme esto de una buena vez. — El humor de Rafael estaba más negro que la noche. — Rafaél ya quita esa cara, todo va a estar bien, mira, es ve
El CEO Mendoza fué directo a su despacho, ya ahí tomó una botella de whisky y comenzó a beber, no le importó que tuviera que tomar medicamentos. Necesitaba tranquilizarse y comenzar a tomar decisiones. Una llamada del abogado Adria De Luca, hijo de Adriano De Luca. lo sacó de sus pensamientos. — ¿Rafael? — Si, soy yo. — Que bueno que me respondes, necesito que pronto vengas a ratificar la demanda en contra de tu abuelo y del señor Montez por querer estafarte e intentar que contrajeras matrimonio obligadamente con Joana. — Dime cuando tengo que ir. Esa es una prioridad que no quiero seguir posponiendo. — Entonces te veo mañana a las diez de la mañana en los juzgados. Se puntual por favor. — Yo siempre soy puntual, Adrian. quiero que encierres a esos dos y que todo el peso de la ley caiga sobre ellos por arruinarme la maldita vida. Ese día y esa noche el CEO Mendoza no tuvo otra alternativa que repasar, su mayordomo lo atendió en todo lo que necesitó. Pero su tr
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe
Esa noche el millonario CEO Rafael Mendoza se quedó dormido en el sofá de la sala de su amigo observando a su antiguo amor. No fue hasta que el sol les dió a ambos en el rostro que despertaron. — ¡Carajo, me duele mucho la cabeza...! — La pelirroja se llevó las manos a la cabeza intentando atenuar el dolor. ¿En... dónde estoy? No conozco este lugar. — La jóven se puso de pie con dificultad, temía haber despertado con algún desconocido y haber hecho algo inapropiado, más cuando lo vió frente a ella, era él... Su amor de adolescencia, el hombre dormía en el sofá, Emma apenas alcanzó a ahogar un grito con su mano. El corazón de Emma parecía que se le iba a salir del pecho, ¿Qué diablos hacía su ex novio ahí? ¿Acaso él la había traído a su villa? El hombre que quiso con locura, Rafael Mendoza, yacía ahí dormido cubriéndose con su fino saco del frío. Estaba más apuesto de lo que lo recordaba, cabello oscuro, ojos verdes esmeralda tan profundos como el mar, sus gruesos y carnosos labi
La respuesta del CEO Mendoza fué tajante y hasta algo ruda. Emma no terminaba de discernir si su contestación le complacía o le disgustaba. Es decir, no quería volver a cometer el mismo error que cometió con Ethan y ser utilizada de nuevo. Bien decían que mezclar trabajo con romance nunca resultaba bueno. Pero a la misma vez se sintió un poco decepcionada. Al parecer su amor del pasado no conservaba ni un mínimo sentimiento por ella. — Okey... Entonces ha quedado claro. Mañana a primera hora estaré en tu oficina, llevaré a Elena para que las dos comencemos a trabajar. Ahora sí me voy. — Emma señaló la salida mientras comenzaba a caminar torpemente. — !Alto ahí! — El CEO volvió a detenerla. La pelirroja se detuvo como si la sola voz del hombre la paralizara. — ¿Y ahora qué, Rafael? Ya te dije que necesito marcharme. — Espera. El ojiverde caminó hasta ella y buscó su celular. Tecleó su número en el y se marcó. — ¡¿Qué diablos haces con mi celular?! ¡Esto es privad