El CEO Mendoza había ido al centro comercial a verse con su prometida, necesitaba hablar urgentemente con ella, más no se espero encontrarse con su bella asistente. — ¡Ra... Rafael...! — Emma ya le había dicho de todo a su jefe, tarde se dió cuenta de quien se trataba. Cuando se encontró la mirada verde, ya una perfecta ceja estaba enarcada. — ¿Que estoy ciego? Tú fuiste quien chocó conmigo por estar mirando a ese animal. ¡Eres tú quien deberías de tener más cuidado! — Amanecimos de malas, ¿Eh? — ¿Qué dijiste? — El hombre se hizo como que no habia escuchado, quería ver si se atrevía a repetir sus palabras. — Eh, dije que... que bueno que ya estás de regreso en la ciudad. Espero que te haya ido muy bien en tu viaje de negocios, te veré mañana en la oficina, chao. Emma encaminó sus pasos hacia la salida, ella seguía batallando con el conejillo de indias y sus accesorios, pero no pensaba detenerse a seguir hablando con su jefe, no cuando le ocultó que estaba comprome
De camino a su mansión en dónde se había quedado de ver con su amigo de la universidad. Rafael recibió una llamada de su prometida, no deseaba contestarle pero si no lo hacía Joana le estaría marcando lo que restaba del día y la noche. — ¿Qué pasa Joana? — ¿Cómo me preguntas que que pasa Rafael? ¡Sigo aquí esperándote en el restaurante de la plaza en dónde quedamos de vernos y tú no te has dignado a aparecer! ¿Qué piensas que soy? ¡Soy tu prometida, tu futura esposa, no puedes dejarme plantada así como así! — Se me presentó un asunto importante, no tengo tiempo para tus dramas. — ¡Rafael, no te atrevas a colgarme, si lo haces iré a ver a tu abuelo para contarle como te estás comportando! Estoy segura que a él no le va a gustar nada. La mirada del CEO se entrecerró, quería hablar, pues hablarían. — Hablemos entonces, me enteré de que sacaste a mi asistente personal para que hiciera tus mandados. ¿Me puedes explicar por qué te tomaste esa libertad con mi personal? — A
Después de darle un sorbo al vaso de whisky que sostenía en su mano. El CEO Mendoza que tenía a su amigo esperando su respuesta, habló. — Es la chica más hermosa que alguna vez haya visto, tiene unos grandes ojos azules, un cabello rojizo y largo, sus labios son... carnosos y rosados, es mucho más inteligente de lo que parece y... ¡Tiene un carácter de los mil diablos, a veces me dan ganas de apretar su fino y blanco cuello! Concluía así la descripción de Emma a su amigo ruso. — Vaya, si que es peculiar, lo que no entiendo es por qué no has roto ese compromiso absurdo. Si te casas sin amar a tu esposa vas a ser muy infeliz, Rafael. — Eso ya lo sé, y ahora para colmo uno de los mellizos Lombardi me ha dicho de frente que está enamorado de ella. — ¿Cómo? Pero si ustedes han sido amigos todos la vida. No puede confesarle su amor estando tú de por medio. — Voy a casarme Alexander, no puedo retener a emma para siempre aunque es lo que más deseo hacer. — Siendo de esa for
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe
Esa noche el millonario CEO Rafael Mendoza se quedó dormido en el sofá de la sala de su amigo observando a su antiguo amor. No fue hasta que el sol les dió a ambos en el rostro que despertaron. — ¡Carajo, me duele mucho la cabeza...! — La pelirroja se llevó las manos a la cabeza intentando atenuar el dolor. ¿En... dónde estoy? No conozco este lugar. — La jóven se puso de pie con dificultad, temía haber despertado con algún desconocido y haber hecho algo inapropiado, más cuando lo vió frente a ella, era él... Su amor de adolescencia, el hombre dormía en el sofá, Emma apenas alcanzó a ahogar un grito con su mano. El corazón de Emma parecía que se le iba a salir del pecho, ¿Qué diablos hacía su ex novio ahí? ¿Acaso él la había traído a su villa? El hombre que quiso con locura, Rafael Mendoza, yacía ahí dormido cubriéndose con su fino saco del frío. Estaba más apuesto de lo que lo recordaba, cabello oscuro, ojos verdes esmeralda tan profundos como el mar, sus gruesos y carnosos labi
La respuesta del CEO Mendoza fué tajante y hasta algo ruda. Emma no terminaba de discernir si su contestación le complacía o le disgustaba. Es decir, no quería volver a cometer el mismo error que cometió con Ethan y ser utilizada de nuevo. Bien decían que mezclar trabajo con romance nunca resultaba bueno. Pero a la misma vez se sintió un poco decepcionada. Al parecer su amor del pasado no conservaba ni un mínimo sentimiento por ella. — Okey... Entonces ha quedado claro. Mañana a primera hora estaré en tu oficina, llevaré a Elena para que las dos comencemos a trabajar. Ahora sí me voy. — Emma señaló la salida mientras comenzaba a caminar torpemente. — !Alto ahí! — El CEO volvió a detenerla. La pelirroja se detuvo como si la sola voz del hombre la paralizara. — ¿Y ahora qué, Rafael? Ya te dije que necesito marcharme. — Espera. El ojiverde caminó hasta ella y buscó su celular. Tecleó su número en el y se marcó. — ¡¿Qué diablos haces con mi celular?! ¡Esto es privad