Llegaste a mí
Llegaste a mí
Por: KYA_AYC
Capitulo 1.

Hace tres años

Emir

Mientras mi padre cortaba su jugoso filete, no pudo evitar preguntarme:

— ¿Ya han fijado la fecha de la boda?—

Suspiré, mi humor no era el mejor en esos días.

— Aún no padre— mi respuesta fue seca.

Aria, mi prometida, me había estado evitando con excusas poco convincentes, como el clásico "no tengo tiempo" que cualquiera puede usar. Me sentía confundido y preocupado. ¿Cómo era posible que Aria, una chica de veintitrés años sin muchas responsabilidades aparentes, estuviera tan ocupada?

La incertidumbre comenzó a pesar sobre mí, haciéndome preguntar qué podría estar pasando por la mente de Aria. ¿Había algún problema en nuestra relación que no habíamos abordado? ¿Existía algún conflicto interno que ella no quisiera compartir? Estas preguntas daban vueltas en mi cabeza, dejándome aún más confundido.

Convencido de la importancia de la comunicación abierta y honesta, decidí iniciar una conversación sincera con Aria. Quería comprender mejor su perspectiva y descubrir qué estaba sucediendo en su vida. Sabía que era crucial escuchar con empatía y sin juzgar para descubrir la raíz de su evasión.

Al mismo tiempo, comprendía la importancia de expresar claramente mis propias preocupaciones y sentimientos. Era fundamental que ambos tuviéramos la oportunidad de compartir y abordar cualquier problema o malentendido que pudiera existir entre nosotros.

Consciente de la importancia de mantener la armonía en nuestra relación, me preparé para una conversación tranquila y respetuosa. Buscaba la comprensión y el apoyo emocional mutuo, los pilares fundamentales para una relación sólida.

Me detuve por un momento, mis cubiertos descansaban sobre la mesa. Las palabras de mi padre resonaban en mi mente mientras sentía que mi apetito desaparecía.

— Sabes hijo, cada día que pasa me hago más viejo al igual que tú y tu madre — me dijo.

Suspiré y respondí con un tono reflexivo, tratando de expresar mi sentir sin generar confrontación:

—Lo sé, padre, solo no presiones las cosas.

Sentía que el peso se acumulaba, primero con Aria y ahora con mi padre. Mi dolor de cabeza se intensificaba, necesitaba un momento de paz.

Decidí levantarme de la mesa, dejando atrás mi apetito inconcluso. Mis pasos me llevaron a mi habitación, donde esperaba encontrar un poco de calma. Mi maleta estaba lista, una señal de que buscaba un respiro, un espacio donde poder encontrar algo de sosiego y claridad.

Hace unos meses, mi padre, Irán, tomó la decisión de dejarme a cargo de todos los negocios familiares, argumentando que cuando me casara él tendría más tiempo para mis futuros hijos. Pero, irónicamente, siento que quien realmente no tendrá mucho tiempo para ellos seré yo.

Me encuentro recostado en mi cama, con la mente llena de un solo nombre: Aria. Es más que evidente que estoy profundamente enamorado de ella. Cada vez que pienso en Aria, mi corazón se acelera y mis sentimientos se desbordan en una mezcla de emoción y alegría.

Mi mano instintivamente busca mi celular en el bolsillo, anhelando poder comunicarme con mi prometida. Pero para mi sorpresa, solo obtengo el tono interminable del buzón de voz.

— ¡Por los circuitos integrados! ¿Por qué demonios no contesta?— exclamó frustrado mientras me dejaba caer en la cama.

La incertidumbre empieza a invadir mi mente, imaginando todo tipo de posibilidades sobre qué podría estar pasando.

Suspiro profundamente, intentando encontrar algo de tranquilidad en medio de la frustración. Siento una mezcla de impaciencia y preocupación corriendo por mis circuitos.

"No tengo tiempo ahora, tengo mucha tarea"

Después de leer los mensajes de Aria, una sensación de decepción se apoderó de mí. Me pregunté qué había sucedido para que ella se alejara tanto en los últimos tiempos. Me esforcé por comprender que tenía muchas tareas y que su enfoque estaba en sus estudios, pero me resultaba difícil aceptar la falta de comunicación y la distancia entre nosotros.

Hace ocho años, conocí a una joven encantadora llamada Aria. Desde el momento en que la vi, supe que había algo especial en ella. Aria se convirtió en mi motivo de alegría y mi inspiración constante. A lo largo de los años,ella ha trabajado arduamente para conquistar mi corazón, y no fue un secreto para nadie que lo logró con éxito.

Nuestra relación creció y se fortaleció con el tiempo, y después de ocho maravillosos años de noviazgo, Aria y yo finalmente dimos el paso de comprometernos.

Aria proviene de una familia cálida y amorosa. Aunque no tienen la misma posición económica en la que nací. Su padre ha trabajado duro y ha brindado una vida estable para su familia, y eso es algo que admiro profundamente.

La tenue luz del sol que se filtraba por la ventana indicaba que la noche estaba llegando a su fin. Me preparé para dormir, consciente de que mañana sería otro día lleno de desafíos y preocupaciones.

*****

El sonido estridente de la alarma me sacó abruptamente de mis sueños. Me apresuré, sabía que tenía que tomar mi vuelo. Mientras me abrochaba el reloj, mis ojos se posaron en la mesita de noche, donde mi teléfono esperaba con la esperanza de un mensaje de mi prometida.

Con anhelo revisé la pantalla, buscando desesperadamente alguna señal de vida de Aria. Sin embargo, una oleada de decepciones me invadió al darme cuenta de que no había ningún mensaje de ella. Una sensación de vacío se apoderó de mí, aumentando mis preocupaciones sobre el estado de nuestra relación.

Aunque me sentí desalentado, me esforcé por no permitir que la tristeza me dominará. Sabía que tenía un vuelo importante que tomar y necesitaba mantenerme enfocado en el día que me esperaba. Con determinación, seguí adelante con los preparativos.

A veces me siento ridículo por seguir esperando lo mejor de las personas, especialmente de ella. Parece que aún no he aprendido la lección a pesar de todo. Resoplo para mí mismo, sintiendo la frustración y la decepción invadir mi ser.

A pesar de todo, decidí seguir adelante con mis tareas, tratando de agilizar todo lo que tenía por hacer. Quería preparar algo especial, una sorpresa para ella. Pensé que tal vez, en medio de mis esfuerzos, podría encontrar una forma de reavivar nuestra conexión y traer algo de luz a nuestra relación.

Sin embargo, lo que no sabía en ese momento era que el destino tenía preparada una sorpresa para mí.

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