El ascensor se abrió una vez más, revelando a un apuesto caballero de origen árabe. Su presencia imponente me dejó sin aliento. Con una estatura majestuosa, superaba fácilmente el metro ochenta, destacando entre la multitud. Su tez morena estaba resplandeciente, bañada por la suave luz que se filtraba en el ascensor. Una barba bien cuidada adornaba su rostro, acentuando aún más su atractivo.
Mis sentidos se agudizaron al percibir su encanto y magnetismo. Sus ojos oscuros, profundos como el océano, irradiaban una mezcla de misterio y bondad. Su porte elegante y su vestimenta impecable reflejaban la sofisticación y la cultura árabe. Era como una figura salida de un cuento de fantasía, un príncipe encantador en carne y hueso.
Sin poder evitarlo, mi cuerpo se enderezó involuntariamente y una sonrisa natural se dibujó en mi rostro al encontrarme con su mirada cautivadora. Instantáneamente, sentí una atracción magnética hacia él, un sentimiento que me llenaba de emoción y curiosidad.
El hombre, acompañado por el grupo que había visto anteriormente, fue el primero en entrar al ascensor y se colocó a mi lado. Los demás miembros del grupo le siguieron de cerca, llenando el pequeño espacio del ascensor.
— ¡Buen día! — saludó con amabilidad, rompiendo el silencio mientras sus ojos oscuros me miraban con calidez.
— ¡Buen día! — respondí, esbozando una sonrisa tímida pero genuina, tratando de ocultar mi creciente nerviosismo.
No había sentido una atracción tan intensa y desconcertante en mucho tiempo. Sentía mariposas en el estómago, como si mi corazón hubiera decidido bailar al compás de su presencia. Era algo nuevo y emocionante, pero también me hacía sentir vulnerable y cohibida. ¿Sería solo una ilusión causada por su encanto magnético o realmente tenía un efecto tan poderoso sobre mí?
— ¡Tonterías! — respondí internamente, tratando de contrarrestar los pensamientos que comenzaban a surgir en mi mente.
Era inevitable sentirse abrumada por la belleza masculina que la rodeaba en aquel país extranjero. Las historias y rumores sobre hombres atractivos flotaban en el aire, y ahora se encontraba cara a cara con un ejemplar que parecía superar todas las expectativas.
Aunque estuviera comprometida, no podía negar que existían hombres sumamente atractivos en el mundo. Sin embargo, la palabra "guapo" se quedaba corta para describir a ese hombre en particular. Era mucho más que eso, un verdadero derroche de atractivo e irresistible encanto.
Conforme el ascensor iba ascendiendo por los pisos del hotel, podía observar como cada piso quedaba atrás hasta llegar al que era su destino. Antes de alejarme por completo, le dediqué una última mirada al enigmático hombre de la barba.
Una vez fuera del elevador, liberé el aire que había estado conteniendo para mantener la compostura. Sentí una mezcla de alivio y emoción fluyendo por mi cuerpo, mientras me dirigía hacia mi habitación.
Al abrir la puerta, mis ojos se abrieron como platos, sorprendidos por el lujo y la elegancia que se desplegaba ante mí. Era como estar inmersa en un sueño hecho realidad. El ambiente exquisitamente decorado y el confort que emanaba cada rincón me abrumaron en el mejor sentido posible. Era un verdadero oasis de lujo y comodidad que dejaba sin aliento.
¡Vaya, sin duda se han lucido al alojarnos en este hotel! ¿Quién podría resistirse a todo este lujo y comodidad?
Los días por delante prometían estar llenos de ocupaciones. Mañana por la noche tenía programada una cena muy importante en la que tendría el honor de estar en el mismo salón que el CEO de la compañía.
Después de todo lo acontecido hoy, era hora de descansar un poco. Pero antes de hacerlo, recordé que tenía que llamar a Arthur. Tomé mi celular, pero me di cuenta de que no tenía cobertura. No había forma de comunicarme y tampoco disponía de otro celular.
Emir
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, me apresuré para entrar antes de que se cerraran. En ese momento, un aroma suave pero embriagador llenó mis sentidos, despertando una intensa curiosidad en mi interior. No recordaba haber sentido tanta emoción al descubrir un olor en mucho tiempo.
Mi mirada se posó en una chica con pantalones acampanados, de piel morena y unos labios pintados de un llamativo color morado. Era una combinación extravagante pero intrigante. Observé cómo se enderezó ligeramente, como si quisiera mostrarse ante el mundo de una manera más segura y auténtica. No pude evitar sentir una atracción magnética hacia ella.
El aroma que envolvía el ascensor parecía llevarme a otro lugar, evocando recuerdos y emociones que habían permanecido dormidos por mucho tiempo. Ese instante se convirtió en un momento especial, un destello de la magia y la belleza que podemos encontrar en las situaciones más cotidianas.
La chica que vi irradiaba una personalidad única y cautivadora. Su estilo y elección de vestimenta revelaban una confianza en sí misma que me resultaba inspiradora. Cada uno de sus movimientos transmitía una sinceridad y una autenticidad difícil de encontrar en el mundo de hoy en día.
A veces, son esos pequeños gestos y detalles los que permiten que las conexiones entre las personas se construyan y florezcan. La manera en que la chica se enderezó fue un recordatorio de que todos tenemos el poder de mostrarnos al mundo tal como somos, sin miedo a ser juzgados. Si bien mi tiempo en el ascensor fue breve, ese encuentro despertó en mí una chispa de emoción y el deseo de explorar más allá de los límites de lo conocido. Nunca sabremos qué podría haber sucedido si el ascensor hubiera tardado un poco más en llegar a mi destino, pero estoy agradecido por ese instante robado en el que el mundo se volvió un poco más fascinante. No podía engañarme a mí mismo. Aunque no la conocía, sabía que ella despertaba mi curiosidad. Era un nuevo descubrimiento para mí, y deseaba, podía permitirme explorarlo. ... —¡Adelante!— dijo el gerente señalando con un gesto hacia la puerta del ascensor. Salí del ascensor y me detuve a un lado. —Como mencionaste, todas las habitaciones han sido
Ana Esta noche asistiré a una cena bastante importante con todos los finalistas del concurso, así como con muchas personalidades influyentes del gremio, jefes de empresas y otros invitados destacados. En mi cama, tengo extendidos los tres vestidos que estoy considerando usar. No estoy segura de cuál elegir: el primer vestido es de un hermoso color turquesa, ajustado y de estilo elegante. El segundo vestido es de tono rosa palo, con un estilo que evoca la imagen de una diosa griega. Y el tercer vestido es de color blanco, con un diseño más sencillo y fresco. Cada uno de los vestidos tiene su propio encanto y potencial para destacar en la ocasión. El turquesa muestra confianza y sofisticación, el rosa palo evoca gracia y estilo atemporal, y el blanco irradia pureza y elegancia. Tomaré un momento para examinar cada opción y considerar qué mensaje quiero transmitir con mi apariencia esta noche. Quiero estar segura de que el vestido que elija refleje mi personalidad y me haga sentir cóm
EmirRevisé la hora en mi reloj y me di cuenta de que faltaban veinte minutos para que el evento diera comienzo. Me sentí un poco inquieto por llegar tan justo de tiempo.Bajé del coche y me dirigí hacia la entrada. Noté a mi secretaria parada en la puerta, visiblemente nerviosa.—Oh, ¡Señor Emir!— exclamó sobresaltada al verme.Aun así, seguí adentrándome en el edificio mientras ella me seguía muy de cerca. No me detuve a prestar atención a su nerviosismo y continué mi camino pensando en lo que podría encontrarme en el evento.—¿Ahora qué?—, pregunté sin mirarla, ya que tenía en mente centrarme en las situaciones que pudieran surgir durante el evento.—Eh... ha ocurrido un percance—, me dijo con voz titubeante. Me detuve en seco al escuchar sus palabras, sintiendo cierta preocupación por lo que podría haber pasado.—¿Qué tipo de percance?—, pregunté, colocando mis manos en los bolsillos y dando media vuelta para enfrentarla directamente. Quería obtener una respuesta clara y entender
Tomé un trozo de marisco y, con amabilidad, respondí: —En realidad, estoy aquí como finalista.—Mientras saboreaba el marisco, noté que el hombre parecía sorprendido y mencionó: —¿En verdad? Te ves muy joven.Agradecí su cumplido con una sonrisa y luego moví mis hombros, indicando que la edad no siempre define las capacidades.Las palabras del señor Emir, inesperadamente, salieron de su boca mientras parecía estar absorto en la conversación. Mencionó: —Normalmente suelen ser hombres los que asisten a este tipo de eventos y son muy pocas las mujeres que se gradúan en esta rama.El tono en que estas palabras salieron de su boca me puso incómoda, pero decidí responder con firmeza: —Tal vez en algunas partes del mundo esa sea la realidad, pero en México, las mujeres nos esforzamos constantemente por ser siempre mejores. No permitimos que las estadísticas o los estereotipos nos limiten. Estamos aquí para demostrar nuestro talento y capacidad en cualquier campo que elijamos, incluida est
EmirLa señorita extravagante siempre tenía su propio estilo y un carácter que no dejaba indiferente a nadie. Aunque su apariencia de angelito podría engañar a cualquiera, sabía que detrás de esa fachada se escondía una personalidad audaz y única.Decidí alejarme un momento de la mesa para acercarme a los accionistas y “convivir”, aunque en realidad, estos eventos eran principalmente para hablar de trabajo. Al fin y al cabo, es lo único que todos nosotros tenemos en común.Mientras me mezclaba en las conversaciones y charlas relacionadas con el mundo empresarial, aprovechaba para entablar nuevas conexiones y aprender más sobre las últimas tendencias y oportunidades en el mercado. Aunque en ocasiones estos eventos podían ser monótonos, siempre encontraba alguna conversación interesante que despertaba mi curiosidad.Entendía la importancia de establecer relaciones sólidas en el mundo de los negocios y sabía que estas reuniones eran una forma de hacerlo. Aunque en ocasiones podían ser te
AnaOh Dios, ¿qué le estaba pasando a este hombre? Quedé desconcertada al verlo con la mirada perdida durante varios segundos, como si estuviera en otro mundo. Mi mente se inundó de preguntas y preocupación, sin entender qué estaba sucediendo.De repente, en un instante que pareció durar una eternidad, sus ojos recuperaron el enfoque y, sin previo aviso, se abalanzó sobre mí. La sorpresa y la intriga se mezclaron en mi interior, sin saber qué esperar de aquel gesto impulsivo.En ese mismo instante, sentí cómo sus labios se posaban con firmeza sobre los míos, despertando una oleada de emociones y sensaciones que me envolvieron por completo. Un fuego interno se avivó en mi pecho, creciendo con cada roce y cada caricia de esos labios carnosos.Pude percibir cómo su lengua jugueteaba, con determinación y pasión, adentrándose en mi boca y explorando cada rincón. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, dejándome sin aliento, mientras nos sumergíamos en una danza intensa y desbordante de
El doctor tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de responder.—Ella está estable en este momento, lo cual es una buena noticia. Sin embargo, sus heridas son menores en comparación con otras posibles lesiones más preocupantes. Mi mayor preocupación radica en los posibles efectos que estas lesiones puedan tener en su cerebro.Mi corazón se hundió al escuchar sus palabras. El cerebro es un órgano delicado y cualquier lesión en esa área puede tener consecuencias graves. Mi mente se llenó de preguntas, pero también de un renovado sentido de responsabilidad hacia ella. Necesitaba estar allí para apoyarla en este difícil momento y hacer todo lo posible para ayudarla en su recuperación.—¿Puedo verla? — pregunté con ansiedad, esperando poder estar a su lado y asegurarme de que estuviera bien.El doctor sacudió la cabeza con calma.— Será mejor dejarla descansar por ahora. Mañana podrás verla y asegurarte de que se recupere.Sin embargo, no tenía la menor intención de abandonar el
Observé el sobre con curiosidad y anticipación. Sabía que no podía dejar de lado mis responsabilidades laborales, pero también anhelaba obtener cualquier información que pudiera ayudar a la recuperación de aquella chica en el hospital, ya que me seguía afectando profundamente.Agradecí a mi asistente por traer el paquete y lo abrí rápidamente, descubriendo su contenido con expectación. Mientras examinaba el contenido del sobre, una mezcla de emociones y pensamientos me invadió, mientras buscaba respuestas y soluciones para la situación en la que me encontraba.—Estaré ocupado, no quiero que me interrumpan... por cierto, cancela todo por hoy —dije mientras cerraba la puerta de mi oficina, enfocándome en la tarea que tenía por delante.Mis dedos picaban por comenzar a leer lo que se encontraba dentro del sobre y mi mente ansiaba saber todo lo que contenía. Me senté en mi silla, y rompí el sobre con cierta urgencia. A medida que mis ojos se desplazaban por las palabras escritas en el pap