Capitulo 5

El ascensor se abrió una vez más, revelando a un apuesto caballero de origen árabe. Su presencia imponente me dejó sin aliento. Con una estatura majestuosa, superaba fácilmente el metro ochenta, destacando entre la multitud. Su tez morena estaba resplandeciente, bañada por la suave luz que se filtraba en el ascensor. Una barba bien cuidada adornaba su rostro, acentuando aún más su atractivo.

Mis sentidos se agudizaron al percibir su encanto y magnetismo. Sus ojos oscuros, profundos como el océano, irradiaban una mezcla de misterio y bondad. Su porte elegante y su vestimenta impecable reflejaban la sofisticación y la cultura árabe. Era como una figura salida de un cuento de fantasía, un príncipe encantador en carne y hueso.

Sin poder evitarlo, mi cuerpo se enderezó involuntariamente y una sonrisa natural se dibujó en mi rostro al encontrarme con su mirada cautivadora. Instantáneamente, sentí una atracción magnética hacia él, un sentimiento que me llenaba de emoción y curiosidad.

El hombre, acompañado por el grupo que había visto anteriormente, fue el primero en entrar al ascensor y se colocó a mi lado. Los demás miembros del grupo le siguieron de cerca, llenando el pequeño espacio del ascensor.

— ¡Buen día! — saludó con amabilidad, rompiendo el silencio mientras sus ojos oscuros me miraban con calidez.

— ¡Buen día! — respondí, esbozando una sonrisa tímida pero genuina, tratando de ocultar mi creciente nerviosismo.

No había sentido una atracción tan intensa y desconcertante en mucho tiempo. Sentía mariposas en el estómago, como si mi corazón hubiera decidido bailar al compás de su presencia. Era algo nuevo y emocionante, pero también me hacía sentir vulnerable y cohibida. ¿Sería solo una ilusión causada por su encanto magnético o realmente tenía un efecto tan poderoso sobre mí?

— ¡Tonterías! — respondí internamente, tratando de contrarrestar los pensamientos que comenzaban a surgir en mi mente.

Era inevitable sentirse abrumada por la belleza masculina que la rodeaba en aquel país extranjero. Las historias y rumores sobre hombres atractivos flotaban en el aire, y ahora se encontraba cara a cara con un ejemplar que parecía superar todas las expectativas.

Aunque estuviera comprometida, no podía negar que existían hombres sumamente atractivos en el mundo. Sin embargo, la palabra "guapo" se quedaba corta para describir a ese hombre en particular. Era mucho más que eso, un verdadero derroche de atractivo e irresistible encanto.

Conforme el ascensor iba ascendiendo por los pisos del hotel, podía observar como cada piso quedaba atrás hasta llegar al que era su destino. Antes de alejarme por completo, le dediqué una última mirada al enigmático hombre de la barba. 

Una vez fuera del elevador, liberé el aire que había estado conteniendo para mantener la compostura. Sentí una mezcla de alivio y emoción fluyendo por mi cuerpo, mientras me dirigía hacia mi habitación.

Al abrir la puerta, mis ojos se abrieron como platos, sorprendidos por el lujo y la elegancia que se desplegaba ante mí. Era como estar inmersa en un sueño hecho realidad. El ambiente exquisitamente decorado y el confort que emanaba cada rincón me abrumaron en el mejor sentido posible. Era un verdadero oasis de lujo y comodidad que dejaba sin aliento.

¡Vaya, sin duda se han lucido al alojarnos en este hotel! ¿Quién podría resistirse a todo este lujo y comodidad?

Los días por delante prometían estar llenos de ocupaciones. Mañana por la noche tenía programada una cena muy importante en la que tendría el honor de estar en el mismo salón que el CEO de la compañía.

Después de todo lo acontecido hoy, era hora de descansar un poco. Pero antes de hacerlo, recordé que tenía que llamar a Arthur. Tomé mi celular, pero me di cuenta de que no tenía cobertura. No había forma de comunicarme y tampoco disponía de otro celular.

Emir 

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, me apresuré para entrar antes de que se cerraran. En ese momento, un aroma suave pero embriagador llenó mis sentidos, despertando una intensa curiosidad en mi interior. No recordaba haber sentido tanta emoción al descubrir un olor en mucho tiempo.

Mi mirada se posó en una chica con pantalones acampanados, de piel morena y unos labios pintados de un llamativo color morado. Era una combinación extravagante pero intrigante. Observé cómo se enderezó ligeramente, como si quisiera mostrarse ante el mundo de una manera más segura y auténtica. No pude evitar sentir una atracción magnética hacia ella.

El aroma que envolvía el ascensor parecía llevarme a otro lugar, evocando recuerdos y emociones que habían permanecido dormidos por mucho tiempo. Ese instante se convirtió en un momento especial, un destello de la magia y la belleza que podemos encontrar en las situaciones más cotidianas.

La chica que vi irradiaba una personalidad única y cautivadora. Su estilo y elección de vestimenta revelaban una confianza en sí misma que me resultaba inspiradora. Cada uno de sus movimientos transmitía una sinceridad y una autenticidad difícil de encontrar en el mundo de hoy en día.

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