Ana Esta noche asistiré a una cena bastante importante con todos los finalistas del concurso, así como con muchas personalidades influyentes del gremio, jefes de empresas y otros invitados destacados. En mi cama, tengo extendidos los tres vestidos que estoy considerando usar. No estoy segura de cuál elegir: el primer vestido es de un hermoso color turquesa, ajustado y de estilo elegante. El segundo vestido es de tono rosa palo, con un estilo que evoca la imagen de una diosa griega. Y el tercer vestido es de color blanco, con un diseño más sencillo y fresco. Cada uno de los vestidos tiene su propio encanto y potencial para destacar en la ocasión. El turquesa muestra confianza y sofisticación, el rosa palo evoca gracia y estilo atemporal, y el blanco irradia pureza y elegancia. Tomaré un momento para examinar cada opción y considerar qué mensaje quiero transmitir con mi apariencia esta noche. Quiero estar segura de que el vestido que elija refleje mi personalidad y me haga sentir cóm
EmirRevisé la hora en mi reloj y me di cuenta de que faltaban veinte minutos para que el evento diera comienzo. Me sentí un poco inquieto por llegar tan justo de tiempo.Bajé del coche y me dirigí hacia la entrada. Noté a mi secretaria parada en la puerta, visiblemente nerviosa.—Oh, ¡Señor Emir!— exclamó sobresaltada al verme.Aun así, seguí adentrándome en el edificio mientras ella me seguía muy de cerca. No me detuve a prestar atención a su nerviosismo y continué mi camino pensando en lo que podría encontrarme en el evento.—¿Ahora qué?—, pregunté sin mirarla, ya que tenía en mente centrarme en las situaciones que pudieran surgir durante el evento.—Eh... ha ocurrido un percance—, me dijo con voz titubeante. Me detuve en seco al escuchar sus palabras, sintiendo cierta preocupación por lo que podría haber pasado.—¿Qué tipo de percance?—, pregunté, colocando mis manos en los bolsillos y dando media vuelta para enfrentarla directamente. Quería obtener una respuesta clara y entender
Tomé un trozo de marisco y, con amabilidad, respondí: —En realidad, estoy aquí como finalista.—Mientras saboreaba el marisco, noté que el hombre parecía sorprendido y mencionó: —¿En verdad? Te ves muy joven.Agradecí su cumplido con una sonrisa y luego moví mis hombros, indicando que la edad no siempre define las capacidades.Las palabras del señor Emir, inesperadamente, salieron de su boca mientras parecía estar absorto en la conversación. Mencionó: —Normalmente suelen ser hombres los que asisten a este tipo de eventos y son muy pocas las mujeres que se gradúan en esta rama.El tono en que estas palabras salieron de su boca me puso incómoda, pero decidí responder con firmeza: —Tal vez en algunas partes del mundo esa sea la realidad, pero en México, las mujeres nos esforzamos constantemente por ser siempre mejores. No permitimos que las estadísticas o los estereotipos nos limiten. Estamos aquí para demostrar nuestro talento y capacidad en cualquier campo que elijamos, incluida est
EmirLa señorita extravagante siempre tenía su propio estilo y un carácter que no dejaba indiferente a nadie. Aunque su apariencia de angelito podría engañar a cualquiera, sabía que detrás de esa fachada se escondía una personalidad audaz y única.Decidí alejarme un momento de la mesa para acercarme a los accionistas y “convivir”, aunque en realidad, estos eventos eran principalmente para hablar de trabajo. Al fin y al cabo, es lo único que todos nosotros tenemos en común.Mientras me mezclaba en las conversaciones y charlas relacionadas con el mundo empresarial, aprovechaba para entablar nuevas conexiones y aprender más sobre las últimas tendencias y oportunidades en el mercado. Aunque en ocasiones estos eventos podían ser monótonos, siempre encontraba alguna conversación interesante que despertaba mi curiosidad.Entendía la importancia de establecer relaciones sólidas en el mundo de los negocios y sabía que estas reuniones eran una forma de hacerlo. Aunque en ocasiones podían ser te
AnaOh Dios, ¿qué le estaba pasando a este hombre? Quedé desconcertada al verlo con la mirada perdida durante varios segundos, como si estuviera en otro mundo. Mi mente se inundó de preguntas y preocupación, sin entender qué estaba sucediendo.De repente, en un instante que pareció durar una eternidad, sus ojos recuperaron el enfoque y, sin previo aviso, se abalanzó sobre mí. La sorpresa y la intriga se mezclaron en mi interior, sin saber qué esperar de aquel gesto impulsivo.En ese mismo instante, sentí cómo sus labios se posaban con firmeza sobre los míos, despertando una oleada de emociones y sensaciones que me envolvieron por completo. Un fuego interno se avivó en mi pecho, creciendo con cada roce y cada caricia de esos labios carnosos.Pude percibir cómo su lengua jugueteaba, con determinación y pasión, adentrándose en mi boca y explorando cada rincón. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, dejándome sin aliento, mientras nos sumergíamos en una danza intensa y desbordante de
El doctor tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de responder.—Ella está estable en este momento, lo cual es una buena noticia. Sin embargo, sus heridas son menores en comparación con otras posibles lesiones más preocupantes. Mi mayor preocupación radica en los posibles efectos que estas lesiones puedan tener en su cerebro.Mi corazón se hundió al escuchar sus palabras. El cerebro es un órgano delicado y cualquier lesión en esa área puede tener consecuencias graves. Mi mente se llenó de preguntas, pero también de un renovado sentido de responsabilidad hacia ella. Necesitaba estar allí para apoyarla en este difícil momento y hacer todo lo posible para ayudarla en su recuperación.—¿Puedo verla? — pregunté con ansiedad, esperando poder estar a su lado y asegurarme de que estuviera bien.El doctor sacudió la cabeza con calma.— Será mejor dejarla descansar por ahora. Mañana podrás verla y asegurarte de que se recupere.Sin embargo, no tenía la menor intención de abandonar el
Observé el sobre con curiosidad y anticipación. Sabía que no podía dejar de lado mis responsabilidades laborales, pero también anhelaba obtener cualquier información que pudiera ayudar a la recuperación de aquella chica en el hospital, ya que me seguía afectando profundamente.Agradecí a mi asistente por traer el paquete y lo abrí rápidamente, descubriendo su contenido con expectación. Mientras examinaba el contenido del sobre, una mezcla de emociones y pensamientos me invadió, mientras buscaba respuestas y soluciones para la situación en la que me encontraba.—Estaré ocupado, no quiero que me interrumpan... por cierto, cancela todo por hoy —dije mientras cerraba la puerta de mi oficina, enfocándome en la tarea que tenía por delante.Mis dedos picaban por comenzar a leer lo que se encontraba dentro del sobre y mi mente ansiaba saber todo lo que contenía. Me senté en mi silla, y rompí el sobre con cierta urgencia. A medida que mis ojos se desplazaban por las palabras escritas en el pap
AnaCuando sentí esa punzada, fui arrancada bruscamente de mi estado adormecido en el que parecía estar sumida. Luché con todas mis fuerzas para abrir los pesados párpados, pero mi debilidad era abrumadora. El dolor invadió mi cuerpo, desde las puntas de mis dedos hasta mi cabeza, y no lograba entender por qué me sentía tan adolorida.El tiempo transcurrió sin que yo supiera cuánto. Finalmente, con gran esfuerzo, logré abrir lentamente mis ojos, solo para ser recibida por una luz blanca y deslumbrante que invadía todo mi campo de visión. Era tan brillante que me resultaba casi imposible mirar directamente hacia ella.Al dirigir mi mirada hacia el lado derecho, me encontré con un sonido leve pero vibrante. Mis ojos se posaron en un monitor cardíaco parpadeante y una vía intravenosa que se encontraba delicadamente colocada en mi brazo derecho.Mis sospechas se confirmaron: ¡Estaba en un hospital! Los alrededores estaban impregnados con ese olor característico a desinfectante, los sonido