Introducción Urania a sus veintitrés, acaba de entrar a un nuevo empleo como docente en una escuela privada conocida de la ciudad y vive ahora sola en la casa que heredó de su abuela debido al trágico asesinato de su padre a manos de su madre en una fatídica noche de abril un par de años atrás. Sumida en la soledad y evitando una posible depresión, se escuda en sus mejores amigos, una pareja moderna de mente abierta, en su inestable relación amorosa con Diego y trata de sobrellevar su vida. Su mundo gris cambia súbitamente cuando accede a alquilarle una habitación a nada más y nada menos que Roman de diecisiete años, un chico con trastorno obsesivo compulsivo, maníaco y con serios problemas emocionales, que por muchos años se han odiado mutuamente. Accede a vivir con él sabiendo que la odia, que podría traerle serios problemas por ser alumno en su escuela solo por no perder la casa de su familia, pero no tenía idea de que recibir a ese chico que por cinco años no ha hecho más que odiarla e intentar atacarla, cambiaría su vida por completo, dándole color a esos matices grises que creía que jamás podrían teñirse. Todo se complica cuando Urania empieza a tener sentimientos prohibidos hacia él que no son correspondidos. Nota: Esta es una novela de amor y romance, la segunda en la que trabajo con una chica como narradora principal. Tiene escenas +18, se recomienda discreción.
Leer másNoches inigualables.La luz esa noche no llegó. Mis amigos se fueron a las once, pero no por gusto, por ellos se hubiesen quedado, pero Mateo debía trabajar a diferencia de nosotras que no lo haríamos ese jueves ya que la directora me mandó un mensaje de texto bastante tarde diciendo que se cancelaba la clase del día siguiente porque el apagón quemó los transformadores de la escuela, probablemente el viernes tampoco haya, el daño fue grande. Pensé en irme a dormir cuando ellos se fueron, pero luego recordé lo que me dijo la señora Marlene, Roman no tolera la oscuridad, es parte de su enfermedad. Él seguía en el patio donde estaba un poco claro por la luz de la luna, pero pronto tendrá sueño y yo también tengo sueño, ¿de qué forma puedo sutil puedo decirle que durmamos en la misma habitación sin avergonzarlo? No necesa
Extrañas confesiones.Ya era mitad de semana, miércoles y esa tarde la pasé calificando exámenes y al acabar, me puse a ver una novela coreana que hace que Roman frunza el ceño cada vez que pasa y me ve viéndola, pero el a esta hora no está, suele llegar alrededor de las siete que sale de trabajar y por eso la veía a gusto, sin tener que ver su mirada de molestia. Las dos noches anteriores soñé con él, pero fueron sueños extraños. En el primero discutíamos porque usé la cocina cuando él la estaba limpiando y en el segundo, viajábamos en un tren en algún lugar frío y al pasar el rato, el recostó su cabeza en mi hombro y… no lo sé, se sintió tan real, este último fue anoche. Desperté con una extraña sensación y un hormigueo en el cuerpo que no puedo describir. Tengo miedo
Peleas.Me retorcía en mi cama ignorando mi teléfono que no dejaba de sonar, tal vez Diego regresó, no lo sé, también escuché que sonó el timbre de la puerta varias veces, pero francamente no me interesaba atender a nadie, no con este lío en la cabeza. ¿Qué carajos me sucedió hoy? Normalmente no pierdo la compostura de esa manera y no puedo excusarme diciendo que lo hice por haber estado bebiendo porque estaría mintiéndome, no bebí prácticamente nada. Estaba consciente cuando me acosté a su lado y lo estuve todo el tiempo en que estuve mirándolo. No me he detenido a pensar en el momento en que me atreví a tocarlo porque de solo recordarlo me hace sentir horrible, no debí hacer eso, no debí de verdad. Él es algo prohibido para mí, algo impensable, algo que ni siquiera puedo llegar a considerar ni siquiera en su
Extraño.Le dije que nos sentáramos en el patio porque me parece que es el lugar más agradable para beber una cerveza y conversar, aunque dudaba que pudiera tener una conversación amena con él. Me senté sobre el césped, estaba frío. Aquí muy poco entra el sol porque lo tapa los dos grandes árboles y por eso, siempre hay una temperatura fresca y agradable. Abrí una lata y bebí. Unos minutos después vi a Roman acercarse y sentarse en frente de mí. No lo hizo tan cerca, mantuvo una distancia prudente. Lo observé mientras abrió su lata y dio el primer sorbo, no arrugó la cara ni nada. No lo entiendo, ¿por qué cambió su actitud de la noche a la mañana? Lleva casi un mes entero sin hablarme y ahora sin motivo quiere beber una cerveza conmigo. ¡Ha hablado más conmigo en el trayecto a comprarlas que lo que
Convivencia.Pasó el primer mes de convivencia con Roman. Tengo tantas dudas, tantas preguntas sobre él que no podría empezar a decirlas todas. Él es un espécimen no descubierto antes, es un chico que tiene tantos detalles en su personalidad que lo hacen único. Podría comenzar relatando sobre sus extrañas manías. Se levanta a estudiar todos los días a las cinco de la mañana, aunque en realidad primero limpia todo con un desinfectante que el mismo hace, ¡es una locura! El fabrica todo lo que usa, hace jabones naturales, así como desodorantes, shampoo y demás porque dice que los jabones comerciales lo dejan más sucio de lo que estaba originalmente. Luego se sienta en la alfombra de la sala y pone sus libros en la mesita de madera, siempre estudia sentado en la alfombra. Él dice que la alfombra de la sala es muy bonita, creo que ese es el único comentario positivo
Mañanas infernales.Me levanté poco antes de seis para alcanzar a vestirme, arreglarme y hacer el desayuno de Roman. Antes me levantaba antes de siete porque la entrada en la escuela es a las ocho y comía alguna tontería en la escuela, pero ahora debo cocinarle a él. Bajé en pijamas, estaba oscuro aún y tuve que mirar varias veces para ver qué era lo que me resultaba más extraño. Todo estaba diferente, absolutamente todo. Los muebles estaban en otro lugar, acomodados todos exactamente a la misma distancia sobre la alfombra, los adornos de los estantes de mi abuela ahora estaban organizados por grupos, de un lado los portarretratos, del otro lado las figuras de vidrio y sobre la mesita ahora estaban la casita y los caramelos (yo no como dulces, pero mi abuela solía tenerlos en la sala y quise mantener esa costumbre), me asomé a la cocina y también cambió todo. Los t
Primera noche.-Roman. –Lo llamé por tercera vez, pero no me escuchaba. No sé cómo soporta escuchar música tan fuerte, yo alcanzaba a escucharla. Era una sinfonía de Beethoven, podía reconocerla fácilmente. Le hice señas en frente de sus ojos y fue cuando se retiró los audífonos y me miró. Había olvidado su mirada, era diferente lógicamente por lo mucho que ha crecido, pero es cierto lo que Lucila dijo, su mirada es intimidante, no me gusta, me hace sentir extraña. Hay cosas que no cambian. –Ven conmigo, te enseñaré tu habitación.No respondió, pero sí me siguió cuando caminé por el pasillo. Esta casa es grande, tiene dos enormes habitaciones que fácilmente podrían haber sido tres y dos baños, es una casa antigua del estilo republicano, de principios de siglo y estas suelen ser b
Roman.-No puede ser, ¿por qué no me dijiste su nombre antes? –Se quejó Lucila y quise que en este momento pasara un coche y me arrollara. -Pensé que te lo había dicho. -Estoy perdido, ¿por qué conoces al tal Roman? –Le preguntó Mateo a Lucila. ¿Cómo no lo iba a conocer? Roman era el chico turbio que le sacaba dolores de cabeza. Ella también es maestra en la escuela en que entré hace dos semanas, da clases de filosofía y desde mucho antes de entrar, la escuché quejarse de un alumno de su aula que hace lo que le venga en gana, llega tarde, no responde cuando le hablan y si lo hace, puede llegar a ser muy grosero, pero no lo sacan porque tiene notas ejemplares, pero socialmente, es todo lo contrario. Lucila dice que no habla con nadie, se sienta atrás y tiene extrañas manías. Ella dice que mueve las manos de forma compulsi
Mi vida.Me levanté de la cama con ambos ojos cerrados y caminé como zombie hasta que llegué al baño que está en el pasillo, me vi forzada a abrir los ojos para encontrar la manigueta de la puerta y entrar. Me miré en el espejo y fruncí el ceño al ver mi reflejo en él, no entiendo cómo es que cada día estoy más fea, me decepciona mirarme y sé que decepciono a los demás quienes tienen que mirarme por obligación, no es como que puedan esquivar un rostro como el mío tan fácil, mis amigos dicen que me parezco a las hermanas de Marge simpsons y sé que eso no es un cumplido, aunque no estoy gorda (aún) y tampoco ando llena de pelos, creo que lo dicen es por el color de mi cabello, lo tiño de azul este año porque lo he ido cambiando de acuerdo a mi estado de ánimo, pero me di un plazo de treinta días para quit