Cuarenta y ocho

Aiden

Estaba perdido. Todo se había ido al carajo.

Miré por la ventanilla del auto: conocía el camino a la comisaría, y no quedaba mucho para llegar.

Me sentía nervioso pero sobre todo, me sentía derrotado. Sabía que esta sería la golpiza más fuerte que tendría que afrontar, y no estaba seguro de si saldría vivo de ello. Si me quitaban a mis hermanos por esto, no iba a vivir más para soportarlo. Me suicidaría.

Odiaba a Emma por ser tan estúpida por meterse en ese asqueroso lugar. ¿Cómo es que no tuvo ni un poco de consciencia? A simple vista, ya sea cerca o lejos, se notaba que ese callejón no era sano. Sé que estaba enojada, que la consumió la rabia de verme hacer lo que hacía, pero qué estúpida fue. Por querer protegerla, ahora tenía graves consecuencias en mi vida.

La od

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